martes, 28 de febrero de 2023

¿Brasil retoma el liderazgo?

 

¿Brasil retoma el liderazgo?, por Félix Arellano





¿Brasil retoma el liderazgo?
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Que Ignacio Lula da Silva haya asumido por tercera vez la presidencia de Brasil está estimulando un debate sobre su potencial liderazgo en la región, un mayor activismo internacional, en oposición a la pasada administración de Jair Bolsonaro, quien desarrolló una política de aislamiento. Pero el tema es objeto de discusión, toda vez que plantea reflexiones contradictorias, tanto sobre las posibilidades de un liderazgo efectivo y eficiente en la situación de fragmentación que vive la región, como sobre el papel de Brasil en los últimos años y el complejo expediente del presidente Lula.

En la década de los sesenta cuando se negociaba la zona de libre comercio de la región, en el marco de la vieja Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (Alalc, 1960), se asumía que las mayores economías de la región ejercían el liderazgo, entre otros, por el tamaño de sus mercados, la capacidad de compra y el desarrollo industrial. En el plano político, dado el predominio de los gobiernos militares, las relaciones resultaban muy limitadas y concentradas en el marco de la bilateralidad.

Ahora bien, en la propia Alalcel liderazgo de las economías grandes se fue desvaneciendo, pues los objetivos de la conformación de un mercado ampliado regional, no prosperaron, fue necesario retroceder al esquema de las negociación de preferencias limitadas en acuerdos bilaterales, que fueron definidos como de Alcance Parcial dentro de una nueva organización que sustituyó la vieja Alalc, la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI, 1980), y se estima que fueron precisamente las económicas grandes las que limitaron los avances en la negociación.

En la medida que fue avanzando la ola democrática en la región, las vinculaciones políticas se fueron ampliando, los países andinos conformaron un esquema subregional, el Pacto Andino, que a finales de la década de los ochenta logró avanzar en la conformación de la zona de libre comercio. También se conformó el Sistema Económico Latinoamericano (SELA), mediante la suscripción del Tratado de Panamá 1975, para la coordinación de posiciones regionales y, los países del sur, bajo el liderazgo de Argentina y Brasil y con la excepción de Chile, conformaron el Mercado Común del Sur (Mercosur), mediante la suscripción del Tratado de Asunción en 1991.

México uno de los países grandes de la región, por muchos años desarrolló un discurso latinoamericanista, sin mayores resultados prácticos; empero, progresivamente fue concentrando su atención en el enorme vecino del norte. En consecuencia, el discurso fue bajando de intensidad, al punto de promover reformas en la normativa de la Aladi, para facilitar las negociaciones de acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y Canadá. Ya el discurso se presentaba vacío y lejano, en consecuencia, su papel en la región se fue debilitando.

Recientemente el presidente Andrés López Obrador, tratando de fortalecer sus relaciones con la región, ha asumido una dura posición en defensa del expresidente Pedro Castillo en Perú, pero manteniendo un silencio cómplice frente a la brutal represión de los derechos humanos en otros países de la región, lo que deteriora sensiblemente la posición de México en nuestro hemisferio.

En Argentina, otra de las económicas grandes de la región, el peronismo se encerró en sí mismo, asignando muy poca relevancia a la región, y la sociedad por orígenes e idiosincrasia se proyectaba al viejo continente. La transición a la democracia en la mayoría de los países de la región, fue incrementando las vinculaciones en el vecindario, caso ilustrativo fueron los acuerdos de cooperación entre Argentina y Brasil, que abrieron el camino para el Mercosur.

En ese contexto, la mesa estaba servida para el protagonismo brasileño en la región; al respecto, cabe destacar que Henry Kissinger, importante estratega de la política exterior de los Estados Unidos, consideraba que el coloso brasileño en gran medida definía el futuro de la región, lo que ha resultado evidente en el sur de nuestro continente y el Mercosur constituye clara evidencia del liderazgo.


Por varios años la política exterior brasileña asignó especial atención a la relación con los países de la región, una posición activa y coherente, con mesura y gran habilidad, que inició su declive con el primer gobierno de Lula Da Silva, pues la ceguera ideológica empezó a desorientar la política y debilitar el liderazgo. La imprudencia, la diplomacia de micrófono, el radicalismo e incluso el intervencionismo en los asuntos internos, fue sustituyendo la política coherente de muchos años.

