jueves, 29 de marzo de 2018

LA ESCENA ECONÓMICA Y POLÍTICA DE MARZO 2018


LA ESCENA ECONÓMICA Y POLÍTICA DE MARZO 2018

EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ


Llegando a finales de marzo 2018, el panorama económico venezolano es bastante sombrío, pero aun así,  de no presentarse cambios en la política económica, pareciera la población deberá esperar mayores niveles de depauperación absoluta y relativa. Ante ello, altamente impresionante es la indiferencia estatal o de la administración bolivariana –han terminado siendo lo mismo el gobierno y el Estado- ante las diversas manifestaciones y mediciones de aquella depauperación. El empobrecimiento medido y registrado por la última edición de La encuesta ENCOVI (llevada a cabo por la UCAB, UCV y USB) así lo testifica, al igual que las distintas expresiones directas de calles, ciudades y regiones.

Si tuviésemos que preguntarnos si estamos viviendo mejor o peor, solo incondicionales, ilusos, acomodados, corruptos, delincuentes o grupos de los mejor ubicados en la distribución del ingreso, podrían negar grados radicales de afectación. Aquella frase tomada prestada con desenfado –y repetida mil veces- por el presidente Chávez, y continuada por el presidente Maduro en diversas modalidades, de que el mejor sistema es aquel que proporciona la mayor felicidad a sus habitantes o ciudadanos, se estrella contra la incólume realidad de un empobrecimiento sostenido[1] hacia el cual se dirige Venezuela cada día más. En fin, cada día vivimos peor. Basta ver que al salario integral se le enfrentan productos otrora de uso difundido, como un litro aceite de calidad aceptable y uso regular –no de oliva por supuesto-, cuyo precio hoy día bordea 500.000 Bs, mientras el salario señalado (salario mínimo más bono alimenticio) asciende a 1.307.646 Bs (392.646 más 915.000 Bs).

De varias fuentes revisadas para el caso del Perú[2], se pueden ordenar tendencias y registros que se acercan o coinciden con la presentada en cuanto a salario mínimo y costo de la cesta para tal nación. El salario mínimo visto  en $, alcanza a  261 $, que representan 850 Nuevos Soles[3] mensuales y un nivel de 28 soles diarios. Con un Sol, en Lima se pueden adquirir cinco piezas de buen pan y la cesta básica puede costar hasta 300 Soles o menos incluso. Si bien electrodomésticos y servicios como electricidad o internet, son costosos relativamente, un menú de comida puede costar hasta 5 soles, en lugares promedio; en el caso del transporte público hay varias modalidades[4] y se estima que para distancias largas el precio puede estar entre 1 o 1,20 Soles (en algunos casos se acerca a 2). Complementariamente y con las observaciones que puedan hacerse, para el momento actual el clima de seguridad en zonas centrales de la ciudad de Lima –además- es mucho más estable comparado con ciudades venezolanas. ¿De qué poder adquisitivo real estamos hablando en Venezuela? De uno altamente deteriorado y tenebroso para el corto y mediano plazo.

Lo anterior está ubicado en el contexto hiperinflacionario que desde hace semestres viene presentando la economía venezolana, junto a una aguda escasez, desinversión, cierre de empresas comerciales e industriales como bien han venido señalando CONINDUSTRIA y CONSECOMERCIO, monetización del  déficit, escasez de efectivo y divisas, disminución de la producción petrolera por dificultades en la inversión de reposición y manejo de técnicas para la extracción del petróleo más difícil, así como necesidad de honrar pagos del endeudamiento externo, desarrollado en el contexto de manejo de un alto excedente, venido desde el petróleo y no invertido en el impulso del desarrollo de la nación en casi veinte años de administración bolivariana.

