lunes, 23 de septiembre de 2024

¿Representan las inversiones extranjeras una alternativa para el crecimiento económico?

 

¿Representan las inversiones extranjeras una alternativa para el crecimiento económico?


Cesar Andrea Perez

 


En las teorías de crecimiento existe una máxima en la cual se define que el crecimiento económico necesita de la inversión. Existen diversos mecanismos para acceder a la inversión, ya sea con capitales nacionales, de origen público o privado, pero también está la inversión extrajera. En este artículo se busca responder qué rol juegan las inversiones extranjeras, en especial, la inversión extranjera directa (IED) y los flujos de ésta como mecanismo de financiamiento del crecimiento económico para los países en vías de desarrollo.

 

El crecimiento económico es la capacidad de producir bienes y servicios de forma sostenida en una economía. Una mayor tasa de actividad económica le permite a una economía expandir su frontera productiva. Diferencias en estas tasas de a largo plazo, dan lugar a grandes diferencias en los niveles de ingreso y bienestar. Por ende, se podría considerar a la tasa de crecimiento económico como la forma de aumentar el ingreso y el bienestar de los países (Xala-i-Martin, 1994), en particular, en aquellos en vías de desarrollo donde existe un amplio margen para la reducción en los niveles de pobreza.

 

La IED se define generalmente como la inversión de una empresa de un país (país de origen) en otro país (país receptor), en donde el inversionista extranjero posee al menos el 10% de la empresa en la que se realiza la inversión. Esta inversión implica la existencia de una relación estratégica de largo plazo entre la empresa inversora y la filial, así como un grado significativo de influencia de la gestión de la empresa. La inversión directa comprende tanto la transacción inicial entre las dos entidades, como las operaciones posteriores de capital entre ellas y entre empresas filiales, construidas o no en sociedad, Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económica (OCDE, 2011).

En el contexto del crecimiento económico, las inversiones extranjeras, en particular, la IED, representa una opción de financiamiento externo a largo plazo para el crecimiento económico. De acuerdo a la Comisión Económica Para América Latina (CEPAL, 2014), en las últimas décadas, se ha instalado en diferentes ámbitos de toma de decisiones la convicción de que este tipo de inversión constituye un motor de desarrollo para las economías receptoras, pues representa un aporte significativo para la modernización, el incremento de la producción, y, en consecuencia, la creación de puestos de trabajo. Considerando esta visión, atraer ied ha sido un instrumento clave de la estrategia de desarrollo de muchos gobiernos.

 

Para tener una idea, según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) en el año 2023, los flujos de entrada de IED en el mundo alcanzaron 1.622 billones de USD. Las economías desarrolladas recibieron el 45,1% de estos flujos, por su parte, las economías en vías de desarrollo la cifra de entrada se ubicó en 54,9%. De este último porcentaje la región de Asia ocupa el mayor peso con 41,1% y América Latina y el Caribe 8,6% (193.000 millones de USD) del total de entradas en los países en vías de desarrollo, representando el 4,0% del producto interno bruto.

 

Para el año 2023 las economías mayores receptoras de IED en el mundo son los Estados Unidos (311.000 millones de USD), China (163.000 millones de USD), Singapur, (160.000 millones de USD), Hong Kong, China (113.000 millones de USD), Brasil (91.505 millones de USD), Canadá (50.000 millones de USD), entre otras economías. En la región de América Latina y el Caribe son importantes receptoras de flujos de ied las economías de Brasil (91.502 millones de USD), México (38.932 millones de USD), Chile (20.865 millones de USD), Argentina (8.506 millones de USD), Colombia (16.869 millones de USD) y otras economías como Perú, Uruguay, República Dominicana, Costa Rica y Panamá.

 

Estos ingresos de IED, dan cuenta del papel que representan las inversiones extranjeras en las economías desarrolladas y en vías de desarrollo. Una hipótesis sobre la razón por la cual los gobiernos ven con buenos ojos la llegada de empresas y capitales extranjeros, es la posibilidad de que las empresas locales tengan acceso a nuevas tecnologías; aumentos en el acervo de capital[1]; mayores entradas de divisas; transferencias de técnicas de producción, mercadeo y administración; además de ser un canal importante para promover los encadenamientos productivos, cadenas globales y regionales de valor y la transferencia de conocimientos y tecnología, y apoyar así el crecimiento económico (Gaviria y Gutierrez, 1993; CEPAL, 2023).

 

Los flujos de IED tienen la particularidad de ser inversiones a mediano y largo plazo en los procesos productivos. En este proceso operan tres tipos de inversiones transfronterizas. Las primeras son las Nuevas inversiones o “Greenfield”, donde el inversionista extranjero crea una nueva planta en el país receptor de la inversión. Este tipo de inversión es importante para el país receptor porque son inversiones nuevas en maquinaria, equipos y tecnologías, los cuales en conjunto contribuyen a incrementar la acumulación de capital o acervo de capital. Las segundas se refieren a los llamados Préstamos entre compañías, donde las empresas multinacionales se realizan préstamos a los fines de cubrir necesidades existentes. Por último, la Reinversión de utilidades, se vincula a la reinversión de las ganancias en la empresa.

