domingo, 28 de enero de 2018

DESINTEGRACIÓN NACIONAL: LA DIÁSPORA EN ACCIÓN.


EDUARDO ORTIZ RAMIREZ

No trata esta nota de desintegración nacional a partir de una guerra, o la pérdida de un proyecto nacional que llevase a crisis y desencuentros entre los grupos sociales integrantes de un país. Tampoco busca esta nota calificar a los que se van o a los que se quedan. No. Trata de la influencia de la llamada Diáspora[1] en el proceso de desintegración nacional, visto a la luz de la alteración en la presentación de variados grupos sociales y laborales. Los últimos registros acercan la migración a 4 millones de personas. Aunque altamente relevante esta cifra se está distante de las proporciones de aquel país de la región donde se escribió o colocó la leyenda: “el ultimo que se vaya que apague la luz”. Igualmente preocupante es la ausencia de una preocupación o política de estado de la administración bolivariana sobre este asunto. Para algunos, pareciera que basta pensar: “que se vayan los que quieran” o “sin los oposicionista estaremos mejor”. Resulta que no se está yendo la oposición, la burguesía o grupos de neoliberales extremistas.  Se están marchando estos, pero también izquierdistas, oficialistas, gente del pueblo llano y otras figuras que ya se han conocido en noticias recientes. Se están yendo ricos, clases medias y pobres. Ya no es asunto de si están partiendo profesionales o el talento de distinto tipo, pues se están yendo todos.  Basta ver la especie de zona caliente en que se ha convertido la frontera colombo venezolana.

Aquella idea ordenada desde hace varios lustros, sobre que la globalización permitía que las personas pudiesen programar su vida trabajando de maneras estacionales en varios países, se está convirtiendo en una necesidad para los venezolanos. Profesionales y hasta mototaxistas, observan el resto del mundo dentro de las posibilidades de vivir mejor y sortear la sobrevivencia[2], a la cual los sigue trasladando el conjunto de políticas y terquedades de la administración bolivariana del presidente Nicolás Maduro.

El primero de los grupos afectados es el familiar y en él se presentan los casos tradicionales de salidas normales de país (estudios, distracción, negocios), pero no son estos los de interés para esta nota, sino el de aquellos que se ven necesitados y compelidos de –a- irse. Siempre habrá razones que dar a los migrantes. Las familias se cubren o se esperanzan hoy día –para calmar sus angustias- con las redes sociales y las conversaciones rostro a rostro. Ello no logra compensar la nostalgia y el desarraigo que puede presentarse en variados casos. Que se “abran camino”, “que busquen nuevas opciones”, son, en algunos casos, excusas justificadas para dejar ir o  apoyar a los hijos en la búsqueda de caminos, a veces inciertos a veces insatisfactorios. En otros casos, hay éxitos. A algunos oficialistas sensatos les hemos escuchado decir “se están desintegrando las familias”.

El segundo grupo atañe a las comunidades en el sentido de barrios, edificios, urbanizaciones. Son numerosas las expresiones sobre cómo en algunas de estas comunidades se han ido buena parte de los jóvenes y, los que quedan, van siendo contados como compañía de los mayores. Expresiones significativas aunque parezcan y/o sean exageradas son “los muchachos se están yendo”, “nos vamos a quedar sin jóvenes”, “solo se van a quedar los viejos”. La estructura etaria de la población está –así- cambiando, no por razones estructurales o por o cualquier otra figura sino simplemente por la migración. El bono demográfico se verá afectado y las posibilidades de crecimiento económico disminuirán -más de lo que ya lo han hecho por el conjunto de políticas económicas y desaciertos de la administración bolivariana-, precisamente por los cambios en aquella estructura etaria[3].

El tercer grupo remite al sector público venezolano (comunidad de empleados del Estado o del sector público). Como es conocido, el sector público en la administración bolivariana ha transitado por lo menos por dos líneas de afectación. Una primera, es su alta politización. Instancias del sector referido que se habían mantenido con su relativa autonomía o profesionalismo, han pasado a ser controladas y manejadas con fines políticos y populistas. La segunda, es su notable expansión en términos de actividades y número de empleados[4]. Ni consideraciones políticas, ni privilegios, ni presiones o condicionantes, han impedido que la administración pública se vea afectada por la migración de la Diáspora. Incluso, en organismos otrora prestigiosos, en el área de las instituciones públicas, no se ha podido evitar la fuga del personal de carrera y, en otros casos, los nuevos ingresos, adquieren un sentido temporal. En varios organismos del caso, existe la percepción de la inestabilidad en la permanencia del personal: “muchos se han ido o están pendientes de irse”, es una expresión frecuente. Esto está significando una alta descapitalización del recurso humano en el área en cuestión y para el país en general. Experiencias en tratamientos de problemas y también en presentación del país ante el resto del mundo, se han ido horadando también por esta vía de la Diáspora.