A tal contexto se añade la alta migración asociada a la Diáspora. Como se sabe, las últimas mediciones la bordean en 4 millones de venezolanos de todos los orígenes sociales, variados grados de estudios, inclinaciones políticas y, aunque ha preponderado la presencia de jóvenes, se observa también la creciente figura de personas de mayor edad. No hace falta mucho detenimiento para proyectar que, en una migración permanente, intensa y dinámica, se pueda prever que pronto puede alcanzar varios millones adicionales. Esto lo convierte en un proceso de magnitud poco frecuente al compararlo con genocidios, desplazados, refugiados y que por ahora, con las cifras alcanzadas, se acerca a superar la población de Noruega. Talentos y capacidades diversas, junto a iniciativas y voluntades variadas, que están desintegrando dada su migración,  al país, familias, grupos de profesionales  y a su recurso humano.

Ante todo esto, un gobierno confundido, poco dispuesto técnicamente y en sus voluntades, sigue manejándose con instrumentos que produzcan efectismo y sin resultados previsibles. Lo más reciente, el Petro y la Reconversión monetaria.  En cuanto a la criptomoneda, es bastante lo que se ha señalado sobre la confianza que necesita y debe brindar una moneda digital y –en sentido contrario-  las desconfianzas que se han ido expresando sobre este caso particular de la oferta venezolana. Pero, de la misma manera, la administración como en una trampa caza bobos, busca generar espejismos asociados a una segunda oportunidad de quitarle tres ceros a la moneda, que no pasa de ser más que una medida cosmética sin mayores resultados previsibles en el manejo de la escasez de efectivo y menos aún en el control de la inflación.

Del lado de sectores o algún grupo político supuestamente de “oposición”,  de los que si participarán en las elecciones, se ha venido aupando la solución de puntos álgidos de estos problemas, a través de la dolarización[5]. Es curioso como algunos, desde posiciones cómodas, enaltecen un proceso de esta naturaleza,  con un país de una problemática económica particular y que tiene, además una grave problemática institucional y una administración que no ha dado visos de querer aflojar el control inocuo y más bien entorpecedor que ejerce en variables económicas, que solo beneficia a la camarilla y brinda muy pocos resultados concretos en cuanto al bienestar de los venezolanos y las empresas. Por lo demás, a algunos candidatos no es exagerado señalar que fácilmente -a sus candidaturas-  se les acopla el calificativo de repugnantes, como señalaba una activista de la política en cuanto a la de Henri Falcón.

Planteados así lo asuntos, la administración bolivariana se prepara para “ganar” las elecciones de mayo del 2018, que fueron preparadas ad hoc a la idea de mantenerse en el poder y seguir ejecutando el supuesto proceso “exitoso”  de un modelo libre, independiente y alternativo -o socialista- al capitalismo.

El escenario a finales de marzo es bastante desconsolador para la nación como bloque, pues los mismos oficialistas no expresan, en registros diversos, posiciones cerradas en la inclinación al voto y, del lado de la oposición, sucede igual. Decepciones, confusiones, la diáspora y otras factores generaron este cambio, creando un escenario, junto a la programación de las elecciones ad hoc, bastante favorable al triunfo del oficialismo.

Entre noviembre 2017 y febrero 2018, en las reuniones de Republica Dominicana, se trató de llegar a acuerdos para alcanzar un clima de entendimiento político y realizar elecciones más satisfactorias –que las relativas a elección de miembros de la Asamblea Nacional Constituyente, gobernadores y municipales, todas de 2017-, pero las negociaciones fracasaron[6]. No era fácil encontrar indicios de que la administración bolivariana fuese a acceder a cambiar el CNE y convertir una elección nacional, en un episodio limpio y lleno de libertades y derechos ciudadanos. Por otra parte, lo que la administración había entendido como su camino de la paz, pasó a ser interpretado y visto por muchos -interna e internacionalmente-, como el súmmum de las triquiñuelas y el camino directo para la perpetuación del autoritarismo bolivariano[7], heredero de un pastiche donde lo más resaltado en sus tiempos más recientes es la vía al socialismo, la cual se convirtió en la vía al fracaso, destrucción económica, descomposición nacional, sobrevivencia como única estrategia de vida ante la crisis humanitaria, el hambre y la escasez, junto a la desintegración que produjo y produce –crecientemente- la diáspora[8] -ya señalada-, y que todos ellos no son más que componentes naturales de una revolución petrolera que terminó en fracaso y corrupción, junto a un escenario hiperinflacionario que se alimenta con los propios errores y permanencia del populismo y políticas económicas erradas.