 

El agente principal en los flujos de inversión extranjera son las empresas multinacionales. La Característica de este tipo de empresas es que operan en más de un país, disponen de acceso a financiamiento internacional, invierten en investigación y desarrollo, entre otros. En opinión de John Dunning, la estrategia de internacionalización de las empresas multinacionales debe considerar la propiedad, ubicación e internalización. En cuanto a la primera ventaja, la empresa debe poseer algún elemento que le permita obtener beneficios en un mercado extranjero; en la segunda ventaja de ubicación, la empresa debe tener un atributo de ubicación para producir en el mercado externo, en lugar de producir en su mercado interno; la tercera ventaja de internalización se vincula a tener mayor control de los procesos productivos, en comparación con trabajar con una empresa local a través de una licencia o de una alianza estratégica. En el marco de las inversiones extranjeras, el desempeño de las empresas multinacionales es clave para tomar decisiones en cuanto a inversión.

 

Las empresas multinacionales dirigen sus inversiones en la búsqueda de recursos naturales para acceder a un "commodities" que no está disponible en el mercado local de la empresa. La disposición de yacimientos de hidrocarburos (petróleo, gas, carbón), minerales (bauxita, oro, litio, cobre, aluminio) brinda posibilidades importantes para la atracción de inversiones. En América Latina y el Caribe, en el año 2022, el 24% de los anuncios de proyectos de IED correspondió a Carbón, petróleo y gas; 7% para Metales; 6% para Otros sectores intensivos en recursos naturales. Estos anuncios en cuanto a intenciones de inversión, dan cuenta de la importancia que tiene la región para la atracción de inversiones en recursos naturales.

 

La Búsqueda de mercado es otro determinante para la IED, vinculado al acceso a nuevos clientes y mercados de exportación. Para la atracción de IED en la búsqueda de mercado es fundamental el ritmo de crecimiento económico, el nivel de ingreso, el tamaño de la población, los patrones de consumo, los niveles de apertura comercial y otros. Existen otros determinantes relacionados a la búsqueda de eficiencia y búsqueda de activos estratégicos.

 

Ahora bien, ¿cuál es el mecanismo por medio del cual los flujos de IED afectan el crecimiento económico?

 

Uno de los mayores inconvenientes que enfrentan los autores es determinar los canales por medio de los cuales la IED puede generar mayores tasas de crecimiento. En ese sentido, la literatura ha establecido una serie de métodos que permiten estimar los efectos que tienen las inversiones extranjeras en el crecimiento de las economías. En tal sentido, Baracaldo et al., (2001) establece los siguientes canales en los cuales se vincula la IED y el crecimiento económico. Estos vínculos son los siguientes:

 

CANALES DE DEMANDA

 

Inversión

Hay dos mecanismos mediante los cuales la IED puede tener efectos sobre la inversión. El primero se denomina “crowding aot efect” y se refiere a que la IED compite con la inversión nacional por la participación en los mercados financieros, provocando efectos negativos. Pero, también se pueden producir efectos positivos en la medida que la IED aumente el tamaño de las firmas del país anfitrión por la realización de actividades complementarias, generando incrementos en la productividad por la difusión del conocimiento y la tecnología entre las diferentes firmas.

 

El segundo mecanismo se refiere al stock de capital, crowding in effect,” en virtud de la presencia de empresas locales y multinacionales, traduciéndose en un aumento del acervo de capital en la economía anfitriona y en consecuencia el incremento de las posibilidades de crecimiento económico.

 

La inversión se traduce en la creación de nuevas industrias, desarrollo de encadenamientos productivos, importación de maquinarias, equipos, materias primas, tecnologías, técnicas de producción, mercadeo, repercutiendo de forma positiva a elevar las capacidades productivas en el país receptor de la inversión.

 

Comercio

Otro canal por el cual los flujos de IED pueden generar crecimiento es el comercio. Éste permite que se lleven a cabo procesos de difusión tecnológica a través de la transmisión de ideas y de nueva tecnología. De esta forma, la importación de bienes de alta tecnología es un mecanismo que hace posible el acceso de las economías en vías de desarrollo al conocimiento más avanzado, gracias a la existencia de empresas multinacionales en los países anfitriones (Rodrik y Rodríguez, citado por Baracaldo et al., 2001).

 

CANALES DE OFERTA

Economías de escala

Los flujos de IED pueden provocar cambios en la productividad de los factores y reflejar rendimientos crecientes al interior de la función de producción, por la utilización de bienes intermedios con menores costos y de mejor capacidad; fenómeno que termina por inducir tasas de crecimiento económico más aceleradas.

