martes, 6 de diciembre de 2016

¿Suspensión o expulsión?

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Felix Arellano
El problema bolivariano en el Mercosur resultaba inexorable, pues desde su incorporación irregular estaban claras las contradicciones entre las políticas del gobierno bolivariano y la normativa de mercado del Mercosur; ahora bien, la chequera y el club ideológico lo justificaban todo

Existía la esperanza que el Mercosur en este año retomara sus objetivos originales y pudiera avanzar en temas básicos como: el libre comercio, la unión aduanera y el mercado común que han quedado marginados, pues los gobiernos han concentrado su atención, por varios años, en un falso discurso ideológico, anacrónico y paralizante; empero, el efecto bolivariano-venezolano, como la “crónica de una muerte anunciada”, ha paralizado de nuevo el proceso y este año se ha concentrado en lidiar con el gobierno bolivariano díscolo y soberbio, que por ceguera ideológica no quiere entender que los tiempos han cambiado. Con la decisión recientemente adoptada de suspender al gobierno venezolano, los países fundadores del Mercosur creen haber superado el problema, pero aún persisten dudas, y pudiéramos estar en puertas de nuevos acontecimientos y nuevas interpretaciones sobre la suspensión o la expulsión.

El problema bolivariano en el Mercosur resultaba inexorable, pues desde su incorporación irregular estaban claras las contradicciones entre las políticas del gobierno bolivariano y la normativa de mercado del Mercosur; ahora bien, la chequera y el club ideológico lo justificaban todo. Luego, al fracasar los gobiernos radicales en el Mercosur, lo que ha implicado la salida de Fernando Lugo en Paraguay, Cristina Kirchner en Argentina y Dilma Rousseff en Brasil la luna de miel ideológica se desvanece. Los nuevos gobiernos inician con discursos de revisión, modernización y transformación del Mercosur, pero el gobierno bolivariano no comparte los nuevos rumbos.

Adicionalmente, las contradicciones con el proceso bolivariano se incrementan, ya no son solo las grandes diferencias de políticas económicas, ahora se presenta la tendencia autoritaria del proceso bolivariano, que violenta los derechos humanos y destruye progresivamente la institucionalidad democrática. Frente a esta grave situación, el gobierno de Paraguay exige la aplicación de la cláusula democrática del Mercosur, contenida en el Protocolo de Ushuaia, pero el gobierno uruguayo, dividido en dos bandos ante el tema bolivariano, termina apoyando la fracción radical de Pepe Mújica y veta la aplicación de la cláusula democrática, que era el camino jurídicamente procedente ante la gravedad del problema.

El veto uruguayo no está facilitando la situación bolivariana en Mercosur y, paradójicamente, pareciera que la está agravando, pues en lugar de una suspensión al estilo de lo que enfrentó Paraguay, al gobierno bolivariano pareciera que lo están expulsando. Vetada la cláusula democrática, los países fundadores han optado por la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados y sostienen que el gobierno bolivariano no ha cumplido con lo sustancial de su acuerdo de adhesión como miembro pleno y, en consecuencia, debe ser sancionado. El plazo adicional otorgado al gobierno bolivariano para ponerse a derecho venció el pasado 01 de diciembre y día 02 los fundadores han decidido sancionar el incumplimiento bolivariano y han usado la expresión: “cese del ejercicio de los derechos inherentes a la condición del Estado parte del Mercosur (miembro pleno)”. Adicionalmente han agregado, que la reincorporación de Venezuela conllevará renegociar las condiciones de adhesión.

El lenguaje usado con el gobierno bolivariano no se corresponde con el lenguaje utilizado cuando fue suspendido Paraguay, proceso que se desarrolló bajo la cláusula democrática. En el caso paraguayo no existía ninguna duda que todos los derechos y beneficios se mantenían y que solo se excluía al Paraguay del proceso de toma de decisiones. Luego, cuando Paraguay se reincorporó lo único que hizo fue retomar su asiento y votar en los órganos decisorios, no se renegociaron sus condiciones de incorporación.

El leguaje que se está utilizando frente al gobierno bolivariano pareciera corresponderse más con una expulsión. Para los radicales uruguayos de Pepe Mujica este texto resulta inaceptable. Pepe le debe estar recordando a su gobierno, que Mercosur no contempla la expulsión y que incumplimientos tienen todos, que pena que Pepe olvida con facilidad el tema de los derechos humanos y sigue apoyando ciegamente al autoritarismo bolivariano.

El gobierno bolivariano de nuevo opta por la estrategia del insulto y la descalificación, creyendo que el que ataca más fuerte gana, realmente lo está perdiendo todo, pero la ceguera ideológica no le permite ver la realidad; ahora bien, también está apelando al Presidente Tabaré Vázquez, para cambiar la situación. En este contexto tan dinámico, pudieran venir nuevas interpretaciones para precisar cómo funcionará la suspensión bolivariana.

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