El cuarto grupo debe ubicarse en la perspectiva estructural de la economía. Es destacado, cómo las unidades industriales de Venezuela se han reducido a cerca de 4.000. Variadas razones han determinado ello: contexto político, políticas económicas, amenazas y afectaciones de los derechos de propiedad, entre otros elementos. Variadas empresas y empresarios han migrado buscando otros contextos y oportunidades. No es cómodo el escenario nacional, para inventar o poner en práctica iniciativas empresariales que no encuentran los mejores estímulos. El presidente de Conindustria, Juan Pablo Olalquiaga, ha planteado al respecto: “la industria en Venezuela está trabajando a niveles muy precarios. Ya se han perdido 2/3 partes del sector industrial, y de mantenerse la situación económica y social tal como está, lo que se prevé es que más industrias seguirán cerrando y las pocas que queden se mantendrán operando al mínimo de su capacidad” Según Olalquiaga de 3.800 establecimientos industriales que quedan en el país, 1.018 (27%) podrían cerrar sus puertas en los próximos doce meses debido a los entornos adversos de la economía del país (http://www.conindustria.org/1-018-empresas-industriales-cerraran-sus-puertas-en-2018-si-no-cambia-el-modelo-economico/). La contraparte de todo esto, aunque no existan registros, ni abundantes ni mucho menos completos, son las presiones que sobre las propias empresas, presentan los retiros o dificultades de los trabajadores puesto que no pueden trabajar, dadas las dificultades económicas y familiares que muestran. Esto es: existen ya grupos de trabajadores que no tienen lo mínimo para subsistir, dirigirse a sus trabajos y laborar regularmente.

En quinto lugar está la afectación que la Diáspora produce en la dimensión política de distintos venezolanos (más que en los grupos políticos). En encuestas realizadas recientemente a migrantes, varios (más de un 40%) de los encuestados se declaran oficialistas que les ha terminado disgustando la administración actual. Del lado de los oposicionistas migrantes, se generan discusiones y polémicas sobre si aportan o no viviendo en el extranjero, o si han debido quedarse según otros. De alguna manera, 4 millones de personas con una composición tan variopinta, son una población estadística de importancia y, más aun, creciendo. Para 2018 el INE registra un total poblacional de 31.828.110 habitantes y para 2023 proyecta[5] 33.728.624 habitantes (www.ine.gov.ve). ¿Cómo se acopla esta proyección con el crecimiento de la Diáspora? ¿En cuánto crecerá esta última?[6]

Indudablemente que hay otros ámbitos donde hay efectos intensos de la Diáspora. Solo hemos señalado algunos de los que nos parecen importantes y en los cuales tampoco es directo el registro de sus efectos. Lo que sí es importante es que, sin lugar a dudas, hay efectos trascendentales en las observaciones preliminares que se pueden hacer en tales ámbitos.

@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com





[1] Sobre esta puede verse Consultores 21, Perfil 21, Servicios de análisis de entorno (Apéndice sobre migración), nro. 151 cuarto trimestre 2017.
[3] En estas relaciones se parte de que, a mayor población en edad activa para trabajar, hay mejores posibilidades para el crecimiento económico.
[4] Esto también ha sido con fines políticos, obviamente.
[5] Estas proyecciones fueron hechas en 2013, en base al Censo 2011.
[6] Como ya es conocido, las negociaciones en República Dominicana entre gobierno y oposición no avanzaron significativamente y cada día tienen menores perspectivas. Algunos han señalado, también para esto, la importancia de la Diáspora en cuanto a que el entrabamiento del diálogo por el tema electoral (y el no reconocimiento de la MUD a la ANC) ha abarcado el que el gobierno no acepta cambios en el CNE, las garantías electorales solicitadas ni la incorporación al Registro Electoral de la Diáspora de venezolanos en el exterior (alrededor de 4 millones) (ver www.sunoticiero.com 25 enero 2018).  

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