 

CANALES NO TRADICIONALES

Tratados preferencias de comercio (tpc)

Los tpc pueden tener efectos ambiguos sobre la IED y sobre el crecimiento. Pueden crear, desviar o eliminar flujos de IED en determinadas localizaciones por las condiciones que se introducen en su negociación. Sin embargo, los tcp tienen la facilidad de solucionar problemas de inconsistencia temporal, pues incrementan la estabilidad política y económica y promueven un mejor marco jurídico que permite la llegada de una mayor cantidad de flujos de IED.

 

Inherente a los canales no tradicionales son los referidos Tratados bilaterales de inversión (tbi), los cuales son suscritos por gobiernos con el fin de promover las inversiones extranjeras y fijar posiciones en esta materia en cuanto a los derechos del inversor, movilidad de capitales, sectores susceptibles de inversión, procesos de expropiación, así como restricciones y prohibiciones, mecanismos para dirimir diferencias en materia de inversión.

 

En fin, la IED es una opción que deben considerar las economías en vías de desarrollo, que aún no han superado la trampa del ingreso medio, a los fines de complementar sus procesos de crecimiento económico y de inserción en la economía internacional.  Este tipo de inversión ha sido un canal importante para la atracción de capitales, traduciéndose en la elevación de la frontera productiva, la promoción de las exportaciones y la diversificación productiva. Este tipo de inversiones son a plazo, el cual brinda estabilidad para los países de acogida de la inversión. Son referentes importantes para el estudio de impacto de la IED en el crecimiento económico las economías de Asia, como China, Singapur, Vietnan, Corea del Sur. En América Latina, las economías de México, Costa Rica y Chile son casos que deben estudiarse.

 

Por César Andrea Pérez

Economista

Magíster en economía internacional

Candidato a doctor

Universidad Central de Venezuela


 



Referencias

 

Andrea, C. (2019). La inversión extranjera directa en Chile y Colombia durante el período 2000 – 2014: análisis de su incidencia en el crecimiento económico

 

Comisión Económica para América Latina (CEPAL, 2022). La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe. Santiago de Chile, Chile.

 

United Nations Conference on Trade and Development (UNTAD, 2024). World investment report. Investment facilitation and digital government, Ginebra, Suiza.

 

Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNTAD). (2023). Informe Sobre las Inversiones en el Mundo. Ginebra, Suiza.

 

Gaviria, A., & Gutiérrez, J. (1993). Inversión Extranjera Directa y Crecimiento

Económico. Bogotá, Colombia.

 

 

 

 



[1] Acervo de capital se refiere a la acumulación de maquinaria, equipos, edificios, tecnología, investigación y desarrollo o software.

sábado, 21 de septiembre de 2024

Brasil: Los dilemas de su política exterior

 

Brasil: Los dilemas de su política exterior

La nueva política exterior de Lula, se inicia en un contexto o entorno histórico e internacional, diferente al del año 2002, cuando resultó victorioso con una holgada mayoría y que repitió 4 años después .-

 

 

·         JESÚS E. MAZZEI ALFONZO

19/09/2024 05:00 am



Brasil es uno de los países del mundo que tiene una mayor y excelente articulación con el exterior, con una estructura burocrática sólida y seria, en materia de política exterior, además un conglomerado humano profesional e institucional y excelentes negociadores en el área bilateral y multilateral, lo que hace en su accionar internacional excepcional de su política exterior por ello, son tan admirados por tantos países.

 
Por otra parte, hay una serie de principios en ese sentido, que lo han guiado desde hace por lo menos 38 años, en forma continua sobre todo, después de la redemocratización en 1985, en el gobierno de José Sarney, en adelante, solo con el paréntesis del gobierno de Jair Bolsonaro, en el mantenimiento de esos principios, para generar una sólida inserción internacional de una forma más coherente, estos valores, se han ido adaptando o aggiornando a lo largo del tiempo y sobre todo, desde la década de los 90, aun cuando estos manteniéndose inalterables, se ajustaron a un orden internacional en constante transformación, hoy más complejo y lleno de incertidumbres.

Con el tiempo, estos cobraron una gran relevancia dado el proceso de redemocratización que vivió Brasil. Tanto en los años de los Gobiernos de Sarney, Collor de Mello, Itamar Franco, y Cardoso, como posteriormente en los gobiernos del PT, se les han dado un cariz más acorde a los nuevos y complejos temas de la arena internacional. Michel Temer mantuvo una política exterior de transición. Lula y la presidente Dilma Rousseff con la visión más social de la democracia que por ejemplo que Bolsonaro. Visión que giro o dio vuelta, en el gobierno de Bolsonaro, hacia un aislacionismo y que ahora en el tercer y nuevo gobierno de Lula, en su tercera administración, se retoma, los principios históricos de la política exterior brasileña, sobre todo después de la redemocratización en 1985.

