miércoles, 19 de noviembre de 2014

EL CAMINO DESVIADO DE LAS EXPORTACIONES

PROFESOR EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ

Al inicio de la administración bolivariana no parecía existir acuerdo en los representantes gubernamentales sobre que Venezuela necesitaba desarrollar nuevas y más exportaciones o también nuevos productos y nuevos mercados. Por otra parte, algunos mecanismos de útil aplicación como el draw back (o devolución de impuestos) se dinamizaron muy lentamente -hasta volverse irrelevantes- siendo que, para lograr su adecuada aplicación, no era necesario que transcurriera un periodo largo de tiempo.
El resultado global ha sido un proceso de poco desarrollo de las exportaciones no tradicionales e incluso de retroceso en el sentido de desmejoramiento de niveles que se habían alcanzado en los años noventa. La economía en los tiempos de la administración bolivariana ha apuntalado el perfil de exportaciones petroleras tradicionales. Es de ahí que a pesar de haber un período de relativo ascenso (dado que en dos años hay disminución) de 1999 a 2005, donde las exportaciones pasaron de 4.196 a 7.200 millones de $, existe un marcado descenso desde este último año hasta 2013, donde las mismas sumaron 2.100 millones de $. De 2009 a 2013 las exportaciones nunca alcanzaron los 3.500 millones (ver INE, Venezuela. Entorno económico y social. Abril 2014). A comienzo de los años noventa una meta a cumplir era tratar de mantener un nivel de exportaciones no tradicionales que bordease los 7.000 millones de dólares.
Toda la evolución nacional en términos de desindustrialización y desinversión, así como de problematización en el control de cambio y el mercado cambiario que, en 2014, alcanza a presentar abiertamente cuatro tipos de cambio y, correspondientemente, deficiencias e insuficiencias en el suministro de divisas, son parte del conjunto de elementos determinantes a considerar en relación a la dinámica de las exportaciones no petroleras, para con ellas acelerar la expansión, diversificación y modernización de la producción, así como para resolver a mediano y largo plazo el problema del financiamiento externo del desarrollo, los efectos del rentismo petrolero y contribuir a elevar los niveles de empleo y bienestar de la población.
El fomento de las exportaciones, ha constituido una exitosa vía transitada por los países más industrializados y los del sudeste asiático. Ha existido, en esos casos, una relación directa entre las exportaciones y sus efectos expansivos en la demanda de insumos, empleo y nivel de ingreso; pero también, en la asimilación de conocimientos, desarrollo de innovaciones, incremento de los flujos internacionales de capital, mayor productividad y eficien­cia y cambios de actitudes sociales y de las instituciones. Ha sido notable, el rol de las exportaciones como vía de financiamiento del desarrollo económico, al propor­cionar la capacidad de importación necesaria para lograr una adecuada disponibilidad de materias primas, equipos y maquinarias de origen extranjero y para ello se aprovecharon -en el caso de los asiáticos- definidamente políticas devaluacionistas hasta que, en los años noventa, comenzaron críticas y evaluaciones diversas por parte de analistas y organismos internacionales.
 El caso de Venezuela -durante la administración bolivariana y varias de las que le preceden en más de dos décadas- ha sido, en ambas vertientes, incompleto e insuficiente. Durante años solo existió una relación indirec­ta entre exportaciones y desarrollo interno a través de programas de fomento financiados con los recursos prove­nientes de las exportaciones de materias primas, escasa­mente integradas a procesos internos de producción. La separación, entre la produc­ción dirigida a los mercados internos y los sectores externos, disminuyó los efectos dinámicos.
