martes, 4 de septiembre de 2018

TLCAN

Tomado de 
Acuerdo comercial EE. UU-México: ¿Sueño o pesadilla?
CGTN
2018-09-03 03:10 GMT
Actualizado 2018-09-03 12:36 GMT

Nota del editor: Wang Peng es un investigador asociado del Instituto de Estudios Financieros de Chongyang de la Universidad de Renmin en China, e investigador en el Instituto Charhar. El artículo refleja la opinión del autor y no necesariamente la postura de CGTN.
El 27 de agosto el presidente de EE. UU. Donald Trump anunció a viva voz que su país había alcanzado uno de los “mayores acuerdos comerciales de la historia” con México, y expresó su intención de romper con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Según las informaciones, los dos países han realizado grandes avances en las negociaciones sobre energía y automoción en los últimos días. En este sentido, es lógico que Trump diga con orgullo que sustituirá inmediatamente el TLCAN por el acuerdo bilateral EE. UU.-México.
Trump anuncia un nuevo acuerdo comercial con México en la Casa Blanca el 27 de agosto de 2018. Foto /VCG.
En ese momento, tan solo había dos opciones para Canadá: unirse al nuevo acuerdo EE.UU-México o hacer frente a los aranceles. Al mismo tiempo, tal y como Trump esperaba, la industria manufacturera se reavivará por completo, y un gran número de oportunidades de empleo volverán a EE. UU.
Tan pronto como se conoció la noticia, esta provocó un tremendo estruendo en el comercio de todo el mundo y de América del Norte. Algunos alabaron esta “mejora integral” del TLCAN, que lograba que la región se dirigiera hacia una integración comercial y económica “más justa” y “más eficiente”.
A algunos les preocupa el intento de Trump de ganar primero a México, y luego utilizar el acuerdo EE.UU.-México para obligar a Canadá a capitular. Este intento pone en peligro el juego limpio y la imparcialidad del libre comercio.
¿Qué no le gusta a Trump del TLCAN?
El TLCAN es un acuerdo comercial integral firmado por EE. UU., Canadá y México en 1992 que entró en vigor el 1 de enero de 1994. Su predecesor fue el acuerdo de libre comercio EE. UU.-Canadá de 1989. 
En aquel momento, aunque el TLCAN solo incluyera a tres países, se convirtió en la organización regional para la integración económica más grande del mundo con una población de 360 millones de personas, un PIB de 6,45 billones de dólares y un volumen comercial anual de 1,37 billones de dólares.
La ministra de Asuntos Exteriores de Canadá Chrystia Freeland antes de su reunión con el representante de Comercio de EE. UU. Robert Lighthizer en Washington DC el 30 de agosto de 2018. Foto /VCG.
Los datos muestran que el volumen comercial de los tres países se ha triplicado en las dos décadas después de la firma del acuerdo. Sin embargo, las cosas no siempre van como la seda. En 2017 Trump abogaba por el nacionalismo económico, expresó en varias ocasiones su disgusto con el acuerdo e incluso amenazó con que EE. UU. se retiraría del TLCAN. 
La razón es parecida al boicot de Trump a otros ALC: estos acuerdos favorecen a otros países y no a EE. UU. La cantidad de productos del extranjero que se importan desde EE. UU. es muy grande, mucho más que las exportaciones de EE. UU., y esto lleva a un déficit comercial internacional. Esta tendencia ha provocado la pérdida de muchos empleos en EE. UU.
Tras varias peticiones por parte de Estados Unidos, México y EE. UU. celebraron varias rondas de negociaciones al tiempo que Trump también abría un segundo frente. El mismo Trump estaba en la mesa de negociación para aplastar a México.
Profesionales de las finanzas y el comercio en el toque de campana de la Bolsa de Nueva York. 27 de agosto de 2018. Foto /VCG
Desde mayo de este año, dio órdenes al Departamento de Comercio de Estados Unidos de abrir una investigación aludiendo que “importar piezas automovilísticas desde Canadá y México pone en peligro la seguridad nacional de EE. UU.”. Ciertamente, su conducta busca presionar a sus adversarios.
La astucia de los trucos de Trump destruyó el orden comercial económico del mundo
Trump tuvo mucha suerte porque pudo tomar la oportunidad que le brindaba la transición gubernamental en México. Debido a esta situación, Trump se enfrentó a dos negociadores en realidad: el presidente saliente Enrique Peña Nieto y el presidente electo Andrés Manuel López Obrador.
Para el primero, es mejor limitar a su sucesor reteniendo algunos cambios gubernamentales del TLCAN; mientras que para López Obrador, si puede llegar a un acuerdo antes de convertirse en presidente, podría limitar su negativo impacto económico. Así que Trump acaba de hacerse con la mentalidad de los dos y utiliza sus intereses respectivamente.
El secretario de Economía de México Ildefonso Guajardo Villareal habla con los periodistas fuera de la Oficina del representante de Comercio de EE. UU. el día del encuentro sobre el pacto TLCAN. 23 de agosto de 2018, Washington DC. Foto /VCG.
No obstante, desde el punto de vista de la comunidad internacional, EE. UU. y México pueden haber sentado un mal precedente. El principio de la organización de la cooperación económica regional debería haber sido el de un “espíritu de comunidad”. Lo que quiere decir que los estados miembros han de llegar a un acuerdo para mantener y aumentar el interés compartido de la comunidad. 
Las tácticas de Trump en el caso de EE. UU. y México, o el mal uso de Obama del TPP y TTIP, sin embargo, han desviado el espíritu comunitario en la búsqueda de políticas basadas en el unilateralismo o “minilateralismo”. 
En la práctica, Estados Unidos llegó primero a un acuerdo preliminar negociando con sus contrapartes en un regateo débil a través de enfoques bilaterales y luego utilizaron los resultados para obligarles a acceder haciendo uso de su ventaja. 
Tal y como indica un editorial del Financial Times, la manera en la que se llegó a este nuevo acuerdo es tan extraña como el acuerdo en sí. Moralmente hablando, esta afirmación tiene sentido. 
(Foto de portada: el representante de Comercio de EE. UU. Robert Lighthizer y el secretario de Economía de México Ildefonso Guajardo Villareal caminan hacia la Casa Blanca en Washington DC el 27 de agosto de 2018. Foto /VCG)
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Comercio entre China y EE. UU.

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