Ahora bien, la nueva política exterior de Lula, se inicia en un contexto o entorno histórico e internacional, diferente al del año 2002, cuando resultó victorioso con una holgada mayoría y que repitió 4 años después. En el año 2022, el panorama es diferente, obtuvo una victoria cerrada con un margen del 1.2%, que le ha dado al presidente Lula, la oportunidad muy a pesar de tan estrecho margen del resultado, le ha dado, pues, la ocasión, sin embargo, de dar un giro de 360 grados, a la política exterior haciéndola más activa y altiva, en estos más de dos años, con las mismas premisas de sus primeros dos gobiernos.

Ahora bien, los principios rectores que han regido y guiado, históricamente la política exterior del Brasil y que son sus ejes en la formulación e implementación son los siguientes:

Pacifismo: Se fundamenta en la no-confrontación, en la búsqueda de soluciones pacíficas negociadas de las controversias, la condena del uso de la fuerza para la obtención de resultados externos.

El universalismo: entendido este como el todo el acervo de contactos bilaterales que constituyen el patrimonio del Brasil. También la diversidad de contactos bilaterales sirve para la realización de los intereses nacionales. Y finalmente esta vocación universal, encuentra sus raíces en el hecho que los brasileños consiguieron establecer relaciones pacíficas e instrumentalizadas con países situados en todas partes del mundo. Brasil ha desarrollado una vocación universalista de acción internacional.

Juridicismo: respeto a los tratados y convenciones, entendidas como manifestaciones sacrosantas del Derecho Internacional y que son asumidas por la voluntad nacional. Los tratados, convenios son vistos como instrumentos jurídicos que buscan acuerdos con factibilidad de cumplirse y que sean favorables a ambas partes.

Realismo y pragmatismo: acciones vinculadas a los intereses nacionales. Se abandona la idea de construcción y el uso del papel de potencia del país, para ganancias internacionales, se despolitiza y desideologiza la acción internacional.

Autodeterminación y no intervención: son alimentados por el carácter pacifista de la política exterior y sobre todo por el realismo que ilumina a su ejecutoria internacional.

Pero hoy esa política exterior se pone a prueba y busca calibrar el verdadero liderazgo regional del Brasil, por el caso Venezuela, en efecto, varios de estos principios están en juego por lo menos dos de ellos, el realismo y el pragmatismo, que enfoque se le dará sobre principios históricos defendidos por la diplomacia brasileña (la democracia, los derechos humanos, transparencia electoral alternabilidad entre otros) y otro elemento sí la evolución de la relación política del principal decisor de política exterior, en este caso el Presidente y su ejecutante el Canciller, se va a mantener inalterable, como esta percepción que ha tenido sobre la democracia venezolana de va a mantener (un gobierno autocrático más no totalitario aún, sino la profundización del mismo, siguiendo la literatura de ciencia política, que por estos días ha explicado excelentemente y muy exhaustivamente mi apreciado colega John Magdaleno). Privarán, entonces, los intereses o la lealtad ideológica del PT, o los principios de carácter histórico en las propuestas brasileñas en materia internacional que son parte de su acervo. Este es el gran dilema y se presenta como el talón de Aquiles del accionar internacional de Lula en los tiempos que corren.

En ese mismo orden de ideas, el escenario político venezolano está afectando tanto la política exterior, como la marcha de la campaña electoral y según muchos analistas brasileños, está acentuando el clima de polarización interna en el Brasil, que eventualmente, puede favorecer a los candidatos del partido liberal y a los de centro derecha, en detrimento del PT, como afirman estos dos académicos brasileños Para Carol Pedroso, profesora de Relações Internacionais da Universidad Federal de São Paulo (Unifesp),…” a mudança na postura de Lula em relação a Maduro pode ser explicada, em parte, pela polarização política interna no Brasil.Segundo ela, à medida que a direita se organizou no Brasil e passou a focar na proximidade de Lula com líderes como Hugo Chávez ou Nicolás Maduro, o custo para manter as relações como eram ficou mais caro.“A polarização política no Brasil é um dos elementos que complicam qualquer posicionamento em relação à Venezuela”, explica Pedroso."Nos dois primeiros mandatos de Lula, as alianças internacionais dele não eram alvo de críticas tão pesadas. Agora, o tema é instrumentalizado pela direita brasileira.".

A pesquisadora Stephanie Braun, doutoranda em Relações Internacionais pela Universidade do Estado do Rio de Janeiro (Uerj), concorda que "o aumento na polarização política no âmbito doméstico brasileiro, aliada a um incremento na voz da opinião pública sobre temáticas internacionais, acaba pressionando o governo e faz com que as atitudes sejam muito bem pensadas e elaboradas antes de serem colocadas em prática".