Las cartas están echadas y el oficialismo seguirá su marcha para “ganar” las elecciones presidenciales adelantadas en 2018. Las presiones y reacciones internacionales, sin embargo, no amainaron, expresando una posición de fuerte crítica a la manera de proceder y alterar la democracia y sus procedimientos, por parte de la administración bolivariana. Una muestra de ello fue la resolución 1095 de parte del Consejo Permanente de la OEA de fecha 23 de febrero de 2018. Los dos contenidos de la Resolución que se resaltan en la nota[9], son suficientemente expresivos  de la importancia de la decisión del Consejo Permanente, más aun cuando en esta ocasión países caribeños que habían apoyado a Venezuela en anteriores oportunidades se abstuvieron. La resolución se refirió también a la crisis económica, política, social y humanitaria presente en la nación. Por otra parte, las acciones de la administración bolivariana buscaron conseguir supervisión electoral de la ONU[10], pero siempre con mecanismos y personeros (como José Luis Rodríguez Zapatero) que pudiesen facilitar dejar pasar la farsa electoral montada. Adelantándose a estos pasos y procedimientos, el Grupo de Lima optó por resaltar la pertinencia de la participación de la OEA[11].

Finaliza el primer trimestre de 2018 y el panorama económico es poco menos que sombrío y lleno de inestabilidad e incertidumbre. El panorama político, por su parte, indisolublemente ligado al anterior, no es para albergar optimismos más fundamentados.


@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com












[2] Se tienen en la región países más costosos en nivel de vida y otros menos costosos. En general, de todas maneras, el salario mínimo supera los 300-350 $ en ellos, no así en Venezuela donde es considerablemente más bajo, añadiéndosele la alta inflación o hiperinflación (6$ para el salario integral, según nivel del $ en mercado paralelo).
[3]Sueldo Mínimo en Perú.  El costo y la calidad de vida en Perú es buena, el sueldo mínimo de 2018 es mayor que el de otros países latinoamericanos como El Salvador, Bolivia, Honduras y Paraguay, pero este es superado por el sueldo mínimo de Argentina, Ecuador y Chile.  En Perú, al salario mínimo se le denomina Remuneración Mínima Vital, esta remuneración es fijada por el Ministerio de Trabajo y Promoción de Empleo. El sueldo mínimo mensual en Perú es de 850 Nuevos Soles, por lo que las personas ganan diariamente 28 Soles. El sueldo mínimo de Perú en dólares para 2018 es de 261 dólares americanos (USD). Cesta básica en Perú. El sueldo mínimo cubre la cesta básica por lo que es bastante económico comprar alimentos salvo que se adquieran los productos en supermercados o sitios realmente costosos.  La cesta básica en Perú puede costar 300 soles o incluso menos. El precio depende principalmente del sitio donde se compre, la línea de supermercados y también del distrito o ciudad dónde se resida” http://www.salariominimo.info/2018/01/salario-minimo-en-peru-2018.html.
[4] En Lima se ha instrumentado el sistema de autobuses de un troncal central con líneas alimentadoras articuladas, además del  Metro (abarca toda la ciudad, una sola línea, que recorre Lima de norte a sur y circula por 27 estaciones).
[5] De interés Natan Lederman, Qué hay que cambiar para dolarizar la economía venezolana www.elestimulo.com 20 de marzo 2018.   