El presidente Lula aprovechó en sus primeros gobiernos la ola postliberal e iliberal que desarrollaron grupos radicales y populistas en la región, en particular el Foro de San Pablo, satanizando irresponsablemente las instituciones liberales y el libre comercio. Un discurso que estimula las hormonas, apasiona a radicales e ingenuos, pero que en la práctica ha dejado como resultado, entre otros, polarización, autoritarismo, militarismo, pobreza, exclusión y desintegración.

La ideología se fue posicionando en el ámbito regional, entre otros, con la conformación de la Unasur, la Celac; fue paralizando al Mercosur, que se presentaba como un club de amigos ideológicos, que olvidaron los objetivos originales y las tareas pendientes, lo que estancó el libre comercio y la unión aduanera.

Con el gobierno de Jair Bolsonaro las contradicciones se exacerbaron, ahora los enfrentamientos se tornaron además de ideológicos en personales y el proyecto de Mercosur, perdió relevancia, los países miembros quedaron impactados al observar que el poderoso ministro de economía Paulo Guedes, menospreciaba al bloque, que constituía uno de los espacios más importantes para la economía y política brasileñas.

Brasil se fue aislando y perdiendo credibilidad en la región; ahora, con el regreso del presidente Lula resulta discutible generar mayores expectativas, pues el pasado de sus gobiernos no representa mayor garantía y su actual situación política es frágil, entre otros, por no controlar el poder legislativo que tiene experiencia de promover juicios políticos a sus presidentes (Collor de Mello 1992, Dilma Rouseff 2016). Adicionalmente, el presidente Lula cuenta con un vicepresidente crítico de la agenda radical y un país polarizado.

Los expedientes de corrupción vinculados con la poderosa empresa Odebrecht, que se presume vinculada con los gobiernos del presidente Lula, representan heridas abiertas, que han hecho mucho daño a las democracias latinoamericanas. Pero también las investigaciones judiciales contra el presidente Lula en Brasil, en particular, el caso Lava Jato, están frescos debilitando el potencial liderazgo del presidente, quien está realizando un esfuerzo importante para mejorar su imagen, con la reciente visita a los Estados Unidos, su entrevista con el presidente Biden y la iniciativa para promover la paz en Ucrania.

Las negativas experiencias vividas en la región deberían dejarnos como lección que no se requiere de liderazgos mesiánicos, fundamentados en narrativas historicistas, anacrónicas que cultivan polarización y enfrentamientos; los proyectos ideológicos han colapsado, se requiere de gerencia creativa, integradora, con sensibilidad humana y ecológica.

 

Félix Arellano es internacionalista y Doctor en Ciencias Políticas-UCV.

TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo

Caimanes de un mismo pozo

 Caimanes de un mismo pozo

 

Humberto García Larralde, economista, profesor (j), Universidad Central de Venezuela, humgarl@gmail.com

 







El 24 de febrero se cumplió un año de la invasión criminal rusa a Ucrania. La tragedia infligida cruelmente al pueblo ucraniano pone de manifiesto la naturaleza del poder autocrático de Putin, enraizado en una oligarquía corrupta cuyas ramificaciones se extienden dentro y fuera de su país. Impone sus intereses con la “razón de la fuerza”, en desapego a las reglas de juego acordadas para su prosecución con la fuerza de la razón. No hay límite a sus pretensiones. Gusta imaginarse cumpliendo una misión histórica inobjetable, la de rescatar la grandiosidad de la Rusia de los zares o como eje de la todopoderosa URSS. Obsesionado por tal cometido no ha vacilado, en pleno siglo XXI, a desatar de nuevo el horror de las guerras de conquista de antaño, violando la normativa para la convivencia consensuada con paciencia luego de la II Guerra Mundial, que buscaba impedir su retorno. Obvio que, de triunfar el agresor, las posibilidades que ofrece la democracia liberal para la preservación de los derechos humanos dentro del concierto de naciones se verán seriamente amenazadas. ¿Prevalecerá la ley del más fuerte?

