Edmundo
Para González Urrutia, la
política se hace entre adversarios que tienen posiciones diferentes y no con el
aniquilamiento de quienes están del otro lado de la acera, tiene una visión
política basada en el orden y con sentido de la responsabilidad
JESÚS E. MAZZEI ALFONZO
18/07/2024 05:00 am
historia
algunas veces presenta hechos por el azar, imponderables que son difíciles de
manejar y pronosticar, intervienen fuerzas y eventos que hacen una figura o un
hecho indetenible, hoy la historia de Venezuela, se juega entre un proyecto
marxista-leninistas, desfasado, que ha traído en retraso todos los órdenes de
la vida institucional, la modernización del país se detuvo en políticas
públicas prehistóricas, la cooptación del estado y la unión estado y partido
político sin falta de pudor es impresionante. Hoy en medio de una campaña
asimétrica, no competitiva y libre, donde todos tiene igualdad de
oportunidades, de acceso a los medios de comunicación social, es el signo, ante
ello, surge la figura de un venezolano que, como él lo afirmado producto de la
educación pública, con una familia honorable y una dilatada experiencia
internacional al servicio del estado venezolano, en el mundo de la diplomacia,
que lo acopiado de una experiencia política y diplomática. Se nos presenta como
una real esperanza de cambio, el Embajador Edmundo González Urrutia, ante lo
que hemos vivido estos últimos 25 años, el intento de instaurar un régimen
totalitario en Venezuela, pero de esos azares que como afirmé antes, que tiene
la historia hoy hay una ruta y un camino de cambio real, para mejora de todos y
de manera inclusiva.
Conozco a Urrutia, desde el año 1989,
cuando González él, ejercía como ministro consejero en la Embajada del Reino
Unido. En aquella época yo estaba en el proyecto de la revista Política
Internacional y se le solicitó una colaboración académica y un
análisis sobre la década del gobierno conservador en Gran Bretaña y escribió un
artículo denso, bien argumentado para consulta de ayer y hoy permanente, para
los interesados en las relaciones internacionales.
Por otra parte, cuando el embajador fue
trasladado al servicio interno, como Director de Secretaria de Gabinete de la
oficina del canciller Reinaldo Figueredo, en que le todo coordinar el trabajo
del gabinete del ministro; nos conocimos personalmente y entablamos una amistad
y relación de trabajo desde ese momento. Incluso, se incorporó al proyecto de
la revista, como parte de la junta directiva.
Defino a González Urrutia, como un
individuo ponderado y tranquilo, que sabe trabajar en equipo y sacar el
potencial de cada funcionario que tuvo a su cargo. Trabajé con él en la
cancillería, en dos momentos de mi carrera diplomática. En efecto, por una
parte, el coordinó la parte protocolar y diplomática, de una cantidad innumerable
de visitas presidenciales, entre los años 1994-96, como para citra dos casos,
la visita de Su Santidad Juan Pablo II en enero de 1996, y la visita del
presidente del Brasil Fernando Henrique Cardoso, a Caracas en julio de 1995,
entre otras entre las cuales cabe resaltar. En ese orden de ideas, la parte
protocolar y diplomática, la coordino y manejó, impecablemente con el equipo de
la Dirección de Ceremonial, que era una dirección de línea de la Dirección
General Sectorial de Protocolo. Impecable, en este caso, es la ubicación del
cuerpo diplomático, saber qué funcionarios debían estar en cada área
organizacional del protocolo, saco lo mejor de sí de cada uno de los
funcionarios que trabajamos esos años, en un trabajo de equipo. Debo contar una
anécdota gracias a él y al Canciller de entones el Dr. Miguel Ángel Burelli
Rivas, en la visita, de su Santidad Juan Pablo II, pudimos saludar y conocer al
sumo pontífice, y además, que nos bendijera a cada uno de los funcionarios de
protocolo que estuvimos en el saludo a las altas autoridades del país y al
cuerpo diplomático acreditado ante el gobierno nacional, y además, que nos
obsequiara un rosario que hoy conservo con gran respeto y afecto. Supo colocar
a cada funcionario en la mejor función, porque sabe trabajar en conjunto, sabe
gerenciar, virtud importante para cualquier gobernante y el ejercicio de
gobierno.