[7] Esta evolución y resultados hasta ese momento, llevaron a pronunciarse –nuevamente- con mucha firmeza al Grupo de Lima; en este caso sobre la participación del presidente NM en la Cumbre de las Américas a celebrarse con fecha 13 y 14 de abril de 2018; partiendo esto del respaldo a la propuesta y decisión del presidente del Perú de no permitir tal participación. En tal sentido, el Gobierno de Perú retiró la invitación enviada al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, para que asistiera a la octava Cumbre de las Américas, que se efectuaría  el 13 y 14 de abril del año en referencia, según la carta que oficializó esa decisión y que fue firmada por la canciller peruana, Cayetana Aljovín, y enviada al ministro del Poder Popular para Relaciones Exteriores de Venezuela, Jorge Arreaza. En tal sentido,  el grupo de Lima señaló el 13 de febrero de 2018 que respaldaba el anuncio del Gobierno peruano de declarar como "no bienvenida" la presencia en la Cumbre señalada del mandatario venezolano, a quien el bloque exigió un nuevo calendario electoral, al ratificar su rechazo a las presidenciales anticipadas en el país. El grupo (Argentina, Canadá, Chile, Colombia, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Brasil y Costa Rica), emitió una declaración en la que reafirmó que las elecciones presidenciales anunciadas por el oficialismo venezolano para el 22 de abril "carecerán de toda legitimidad y credibilidad". Aljovín objetó la asistencia de NM a la Cumbre, apuntando que, según la Declaración de Quebec de 2001, firmada por los países de la Organización de Estados Americanos (OEA), una ruptura de la democracia constituye un "obstáculo insuperable" para la participación de un Estado en la Cumbre de las Américas (www.efe.com 13 de febrero 2018; www.elmundo.es 16 febrero 2018). El día 21 de marzo de 2018 el presidente de PerúPedro Pablo Kuczynski, renunció a su cargo, según anunció en un pronunciamiento televisado junto a su gabinete; quien lo sustituyó, el Vicepresidente Martín Alberto Vizcarra Cornejo, ratificó la posición señalada hacia el presidente NM (www.cnnespanol.cnn.com 21 de marzo 2018).

[9] “CONSIDERANDO que el anuncio del Gobierno venezolano de adelantar las elecciones presidenciales al 22 de abril de 2018 imposibilita la realización de elecciones democráticas, transparentes y creíbles de conformidad con las normas internacionales, y contradice los principios democráticos y la buena fe;”;RESUELVE: 1. Exhortar al Gobierno de Venezuela a que reconsidere la convocatoria de las elecciones presidenciales y presente un nuevo calendario electoral que haga posible la realización de elecciones con todas las garantías necesarias para un proceso libre, justo, transparente, legítimo y creíble, que incluya la participación de todos los partidos y actores políticos venezolanos sin proscritos de ninguna clase, observadores internacionales independientes, acceso libre e igualitario a los medios de comunicación, y con un Consejo Nacional Electoral cuya composición garantice su independencia y autonomía y que goce de la confianza de todos los actores políticos.” (https://www.voanoticias.com 23 de febrero 2018).