 

Las características de autocracias como esa han sido analizadas con perspicacia por Moisés Naím en su libro, La revancha de los poderosos, así como en artículos de la renombrada periodista, Anne Applebaum, entre otros. Sus mecanismos para acceder y consolidarse en el poder los resume Naím en el ejercicio de las tres “P”: Populismo, Polarización y Posverdad. Sin duda conocer de cerca la tragedia venezolana le ha sido de utilidad para arribar a tal síntesis: muchos de los atropellos desplegados hoy por Putin encuentran antecedente en estos largos años de chavo-madurismo. Más allá, identifican también a otros regímenes, conocidos por desplegar abusos parecidos, notoriamente las teocracias del medio oriente. De manera cada vez más preocupante, empero, se asoman, igualmente, en países que se creían asociados a la cultura democrática liberal de occidente. Que gobiernos como los de Turquía, Hungría, Polonia e, incluso, India, terminen deslizándose hacia la conformación de autocracias parecidas es, sin duda, objeto de preocupación para el avance de las libertades en el mundo.

 

Putin escenificó hace unos días la celebración de su agresión en un enorme estadio de fútbol en Moscú, acarreando un público alabancioso en autobuses, con el embeleso de tretas histriónicas como las que nos tenía acostumbrados el “eterno”. El relato es también muy similar: la convocatoria a los patriotas para defender al país contra una arremetida enemiga que le niega a Rusia el papel que le corresponde en el mundo. En esta narrativa, el país agresor es proyectado como el agredido. La OTAN, al entregar armas al gobierno de Zelenski, desató una guerra contra la Madre Rusia. El llamado, por tanto, es a defenderla a como dé lugar, así sea destruyendo vidas y las condiciones de existencia de quienes, hasta poco, identificaba como étnicamente rusos, hermanos que era menester liberar de la opresión “nazi” (¡!). Y, para completar su circo, exhibió en el escenario niños ucranianos sustraídos de las ruinas de la ciudad ucraniana de Mariúpol, destrozada y luego capturada por el bestial bombardeo ruso.

 

Putin proyecta su agresión como si se tratase de una cruzada salvadora contra la depravación del mundo occidental y obtiene, con ello, la bendición del Patriarca Kirill, máximo representante de la iglesia ortodoxa rusa. Éste no titubeó en afirmar que el sacrificio "en el cumplimiento del deber militar" en la guerra contra Ucrania “lava los pecados". En este orden, ¿qué importa destruir escuelas, hospitales, viviendas e instalaciones de generación eléctrica? Se trata de defender el orden, la moral y los valores sempiternos que Rusia ha sabido preservar. No puede sorprendernos, viniendo de donde viene, que se afirme que los ataques genocidas a la población ucraniana ¡son obra del propio gobierno de aquel país!.

 

Los crímenes de guerra cometidos por tropas rusas en Bucha, Mariúpol, Chérnigiv y otras poblaciones –centenares de muertos civiles acribillados-- no serían tal en este imaginario. En la más diabólica asunción de la neolengua Orwelliana, pasarían como gajes de esta guerra santa y patriótica: “La Guerra es la Paz”. Se le atribuye a Stalin haber afirmado que la muerte de una persona es una tragedia para sus deudos; la muerte de miles, sin embargo, es una estadística. Putin, con razón, busca retratarse como si asumir el rol de tan terrible antecesor demostrase su voluntad inquebrantable de defender la Rusia eterna. Viene a la mente la imagen de Maduro en 2014, cuando se hizo filmar bailando mientras que en la calle, militares y bandas fascistas asesinaban a manifestantes desarmados.

 

En otro plano, se ha hecho notoria en la agresión imperialista rusa a Ucrania, el uso de tropas mercenarias bajo el mando de poderosos oligarcas amigos de Putin. El más conocido, aunque no es el único, es el Grupo Wagner, que reclutó miles de presidiarios prometiéndoles la remisión de sus penas si acudían como reclutas a pelear contra Ucrania. Este grupo ya había adquirido fama como contratistas del carnicero de Siria, Bashar al-Assad, para aplastar a la rebelión en su contra, así como por su participación en la guerra civil en Libia y en los conflictos en el centro de África por el control de la comercialización de minerales y metales preciosos. Mientras, se criminaliza, con abultadas penas de prisión, a todo ruso que proteste contra la brutal agresión conducida por su presidente contra un país vecino y se terminan por cerrar los últimos vestigios de medios de comunicación críticos. Notorio también ha sido el envenenamiento de prominentes figuras contrarias a Putin y/o su misteriosa desaparición.

 

En Venezuela es patente que la explotación (ilegal) del oro, coltán, diamantes y otros minerales sea disputada entre el ELN colombiano y los llamados “sindicatos mineros”, con las exacciones de rigor de militares cómplices. La existencia de mafias depredadoras en algunos ámbitos de la FAN, asociadas con bandas criminales para explotar toda suerte de ilícitos, pone de manifiesto la descomposición que corroe las instituciones de un país cuando es desmantelado el Estado de derecho.

 

Pero no se trata solo de similitudes o de simpatías por compartir posturas contrarias a la democracia liberal. Son los acuerdos que se han venido adelantando para colocar a Venezuela –y a otros países latinoamericanos, léase Nicaragua y Cuba—bajo la esfera de influencia rusa. Recordemos la presencia de tropas y bombarderos militares rusos hace poco en el país. Son expresión de las ambiciones de poder global de Putin, que no acepta que su país sea relegado a ser una potencia de segunda. De ahí las amenazas solapadas de su chantaje nuclear contra aquellos que se le oponen. Guardando las distancias, nos recuerda la conducta de connotados jerarcas del régimen de asomar deliberadamente la amenaza contra toda crítica, para salirse con la suya. ¡Con el mazo dando!

 

Es menester que la ofensiva imperialista de Putin en Ucrania sea derrotada y ese martirizado país pueda disfrutar de las posibilidades de avanzar, en democracia y en libertad, con su reconstrucción plena. El trágico error del primer ministro inglés de la época, Neville Chamberlain, junto al de Francia, Edouard Daladier, de creer que apaciguaban a Hitler cediéndole el territorio checo de los Sudetes que reclamaba, no puede repetirse hoy. Señal tan clara de que los países rivales cederían ante la amenaza de la fuerza desató, como sabemos, la peor guerra que ha conocido la humanidad. Hoy no puede cederse ante las ansias de expansión de su homólogo eslavo en Rusia. Está en juego la preservación de la democracia liberal como eje de la paz, la libertad y la convivencia del mundo actual.

 

Derrotar a Putin, deberá incidir también en que Maduro y sus cómplices militares entiendan que no basta ya con la “razón” de la fuerza para continuar imponiéndose. Ojalá contribuya a abrir las puertas a un acuerdo con la oposición para restituir los derechos que permitan el cambio político deseado, en paz. 


lunes, 27 de febrero de 2023

En el P.A.N.A.I

 

Jesús E. Mazzei Berti: en el P.A.N.A.I

En ese sentido, debo manifestar que en todo momento contó mi padre, con el apoyo personal, institucional y anímico, de los dos ministros de Sanidad importantes de aquel momento que tuvo el quinquenio 1969-1974.-

 


JESÚS E. MAZZEI ALFONZO

23/02/2023 05:00 am

 



El próximo lunes 27 de febrero cumpliría 91 años el Dr. Jesús Mazzei Berti, nuestro recordado padre. Por ello, en este breve artículo, deseo referirme algunos aportes que hizo él, para el avance de la geriatría y la gerontología (en su institucionalización y modernización) en Venezuela, fundamentalmente en su paso por el P.A.N.A.I y en algunos eventos académicos-científicos y pasajes de su vida, para ello, me he apoyado en varias fuentes bibliográficas: por una parte, las memorias y cuentas de los años 1969-1974, presentadas por el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, que contienen la memoria del Instituto elaboradas bajo la supervisión de mi padre y dos de su cuatros libros escritos por él sobre medicina y en particular sobre la geriatría y gerontología: La Tercera Edad: la Mejor Edad y La Historia Universal de la Geriatría y Gerontología, libros fundamentales para entender la evolución y maduración de esta subdisciplina de la medicina en los últimos años.



            En ese sentido, debo manifestar que en todo momento contó mi padre, con el apoyo personal, institucional y anímico, de los dos ministros de Sanidad importantes de aquel momento que tuvo el quinquenio 1969-1974 (Período estelar de la República Civil), en aquel entonces dos excepcionales y eficientes servidores públicos y médicos, los Drs. Lisandro Latuff José de Jesús Mayz Lyón y por supuesto, el jefe de Estado de la época el Dr. Rafael Caldera, un venezolano extraordinario como conductor del estado venezolano, quién supo implantar en materia de salud y en particular, apoyar las políticas públicas hacia el sector etario de la tercera edad, las medidas más avanzadas para su tiempo y circunstancia.