Le correspondió, con Figueredo,
como canciller, organizar una reunión de países consumidores y exportadores de
petróleo, que calificó de exitosa. Igualmente, colaboró con un excelente
trabajo para el proyecto de Reforma de la Política Exterior a inicios de los
noventa de la COPRE e INVESP, con un estudio y ponencia sobre el perfil del
funcionario diplomático venezolano hacia el siglo XXI, dedicado a la política
exterior para el proyecto de reforma del Estado en aquellos años, que coordino
el Dr. Carlos Romero, del cual, modestamente fui asistente de investigación.
Como
superior inmediato, no fue un superior de dirección autoritaria. Nunca alzó la
voz a un funcionario, aunque pudo ser muy firme y concreto si alguna cosa no
salía bien. A lo largo de su carrera tuvo que compartir funciones con
funcionarios de diferentes caracteres y visiones, y supo armonizar en un
espíritu de cuerpo, de trabajo en grupo, por ello se desempeñó con eficiencia.
Con igual talante se desempeñó, posteriormente en la Dirección Sectorial de
Política Internacional, el tercer cargo en la jerarquía del ministerio en aquel
entonces donde igualmente, con eficiencia y gran espíritu de cuerpo, donde
laboró hasta que fue designado por el Presidente Rafael Caldera Embajador en la
República de la Argentina y fue posteriormente ratificado por el Presidente
Chávez en 1999, fue entonces un funcionario de estado y no una ficha de
partido.
En el
servicio exterior estuvo en Bélgica, Estados Unidos, Reino Unido, El Salvador,
Argelia. En Argentina fue embajador de los presidentes Rafael Caldera y Hugo
Chávez. Ingresó a la Cancillería en 1971, cuando era canciller el eximio
venezolano Arístides Calvani, y sirvió al Estado venezolano en diferentes
gobiernos de diferentes tonalidades, pero con el norte de una política exterior
de estado y con las visiones de cada jefe de estado y la cancillería como
ejecutante de la misma.
Al
jubilarse de la Cancillería, el hoy candidato, colaboró con el Instituto de
Estudios Parlamentarios Fermín Toro. Manejó la parte del trabajo internacional
de la Mesa de la Unidad Democrática y coordinó el libro Brasil cercano
y lejano, donde me invitó a colaborar con un trabajo sobre la política
exterior del Brasil Dictó además, clases en la Universidad Metropolitana y
escribió la brillante biografía de Caracciolo Parra Pérez, uno de los
cancilleres más excelsos de la Venezuela siglo XX.
El suyo es un talante negociador,
que busca el consenso, la conciliación y la negociación, lo que va a ser muy
importante en los tiempos que se avecinan. No necesitamos el talante que hemos
tenido en los 25 años de la exclusión, de ver al adversario como un enemigo a
que hay que destruir y aplastar de manera inmisericorde. Para González Urrutia,
la política se hace entre adversarios que tienen posiciones diferentes y no con
el aniquilamiento de quienes están del otro lado de la acera, tiene una visión
política basada en el orden y con sentido de la responsabilidad y de las
proporciones. Como conocedor en fin, de la política exterior, le corresponderá
una política pública, en esta materia de paz, concordia y de estado que busque
reinsertar en un mundo globalizado, buscando nuevas oportunidades de inversión,
tecnología y hacia sus aliados naturales de tipo histórico y no de carro chocón
de estos años.
Finalmente, González Urrutia,
representa hacia el porvenir esa dosis de armonizador y negociador, importante
para los tiempos por venir. Venezuela, está a las puertas del cambio y la
esperanza.
jesusmazzei@gmail.com