[10] En fecha 8 de marzo 2018, la ONU descartó el que pudiese ejercer algún tipo de observación en razón de que "El secretario general no puede enviar personal de Naciones Unidas a observar unas elecciones sin un mandato específico de la Asamblea General o del Consejo de Seguridad", señaló al respecto el portavoz del secretario General, Stéphane Dujarric (www.laverdad.com 8 de marzo de 2018). Por otra parte, el día 9 de marzo Zeid Ra'ad al Hussein, pidió al gobierno de NM que abriera las puertas a la ONU para verificar sobre el terreno lo que sucedía en el país. El mismo alto comisionado había presentado el día 7 de marzo un informe sobre sus actividades ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU donde destacó la situación de las libertades fundamentales en el mundo, en el que dijo que las libertades de expresión, opinión, asociación y reunión pacífica son "reprimidas y gravemente restringidas" en Venezuela; además, señaló que "no se cumplen las condiciones mínimas para la celebración de unas elecciones libres y creíbles", convocadas para el 20 de mayo (ver www.dw.com 9/3/18). A la sazón y, en este agudo contexto, EEUU no amainó en la imposición de sanciones contra funcionarios y la administración bolivariana. Así, el gobierno estadounidense prohibió el 19 de marzo, las operaciones que involucren criptomonedas venezolanas y simultáneamente sancionó a cuatro funcionarios y ex funcionarios oficialistas, intensificando la presión sobre el Gobierno de NM. La orden, firmada por el presidente Donald Trump prohibió a toda persona o compañía sujetas a las leyes estadounidenses, realizar transacciones con cualquier moneda digital emitida por la administración Venezolana, a partir del 9 de enero del 2018, incluyendo al llamado Petro. Los funcionarios sancionados por incurrir en prácticas de corrupción o derroche administrativo fueron: Américo Alex Mata García, director del Banco Nacional de Vivienda y Hábitat; Carlos Alberto Rotondaro Cova, ex presidente del directorio del Instituto Venezolano del Seguro Social; Willian Antonio Contreras, superintendente nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos; y Nelson Reinaldo Lepaje Salazar, tesorero nacional interino. (www.elnuevoherald.com 19 de marzo). Pero también Suiza a través de El Consejo Federal (gobierno) promulgó el 28 de marzo sanciones contra Venezuela y congeló los fondos de siete ministros y altos funcionarios “a causa de las violaciones a los derechos humanos y al deterioro del Estado de derecho y de las instituciones democráticas”. Concretamente, Suiza congeló fondos de siete ministros y altos cargos y les prohíbe la entrada a su territorio. Aunque el comunicado no especifica quienes son los sancionados, la lista de siete nombres es idéntica a la adoptada por la Unión Europea. También se han congelado bienes de empresas e instituciones que el comunicado no nombra. Los funcionarios sancionados son: el constituyente Diosdado cabello, La presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay Lucena, El Fiscal General Tarek William Saab, Antonio Benavides Torres, El ministro de Interior y Justicia Néstor Reverol, el director del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) Gustavo González López, y el presidente del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), Maikel Moreno (www.el-nacional.com 28 de marzo; www.runrun.es 28 de marzo).
[11] Ver Félix Arellano Venezuela y el multilateralismo,  http://masterecointerucv.blogspot.com/2018/02/venezuela-y-el-multilateralismo.html 27 de febrero 2018.


miércoles, 28 de marzo de 2018

Entrevista a JEAN MEYER

Tomado de www.elpais.com 

“Ni López Obrador es Hugo Chávez, ni México es Venezuela”

El historiador cree que los problemas de México se han agudizado durante el sexenio de Peña Nieto y que no hay programas en esta campaña electoral

Jean Meyer, en la edición de la FIL de 2015. Ampliar foto
Jean Meyer, en la edición de la FIL de 2015. FIL/ PAOLA VILLANUEVA
No quiere fotos. Coqueto y en plena forma, Jean Meyer (Niza, 1942) recibe a El PAÍS en su casa de una zona residencial del oeste de Ciudad de México. En un español perfecto, que a veces delata su origen francés, el autor de La Cristiada, Premio Nacional de las Ciencias y las Artes de México, miembro de la Academia mexicana de la Historia y ahora profesor emérito del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) desgrana su visión sobre este año electoral que supone una encrucijada entre el cambio y la continuidad sin parangón en la historia reciente de México. Para el prestigioso intelectual, nacionalizado mexicano, los problemas se han agravado en este sexenio, con pocos visos de solución a corto plazo, independientemente de quien gane las elecciones. Lo revolucionario, en su opinión, sería atajar problemas como la pobreza y la sanidad, unos objetivos más alcanzables y menos retóricos que pretender acabar con la corrupción y la violencia, pero que, lamenta, no forman parte de la campaña de ninguno de los candidatos que se presentan a los comicios presidenciales del 1 de julio.
Pregunta. La sociedad mexicana parece más desalentada que años atrás…
Repuesta. No sé si desalentada o enojada. Igual ambas cosas van juntas. Pero, efectivamente, hay un hartazgo de que, aparentemente, no se ha logrado nada en este sexenio. Digo aparentemente porque estoy seguro de que las reformas que se hicieron tendrán algún efecto positivo a largo plazo. El sexenio empezó con esperanza porque, en esta ocasión, no se puso en duda que había ganado Peña Nieto. Hubo un pacto, casi podríamos decir que de civilidad, no sé si con todos los partidos, pero sí por lo menos con el PAN que, en este caso, se portó con responsabilidad, como si fuera la leal oposición a su majestad. No hubo un momento revanchista. Pero la violencia estaba ahí y el presidente Peña Nieto regresó a la misma estrategia de Felipe Calderón de mandar al Ejército. Desde entonces, hay dos obsesiones de los mexicanos que explican su hartazgo, su desaliento y su enojo: la corrupción y la violencia. Una de las explicaciones es que la alternancia política, que es algo deseable, precipitó el fenómeno. Durante décadas, los narcotraficantes estuvieron sometidos al Estado mexicano que les cobraba un derecho de protección. En 2000, cuando el PRI pierde la presidencia, el presidente deja de tener el poder que tenían los anteriores. Entonces, llega un momento en que ya no es el Gobierno de turno o los gobernadores del PRI quienes venden la protección, sino que tienen que negociar y es cuando la violencia se dispara, se vuelve permanente.
P. Hay zonas del país que parecen fuera de control, donde la población es rehén de la violencia de bandas, ya no víctimas del fuego cruzado entre las fuerzas de seguridad y los delincuentes...
Hay un hartazgo de que, aparentemente, no se ha logrado nada en este sexenio
R. Exacto. Es un fenómeno de fragmentación, de multiplicación. Como la ameba que se corta en dos, se corta en dos y se corta en dos… Muchas veces los gobernantes se hacen los tontos, pero la gente no. Por ejemplo, la autoridad política en Ciudad de México dice que no hay problemas hasta que, hace 15 días, dos niños de 13 y 14 años mueren a balazos en Tepito, peleando. No son víctimas del azar o de balas perdidas. Están en la ciudad. No hay ningún lugar del país que esté a salvo en este momento. A veces se logra una pacificación momentánea, como en Tijuana, pero ya me dicen que otra vez está remontando… Es el cuento de nunca acabar. No digo que no haya solución, pero será a largo plazo.
P. Más de 11 años de violencia son muchos para no dejar huella. ¿Está cambiando la sociedad mexicana?
R. Ese es el otro fenómeno. El de la banalización de la violencia y el de la violencia con un sadismo gratuito. Sabemos que hay jóvenes, muchas veces niños, que quieren ser sicarios y la prueba a la que les someten es que tienen que torturar o matar con arma blanca a alguien y que antes de hacerlo o de entrar en acción se drogan y eso explica que todo sea desmedido: tatuar a las víctimas, desmembrarlas o enterrar el cadáver junto a un animal, una simbología demoníaca.
El feminicidio es un fenómeno permanente. El sadismo puede que haya crecido, pero no creo que el número de asesinatos, hay una enfermedad mental
P.¿Cree que esa banalización está relacionada con el auge de los feminicidios?
R. Sí. Creo que honestamente, más que crecimiento, hay una mayor visibilidad. Empieza a haber un movimiento de mujeres organizadas en México, no tan fuerte como en otros países, pero ya empieza, las madres que buscan a sus hijos o hijas desaparecidos y ahora se les da publicidad como casos ejemplares. Por desgracia, el feminicidio es un fenómeno permanente. El sadismo puede que haya crecido, pero no creo que el número de asesinatos, hay una enfermedad mental. En los peores momentos de la Revolución, en 1913, o entre 1926 y 1929, cuando la Cristiada, se solía utilizar, pero no de manera tan generalizada, el tormento a la víctima para hacerla hablar. Pero a quienes lo hacían se les consideraba locos, casos especiales. Se buscaba una explicación racional para esos comportamientos.…
P. Los mexicanos protestan poco, no reclaman…
R. Porque sabemos que no hay nada que hacer. Un amigo de origen republicano español me dice que es la herencia asiática. Algo de eso hay. Y también la experiencia interiorizada de que no va a servir para nada.
Hasta ahora, la campaña electoral ha sido lamentable, no ha existido
P. ¿Cómo está viendo la campaña electoral?
R. Hasta ahora, lamentable, no hay campaña. Hay golpes, pero programas no he visto.
P. ¿Qué debería estar, en su opinión, en primer plano de la campaña? ¿Por dónde debería empezar a cambiar México?
R. En orden de importancia, el primer tema es la lucha contra la pobreza. La lucha contra la corrupción y la violencia es a largo plazo. Son esenciales, son primordiales, pero lentas. Se necesitaría un cambio en la cultura política mexicana para que lo que hiciera el próximo presidente en seis años, no fuera destruido por el siguiente. El segundo punto es, y ningún candidato lo ha tocado, la sanidad. La crisis de los hospitales, el abandono… Mi tercera prioridad es la crisis ambiental. México sigue destruyendo sus bosques, la expansión de la mancha urbana de Ciudad de México es una locura, es un crimen, cualquier megalópolis mexicana tiene una contaminación intolerable y solo nos preocupa a tres locos, nadie nos pela.
P. ¿Cree que existe como una nostalgia de un PRI auténtico?
R. La necesidad de unificar a todos los mexicanos, como proclama Morena, era una idea del viejo PRI. Frank Brandenburg, el politólogo de los años 70, comparaba al PRI con una catedral. Los arquitectos saben que la catedral tiene su nave central y sus capillas laterales, a la derecha y a la izquierda, donde caben todos los santos. Cuando ahora comparan a Morena en una metáfora un poco fea con el camión de la basura, yo remito a la metáfora de la catedral. Creo que realmente la ideología, la cultura política que mueve a López Obrador, porque realmente el movimiento es su persona, es la del [partido] Nacional Revolucionario [antecedente del PRI] y no digo revolucionario en sentido marxista.
P. Hay quien lo compara con Hugo Chávez…
R. López Obrador no es Chávez ni México, Venezuela. Tampoco se parece a Trump que es rápido, pero los dos han dicho de manera diferente que iban a conseguir sus objetivos por su personalidad. López Obrador ha dicho que cuando llega a la presidencia un hombre incorruptible y cuando la presidencia es la encarnación de la honestidad se acaba la corrupción. Tiene una base, un electorado duro, convencido, que no le va a fallar. Luego tiene a mucha gente que, aunque no le guste, lo ve como la única rendija, la única pequeña posibilidad de cambio…
P. Mucha gente piensa que las cosas no pueden ir a peor…
R. Así es. Y luego está la gran incógnita de los millones de jóvenes que van a votar por primera vez. Hablé con los responsables de los sondeos serios y me dicen que no saben qué va a pasar, que ni saben si van a votar.
P. ¿Cómo pueden ser las relaciones con Donald Trump si López Obrador es presidente?
R. En la práctica, jamás los intercambios comerciales han sido tan fuertes y la emigración es necesaria en la vida cotidiana de los Estados fronterizos y los gobernadores de esos Estados saben que su economía depende de esa zona fronteriza, que no es una frontera, sino una región. México podría darse el lujo de decir ni te oigo ni te contesto. Nadie sensato puede pensar en golpear a EE UU. Lo único que hay que hacer es esperar que la investigación del fiscal Robert Mueller o cualquier otra dé resultado… o a que si Trump es derrotado en las elecciones intermedias de noviembre, quien tome el poder en México el 1 de diciembre, pueda descansar.