miércoles, 22 de febrero de 2017

Entrevista a Roberto Frenkel.Tomado de www.eleconomista.com.ar

Roberto Frenkel

“Cambiemos se debe ampliar y debe hacerlo urgentemente”


Entrevista a Roberto Frenkel, Economista e investigador del CEDES

Roberto Frenkel es una de las voces económicas más avezadas y escuchadas del país. En diálogo con El Economista, el Investigador Titular del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES) ofrece su agudo análisis sobre los tópicos más calientes de la coyuntura vernácula: el atraso cambiario, la apertura de las importaciones, la incipiente recuperación de la economía, la dinámica fiscal, la importancia de las próximas elecciones legislativas, la necesidad de Cambiemos de ampliar su coalición electoral y, por supuesto, la inflación, uno de sus temas de expertise.

¿Sigue latente la pesada herencia o el Gobierno ya está batallando en un terreno que fue moldeado por sus propias decisiones desde el 10 de diciembre de 2015?
La herencia sigue pesando y pesará durante todo el mandato de Mauricio Macri. El tema holdouts y el acceso a los mercados financieros globales ya se arregló, pero sigue presente el importante desequilibrio fiscal, cuyo componente principal es el atraso tarifario. También es parte de la difícil herencia la endiablada situación del empleo y la industria que dejó el Gobierno de Cristina Kirchner. En este aspecto la economía se encuentra en un verdadero impasse. Recordemos que la industria y el empleo se reestructuraron en el marco de la apertura comercial y la apreciación cambiaria que tuvimos en la convertibilidad. Antes de 1998, cuando la economía aún crecía, con tasas de crecimiento de 8% teníamos un desempleo abierto de 14%. Luego de la crisis, crecimos a “tasas chinas” con el modelo “virtuoso” de superávit gemelos y tipo de cambio competitivo. La apertura comercial se mantuvo y la estructura arancelaria era la misma de los ’90, pero el tipo de cambio real alto hacía toda la diferencia. Por eso el empleo creció muy rápido y la relación entre empleo a tiempo completo (35 horas semanales más los que trabajan voluntariamente menos de 35 horas) y la población urbana total (un ratio muy útil para mirar el mercado de trabajo) recuperó en pocos años todo lo que había caído desde la época de José A. Martínez de Hoz. El tipo de cambio real alto fue clave y eso se empezó a perder cuando lo sacan a Martín Redrado del BCRA.

¿Qué cambió?
Cristina y Mercedes Marcó del Pont empiezan a manejar la política cambiaria atrasando el dólar. Terminamos en el cepo y el cierre de la economía. No solo se restringió el acceso al mercado de divisas sino que también se restringieron las importaciones. Fue la única manera de proteger a la industria y el empleo de ese tipo de cambio muy atrasado. Con un tipo de cambio que vuelve a estar atrasado esas industrias sobreviven por la protección. Pero están a tiro de decreto. No invierten porque su supervivencia depende de la decisión de un funcionario de abrir o no la importación. Consecuentemente, no se modernizan ni mejoran su competitividad.

¿Y si abren la economía, como han dicho algunos funcionarios?
Si hoy se abre la economía se genera un problema importante de empleo. Pero si la industria no invierte, la economía no crece. La economía está en un impasse. La industria teme por la apertura y comprueba que el tipo de cambio se atrasa cada vez más. Así no es posible crecer. No hay plan de reestructuración viable con este tipo de cambio. Algunos sectores podrán invertir, pero la mayoría de la industria no puede arrancar. ¿Cómo se sale de esto? Algunos tienen la esperanza de que, a medida que baje la inflación, una nueva eventual devaluación tendrá menor efecto sobre los precios. Mi opinión es que después de la devaluación inicial deberían haber mantenido ese nuevo tipo de cambio real con una indexación, pero cayeron en la tentación del atraso. Es el atraso del tipo de cambio lo que explica la desaceleración que hemos visto en la inflación. El BCRA dice que el tipo de cambio real no importa. ¿Pero no vamos a crecer 3% en 2017? En 2017 se verá un rebote. En 2016 bajó el consumo y en 2017, subirá. También está la obra pública, pero allí estás limitado por el rojo fiscal. Pegamos la vuelta y tomamos una tendencia positiva, que aún no está consolidada, a fin del año pasado. Para que el promedio de actividad de 2017 sea 3% mayor que el promedio de 2016, que es como se debe medir, la economía tiene que crecer 6% entre puntas. Y eso no se observa. Crecer 4% implicaría crecer 8% entre puntas.