"A polarização torna maiores os custos de manter alianças em alguns tabuleiros regionais", diz Braun….”. En general, los intelectuales y académicos brasileños en ciencia política y relaciones internacionales, se muestran muy críticos del rumbo de la política exterior brasileña, en particular con Venezuela, pueden señalizarse, organizaciones tan prestigiosas como el CEBRI, intelectuales y académicos de la talla de Feliciano Sá Guimarães y Hussein Kalout, Denilde Holzhacker para sólo citar tres. Esta última, académica en relaciones internacionales de ESPM, afirmó, en una entrevista: ”… a postura do governo é cautelosa, mas aponta que Lula falha em não cobrar de forma mais enfática a manutenção da democracia no país vizinho. "O governo brasileiro tem usado aí uma estratégia de manter uma certa cautela nas ações com relação a ao Venezuela, para não ampliar ainda mais o conflito. Mas a gente já poderia ter, por exemplo, sinalizado um apoio maior para a oposição nos órgãos internacionais é ter feito uma nota mais contundente com relação a questão da embaixada…". A esto debemos agregar la posisición de diplomáticos de indudable prestigio como Paulo Roberto de Almeida quié, afirmo “…O Lula tem a sua diplomacia personalista, diminuída sistematicamente desde que ele começou. Convocou uma reunião em maio de 2023, para refazer a Unasul, que foi um fracasso. O Celso Amorim e Lula têm uma postura dúbia em relação à Venezuela, que se mantém até hoje”, criticou o Diplomata...”

Un resultado de esto, es la pronta convocatoria a la Comisión de Relaciones exteriores tanto del Canciller Viera como del asesor de Planato Celso Amorín ”… A Comissão Relações Exteriores do Senado aprovou o convite para que o ministro das Relações Exteriores, Mauro Vieira, e Celso Amorim sejam ouvidos sobre a posição do Brasil em relação ao regime de Maduro.A comissão tem maioria governista, mas também é composta por alguns dos principais opositores do governo Lula, como a ex-ministra da Agricultura Tereza Cristina (PP-MS) e o ex-vice-presidente Hamilton Mourão (Republicanos-RS)…”, acérrimos opositores del gobierno de Lula, que buscarán sacarle rédito político, a esa interpelación parlamentaria, que por cierto será pública y abierta, al conocimiento de la sociedad civil y luego publicada en la página web del Itamaraty.

La crisis venezolana llevó al presidente Lula, a reunir de emergencia la semana pasada a su gabinete de política exterior, entre los que cabe mencionar al ministro consejero Audo Araújo Faleiro, jefe adjunto de la oficina de asesoría Internacional del Planato, quién conoce el país, diplomático ya estuvo acreditado en Caracas, a la Secretaria- General del Ministerio das Relaciones Exteriores, la Embajadora Maria Laura da Rocha, no estuvieron presencialmente ni Mauro Viera y Celso Amorim, por compromisos contraídos en el exterior, conversaron sobre el caso venezolano y la próxima Asamblea de las Naciones Unidas, entre otros temas. Como se observa el tema venezolano es espinoso para diplomacia brasileña y la enfrenta a un dilema, que deberá dilucidar al breve plazo, sobre todo luego de más en la última semana al publicar este artículo, se ha hecho notar un prudente o discreto silencio, veremos sí hay resultados en el accionar diplomático a corto o mediano plazo.

jesusmazzei@gmail.com

 

domingo, 15 de septiembre de 2024

EL CAMBIO ECONÓMICO EN VENEZUELA

 

EL CAMBIO ECONÓMICO EN VENEZUELA

EDUARDO ORTÍZ RAMÍREZ

 


Esta nota parte de la hipótesis de que en  cerca de los últimos 50 años, en lustros más-en lustros menos, se habría ido deteriorando la posibilidad del cambio económico hacia el desarrollo en la economía venezolana y, en donde, también, la nación en vez de debilitar el rentismo, lo fue fortaleciendo, abandonando también la ruta hacia el desarrollo que se habría trazado en cerca de los 20 años previos. Varias sociedades a las que les íbamos adelante, en economía y sistema político, hoy nos ocupan delantera.

Igual que sucedió en el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez (1989/1993), en los más de 25 años del período de la administración bolivariana (desde 1999), ha estado presente la idea del cambio económico. Así, estuvo presente en el Plan 2001/2007, Plan de la Patria y el más reciente propuesto por el Presidente Maduro, que abarcaría desde 2025, entre otros. Apartando lo concerniente a este último, en todos ellos, sin embargo, más han sido, aunque no únicamente, las medidas efectistas o, también, las de efectos negativos reales, que los resultados positivos en cuanto a crecimiento estable, cambio económico –ni que decir institucional- registrados para el ciudadano –o la Sociedad Civil- o que pudiesen ubicarse como cambios estructurales positivos de largo plazo.