El mantenimiento de un ritmo de crecimiento de las exportaciones no petroleras, exige la aplicación de medidas coherentes entre sí. Es imprescindible, además, la estabilidad institucional y política del país. El proceso de la constituyente de finales de 1999 buscó definir, de manera ideologizada, una nueva estructura gubernamental y legislativa. Por su parte, los años 2000-2004 transitaron por procesos de inestabilidad institucional y agitación política que implicaron confrontaciones entre agentes económicos y políticos, con alteraciones como la crisis política y militar del 11 de abril de 2002. A pesar de que en 2004 se iniciaron las misiones (salud, vivienda, otras) y ellas significaron un punto de inflexión relativo en el contexto social de obtención de ayudas y beneficios para determinados grupos sociales, puede afirmarse que, con lo visto de 2004 a 2014 en términos políticos, institucionales y económicos, no es fácil prever que se puedan lograr acuerdos de consenso sobre los programas, objetivos y políticas en los próximos años en el contexto de la administración bolivariana.
   La estructura educativa venezolana no se ha adaptado a la velocidad de los cambios tecnológicos y globalización imperantes en la economía mundial. Ésta, obliga a una formación técnica y profesio­nal que facilite la flexibilidad y adaptabilidad de los trabajadores, en su más amplio sentido, a las innovaciones tecnológicas y organizativas. Esto colide con las inclinaciones de la administración bolivariana en materia educativa, según lo visto en más de 15 años. Los nuevos mercados exigen, además de esfuerzos en desarrollo científico y tecnológico, una adecuada formación de recursos humanos (en el caso de Chile, se estima que, a comienzo de los años setenta, ya contaba con magnitudes importantes de ingenieros y gerentes formados en Universidades públicas o beneficiarias de apoyos del Estado) y un monitoreo de los mercados internacionales.
El conocimiento de los flujos de demanda y oferta en los mercados mundiales en cuanto a volumen, calidad, precios, formas de distribución y otros, así como de diversos indicadores de los aspectos estructurales y coyunturales de la actividad económica y de los cambios tecnológicos, es una necesidad que el país debe cubrir a través de sistemas de información que pueden ser desarrollados por el sector privado y el sector público. Se evidencia la falta de adecuada información por parte de los productores locales, en elementos como: a) tecnologías para competir interna o externamente; b) canales de comercialización y distribución; c) gustos de los consumidores y particularidades de los productores en posibles mercados.
Las ventajas competi­tivas se logran si hay un ambiente económico, institucio­nal y político que promueva la acumulación de recursos productivos, habilidades y destrezas en áreas específicas de alta especialización, en las cuales la presión de la competencia impulse hacia la constante generación de innovaciones. La existencia de una activa demanda interna (uno de los puntos débiles de la actualidad venezolana), ampliada por la integración  económica, actuaría como fuente cercana de orientación de los productores para adaptar su oferta a los requerimientos y especificidades de las necesidades de los clientes y como base de apoyo para la penetración de otros mercados. Similar función tiene el desarrollo interno de ramas industriales interco­nectadas e internacionalmente competitivas, como abaste­cedoras de insumos de las empresas exportadoras, que vendrían a conformar en su conjunto redes con objetivos entrelazados que favorecerían el desarrollo e intercambio de ideas y esfuerzos de innovación y lo cual está asociado al impulso de las llamadas hileras de producción y los clusters. De todo esto hay ausencia manifiesta, actualmente en Venezuela.
Dentro de las especificidades nacionales y regionales, existe una mezcla de elementos en los asuntos tratados. Tal mezcla incorpora lo relativo a tipo de cambio, competitividad, industrialización y expor­taciones. En tal sentido, el ajuste oportuno del tipo de cambio nominal de acuerdo a la paridad adquisitiva de las monedas implicadas y la acción coordinada de instrumentos de política comercial que equilibren los niveles efectivos de los tipos de cambio para importaciones y exportaciones, forman parte de los pilares de una estrategia de desarr­ollo en condiciones de globalización de los mercados. Obviamente en el escenario venezolano de 2014 esto se hace harto complicado, dada la existencia de cuatro tipos de cambio ya señalados y las ausencias y desatinos en la elaboración de la política económica.
@eortizramirez


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