El atraso cambiario, dicen en el mercado, llegó para quedarse por el gran influjo de dólares proveniente de las emisiones soberanas, provinciales y corporativas, el blanqueo, la soja y demás…
hEsa es la visión del mercado de cambios como un mercado de flujos de oferta y demanda, como si fuera una mercadería. Esa es la explicación popular. Que el déficit fiscal financiado afuera genera un exceso oferta de dólares y eso atrasa el tipo de cambio. Pero el mercado de cambios es un mercado de activos. El precio del activo externo (el tipo de cambio) depende delas expectativas de tipo de cambio futuro y de la tasa de interés (uncovered interest rate parity o UIP, en inglés). Si la devaluación esperada (incluida la cobertura de riesgo) es menor que la tasa de interés, se prefieren los activos. Para que la gente se quede en pesos tiene que obtener una tasa mayor que la tasa de devaluación esperada más las primas por la cobertura del riesgo país y el riesgo cambiario. Si la tasa es 24% y se espera que el dólar aumente 15%, se queda en tasa. Por ahora. Ese es el centro del atraso cambiario hoy, pero puede cambiar en la medida que se espere mayor devaluación en el futuro o aumenten los riesgos percibidos. El acceso fluido al financiamiento internacional (caro) pese al descomunal déficit fiscal se explica porque la deuda sobre el PIB es muy baja. Tenemos poca deuda porque fuimos cancelando y no renovando, algo irracional en un mundo con tasas casi cero. Muchos países vecinos renovaron a largo plazo y usaron esos recursos para infraestructura. Pero la deuda a PIB está subiendo y cuánto se puede dar vuelta el mercado es algo que no se sabe. El propio FMI advierte, en la revisión del Artículo IV, sobre la posibilidad de que el tipo de cambio pegue un salto y que el BCRA tiene pocas reservas para frenar una corrida. Pero se ve que eso no preocupa tanto como ganar las elecciones de octubre. Políticamente es racional, y no digo que está mal. Pero yo aquí hablo como economista y debo decir que se termina haciendo kirchnerismo.

Hablaba recién de cuándo pueden dar la espalda los mercados. Un tema, además de la deuda sobre PIB, es el déficit fiscal. ¿Cómo ve ese frente?
El Gobierno está preocupado y sabe que va a ser muy difícil, aunque son optimistas. Su expectativa es que el déficit siga igual, es decir, que acompañe a la inflación pero, como crecería el PIB, la relación déficit sobre PIB, cae. Eso es lo que piensan en Casa Rosada y si ocurre eso nos puede bajar la prima de riesgo país.

¿Qué pasa si no gana el Gobierno en octubre?
Se viene un período muy desagradable para el Gobierno y para todos nosotros. Por eso vengo insistiendo con que Cambiemos se amplíe políticamente, tal como dicen algunos integrantes del espacio, como Emilio Monzó. Hay una gran resistencia, y poderosa, de la clase media ante el ajuste. Hay que sumar voluntades políticas para hacer algo más sostenible. Hay que extender Cambiemos. Y hay que hacerlo antes de las elecciones porque después todo va costar más. No veo esas señales aún y observo demasiado triunfalismo.

¿Por qué resiste el ajuste la clase media?
Siempre lo hace. El ajuste siempre tiene costo político. La forma de absorberlo es agrandar el espacio político. A nadie le gusta que le suban las tarifas, pero si el consumidor ve que un amplio espectro político está de acuerdo, la percepción cambia. El costo se paga igual, pero se diluye.

Algo de eso, sin embargo, hay. Las encuestas muestran que el Gobierno retiene niveles de apoyo interesantes…
Sí, pero la esperanza se termina cuando pasa mucho tiempo sin que vengan los resultados. El Gobierno debió aprovechar más su primer año y hacer una descripción más cruda de la herencia. Pecaron de optimismo.

¿Y la inflación?
Si lo que define todo es la política monetaria, ¿por qué tanta preocupación con las paritarias? La indexación trimestral partiendo de 4,5% (lo que se describe incorrectamente como 18% anual) que quieren ensayar es muy arriesgada. Te dan 4,5% ahora y en tres meses ven cuánto dio la inflación y ajustan. Si la tasa del IPC fue mayor, hay compensación. Pero si hay un push inflacionario en un mes por algún tema, por ejemplo aumenta el tipo de cambio, todo puede escalar rápidamente. Cuanto menor es el periodo de indexación, mayor impacto sobre la tasa de inflación tiene cualquier variación nominal que pueda haber. Algo semejante se encuentra en el acuerdo bancario, que incluye una cláusula gatillo si la inflación alcanza 19,5%

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