viernes, 25 de septiembre de 2020

VIAJAR A MARTE O COCINAR CON LEÑA: NOTAS SOBRE LA TRAGEDIA VENEZOLANA

 

VIAJAR A MARTE O COCINAR CON LEÑA: NOTAS SOBRE LA TRAGEDIA VENEZOLANA

EDUARDO ORTIZ RAMIREZ

1. Viajar a Marte con Hilary Swank

 La serie Away de Netflix recoge la temática del viaje a Marte, que según vimos desde años recientes se programó para 2030[1]. Parecieran, según mi comentario de profano, asumirse las condiciones tecnológicas previsibles dados los desarrollos tecnológicos alcanzados por la humanidad hasta estos contextos. Científicos de varios países en una acción multinacional emprenderán el viaje. Vimos alguna vez que, parte de los problemas que estarían presentes seria la generación de oxígeno y se percibe ahora que también la de agua.

Cuando de niño o joven supimos de la llegada del hombre a la luna, o de la realización del primer trasplante de corazón, muchos países en desarrollo se encontraban muy lejos de tales adelantos y logros del ser humano. Ante la formalización para su uso y aplicaciones del genoma humano  y también hoy día, ante los estragos del Covid19 o la aparición y difusión de la vacuna respectiva, también muchos están muy lejos de los recursos y posibilidades que deberá implicar su difusión o ha implicado el conjunto de fases que son consideradas.

El caso del viaje a marte, con los cientos de miles de millones de dólares que también hemos revisado implica, representará en los años treinta de este siglo, la prueba fehaciente del desconocimiento de las posibilidades de la ciencia y la tecnología, para muchos países de los que se encuentran en vías de desarrollo. Lamentablemente Venezuela formará, directamente, parte de ese grupo.

2. Alejamiento del desarrollo

Aunque se puede caer en la ociosidad, no deja de ser importante mirarnos con cierta frecuencia sobre lo distante que estamos de otros en cuanto a desarrollo. Más aun, después de más de 21 años de una administración que ha sumergido la nación en un empobrecimiento sostenido[2]. La situación económica y social, comparando día con día, no está igual, está  cada vez peor. De un dólar en mercado negro bordeando los 3.000 Bs F. en diciembre 2016, nos acercamos a 400.000 Bs S. en septiembre de 2020[3]. Más miseria, más desespero de los ciudadanos.

Nuestras vías de comunicación y los sistemas de transporte se deterioran y no se mejoran, o se dejan en mal estado, mientras Alemania o Francia inventan, gestionan o instalan hoy día, sistemas de transporte colectivo sin chofer. Una economía que no tiene para pagar sus obligaciones de deuda externa o arreglar las escaleras mecánicas de su sistema metro, no puede convertirse en una Venezuela potencia o en una nación del primer mundo, como les ha gustado plantear a los líderes de la administración bolivariana. No se puede alardear de tecnología si no se invierte en ella y se apuntala el sistema educativo con recursos y estrategias de apoyo a la competitividad de la nación[4]; mientras, en Inglaterra o los EE.UU., ya hace tiempo que la ciencia ha pasado a estudiar sofisticaciones como por qué la mordida del tigre dientes de sable era de esa manera y no de otra, o si las ovejas pueden ser tan inteligentes como los perros (ver www.dw.com 9/11/17) o a las programaciones de la cohetería y los viajes espaciales[5].

Pero, no es necesario compararnos con los más desarrollados para impresionarnos. Puede hacerse con varios países latinoamericanos que han ido modernizándose, como algunos de la Alianza del pacifico (Chile, Colombia, México y Perú). En el caso de México, hay que reconocer las ejecutorias del programa México Conectado, con inversión de recursos y dando acceso a banda ancha a la población, así como su conexión con la educación y la posibilidad de aprovechar sus aportes para la disminución de la brecha digital. Pero también, avances en puntos específicos en sistemas de transportes  de países de América Latina (Colombia, Perú, Chile) nos permiten apreciar cómo nos alejamos de la modernización y el desarrollo (Ver ¿Cómo funciona el proyecto México conectado?, http://www.mexicoconectado.gob.mx/).

