viernes, 3 de julio de 2015

El dólar implícito

El dólar implícito MSc. Luis Angarita


La preocupación existente en el mercado de divisas venezolano tiene razones justificadas por las expectativas que tienen las personas acerca del futuro económico del país y, sobre todo, en lo que respecta al funcionamiento del sistema cambiario.
La determinación de una política monetaria y, por consecuencia, de una política cambiaria tiene como objeto buscar las condiciones de equilibrio que permitan al sistema crecer y proveer de bienestar a la sociedad, mientras que, por emisiones monetarias espurias, se generan situaciones que atentan contra estos objetivos de estabilidad y desarrollo económico.
Las interrelaciones entre la emisión de monedas y su impacto en el tipo de cambio tienen dos variables fundamentales: por un lado, la cantidad de dinero circulante debe garantizar el equilibrio de precios internos y su potencial comparación con las mercancías importadas, de allí que siempre se vincule la inflación de la economía con la emisión monetaria. Por el otro lado, encontramos las reservas internacionales, que representan los activos del Banco Central como ente emisor, y garantizan la convertibilidad de la moneda nacional en divisas comúnmente aceptadas alrededor del mundo. De la relación de estas dos variables se puede llegar a obtener un indicador conocido como el Tipo de Cambio Implícito (o también llamado “dólar teórico”), como resultado de dividir la liquidez monetaria entre las reservas internacionales (M2/RRII).
La conducta de cada variable de forma independiente explica por sí misma las tendencias negativas de las expectativas de los agentes económicos y, por consiguiente, en el aumento de los distintos tipos de cambio que fluctúan en la economía venezolana.
Por un lado, la política monetaria sigue mostrando un constante crecimiento en lo que va de año, teniendo una variación de 25.96% en lo que va de año (Fuente: BCV), para un crecimiento semanal de la emisión de aproximadamente de 1.26%. Esto se traduce en que cada día hay más dinero circulando en la economía, que empuja el promedio de precios nacionales al alza.




Por el otro lado, las reservas internacionales muestra la conducta contraria. La caída de fondos de reserva ha pasado de 24.188 millones de dólares al cierre del mes de febrero, a 16.183 MM US$, con una caída de más de 8.000 millones, o algo similar a 100 millones de dólares diarios.
En una simple relación entre la liquidez (creciente) y reservas internacionales (decreciente), se puede observar cómo en pocos meses, el valor teórico de la moneda ha pasado de tener un tipo de cambio implícito de 88 Bs/Us$ a un valor devaluado de 155 Bs/Us$. Esta relación demuestra las expectativas negativas de las personas, y que las motiva a comprar a precios muy superiores (hasta 480 Bs/Us$) divisas como precaución de cubrir sus ahorros en activos distintos al bolívar, que ha mostrado perder su valor de manera acelerada.






¿Qué esperar? Por el lado de la emisión monetaria, no se muestran señales del ente emisor (Banco Central de Venezuela) de controlar la cantidad de bolívares que inyecta semanalmente, y mucho menos en un escenario electoral, ni ninguna política que intente corregir el mercado monetario.
Por el lado de las reservas internacionales el escenario luce más complicado ya que, como flujo, depende tanto de las entradas como de las salidas de divisas en el tiempo. Las entradas lucen mermadas debido a la caída de los precios del petróleo, y que no muestran señales de superar la barrera de los 60 Us$ /barril en lo que queda de año, mientras que lo que respecta a la salida de divisas, el escenario en el corto plazo luce aún más complicado al tener unos compromisos financieros relacionados al vencimiento de bonos de deuda externa por el orden de los 5.000 millones de US$, lo que obliga al gobierno a restringir el monto por importaciones.
Corregir estas tendencias es el gran reto, bien sea por ajustar la política monetaria, bien sea por administrar de manera más eficiente el equilibrio externo de divisas. Hace falta generar políticas públicas que involucren a todos que permita legitimar una política económica coherente que garantice el crecimiento y el desarrollo de la sociedad venezolana.

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