lunes, 6 de febrero de 2023

“NEGOCIADORES”, SALARIOS E INFLACIÓN A INICIOS DE 2023 EN VENEZUELA

 

“NEGOCIADORES”,  SALARIOS E INFLACIÓN A INICIOS DE 2023 EN VENEZUELA

EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ

 



Se repite el ciclo entre salarios e inflación. Mas agudamente incluso, que la vieja analogía de los primeros por la escalera y la segunda por el ascensor. Nuevamente, se da en unas condiciones actuales de una economía que presenta  la opulencia sin haber alcanzado estabilidad en el crecimiento, o impulsado claramente niveles de desarrollo económico. Junto a los grandes espacios de miseria y hambre, existen los  privilegios gozosos de pequeños grupos privados, en varios casos vinculados al pretendido equilibrador general, el Estado/gobierno.

Como se sabe, la administración bolivariana ha exagerado y se ha ufanado de haber abierto –supuestamente- las puertas del crecimiento en el año 2022. Realmente se ha tratado de pequeños vestigios de crecimiento ante una gran pérdida del producto -en más del 80%- al comparar con lustros recientes. También ha festejado junto a varios, de haber eliminado la hiperinflación, sin señalar la alta inflación que continuó (sobre el 300% se estimó para 2022)[1] y que se ha dado en un escenario de condiciones que se mantienen para que resurja aquella, y con la ausencia de una rigurosa política antinflacionaria al estilo de otras experiencias internacionales como la de Brasil. Mientras, el tiempo transcurre y transcurre.

Ante este escenario, ha aparecido la misión de OIT. Como debe decirse siempre, son buenas estas presencias y construcción de escenarios, pero quienes solucionarán o no el problema del salario y el nivel y calidad de vida son los agentes económicos y políticos venezolanos, quienes deben definir estrategias y acciones fundamentales para la solución de sus problemas económicos y sociales. Tiempo e intensidad de la inflación, salario y productividad son, entre otras variables, de las fundamentales. Pero de manera diferente, una economía dolarizada informalmente y con un gobierno convertido en Estado, habiendo alterado las instituciones, que, a pesar de todo, estaban en crecimiento y en evolución relativamente aceptable en varios casos, termina concentrándose en el salario mínimo. Y ello no es casual, dado el alto deterioro de este último y su influencia en grandes grupos poblacionales, que lo devengan como referencia inmediata; o con un sistema de pensiones sin evolución, o alterado en casos, y que tiene de referencia el salario mínimo[2]. Más compleja aun la situación, al ubicarse el que trabajadores diversos puedan, aun recibiendo más remuneración que el salario mínimo, no tener asegurada mayor pensión, que la que brinda aquel salario. Y es que el salario mínimo no alcanza hoy día ni para medio kg de café. Bonos y alimentos entregados, muchos saben sus particularidades y temporalidad (el aumento de precios en diciembre 2022 fue considerable por variadas razones y se transmitió para enero y febrero 2023).

Las negociaciones sobre el salario mínimo en Venezuela, tienen algunas veces dos perspectivas preocupantes: o los negociadores sindicalistas asumen  una posición igual a la del gobierno pues forman parte de él o no ha sido infrecuente que tengan una posición populista como se entiende este término en economía. Por el lado de una parte del empresariado, la posición generalmente es pacata o no quieren aumentar y/o se cobijan en el recurso de la productividad por conveniencia, más allá de su importancia como lo hemos señalado. La administración bolivariana, por su parte, tiene, en las “negociaciones” actuales, la gran excusa de la necesidad de que le eliminen las sanciones internacionales, para poder aumentar el salario mínimo o que necesita los dos mil o tres mil millones de $ que no le permiten administrar o que le represan, etc. etc., mientras tuvo en su manos durante más de 23 años más de 1 billón de dólares (1.000.000.000.000 $), del cual, supuestamente, administró una parte relevante en obras sociales. Una gran paradoja, incluso si hubiese sido cierto, dados los altos niveles de miseria, ineficiencia de la infraestructura y los servicios, obras no continuadas y de mala calidad, entre otros tantos elementos.  

En fin, ante la ausencia de decisiones  y el tiempo de meses de espera que pareciera tendrá el nuevo aumento, desde Margarita surgieron los consuelos de estos casos: ¡Por fin nos reunimos! ¡Encontraremos el camino! Mientras, trabajadores de la salud y de la educación y del sector público en general, incluidos jubilados y pensionados, viven con sueldos y pensiones de miseria, sin seguro para sí mismos y sus familias. Y ello es la base de las justificadas protestas y reclamos de inicios de 2023.

En cualquier caso, y más allá de necesidades específicas, la discusión sobre el salario mínimo, requiere tomar algún día una verdadera estrategia de crecimiento y desarrollo con consideraciones sobre sectores, financiamientos y las capacidades de competir para el país, una vez se vaya recuperando de la atroz pobreza que lo embarga. Pero eso no está presente ahorita, ni lo estuvo en 2018, donde se perfilaron varios elementos cuya inspiración se mantiene[3].

 

6  enero 2023

@eortizramirez

eortizramirez­@gmail.com 

 

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