Venezuela se aleja del desarrollo y la prosperidad. La administración bolivariana dilapidó ingentes recursos y con ello una oportunidad notable para retomar la ruta hacia el desarrollo. Se requerían adecuadas políticas, buenos equipos, sentido de la oportunidad y concepciones dinámicas y de operatividad e impulso para la economía. Se requerían y se requieren medidas de cierta urgencia y efectividad –como las relativas a la atención de la inflación y la escasez- para evitar la erosión del país y la migración efervescente que se ha profundizado en los últimos tres a cinco años, alcanzando la cifra de más de 5 millones de migrados y solo aguantada hoy por los contextos y cuadros internacionales de pandemia y cuarentenas por el Covid19. La acción migrante de un pueblo sin experiencia y que no había tenido necesidad de ello, es algo terrible. Pero, muy poco de aquellas políticas, equipos y medidas, ha habido en más de 21 años de administración bolivariana. Contrario a ello, con lo que si convive cada día más la nación –y correspondientemente es a lo que más se acerca-, es con un empobrecimiento sostenido que, de manera fundamental, solo deja de afectar a la camarilla dado el contexto hiperinflacionario, de escasez, de inadecuadas políticas y de dolarización informal (que ha pasado a ser causa efecto del deterioro del bienestar de los ciudadanos y no el “…menos mal que existe” indicado por el presidente NM).

3. Desatinos y rumbos del país.

¿Qué pasará con el país?, ¿Cuándo se acomodarán las cosas?, ¿Cuándo volveremos a vivir en forma normal en cuanto a tendencias más o menos aceptadas en relación al trabajo, bienestar, disfrute y oportunidades –apartando consideraciones sobre la nueva normalidad que genera el Covid19?, ¿Cuándo nuestros hijos andarán tranquilos en las calles?, ¿Cuándo podrá incorporarse la porción de migrantes que decidan regresar?; son las preguntas que se hacen numerosos venezolanos.

En contraposición, los ejecutores de la administración bolivariana y el presidente NM, en particular, han pensado en momentos que en la nación se vive un milagro, en el sentido de haber logrado grandes cambios económicos y sociales, cuyo componente fundamental seria la incorporación de grandes masas de pobladores al disfrute de la riqueza nacional, con la correspondiente consecución de un más alto nivel de vida. ¡Nada más alejado de la realidad! Este relativo optimismo se contrapone a un gobierno –la administración bolivariana- excesivamente particular en sus fines y considerablemente confuso en sus métodos y logros[6]. La administración del caso considera, así, que lo ha venido haciendo ampliamente bien. 

 Los altamente optimistas sobre como están y estarán las cosas de la economía y la sociedad, generalmente están asociados al oficialismo en sus fines, propuestas y actividades. Si hay colas, se hacen, y si la escasez es innegable, existe el recurso de la guerra económica y más recientemente las sanciones, a las que nos enfrentan la derecha, los empresarios y el imperialismo. Para este grupo social, las perspectivas del país están condenadas al éxito[7]. Pueden ser de variado tipo, pero algunos de los optimistas dentro de los resultados actuales, forman parte de sectores que nunca fueron atendidos por administraciones anteriores de las más recientes antes de 1999 y que en esta administración se han beneficiado de políticas sociales o del  populismo. Más aún, la estrategia comunicacional de la administración bolivariana alcanza a estos sectores y los estimula a mantener expectativas altas sobre la futura solución a sus problemas (sea cierto o no, o haya disminuido o no el margen grupal del efecto).