          Sus estudios de medicina, los realiza en España, bajo la influencia de un libro que será fundamental en su vida profesional Medicina Geriátrica: cuidado médico de la madurez tardía, de Edward Stieglitz pocos años después revalida en la ULA- Mérida y viaja a Montevideo donde realiza estudios de postgrado en Fisiología, en 1962, funda la catedra de Fisiología en 1963, la naciente Facultad de Medicina de la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado, regresa a Venezuela a finales de 1967, luego de realizar otros estudios de posgrado en la Universidad de Harvard entre los años de 1964-1967 y sigue en su ejercicio profesional, cuando es designado por el presidente Rafael Caldera en 1969, para que presida el Patronato Nacional de Ancianos e Inválidos (creado en el año 1949), posteriormente Inager, hoy en día INASS ( hoy un Instituto mal dirigido y en estado verdaderamente lamentable), cargo que ejercerá por 5 años, lo modernizará organizacional y gerencialmente, para poder ejecutar las políticas públicas de carácter social y médico adecuadas en sus dimensiones de médico-social, apropiada hacia el anciano, en síntesis; una política pública muy bien estructurada desde su formulación hasta su ejecución. Su obra cumbre desde el punto médico–asistencial será la inauguración de la Unidad Gerontológica de Caricuao, J. J Quintero (hoy en un estado realmente deplorable y paupérrimo, desde el punto de vista de la dotación, mantenimiento, personal médico, enfermeras, psicólogos existente etc.), que complementarán desde el punto de vista de la infraestructura física, las casas hogares de los ancianos inauguradas en aquel momento durante 5 años, del período del Dr. Rafael Caldera, es una obra insuperable.


        En ese sentido, deseo detenerme aquí, mi padre, manejó una organización que no superaba las 180 personas, modernizó las direcciones sectoriales, la contabilidad financiera y presupuestaria-estadística, del Instituto y culminó los manuales, instructivos y normas establecido por la Comisión de Administración Pública, creó tres direcciones generales que modernizaron la gestión que prestaron servicios: en el área de la Geriatría, Trabajo Social y Dirección-Administración a fin de adecuar el manejo organizacional del Patronato a las nuevas realidades organizativas de las estructuras gubernamentales a inicios de los años 70, pero con una gran visión de futuro, además, lo dotó de una nueva sede al final de la Av. Francisco Solano López, sede que tuvo hasta finales de los años 90. Cuido siempre de la formación y capacitación del equipo y personal a su cargo, por ello fomentó, la realización de cursos en organización y métodos, relaciones humanas, contabilidad gubernamental, compras y suministros y administración de personal, cursos para el personal sanitario, en medicina geriátrica entre otros cursos.


 

 

Así las cosas, el cargo que ejerció mi padre le competía la conducción directa e inmediata de los programas del Instituto. Dejó publicado la Revista Gerontología, que anteriormente se denominaba Vejecia y lega entre otras cosas, la construcción y posterior inauguración del primer centro geriátrico del país y Latinoamérica, de avanzada, para su época en los aspectos del tratamiento clínico y social de la tercera edad el Geriátrico de Caricuao ( 15 de noviembre) de 1973), para la época con 460 camas, deja planificado la construcción de unidades de este tipo a nivel urbano, suburbano y rural (existen que yo sepa en la ciudades de Coro, Maracaibo, Mérida, Los Teques y Valencia, San Mateo entre otras ciudades) que se acometerán en los próximos años en total 9 nueves Unidades.


         Allí contará con la colaboración de personas inolvidables para mi padre como Cecilia Pimentel, el doctor F. Castillo-Rey, y el reverendo padre Jesús Hernández Chapellín y el apoyo constante y decidido, de una gran dama de Venezuela, la siempre recordada doña Alicia Pietri de Caldera.


          Es así como, en esos años, participa en varios eventos como el Congreso Internacional de Gerontología de 1969 y presenta el programa Gerontológico para el quinquenio 1969-74, asimismo, participa en el grupo Iberoamericano y en la creación de la sección Iberoamericana de Geriatría y Gerontología, escribe además, sobre “ Aspectos Generales sobre la Población Anciana en Venezuela y los “ Ancianos en las sociedades en Cambio”, Estado actual de la asistencia al Anciano en Venezuela”, proyección del Patronato Nacional de Ancianos e Inválidos en escala nacional”, Inter-relación entre la Geriatría y la Medicina Interna”, “Geriatría en Venezuela”, ”Aspectos de la Rehabilitación Geriátrica”, “ Fisiología Geriátrica” , “Causas de envejecimiento”, Los Ancianos y la comunidad”, Aspectos psico-sociales en el anciano”, Aspectos gero-psiquiátricos”, presenta un trabajo en Kiev en 1971 en el Congreso Gerontológico realizado allí y además “ El problema de la Salud de los Ancianos en Venezuela” a los estudiantes del 5º año de medicina de la UCV en 1971, conferencia sobre Gerontología y Geriatría en la Universidad Simón Bolívar, entre otros trabajos científicos.


          Igualmente, autor de varios trabajos en posteriores congresos, simposios y revistas científicas citare algunos como: Atención del Anciano en Venezuela, Rehabilitación Geriátrica, Aspectos Fisiológicos del Anciano, Inestabilidad, Caída y Rehabilitación, Revalorizando el Adulto Mayor, Envejecimiento patológico sobre el Alzheimer, Demencias conceptos dinámicos interactivos. En junio de 1973 realiza el I Curso de Clínica Gerontológica.


        Sirva este breve recuento de su trayectoria como hombre público, como causahabiente en su sangre, en testimonio de afecto y recuerdo permanente.

jesusmazzei@gmail.com

 

viernes, 24 de febrero de 2023

LA ECONOMIA Y EL BIENESTAR: ENTRE LOS PRECIOS Y LA INDIFERENCIA PARA AUMENTAR SALARIOS.

 

LA ECONOMIA Y EL BIENESTAR: ENTRE LOS PRECIOS Y LA INDIFERENCIA PARA AUMENTAR SALARIOS.

EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ

 


Cuesta creerlo, pero es la dura realidad: una administración que iba a transformar y desarrollar el país y cuya “revolución”
 se recordaría por mil años” (Hugo Chávez), ha demostrado una gran indiferencia –sobre todo en los dos últimos lustros- por el ser humano/los trabajadores y su bienestar. No compensa el alto deterioro en el nivel de vida de los trabajadores señalar que la economía comenzó una fase de recuperación; cosa no cierta sino solo para pequeños espacios y áreas vinculadas a sectores relativamente privilegiados (restaurantes, viajes a los Roques, competencias de carros de alta cilindrada o resolución, por mencionar formas de opulencia presentes en la paradójica realidad). Tampoco lo compensa el que se diga que la dolarización ha traído beneficios, pues algunos obreros reciben sueldos en dólares superiores al fácilmente superable salario mínimo (entre cinco y seis dólares).

La dolarización, que no ha sido solución determinante para economías que la hayan asumido (que son pocas y poco determinantes en la economía internacional) y que se ha presentado de manera chucuta e informal en Venezuela, ha generado mayormente espacios de beneficio para sectores vinculados a la administración bolivariana, al manejo de dineros oscuros, y a grupos sociales de por si beneficiados en la distribución del ingreso[1].

La trampa en sentido técnico, en la que se encuentra la economía venezolana, es conceptual y operativa. Del  lado conceptual, la administración del país ha, en la práctica, rechazado la revisión de experiencias internacionales en el tratamiento de políticas antiinflacionarias y, el desiderátum teórico y práctico ha terminado siendo la perspectiva de que todo aumento de salarios es inflacionario. Por otra parte, también se da la excusa de la productividad. Todo aumento también debe estar asociado al aumento de la productividad; esto, independientemente que las  políticas y acciones vayan por caminos diferentes a este último. También está el recurso analítico de que todo control de precios es inflacionario. Realmente es así en Venezuela, y deberían asignárseles nuevas perspectivas al control por el lado de la sociedad civil, en la traza de los consumidores pues, efectivamente, del lado de los productores y comerciantes se tiene un automatismo para que todo aumento de salarios se convierta en un aumento de precios incluso más que proporcional. En tales dimensiones, está la trampa y la sociedad, y los policy makers, si los hubiere, deben pensarlo.

En tales circunstancias, no se aumentan los salarios porque se convertirán en inflación –inflación alta como la actual (39,4% para enero/observatoriodefinanzas.com) o hiperinflación como la recientemente vivida. De estas últimas, quienes más afectados salen son los trabajadores de ingresos fijos y en bolívares  (un kg de café más de trescientos Bs, un kg de queso blanco/calidad aceptable alrededor de 150 Bs con un salario mínimo de 130 Bs/los bonos son circunstanciales, discrecionales u otra cosa). Así, los trabajadores son los que deben esperar el crecimiento de la productividad o ser afectados por una política antiinflacionaria inexistente en un contexto de una dolarización informal que beneficia a los sectores dolarizados y más acomodados y que desata la inflación en dólares. Sin ser ella misma una solución la pregunta siempre será ¿Por qué no dolarizan? Y la respuesta será que determinados agentes económicos y políticos se benefician de tal informalidad en la presentación monetaria de la economía.

Es impresionante que una administración preocupada por el destino y situación de los sectores populares, que son mayoría, haya señalado que en dos o tres meses no habrá aumento salarial con la presencia del hambre en la calle y con los trabajadores públicos de educación salud, y otras áreas, empobrecidos con salarios irrelevantes.

Se trata, entonces, de un ajuste/estabilización (¿?) en base al deterioro del salario real, sin mayores efectos en el crecimiento, pues recuperar una pequeña parte de lo altamente perdido del producto no es precisamente, para celebrar tan efusivamente.  

 

24 de febrero 2023

@eortizramirez

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miércoles, 22 de febrero de 2023

Ucrania: ¿una guerra sin fin?

 

Ucrania: ¿una guerra sin fin?, 

por Félix Arellano





Ucrania: ¿una guerra sin fin?
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Llegamos al primer año de una guerra irracional, cruel e inhumana, como todas las guerras, que además parece que se extiende y no se vislumbra una salida negociada; cada parte se radicaliza, la escalada crece, las contradicciones se profundizan y las consecuencias se tornan impredecibles.

La escalada crece, en parte, debido a que la participación de algunos gobiernos occidentales se incrementa, tanto en el apoyo de armamento a Ucrania, como en la aplicación de sanciones a Rusia; empero, debemos tener presente que, en términos generales, tales gobiernos están actuando con cautela, para los críticos demasiado temerosos. Se trata de evitar la vinculación del conflicto con la OTAN, pues Ucrania no es país miembro de la organización.

La cautela se evidencia en el largo debate que se ha desarrollado a interior de Alemania y de los Estados Unidos, sobre el suministro de los tanques Leopard 2 y Abrams respectivamente; empero, el presidente Putin, en su guerra híbrida contra occidente y las instituciones liberales, ha construido un falso discurso que presenta la OTAN como directamente involucrada en la guerra, acechando las fronteras de Rusia.

Ante el incremento del apoyo militar a Ucrania, el Kremlin ha exacerbado los ataques en el territorio ucraniano, afectando principalmente a la población civil, tratando de incrementar el pánico y debilitar la popularidad del presidente Zelensky, que Rusia menospreció, y ha resultado una sorpresa, por su capacidad de convocatoria y fortaleza frente a las adversidades; pero también, su posición se está radicalizando, cerrando las posibilidades de la salida negociada.

Todo pareciera indicar que el presidente Putin juega a una larga extensión de la guerra, entre otras razones, para agotar la resistencia del pueblo ucraniano y el apoyo de las democracias occidentales. Se ha llegado a un año y no se aprecian perspectivas de paz.

Pero mantener la guerra por largo tiempo es una decisión que no está exenta de contradicciones, pues el presidente Putin enfrenta serios problemas, entre otros, el desastre que han demostrado sus fuerzas armadas, teniendo que recurrir a la contratación de los mercenarios del grupo Wagner.

Por otra parte, crece el descontento en Rusia frente a la guerra caprichosa y fratricida, que el poder trata de ocultar con represión, las expresiones del malestar son diversas, entre otros, en la élite económica que enfrenta las consecuencias de las sanciones económicas, en los jóvenes que constituyen la «carne de cañón» y están huyendo del país, y en buena parte de la población que enfrenta el creciente deterioro de la economía.

Con el tiempo Putin va perdiendo el apoyo de sus aliados internos e internacionales. La pasada reunión de la Organización de Cooperación de Shanghái, efectuada en Samarcanda los días 15 y 16 de septiembre; representó un duro revés para los objetivos del presidente Putin, pues los aliados más cercanos no apoyaron la guerra y las delegaciones de India y China expresaron públicamente su rechazo.

Pero el presidente Putin asume que tiene capacidad de acción para una guerra prolongada, pues tiene su propia producción de armamentos y no depende del apoyo externo, además intensifica la manipulación del chantaje nuclear que, por cierto, también va perdiendo credibilidad, toda vez que su utilización puede resultar en un potencial suicidio.


Zelensky, apoyado en su popularidad nacional e internacional, en los éxitos en el campo de batalla y el apoyo militar de algunos países de occidente, –cabe destacar que incluso el parlamento suizo ha iniciado el debate sobre un posible apoyo militar a Ucrania, alterando su histórica neutralidad– se está radicalizando en sus posiciones, lo que torna más difícil la posibilidad de la salida negociada.

El presidente Zelensky debe tener presente la compleja dinámica de las democracias occidentales, donde grupos políticos radicales aprovechan las libertades para promover narrativas antiliberales, pero sin ir tan lejos, debe apreciar que, en los Estados Unidos el partido republicano, que acaba de lograr una mayoría en la cámara de representantes, se está tornando crítico sobre el apoyo a Ucrania.

Ahora bien, la paz debería ser el objetivo, pues la principal perdedora en esta guerra es la población civil. Al respecto, desde la comunidad internacional encontramos algunos esfuerzos importantes. Recordemos que, desde los inicios de la invasión rusa, los gobiernos de Alemania y Francia han realizado gestiones de paz y, en estos momentos, se presentan como países que promueven una negociación equilibrada, que poco atrae a las partes radicalizadas. Putin no puede pretender lograrlo todo y tampoco Zelensky. La negociación, que obviamente conlleva concesiones de todas las partes, siempre encuentra fuertes resistencias.

El gobierno de Israel, no obstante, sus complicaciones internas, desde los inicios de la guerra y gracias al acceso que tiene en los dos bandos, ha tratado de propiciar algún entendimiento. Más recientemente el canciller israelí ha visitado Kiev (16/02/2023) y ha anunciado la apertura de la embajada de su país en Ucrania.

Por otra parte, el presidente Recep Tayyip Erdogan de Turquía, no obstante, las contradicciones en su política exterior, ha desarrollado esfuerzos positivos para logra encuentros entre las partes, el más relevante ha sido su mediación en la negociación del programa de alimentos que ha permitido las exportaciones de cereales de parte de Ucrania.

Más recientemente encontramos la iniciativa que está propiciando del presidente Ignacio Lula Da Silva, orientada a conformar un grupo de países amigos para promover las negociaciones, algunos consideran que es una iniciativa poco equilibrada, pues el gobierno de Brasil, desde la administración del presidente Jair Bolsonaro, ha concentrado especial atención en su comercio con Rusia, en particular el caso de los fertilizantes; empero, constituye un esfuerzo interesante, en un contexto tan complejo.

Los radicales se atrincheran en sus posiciones, por una parte, los que asumen que Rusia tiene derechos históricos para ocupar los territorios, una postura historicista y expansionista; en el otro extremo se ubica el grupo que plantea la salida de Rusia sin concesiones. Como se puede apreciar, la situación se agrava y el principal perdedor es la población civil de Ucrania, que está enfrentando los ataques masivos, hambre y el frío del invierno.

En un contexto de radicalismos y escalada del conflicto, la guerra pareciera no tener fin, lo que trae a colación el caso de la guerra de Corea, donde la firma del armisticio en 1953, que rechazó Corea del Sur, culminó los combates, pero técnicamente la guerra no y, en la práctica, se ha mantenido la división del territorio en dos países. Un escenario que algunos ya están planteando en el caso de la guerra en Ucrania.

 

Félix Arellano es internacionalista y Doctor en Ciencias Políticas-UCV.

TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo