sábado, 6 de octubre de 2018

INTERPRETACIONES SOBRE LO SUCEDIDO DESDE EL 17 DE AGOSTO EN CUANTO A LA ECONOMIA.


INTERPRETACIONES SOBRE LO SUCEDIDO DESDE EL 17 DE AGOSTO EN CUANTO A LA ECONOMIA.

EDUARDO ORTIZ RAMIREZ


Las naciones demuestran en la práctica y en los logros y contextos que crean, el rigor y la seriedad de los planes y políticas públicas que ejecutan. En ello, manifiestan la continuidad y esfuerzos por el crecimiento económico y el aumento del bienestar de sus ciudadanos; pero también, por el ordenamiento de formas, normas, leyes y procedimientos que se vinculan y aportan al impulso del crecimiento y desarrollo. Detalles o grandes esfuerzos, los tuvo ya Venezuela cuando varias naciones estaban más atrasadas que ella, en los años cincuenta, sesenta, setenta y ochenta del siglo pasado. De esa manera hasta naciones que podrían considerarse muy problematizadas o desahuciadas pueden salir adelante[1].

Algunos, magnificando la ciencia, tratan con minusvalía opiniones que en el público -por distintas vías- emiten funcionarios, representantes empresariales, dirigentes sindicales y encuestadores, entre otras figuras de la sociedad. Pero resulta que, realmente, estas opiniones y comentarios a veces recogen fidedignamente el grado de confusión e imprecisión que en la sociedad se maneja y que para impresión de algunos termina ejecutándose. Esto no pasaría de ser un ejercicio intrascendente, si no existiera la necesidad de solucionar problemas de fondo que algún día habrá que corregir y que ello requerirá el esfuerzo, sacrificio  y paciencia de muchos. Hay soluciones rápidas, pero otras requerirán claridad y precisión en los conceptos, así como firmeza en la aplicación de instrumentos; y mucha fe, labor y hasta oración según sea el caso para lograr el consenso mínimo, sin el cual ninguna sociedad avanza. Dirigentes políticos de toda condición querrán volver a figurar y a pescar en rio revuelto con numerosas explicaciones y justificaciones. Pero las sociedades pueden presentar vuelcos y pueden surgir líderes honestos y laboriosos.

Las interpretaciones económicas del caso de esta nota, obviamente deben remitir al Programa de recuperación que el presidente NM le planteó al país el 17 de agosto de los corrientes. En este campo, hay aspectos de opinión que tratan asuntos que se presentan como naturales. Es el caso del aumento en el precio de la gasolina. Se opina así que no se podía continuar con precios tan bajos. Y es cierto, pero lo que debe decirse también es que esta administración, igual que otras que ella ha criticado, lo apuntaló por distintas vías como la de que somos un país petrolero y debíamos disfrutar de gasolina barata; la crisis, además, de la gasolina es, también, la crisis de la dilapidación de recursos obtenidos de los ingresos petroleros y de los campos petroleros que se desatendió su remozamiento y que han terminado dando menos petróleo, aunque se diga que se ha combatido el rentismo y que somos el país de las mayores reservas mundiales.

Otro tipo de medidas en el campo económico se interpretan o se defienden dentro del mismo grado de confusiones de la administración bolivariana. Algunos convencidos y seducidos por el modernismo, han terminado percibiendo la conveniencia de la creación del petro y de la que la fijación de su precio, la del dólar y la del salario mínimo estén considerablemente imbricadas porque a algunos hacedores de políticas se les ocurrió que eso era bueno o conveniente; la cruda realidad es que muchos conocedores de estos menesteres han señalado hasta la saciedad, que el petro no tiene reconocimiento, no genera confianza y en nuestra perspectiva no logra despegar.

Altamente relacionado con esto último se encuentra el tratamiento de la problemática cambiaria. El extremo de la desviación está en afirmar que la administración terminó reconociendo a difusores/manipuladores como Dólar Today, que es difícil lograsen demostrar las justificaciones que genera su condición de partícipes del mercado negro para el entendimiento del precio del dólar; problemática que -por lo demás- ha creado la propia administración con un extendido control de cambio ineficiente desde el año 2003, discrecional y nada exitoso. El agravante es que los controles de cambio no generan divisas, sino que generalmente las manipulan y distribuyen según intereses diversos, conformándose también como contextos de buscadores de renta y corrupción. La administración, también en este plano, ha buscado perfeccionar el sistema de subastas Dicom II y debe señalarse que las dos últimas semanas (la última de septiembre y la primera de octubre) ha sorprendido con actividades de asignación de cerca de 12 y 10 millones de dólares, respectivamente, cuyo origen son oferentes privados. Numerosas aristas de estos ámbitos se mantienen en secretos -e inaccesibles- para agentes que no son beneficiarios de la discrecionalidad.

Una interpretación adicional es la relativa al salario mínimo. Su adelanto estuvo en la frase del ministro Jorge Rodríguez al precisar que con el nuevo salario mínimo de 1.800 bolívares soberanos (180.000.000 Bs F.), se podía vivir cómodamente, entre otras razones porque se podían adquirir perfectamente los 25 productos de la lista de precios acordados que, además, no fueron impuestos a los productores (http://lapatilla-venezuela.blogspot.com 25 de agosto 2018). Lo que estaba en el trasfondo era que ese salario mínimo pasaría a ser un elemento nucleador de la dimensión económica, eliminando la distancia en los salarios relativos. Es ahora que algunos funcionarios públicos como el ministro que atiende los asuntos universitarios,  señalan una especie de plan de austeridad, donde en los tres meses siguientes al 17 de agosto en el sector del caso, debía haber resignación al plan de 1,5 salarios mínimos[2]. El desasosiego en las áreas públicas es suficientemente desalentador, para creer en la resignación de numerosos profesionales que viven ahora la cercanía, con quienes hacen labores que no requieren preparación previa. Esta política jamás apartará sus perniciosos efectos por que se diga que habrá que ver la magnitud de sus efectos o que no estuvo del todo completa, pero  que tuvo buena intención. Pero también, en las áreas privadas donde los costos de producción no logran ser compensados dadas otras restricciones como  estabilidad laboral, controles de precios o el contexto de escasez e hiperinflación.

El salario mínimo, no es más que una referencia de lo que mínimamente ganan las personas en labores no tecnificadas y sin mayores grados de destrezas o estudios, pero se ha convertido ahora, en una especie de salario madre[3] o referencia para todo, que ha causado verdaderos males -incluso en los actores de la administración pública- donde se han –también- eliminado diferencias y bonos. No es solo el costo aumentado para la estructura salarial y productiva, sino el efecto pernicioso y profundo en cuanto a la estructura de los salarios relativos en una economía rentista y populista, que no venía precisamente ni de los ochenta ni los noventa del siglo pasado, o de incluso de los dos primeros lustros de esta administración[4], de una situación de miseria y pobreza rampante, sino de una donde los salarios -en su debida diferenciación- representaban un relativo elemento de estímulo. Tal salario mínimo, en esa estructura y con el nivel de Bs. 1800 Soberanos está recibiendo y seguirá recibiendo los embates de la inflación, que se vuelve fundamental dentro de los propios desequilibrios económicos y, más aún, cuando no se le combate debidamente con los elementos que la economía tiene como disciplina -que si no son perfectos, se han ordenado desde perspectivas teóricas y de acumulación de los tratamientos en distintas experiencias-. Falta ver los prometidos ajustes -en la alocución presidencial y en el Programa de Recuperación-, en la relación precio del barril/precio del petro/precio del dólar/salario.

Un elemento adicional corresponde  a las interrelaciones entre precios acordados, controles de precios y la nunca solucionada escasez de variados productos. No está clara una perspectiva de interpretación positiva sobre estas interrelaciones, pues las mismas siguen produciendo efectos perniciosos que son inocultables, pues los productos siguen sin aparecer de manera regular. Los controles de precios siguen siendo relativos y perniciosos para la estructura y la eficiencia productiva. La especulación anida en un escenario  de una administración controladora que no controla, aunque ella en sí misma no es la razón de la inflación, que tiene sustentos en el gasto público, en la generación de dinero inorgánico y en la monetización del déficit fiscal. En tal sentido, la estructura de precios acordados en un escenario hiperinflacionario se vuelve ineficaz.

Dos elementos positivos recientes que deben señalarse son, por una parte, la aparición y disposición por parte de los agentes económicos o consumidores, después de la presión gubernamental, de mayores cantidades de efectivo. Habrá que ver si esta disponibilidad se mantiene o si se retornará a las colas previas y requerimientos de este último de las semanas previas a la que está finalizando. El segundo elemento, por otra parte, es la cantidad de dólares subastada en las actividades del Dicom II durante las últimas dos semanas -ya señaladas más arriba-. Las magnitudes indicadas no son solución a las vastas necesidades operativas de la economía y los agentes económicos, simplemente de lo que se trata es que subastas con 500.000 $ representan menos alternativas que otras de 5 millones de $.

Dos cosas suficientemente oscuras continúan siendo, por un lado, las limitaciones que en el contexto internacional seguirá produciendo la terquedad de la administración bolivariana en la inclinación hacia un modelo de desarrollo, que ha demostrado internacionalmente ser ineficiente y no exitoso y que es abrigado cada día por menos países en el mundo. Y, por el otro, las restricciones que sigue manteniendo el escenario  internacional y sus instituciones para facilitar montos dadas las políticas  seguidas y el contexto económico y político nacional (con elementos como la alteración de los mecanismos democráticos), para la solución de la paradójica crisis de recursos (dados los obtenidos durante 20 años de administración bolivariana) para financiar el desarrollo y su necesidades de divisas y que el país no puede atender en el complicado escenario de crisis económica, productiva y ya definidamente también humanitaria, con la presión que ejercen elementos como la hiperinflación reinante en la nación desde 2017.

En lo inmediato ni en lo mediato, el conjunto de recursos para financiar el desarrollo o los proyectos que tuviese la administración bolivariana no llegarán al país a menos que se hiciesen arreglos con organismos internacionales; puede afirmarse que, seguimos en la misma situación de escasez de divisas, disminución de la producción petrolera –impedimento ahora para aprovechar cualquier aumento en los precios del petróleo, aun significando ello la continuación del rentismo-, escasez en la producción y distribución de bienes –a pesar de cajas CLAP y otros mecanismos- y la correa de estrangulamiento que significa la hiperinflación en cuanto a destrucción de patrimonios familiares y empresariales[5].







[1] Puede verse RICARDO HAUSMANN El milagro de Albania; www.project-syndicate.org/ Sep. 27, 2018 

[2] En este ámbito, dentro de las propias definiciones de la administración bolivariana, se habían definido 4,7 salarios mínimos.
[3] Este concepto lo extrapolamos de las masas madre que se usa n en la actividad de hacer panes.
[4] En ninguno de estos casos, o estas temporalidades señaladas, esto significa la añoranza de un paraíso perdido.
[5] Un resumen en un documento ubica: Colapso en la producción petrolera y no petrolera; caída en la producción e importaciones sin precedentes; colapso en el consumo de alimentos y medicinas; perdida de acceso a divisas; hiperinflación que destruye ingresos fiscales y salarios; colapso en servicios públicos; empobrecimiento, informalidad y emigración masiva (verhttps://www.slideshare.net/miguelangelsantos/venezuela-el-colapso-en-cifras).


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