A lo anterior se le añade la anomia y la indiferencia ante el contexto. Personas que no leen prensa, no oyen informaciones y -peor aún- no les interesa lo que pasa a su alrededor. Esto lo ha fortalecido la administración bolivariana, gestionando la adquisición de medios televisivos y prensa, que se ofrece seguirán informando para todos, pero una vez se ejecuta la transferencia de propiedad comienzan los despidos y la censura.  La indiferencia puede ser total o también asociada a solo leer el periódico que saca tal o cual alcaldía y considerar que con eso basta. La vieja idea de que eso no me afecta, no me interesa o me preocuparé cuando me toque a mí, llevan a esta especie de refugio cómodo en el desconocimiento de lo que pasa alrededor o de la existencia de puntos de vistas alternos.

Este contexto es, en parte, el resultado de las ideas del bolivarianismo inicialmente difundidas por el presidente Hugo Chávez y hoy día se encuentran en las figuras de sus continuadores y del Presidente Nicolás Maduro. Se entusiasmó a una porción alta de la población venezolana, dadas las ofertas de crear una verdadera democracia, acabar con la corrupción y la llamada democracia de partidos. Honor, pulcritud, comedimiento, eficiencia en la administración pública, oportunidades de una repartición más equitativa del ingreso, fueron las ofertas iniciales en 1998 y 1999. Muchos acogieron estas ideas como suyas y les profesaron esperanzas. Transcurridos más de 21 años los entusiasmados son muchos menos y no todos los que se mantienen presentan la inocencia y honestidad que hubo en sus tiempos iniciales. La problematización económica, social y política después de más de cuatro lustros enfrenta a los venezolanos -sino en su mayoría- en una porción bastante representativa ante la frustración de esperanzas no materializadas por un proyecto que, además de las ideas señaladas, hizo renacer el militarismo, superponiendo lo militar a lo civil, en el contexto de las democracias insuficientes de América Latina y Venezuela[8]. Capitalismo de estado, aumento de la corrupción, deterioro de los servicios, profundización de la dependencia petrolera y del rentismo, controles permanentes aumentados en áreas de la mayor relación con la riqueza nacional, como el manejo de las divisas obtenidas del rentismo, son parte de la nueva frustración presente en muchos venezolanos a pesar de la comodidades de algunos y las incondicionalidades de otros.

Tal tipo de ideas del bolivarianismo se expandieron también en los ochenta y los noventa, al haber desaprovechado la nación el período que se vincula a los inicios de la industrialización y la democracia desde finales de los cincuenta hasta mediados de los setenta. Trabajo, orden, limpieza, posibilidades de expandir la economía y los proyectos de inversión, estuvieron presentes en este periodo. Autopistas, industrias, escuelas y hasta las ideas e iniciativas de crear un Metro para Caracas, surgieron de esos años a pesar del rentismo. Pero la sociedad venezolana no tenía albergado el consenso, y el resentimiento y el radicalismo político de quienes no veían esos resultados como desarrollo –parte de los grupos políticos e individuos relacionados con esta posición, se encuentran hoy en el ejercicio del poder político o crearon las bases para otros similares- hicieron su parte para horadar un proyecto en curso que encontró su alteración definitiva en las bases más profundas de la renta petrolera al convertirse en un distribucionismo exacerbado a partir de mediados de los setenta. Como señaló D.F. Maza Zavala, el trabajo -en el contexto de la Gran Venezuela de la Primera administración de Carlos Andrés Pérez de 1974 a 1979- fue sustituido por el dinero fácil, que además pasó a formar parte del impulso de la corrupción. Realmente la llamada “revolución bolivariana”, cuajó, en forma extrema, estas desviaciones.

4. Cocinar con leña.

Vista esta evolución, previa y durante la administración bolivariana -donde se ha destruido la economía y afectado la democracia-, la aparición de la leña en los fogones y cocinas de numerosas familias que no alcanzan el suministro de gas[9] por que no les llegan las bombonas (o las pequeñas alcanzan precios de 15$ como sucede hoy día en San Félix/oriente del país) o las cocinas eléctricas que tienen no pueden ser operativas por los continuos apagones, cortes de luz y la profunda crisis del sector eléctrico, pasa a representar un profundo retroceso técnico y/social.

Se informa ahora, como algo normal, sobre venta de leña en distintos lugares del país de oriente, centro y occidente, tal cual un combustible fundamental[10]. Desde antes de 2020, ya se pronunciaba esta crisis y el uso de la leña como combustible. Varios factores de considerar, han destacado médicos, ambientalistas y profesionales diversos, en cuanto a esta difusión del uso de leña, que tiene como base –indudablemente- la propia crisis de la producción y distribución del gas, lo cual a su vez tiene de fundamento el proceso de destrucción y alteración de la producción petrolera venezolana y las condiciones y funcionamientos que vinieron adquiriendo tal producción y sus derivados. Dicen así los especialistas y los sensatos, se afectan los parques nacionales y naturales, pero también las condiciones de vida y reproducción de la fauna. Las cabeceras de los ríos como ha sido tradición resaltar desde los estudios de ambientes, ecología y geografía económica, pueden salir perjudicados por talas indiscriminadas y excesivas. Por otra parte, los hogares y sus habitantes pueden salir también aquejados o alterados, por el humo derivado del uso de la leña según el espacio y el tipo de leña.

Se deriva así una especie de poesía trágica, para la “revolución“ que ha buscado salvar al hombre y darle la mayor suma de felicidad posible, mientras ha conseguido, contrariamente, penurias e insuficiencias; que ha intentado unirlo más a la naturaleza y evitar el carácter depredador del capitalismo y lo ha llevado, más bien a recurrir a la leña, por ausencia de insumos básicos y naturales de la vida moderna; que ha perseguido crear un país de clase media  y del primer mundo (expresiones de HC y asumidas por NM) y ha avanzado profusamente en la destrucción de cosas mínimas y básicas que ya eran naturales y consustanciales a la vida regular; que ha buscado desarrollar un país potencia y más recientemente una potencia agrícola exportadora y -hoy día- muchos hogares deben cocinar con leña alimentos básicos traídos de distintos lugares del resto del mundo.

Son “grandes logros” para el atraso y el antidesarrollo, verdaderamente.

 

 

25 de septiembre 2020

@eortizramirez

eortizramirez@gmail.com

 

 

 



[2]Para años de interés pueden verse las cifras presentadas sobre el poder de compra del salario mínimo integral, desde el último año del segundo gobierno de Rafael Caldera, en: Humberto García L. Por qué se ha producido la hiperinflación actual en Venezuela. http://masterecointerucv.blogspot.com/. 12 de noviembre 2017. 

[3] Dado el contexto hiperinflacionario desde finales de 2017 debe anotarse la quitada de ceros al pasar del B. F, a Bs S. del 18 de agosto de 2018. Ver Eduardo Ortiz Ramírez  https://www.academia.edu/37257589/AJUSTE_M%C3%81S_ALL%C3%81_DEL_FOSO_Recibiendo_nuevas_distorsiones_de_precios_y_salarios_en_Venezuela_18_agosto_2018_Eduardo_Ortiz_Ramirez .

[4] Hoy día, el recurso humano que labora en los distintos niveles del área educativa es de los peor pagados del país.

[5] Antes de morir el notable físico S Hawking señaló que al ser humano le quedaban unos 300 años para abandonar el planeta tierra; después redujo los años a 100. Ver https://www.lavanguardia.com/vida/20170505/422305374889/stephen-hawking-debemos-abandonar-tierra-cien-anos.html.

[7] No solo desde posiciones izquierdistas se piensa que se está condenado al éxito. También puede darse desde posiciones contrarias. Si bien en varios casos es bueno el entusiasmo y la confianza, a veces puede implicar niveles de fanatismo.

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