Rafael Caldera y Ernesto Garrastazu
Médici: 50 años después
La idea detrás de la diplomacia presidencial es que la política exterior
proceso de formulación y su seguimiento activo está liderado por el presidente
y la presidencia, y complementado y coordinado con el Ministerio de Relaciones
Exteriores
JESÚS E. MAZZEI
ALFONZO
16/02/2023 05:00 am
El próximo lunes 20 de febrero del 2023, se cumplirán 50 años de la cumbre presidencial entre Caldera-Médici. En efecto, el Gobierno presidido por el Dr. Rafael Caldera, que había asumido en febrero de 1994, en su segunda administración gubernamental, quien ya desde su primera Presidencia (1969-1974), había mostrado y visualizado la importancia estratégico-político-diplomática de profundizar las relaciones con Brasil, luego de que estas pasarán por períodos de altas y bajas, sobre todo a finales del período 1964-1968, en términos políticos-diplomáticos, por la implantación de la doctrina Betancourt, que no reconocía a gobiernos surgidos por la vía de los golpes militares en la década de los 60 ( que tuvo una razón de ser en ese momento). Se abría pues, un nuevo abanico de esperanza en las relaciones bilaterales entre ambos países. Fue un movimiento diplomático proactivo.
En efecto, la política exterior del Dr. Caldera, a partir de año cobra un mayor
dinamismo y conducción presidencial asertiva, menciono solo la gira a inicios
de febrero de 1973, por algunos países de América Latina, visitas de jefes de
estado a Venezuela y esta cumbre entre los presidentes de Brasil y Venezuela.
Una diplomacia Presdiencial activa y eficiente, con un claro sentido de las proporciones.
Ahora bien, durante la primera presidencia del Caldera (1969-1974), y eso es lo
que recordamos hoy, enmarcado pues, en las ideas de lo que él denominó el
pluralismo ideológico, la solidaridad pluralista, la justicia social
internacional y el bien común internacional, como valores que marcaron y dieron
un giro importante a la formulación e implementación de la política exterior,
convirtiéndose el jefe de estado en un actor fundamental del quehacer
diplomático, en aquel tiempo, que no solamente fue un vuelco en la política
exterior sino, además, novedad que se le dio a esta importante cita
presidencial entre ambos Presidentes-Caldera y Médici, en la población
venezolana de Santa Elena de Uairén, el 20 de febrero de 1973, en la zona
fronteriza con Brasil, por primera vez, jefes de Estado de ambos países podían
encontrarse y conversar, sobre temas bilaterales y multilaterales de aquel
momento, encuadrado en un contexto global de guerra fría en vías de distensión
que permitía cierta autonomía de acción internacional, a nivel regional, por
países latinoamericanas.
En ese mismo orden de ideas, dentro del contexto del Golpe militar a João
Goulart en 1964, las relaciones se rompieron y no se restablecieron sino hasta
1966, con un intercambio de notas, el 30 de diciembre de ese año. En mayo de
1971, el entonces brillante canciller Arístides Calvani (cuanta falta hace un
ministro de su estatura intelectual, política y auctoritas, cuando hoy la
improvisación de nombramientos de ministros suman varios en al menos en
promedio de 9 meses de gestión ministerial en los últimos tres años) hizo una
visita oficial a Brasil y en la ciudad de Brasília puso la primera piedra de lo
que sería la sede de la Cancillería y la Residencia oficial del Jefe de Misión
Diplomática en la Quadra 803, Sector Embajadas Sur y realizó una visita de
carácter bilateral. Posteriormente, del 20 al 23 de junio de 1973 el entonces
Canciller, Embajador Mauro Gibson Barbosa, retribuyó la visita a nivel de
ministro de Relaciones Exteriores y donde entre otras cosas, se firmó una
declaración conjunta, en la que reafirmaron los lazos de amistad y cooperación
entre Venezuela y Brasil, así como la profundización de la cooperación en
materia de comercio y tuvo una audiencia con el presidente Rafael Caldera. En
esa oportunidad se le ofreció un almuerzo presidido por el presidente de la
República. Las relaciones en este momento se pueden catalogar de pura
cooperación, a pesar de las diferencias en la naturaleza de los regímenes
políticos imperantes en ambos países, basándose en la política del pluralismo
ideológico y pragmatismo del gobierno de Medici, se había iniciado una
reaproximación bilateral.
Entonces como queremos recordar, cabe considerar, por otra parte, no sería sino
hasta febrero de ese año 1973, el 20 de ese mes, cuando Garrastazu Médici,
vestido de civil y en suelo venezolano (esto es importante desde la perspectiva
de los simbología política, vestimenta civil para una mejor aproximación con la
contraparte venezolana) y observando las cosas desde una perspectiva histórica,
debemos recalcar y recordar esa visita que realiza Garrastazu Médici el 20 de
febrero de 1973 a Santa Elena de Uairén, donde se firmó un Comunicado Conjunto
con ideas que mantienen plena vigencia a la distancia de más de 50 años, se
puede observar el grado de profesionalización y preparación alcanzado por
nuestros negociadores diplomáticos en aquel instante.
Al respecto, cabe recordar, el texto que tiene una breve introducción, donde
reiteran la amistad que siempre ha existido entre Venezuela y Brasil y
procedieron a inaugurar los tramos de la carretera El Dorado-Santa Elena de
Uairén- Marco VB-8- de Boa Vista, primera conexión terrestre entre los dos
países y futuro eje que unirá completamente sus sistemas de carreteras.
Es importante destacar que la Declaración Conjunta se dividió en 27 párrafos,
en los primeros de ellos, reiteraron el llamado a la primacía del Derecho y los
principios consagrados en la Carta de Naciones Unidas ( respeto al
multilateralismo). Ambos países reiteran los valores y principios importantes
del Derecho y la Política Internacional: el respeto al reconocimiento de la
igualdad jurídica entre los actos, la autodeterminación de los pueblos, la no
intervención en los asuntos internos de otros estados y la solución pacífica de
las controversias. Reiteran que es oportuno reflexionar sobre la misión de la
Organización de los Estados Americanos (OEA), como organismo multilateral.
Expresan ambos, además, sus deseos por la reestructuración del comercio
internacional y consideran importante el papel que desempeñaba en aquel
entonces la Comisión Especial de Coordinación Latinoamericana (CECLA)-
antecesora del grupo de Río y la CELAC, y en ese sentido, manifiestan, su apoyo
a las negociaciones comerciales multilaterales claves para un nuevo orden
económico. Hablan de una reformulación del Sistema Monetario Internacional a
fin de contar con mayores recursos para el financiamiento para el desarrollo.
En el párrafo 11, ratifican la importancia del proceso de integración económica
de América Latina, en relativos pañales en aquel entonces existía ya el Grupo
Andino y la Alac, hoy Aladi.
Destacan, asimismo, la importancia de la preservación y al racional
aprovechamiento de los recursos naturales renovables y no renovables, se puede
considerar como pioneros de una visión del respecto al ambiente y al desarrollo
sostenible. Destacan igualmente, la importancia de la próxima Conferencia del
Mar de las Naciones Unidas (celebrada en Caracas en 1974, sede conseguida por
la administración Caldera, que habla en sí mismo del prestigio internacional de
Venezuela en aquel momento). Asimismo, cabe mencionar, la satisfacción que
produce en ambos mandatarios la primera Reunión de la Comisión Mixta
Venezolana- Brasileña de Cooperación Técnica y el estudio prioritario de
iniciativas industriales. Se marcan los primeros pasos de cooperación petrolera
entre Venezuela y Brasil. Hablan en el documento de complementación económica
de las zonas fronterizas (luego de 1993 a raíz de los acontecimientos con los
mineros ilegales, se creará el grupo de desarrollo fronterizo hoy inexistente e
inoperativo). Se habla de la futura interconexión vial que materializará años
después con la BR-060, BR-364, BR-319 y BR-174 (inaugurada en la segunda
administración del Dr. Caldera, conjuntamente con el presidente Cardoso) y el
gobierno venezolano hará pavimentar la carretera El Dorado Santa Elena de
Uairén-Marco VB-8. Prevén la negociación de un acuerdo de transporte aéreo
entre ambos países. Ese mismo día los Ministerios de Relaciones Exteriores
suscribieron un Convenio Básico de Cooperación Técnica, el primero entre ambos
países. Se buscaba, además, fomentar los programas culturales y científicos.
En todo caso, es el uso pues, de un instrumento diplomático novedoso utilizado
por el jefe del estado en su máxima expresión: La idea detrás de la diplomacia
presidencial es que la política exterior proceso de formulación y su
seguimiento activo está liderado por el presidente y la presidencia, y
complementado y coordinado con el Ministerio de Relaciones Exteriores. Central
para la efectividad de la diplomacia presidencial es la seriedad simbólica que
la participación presidencial directa aporta a los procedimientos y gestión de
la política exterior y esta cumbre presidencial fue la muestra de ello, Caldera
fue un visionario en materia de política exterior y este encuentro, es una
muestra de ello, una diplomacia profesional e institucional, como de la que se
adolece hoy en día en el sistema de política exterior venezolana.
jesusmazzei@gmail.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario