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Felix Arellano
Para los peruanos más débiles, que son muchos,
Keiko genera confianza y esperanza. Los desafíos son grandes. Afortunadamente
no promueve un discurso populista destructivo (perseguir a los productores),
pero buscando votos está generando contradicciones en su discurso, pudiéramos
encontrarnos con un producto electoral bien trabajado, ¿podría ser una
sensibilidad populista más tenue?
A
pocos días de la segunda vuelta en Perú, todas las encuestas presentan como
posible ganadora de Keiko Fujimori, pero también coinciden en un porcentaje de
aproximadamente 10% de indecisos, que pueden cambiar cualquier tendencia el día
de la votación. La tendencia triunfadora de Keiko parecía evidente, al ganar la
primera vuelta con una diferencia de 20%, frente al segundo Pedro Pablo
Kuczynski (PPK); empero, muchos estimaban que PPK podría superar la diferencia
con las alianzas, dado el rechazo que genera el apellido Fujimori para una gran
mayoría de políticos peruanos.
Las
declaraciones de líderes y personalidades políticas a favor de PPK se han dado,
pero los líderes declaran y los seguidores (el pueblo) tienen sus propias
decisiones. Para las mayorías, PPK resulta un brillante gerente, desconocedor
de las dramáticas condiciones de pobreza y exclusión que afectan a muchos peruanos,
en particular a las poblaciones indígenas; por el contrario, el apellido
Fujimori goza de apoyo popular y Keiko ha trabajado con disciplina su liderazgo
político.
Comparado
con el colosal fracaso bolivariano en Venezuela, Perú se presenta fortalecido y
con perspectivas alentadoras. Afortunadamente ninguno de los candidatos ofrece
la irracionalidad de la destrucción (invasiones, expropiaciones, persecución a
los productores y luego la excusa de la guerra económica). Perú ya vivió el
falso discurso y la práctica destructiva de la izquierda militar, que tomó el
poder por la fuerza (1968) y destruyó buena parte de la economía,
particularmente la eficiente agricultura. Pareciera que el país está consciente
del daño que pueden generar los discursos radicales, que prometen grandes
transformaciones para tomar el poder y, luego, solo se preocupan por los
beneficios de la camarilla y perpetuarse en el tiempo.
Conviene
resaltar que ambos candidatos comparten la importancia de mantener la economía
de mercado eficiente, productiva y abierta, pero el gran reto que enfrentan,
como en otros países de la región, tiene que ver con la inclusión eficiente y
sostenible de los sectores pobres en el proceso productivo y en el bienestar.
Perú experimenta el viejo dilema de incrementar y consolidar el crecimiento
económico y generar bienestar social sostenible. Algunos modelos de reducción
de pobreza en la región han resultado frágiles, pues se han concentrado en
dádivas oficiales, programas sociales gubernamentales basados en la coyuntura
de altos precios de las materias primas y crecientes importaciones chinas, las
dos variables se están agotando y, con ellas, los planes sociales bolivarianos
y de Lula.
Kuczynski
puede tener gran experiencia en el manejo de los asuntos económicos y
particularmente financieros, pero el pueblo peruano, los sectores más débiles,
perciben que se ocupa más de los intereses de las corporaciones, en detrimento
de las necesidades sociales. Este es uno de los grandes retos del presente. Es
un reto paramara en Argentina, cómo retomar el crecimiento, generar empleos,
atraer inversiones; sin olvidar la dramática realidad de los menos aventajados.
Chile, un país que ha logrado tanto crecimiento y sostenibilidad, aún enfrenta
este reto y la gerencia del expresidente Piñera no resultó tan exitosa,
Bachelet también atraviesa serias dificultades.
Para
los peruanos más débiles, que son muchos, Keiko genera confianza y esperanza.
Los desafíos son grandes. Afortunadamente no promueve un discurso populista
destructivo (perseguir a los productores), pero buscando votos está generando
contradicciones en su discurso, pudiéramos encontrarnos con un producto
electoral bien trabajado, ¿podría ser una sensibilidad populista más tenue?
La
campaña electoral ha sido deficiente en propuestas y rica en descalificaciones
personales. Las encuestas coinciden en los posibles resultados para el 05 de
junio, pero todo puede cambiar. Ahora bien, frente a los temores que genera
Keiko, por el precedente autoritario del padre, la solución consiste en
mantener instituciones democráticas autónomas y sólidas. Toda la región debería
estar consciente de la grave situación que vivimos en Venezuela, donde
aprovechando la democracia se están destruyendo sus instituciones.