En la literatura y cultura económicas está suficientemente claro lo que se entiende como cambio estructural en la economía. La modificación de la posición y presión de distintos sectores económicos, la distribución del empleo junto a los cambios en sus grados de especialización o tecnificación, los aumentos en la productividad y el mejor desempeño de la nación y sus agentes en términos de competitividad (incluida la perspectiva de inserción en Clusters) y niveles de bienestar alcanzado, son, entre otros, parte de los elementos que tradicionalmente se evalúan para tales asuntos.

Es claro que esto es un proceso dinámico donde el factor tiempo no es irrelevante. Pero, también, es claro que su relevancia no debe llevar a desplazar la materialización de expectativas positivas sólo para el largo plazo. No se requiere mucha agudeza, para verificar que tales cambios no se han dado en el período transcurrido de los dos gobiernos de la Administración Bolivariana. En atención a estos menesteres, pueden ubicarse por lo menos tres perspectivas que han estado presentes sobre el cambio económico en esta última.

La primera, es la manera tácita que han tenido los dos presidentes y el “gobierno revolucionario” de concebir el cambio estructural. El calificativo de tácita deriva de que, aun con sus deseos, esta manera de concebir el cambio económico, cada día les ha hecho más difícil de materializarlo. La misma concierne a las ideas socializantes que, cuando han podido o considerado pertinente, han asomado, aunque la Constitución de 1999, grosso modo, diga otra cosa. No habiéndose materializado un proceso socialista-comunista, los “revolucionarios” han optado por una especie de justicialismo puntual, atendiendo a aquellos instrumentos que consideran permitirían materializar la revolución con el transcurrir del tiempo, como es el caso de la Ley de tierras, las misiones, los 15 motores como base de la Venezuela Potencia, entre otros  elementos. O, con aquel tipo de discurso repetitivo, como son buena parte de las llamadas medidas sociales y productivas abarcadas por distintos instrumentos, o que resurgen, aunque previamente no hayan demostrado la eficiencia que buscan; entre otras cosas, compensar efectos de otras variables como la flotación del bolívar, la dolarización informal, la escasez de efectivo, la crisis bancaria, el deterioro del salario real que crecientemente ha sido bonificado (para el periodo de su segunda década de ejecutorias), entre otras tantas presentadas en un período de 25 años (una generación)[1].

La segunda, atañe a la idea permanente de que el cambio económico puede mantenerse, apuntalarse, ampliarse, profundizarse o realizarse, según el caso, con el cambio de ministros. Es larga la experiencia venezolana en estos menesteres. En una cultura que ha sido –y hoy día más que nunca lo es- altamente presidencialista, debe tenerse a mano la pregunta de ¿para qué sirve un ministro? Normativamente, puede uno pensar que los ministros requieren autonomía y posibilidad de que sus opiniones sean tomadas en cuenta. El ciudadano podría así evaluar si un ministro lo está haciendo bien o de manera diferente a sus predecesores. Si no es este el caso, pasan a ser entonces los ministros, funcionarios que acoplan su punto de vista a lo que quiere el Presidente o a lo que se denomina en ciertos ambientes la línea política. Es el caso así que, en los últimos gobiernos en alrededor de 50 años (de variada inclinación política), ha habido ministros con preparación, pero totalmente fútiles en términos de sus determinaciones, porque el Presidente de turno es el que ha determinado todo el rumbo, o han pasado a formar parte, junto con él, de una especie de camarilla que no tiene que ver con el sentido más responsable del trabajo en equipo, del respeto de distintas opiniones y, en último lugar, de la democracia (por lo demás, también pasa en países cercanos). Curiosamente, fue, en el  particular segundo gobierno de Rafael Caldera (1994/1999), donde a algunos ministros se les dio –con mucha conveniencia para el Presidente- más autonomía[2].

La tercera, atañe a la perspectiva de una especie de relativo consenso, que se ha venido estructurando con planteamientos originados y discutidos en distintos ambientes y que no tiene que ver con los extremistas del neoliberalismo, ni con la perspectiva tecnocrático-conservadora que se mantiene en algunos ambientes públicos o privados. Se trata, realmente, de que debe diversificarse la economía, con sus respectivas consecuencias en las exportaciones y con el aumento de las interrelaciones técnico-económicas y comerciales entre sus áreas petrolera y no petrolera. Se trata, también, de que ello debe apuntalarse en el desarrollo de la competitividad y la productividad, respetándose los derechos de propiedad privada, impulsándose el cambio institucional y la meritocracia –que no siempre está presente en los grados, o en todos los lugares, donde se dice que lo está- e impulsando un cambio institucional verdadero en la perspectiva de los neo-institucionalistas[3] que aparte aquella poco productiva y disciplinada imagen, que se ha desprendido de los ministerios y que en el actual “gobierno revolucionario” se ha mantenido y profundizado en su resultados negativos. Claro que, en lo que atañe al área petrolera hoy día hay un escenario, con variaciones profundas, diferente al de los primeros años de la Administración Bolivariana o al que tuvieron otras administraciones.

Para este tercer perfil del cambio económico, pueden anotarse dos ideas que se han venido difundiendo y aceptando en distintos ambientes, aun con lo que es su preliminar carácter obvio. La primera idea es que, la materialización de este tercer perfil requiere atender, considerar y beneficiar a los sectores menos favorecidos en la distribución del ingreso. Esto es, no debe seguirse teniendo indiferencia ante los perniciosos efectos de la concentración y regresión de esta última, que no es, por lo demás, un tema descubierto por los “revolucionarios” o sus líderes. La segunda idea, atañe a la vieja problemática de profesionalizar la gerencia pública, que se ha venido extendiendo hacia el propio perfil que deben tener los políticos y funcionarios, así como hacia los que, de nuestra parte, hemos llamado líderes del desarrollo[4]. Dure lo que dure la actual administración, los próximos políticos y funcionarios se encontrarán –y deberán encontrarse- con un ambiente mucho más exigente.

En cualquier caso, de cambio económico, muchas cosas siguen sólo en proyecto.

 

15 de septiembre de 2024

@eortizramirez

eortizramirez@gmail.com

Riesgo político, incertidumbre y guerra

 

Riesgo político, incertidumbre y guerra

Siendo toda la actividad política esencialmente dinámica, tampoco el poder consolidado carecerá de adversarios. La neutralización de los mismos será, muchas veces, la mejor garantía para su conservación y supervivencia

 


JESÚS E. MAZZEI ALFONZO

12/09/2024 05:00 am



El riesgo político, y lo que conlleva en la incertidumbre en la política y en la guerra, es un tema que ha interesado a los estudiosos de la ciencia política contemporánea en los últimos años, que yo recuerde fue al Dr. Ramón Escobar Salom, uno de nuestros políticos mejor preparados y formados, hombre de estado y analista formidable, al que le leí y escribir, por primera vez sobre este tema, en su columna del Diario El Nacional "La Ventana de Papel", hace unos 43 años aproximadamente y me abrió una veta de interés intelectual.

Pero qué podríamos decir inicialmente qué es el riesgo político, cuáles son sus características, es realmente útil para el análisis de los sistemas políticos, de las políticas públicas, los problemas de gobernabilidad, y entre otros issues en su estabilidad, perdurabilidad y grado de gobernabilidad. El riesgo involucra la incertidumbre e información imperfecta, muchas veces parcial e incompleta, asimétrica, ahora bien profundizando en su definición y características tiene varios componentes fundamentalmente, resulta entonces, que una gran cantidad de datos no siempre produce buena inteligencia o conocimiento de análisis de riesgo político, hay riesgo en cuanto un determinado evento no sabemos o no podemos determinar alguna, o varias, de las siguientes variables: si puede ocurrir en absoluto (incertidumbre de factibilidad), cuándo ocurrirá (incertidumbre de tiempo), dónde ocurrirá (incertidumbre de lugar), cómo ocurrirá (incertidumbre de modo), cuántas veces en una determinada unidad de tiempo ocurrirá (incertidumbre de frecuencia), cuánto daño producirá (incertidumbre de severidad). Estos factores están inmersos en el riesgo político de Venezuela, en la eventualidad de un cambio político o no, en el porvenir, hoy más vigente que nunca. Involucra entonces, expectativas y percepciones, de un país en la ruta de sus políticas públicas: que credibilidad, asertividad, sentido común y eficiencia tienen ellas y ellas juegan en el riesgo político.

Ahora bien, el riesgo es percibido como un obstáculo que se interpone entre la actividad y el objetivo perseguido por esa actividad, porque es muy difícil tener una actividad predictiva eficiente, sobre todo en la ejecución de políticas públicas, para reducir o evitar la incertidumbre sobre las decisiones que se implementan, sobre todo cuando no se tiene equipos de gobierno que generen confianza y credibilidad, en el manejo de las políticas públicas (es el caso de Venezuela del siglo XXI), por ejemplo, cómo es posible revertir una imagen de un gobierno que desde el año 2005, atacó el capital y tejido productivo, existente de 12.700 grandes empresas que había en Venezuela en 1998, hoy quedan poco más de 2.300, trabajando a un 22 % de su capacidad instalada( un alto riesgo político por decisiones tomadas en esos años).

