lunes, 4 de septiembre de 2017

La inseguridad personal y la jurídica saturan el campo venezolano


Pedro Raúl Solórzano Peraza
Agosto de 2017

En una oportunidad mencioné nueve aspectos que afectan negativamente la producción agrícola venezolana, y el primero de esa lista fue la inseguridad personal y jurídica, aunque es un aspecto que va más allá de la vida campesina por ser un problema de alcance nacional, ya que en todas las instancias de la vida del ciudadano venezolano, existe un peligro permanente de inseguridad personal y de inseguridad jurídica. Es común, en las noticias diarias, recibir información de los delitos que se cometen contra las personas y sus bienes. Crímenes, secuestros, robos, expoliaciones de propiedades, son sucesos cotidianos en nuestras ciudades, pero también al campo venezolano ha llegado esta situación afectando profundamente la producción agrícola.

Las noticias actuales referentes a la agricultura nacional, están concentradas en dos situaciones muy específicas: ha continuado el proceso de expoliación de fincas como ejemplo de inseguridad jurídica, y los trabajadores del campo abandonan sus labores debido a la inseguridad personal. Estas noticias indican que se está promoviendo el abandono total del campo, ya que ni los propietarios ni el personal que labora en las unidades de producción pueden asistir a sus sitios de trabajo por temor a ser asaltados, perder sus bienes y hasta llegar a perder la vida.

Los problemas de inseguridad personal comienzan en las carreteras nacionales debido a las malas condiciones en que se encuentra la vialidad, y a la escasez de vigilancia y de equipos de apoyo vial. Luego los riesgos continúan en las unidades de producción, alimentados por la ausencia de los cuerpos de seguridad del Estado en las regiones agrícolas, o por su presencia timorata y hasta posiblemente cómplice con las bandas irregulares que hacen vida en las áreas campesinas de nuestro país. Estos riegos incluyen robo de maquinarias y equipos, robos de cultivos y de ganado, peligro de secuestros y asaltos, cobro de vacunas y otros. Lógicamente, esta exposición al secuestro y la extorsión causan descontrol en las fincas, las cuales en ocasiones son abandonadas por ser la mejor opción que encuentran los propietarios.

La inseguridad jurídica está expresada claramente por las expoliaciones de fincas tradicionalmente productivas, que ante la ignorancia y vandalismo de su manejo por parte de los asaltantes, porque esa es la mejor definición para ellos, son transformadas en terrenos abandonados, yermos, una vez que han consumido todo lo que allí existía comestible, como son los frutos de los cultivos o los rebaños de ganado. Esta inseguridad jurídica también ha invadido a la agroindustria que apoya a la agricultura, como son las empresas que producen y suministran insumos para los cultivos, otras que procesan alimentos para su preservación y poder ofrecerlos a los consumidores de manera continua a lo largo del año, otras procesadoras de materia prima para la industria de alimentos.

Para enfrentar los problemas de inseguridad personal se tiene que comenzar por mejorar la vialidad a nivel nacional, incrementar los servicios de vigilancia y apoyo vial, y desarrollar serios programas contra la delincuencia en todos los ámbitos del país. En el caso de las zonas agrícolas hay que incrementar la presencia del ejército y la Guardia Nacional, y crear algunos comandos específicos que se encarguen del verdadero resguardo de las fronteras. Iniciar acciones para el control de la infiltración de cualquier tipo de guerrillas y procurar eliminar los focos existentes, tanto de guerrillas importadas como de los grupos que se han estado organizando por nuestros propios conterráneos.

Los problemas de inseguridad jurídica, para su solución, requieren que los ciudadanos afectados tengan un interlocutor dentro del Poder Judicial, que sea capaz de atenderlos con honestidad, a quien puedan presentar sus denuncias y adelantar juicios, con la intención de recuperar sus propiedades si éstas no hubieran sido correctamente expropiadas o procurar el cobro de sus bienes confiscados. Por supuesto, esto no es posible con un régimen donde el Poder Judicial está subordinado al Poder Ejecutivo que es el que ordena y autoriza las expoliaciones.

Quiere decir, que la solución a los casos de inseguridad personal y jurídica que vive la población venezolana solamente será posible con un cambio de este régimen por un nuevo sistema de gobierno. Es evidente que el gobierno promueve las bandas de asaltantes por medio de los grupos paramilitares, armados por el propio gobierno, y denominados “colectivos”, los cuales han incrementado la inseguridad personal de los ciudadanos. Por otro lado, este régimen de corte comunista ha buscado, durante los últimos quince años, ser el dueño de todos los bienes y recursos del país. Bajo esa consideración, es imposible solucionar la inseguridad jurídica que amenaza permanentemente a la propiedad privada, se vive bajo una constante indefensión institucional.

Ejemplos de estas situaciones son la expoliación de Agroisleña, C.A., empresa líder en el suministro de insumos y servicios a los agricultores del país, cuyo lema era cierto: ”Todo para el agricultor”, y que al ser asaltada la convirtieron en Agropérdida y hemos visto las carencias que está sufriendo el campo venezolano y la vertiginosa caída de la producción agrícola. El otro ejemplo es el reciente asalto a la Hacienda El Gólgota, lleno de progreso y riquezas, que pronto será convertido en un verdadero Calvario por el manejo vandálico al que será sometido por las huestes destructoras del gobierno actual.

¡¡Cómo ha cambiado nuestro campo!! No tiene comparación la paz que se sentía al reposar en uno de estos fundos, especialmente de noche, escuchando los ruidos de la naturaleza. Estas haciendas se hicieron tan atractivas que llegaron a convertir al campo venezolano en un sitio excelente para vacacionar, motivando incluso la construcción de muchas posadas para que los viajeros, después de esas apacibles noches campestres despierten con el mugido de vacas que están siendo ordeñadas, o con el concierto matutino de innumerables aves que alegres saludan al nuevo día con sus cantos sonoros y variados, o con el murmullo del río corriendo aguas abajo. Ahora en esos lugares, gracias a la incuria y la maldad del gobierno, se siente es desasosiego, miedo, temor a la llegada de las pandillas de asaltantes de los colectivos o del INTI.

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Agosto 2017



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