jueves, 12 de septiembre de 2019

La agricultura venezolana en su día


La agricultura venezolana en su día

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Septiembre de 2019




La agricultura, ese arte de cultivar la tierra, tiene un origen muy antiguo, ya que se señala el Período Neolítico (del griego neo-nuevo y litos-piedra) o Edad de la Piedra Nueva o Pulida, como inicio de esta actividad. El Neolítico es uno de los períodos de la Edad de Piedra que abarca desde el año 6000 hasta el año 3000 a.C., y en ese período ocurre lo que se ha denominado la Revolución Neolítica, la cual se refiere a la gran transformación que sufre la forma de vida de la humanidad, que va pasando de nómada a sedentaria, se pasa de una economía recolectora (recolección de frutos, caza y pesca) a una economía productora (agricultura vegetal y animal).

Desde el Descubrimiento de América, lo que hoy es Venezuela, se caracterizó por tener en la agricultura su mayor riqueza. Fue el cacao, que dio origen a los “Grandes Cacaos” de la época, el principal producto de exportación hacia el viejo continente. Progresivamente se fueron desarrollando otros rubros como el café, la ganadería, la caña de azúcar, que sirvieron para apoyar la economía de este territorio.

A comienzos del siglo XX, Venezuela era un país rural, con una fuerte tradición agrícola, con una elevada población campesina, que fue cambiando con la llegada de la Enfermedad o Síndrome Holandés una vez que comienza la explotación petrolera, y nos convertimos en el primer país exportador de petróleo del mundo. Los pueblos se fueron vaciando y las ciudades, especialmente las aledañas a los centros de producción petrolera, se fueron llenando de nuevos habitantes en la búsqueda de nuevas y mejores oportunidades de empleo.

Aún cuando Venezuela pasa a tener una economía rentista basada sobre su riqueza petrolera, la agricultura se mantuvo, se fue modernizando al ritmo de los avances científicos y tecnológicos, y los gobiernos, en cierta forma, se vieron obligados a darle una mano a la producción agrícola por lo que ello representa en cuanto a ocupación del territorio, fuente de empleos tradicionales, suministro de alimentos para la población y de otros bienes como fibras de origen vegetal y materiales para la construcción.

A pesar del petróleo, en Venezuela se hicieron desarrollos agrícolas muy importantes, se mejoró la producción animal bovina, porcina y avícola. Se fundaron centros de desarrollo como Turén, se construyeron grandes obras para riego como el Sistema del Río Guárico y Las Majaguas, y otros sistemas por derivación para regar fértiles tierras de los llanos venezolanos. Se fundaron escuelas de agronomía, veterinaria y zootecnia en importantes universidades y a nivel tecnológico, para el apoyo científico y técnico de la agricultura. Se realizaron estudios de suelos, que junto a las mediciones climatológicas vinieron a definir una serie de sistemas suelo-clima, útiles para la zonificación de los cultivos y poder manejarlos de la mejor manera. Así, se mantuvo una actividad de avanzada, muchos productores se fueron especializando en determinados cultivos y han sido el motor en la producción, que alguna vez fue suficiente, en arroz, azúcar, maíz, varias frutas, varias hortalizas y otros productos.

Sin embargo, en lo que va del presente siglo, nuestra agricultura ha tenido un tremendo fracaso a pesar de los grandes ingresos que ha tenido el país. Hoy la superficie que se siembra es muy baja en relación al pasado reciente, estimándose que ni siquiera se cubre un 20% del área total, y por lo tanto, la producción de alimentos es muy escasa. La agricultura venezolana está en una inimaginable crisis dirigida por el régimen que actualmente gobierna al país, y se puede señalar que, entre otros, se deben atacar los siguientes aspectos para tratar de recuperarla:

-Inseguridad personal y jurídica en el campo venezolano
-Los recursos suelo y agua que deben ser manejados de la mejor manera posible
-La infraestructura de apoyo a la agricultura que está en franco abandono, especialmente en lo referente a las obras de riego y la vialidad agrícola
-La maquinaria y equipos agrícolas huérfanos de mantenimiento por falta de los recursos correspondientes, y sin la posibilidad de reemplazo
-Los insumos básicos para la producción que están ausentes en todo el territorio nacional
-La crisis en la educación para la producción agrícola, con la destrucción de laboratorios, campos experimentales, migración de personal docente capacitado
-La ausencia de un servicio de extensión agrícola y asistencia técnica
-La ausencia de recursos para la investigación agrícola

En estas condiciones, en Venezuela es difícil que se pueda celebrar con alborozo el Día Mundial de la Agricultura. Sin embargo, nuestros verdaderos productores siguen en el campo reinventándose cada día para tratar de producir algo del alimento que requiere la hambrienta población. Para ellos, debemos dar el mayor reconocimiento y apoyo, para que persistan y puedan ser agentes importantes de cambio cuando las condiciones políticas y económicas del país lleguen a permitir un verdadero desarrollo del país, podamos alcanzar una verdadera seguridad alimentaria.

Recordemos que: SIN FERTILIZANTES es imposible producir la cantidad de alimentos que necesitamos para satisfacer los requerimientos de la población.

En Amazon está a la venta el libro del autor: “Fertilidad de suelos y su manejo en la agricultura venezolana”. Tiene información muy útil para mejorar la práctica de fertilización de los cultivos, con miras a una mayor productividad y a un mejor trato a los suelos y al ambiente en general.

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Septiembre de 2019.



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