Por otra parte, en el caso de la política, la actividad se relaciona con el poder, con el ejercicio del poder político, sus características, relaciones entre otros factores. Con la guerra actual, absurda e injustificable de Rusia, contra un país soberano como Ucrania, que ha demostrado coraje y dignidad, hay tres elementos a tomar en cuenta. La relación ofensiva y defensiva, el centro de gravedad y el punto culminante de la victoria, factores que analizaré en futuros artículos y que cobran gran actualidad a raíz de la actual y sorpresiva ofensiva ucraniana, que es imposible cómo va afectar el desarrollo de la guerra. La geopolítica y geoestrategia mundial están cambiando, ahora no hay orden mundial, este está siendo contestado.

Otro factor que influye, por lo tanto, desde el momento en que la actividad política se realiza siempre en el contexto de una pluralidad y diversidad de actores antagónicos que son adversarios y no enemigos a muerte, la mera existencia de esta multiplicidad ya constituye un riesgo en sí y de por sí, este es el escenario de la Venezuela, presente desde que llegó el chavismo madurismo, confrontación, falta de observar a la otra acera como adversario y no enemigo a liquidar, reprimir, socavamiento de los derechos humanos y libertades públicas. En la enorme mayoría de los casos prácticos, la decisión política puede generar toda una gama de consecuencias no predecibles; algunas de ellas inadecuadas por falta de negociación política y otras muy difíciles o hasta imposibles de prever.

Por otra parte, así como el poder es disputado en su adquisición, también lo es en su ejercicio y esto se observa claramente en el actual conflicto europeo. Eso es algo que también sabe todo político: una vez conquistado el poder, no es cuestión de sentarse sobre los laureles que otorga. Nunca hay, en realidad, verdaderos "vacíos" de poder en política. En el mismo instante en el que una posición de poder declina, sus adversarios concurrirán inmediatamente a ocuparla. Y, si no declina, estarán permanentemente en la tarea de debilitarla para que decline y pueda ser conquistada. A la etapa de la conquista del poder sigue, pues, necesariamente la etapa siguiente orientada a la defensa, conservación y consolidación de la conquista del poder político.

Asimismo, siendo toda la actividad política esencialmente dinámica, tampoco el poder consolidado carecerá de adversarios. La neutralización de los mismos será, muchas veces, la mejor garantía para su conservación y supervivencia. De este modo, la expansión del poder surge frecuentemente como una de las vías que conducen a su consolidación y/o viceversa y este es otro factor de riesgo político, dado la información imperfecta que se pueda tener y el grado de incertidumbre.

Con lo expuesto no se pretende, en absoluto, haber agotado el tema del riesgo político. El objetivo de este breve artículo ha sido doble: por un lado, señalar su contexto, los aspectos principales y, por el otro, ofrecer una perspectiva diferente a la que por lo general se utiliza cuando se habla de "riesgo político". Lo común es considerar como "riesgo político" solamente aquellos riesgos que el accionar político genera para la economía, como se puede ver actualmente con la irrupción de un neoproteccionismo y una recesión en la economía mundial, dada la crisis del COVID-19, y/o las consecuencias del agravamiento hoy en día por la crisis de la viruela del mono, la nueva dimensión de la guerra al terrorismo, la ciberseguridad, las diferentes burbujas económicas. O también, por ejemplo, es medir la diferencia entre las tasas internas de retorno al capital invertido -tomando al mercado norteamericano como "riesgo cero"- para lograr un indicador del "riesgo país" o -por extensión- del "riesgo político" por ejemplo. El procedimiento, por supuesto, es válido desde una óptica económica, como la hacen actualmente las calificadoras de riesgo.

Hoy en día, los analistas de riesgo político, observarán en sus análisis que la implementación de políticas públicas produce ganadores y perdedores, a estos últimos, los analistas de riesgo observan el grado de compensación que tendrán al seno del sistema político, y además, si se producirán perturbaciones que afecten la estabilidad y viabilidad, del sistema político, ésta es otra variable que tendrán en cuentan los analistas de riesgo. Se analizan los problemas sociales existentes y potenciales, la interacción entre actores.

El análisis de riesgo político es hoy muy pertinente, realizado por servicios de estudios, consultores que tiene personal de alto nivel profesional, en cuanto a su formación académica y trayectoria, muchas veces han pasado por experiencias gubernamentales lo que les permite tener una pericia desde adentro de los fenómenos del arte de gobernar y del ejercicio del gobierno. No son infalibles, aun utilizando los más completos instrumentos y equipamientos teóricos-conceptuales y sistemas de información, pueden tener un margen al error probabilístico, porque hay elementos como la sorpresa, el azar, la incertidumbre, que actúan, contra los eventos socio-políticos, los cuales no son lineales, son impredecibles. Hay pues, una caja de pandora en los eventos de riesgo político. Identificar riesgos y oportunidades potenciales que puedan impactar la toma de decisiones es uno de los mayores retos de analizar el riesgo político en tiempos de información imperfecta y asimétrica.

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