martes, 20 de noviembre de 2018

CEMENTERIOS DE TRENES, AMBULANCIAS Y MOTOS. La muerte segura de los bienes públicos.


CEMENTERIOS DE TRENES, AMBULANCIAS
 Y MOTOS. La muerte segura de los bienes públicos.

EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ


En los tiempos de las administraciones anteriores a la bolivariana (iniciada en 1999), podía observarse, sobre todo a partir de los inicios del deterioro comenzado a alrededor de mediados de los años setenta con el disfrute dispendioso de los ingresos petroleros o rentismo craso, se fue abandonando el sentido de la importancia del trabajo y sed fue dando el desvío de recursos hacia la privatización del erario público vía corrupción, podían observarse bienes públicos -en su sentido de estar bajo los desempeños de organismos públicos- en deterioro, perdida y abandono. Así, por ejemplo, en nuestras actividades de investigación, en algún momento de la primera mitad de los años ochenta, pudimos ver con alta impresión como en el Instituto de Estadística e informática yacían inermes y en estado claro de perdida, numerosos vehículos de tal organismo. Pero claro, no será nunca suficientemente insistido el que lo que allí fu malo, en la actual administración es peor. Y esto último tiene dos elementos concatenantes: la magnitud de los ingresos recibidos por la actual administración y la extensión o amplitud de la desidia. Igualmente, en hospitales, pudimos ver -en momentos- ambulancias y otros vehículos en igual estado de pérdida.

En tiempos o años recientes, caminando por la cota mil, en domingos de ejercicio, pudimos también observar cómo -a vista pública- en una estación de policía presente allí, se perdían y deterioraban varias patrullas sin cauchos u otros repuestos. Y es que, en la administración venezolana, han transcurrido episodios, unos tras otros, de reposiciones de patrullas, motos y otros instrumentos de trabajo o vigilancia de variados cuerpos policiales,  con flamantes episodios de estrenos de los mismos y que después terminan en el abandono indicado y donde el rentismo y facilismo ha facilitado otras nuevas reposiciones. Y obviamente que en esto es determinante la estructura presente en las instituciones del caso, con los elementos de recursos, supervisión, disponibilidad de mecánicos o repuestos, que puedan estar presentes o no, entre otros aspectos,

Acercándonos a la inspiración central de esta nota, hay que decir de la misma manera a los casos señalados, que en el hospital Victorino Santaella en una de las zonas de los Teques pueden observarse, por ejemplo, alrededor de 15 motos de alta cilindrada en proceso de perdida y deterioro perteneciente a una dependencia policial. Como basura en otras zonas de esa ciudad o de Caracas están las motos, solo que al no ser radical su perdida, están cerca, encadenadas  o con algún tipo de protector, a pesar de que todas transmiten el sentido del abandono o la muerte segura y pronta de las mismas.

Por variadas razones hemos usado la llamada línea tres del Metro de Caracas. Esa que se dirige a una de las periferias de Caracas y que termina en la estación Las adjuntas, bordeada por la zona de las adjuntas y otras aledañas donde se materializa -de manera impresionante- la idea de la populosa Gran Caracas.  Barrios en cerros y montañas, crecen por allí aceleradamente y construyen el contexto de la estación señalada.

Las estación Las adjuntas es la última de la línea señalada y en ella se inicia o se continua el tránsito hacia los Teques. La penúltima estación, antes de Las adjuntas, es Ruiz Pineda. Y es entre las estaciones Ruiz Pineda y Las adjuntas donde se encuentra la inspiración central de esta nota y que desearíamos fuera equivocación de la vista o de la ausencia de información, pues allí hay un verdadero cementerio de trenes del Metro de Caracas. Lo he observado, hasta donde las limitaciones físicas del propio tránsito del tren  lo permite, tanto de ida como de venida.

En el sentido Las adjuntas Ruiz Pineda observa uno grandes galpones, donde pareciera se trata de talleres donde le dan servicio a los trenes. Dadas –seguramente- las técnicas que usan y el tipo de vehículo del que se trata, no se observa casi nada de lo que seguramente son servicios a los trenes. Hasta allí todo es normal. Pero a partir de ello comienza verdaderamente el abandono. Lo trenes se van presentado cual vehículos ordenados pero verdaderamente están abandonados, algunos de ellos le faltan los cristales o ventanas, otros han sido objeto de atención de los grafiteros (¡impresionante!), otros presentan deterioros fuertes en la pintura y todos van dando un sentido de desidia y abandono tal cual sucede con edificios u obras públicas abandonadas. Desde lo que permite la ventana en el tren en el que uno va, suman cerca de veinticinco trenes que nos brindan también el sentido de la proximidad del abandono definitivo de los mismos, en aquella dimensión de cuando algo estorba, ocupando espacio, sin saber que sucederá con ello. Fue la empresa Metro de Caracas, otrora mas dinámica, menos traumatizada, dada su actual y permanente gerencia por crisis que en este caso, no trata de ejecutorias de entretenimiento de políticos o tecnócratas, sino del dramático tránsito diario de miles y miles de personas en condiciones de una empresa deteriorada y en un proceso de reforma que ya avanzado noviembre no promete mucho, la que también en otro tiempo pudo hasta desarrollar la recuperación de los autobuses Leyland (de origen inglés) que fueron traídos a Venezuela en los años setenta, por la primera administración de Carlos Andrés Pérez y que habían caído en estado de abandono y casi pérdida.

Como complemento al cementerio de trenes señalado en la estación comentada, puede observarse también un sub cementerio de autobuses ubicado en uno de los lados del de trenes. Allí pueden verse y apreciarse alrededor de 10 Metrobuses, también en el letargo del abandono y la muerte segura. Detenidos, estacionados sin partes y sin ninguna movilidad.

Políticas de mantenimiento, recuperación, previsión y muchas otras expresiones y procedimientos asociados al adecuado uso de los recursos e instrumentos públicos, han estado considerablemente ausentes en el contexto del rentismo y de la dilapidación de recursos presentes en la Venezuela Saudita de los años setenta, desviada o mal encaminada según los años y administraciones de los ochenta y noventa, teniendo estas distorsiones la joya de la corona en la administración bolivariana iniciada en 1999 y ya con 20 años de ejecutorias.

20 noviembre 2018.
@eortizramrez
eortizramirez@gmail.com


No hay comentarios.:

Publicar un comentario