lunes, 26 de noviembre de 2018

MANTEQUILLA. Andanzas del “hombre nuevo” en el contexto hiperinflacionario venezolano.


MANTEQUILLA. Andanzas del “hombre nuevo” en el contexto hiperinflacionario venezolano.

EDUARDO ORTIZ RAMIREZ


Antonio, un amigo académico destacado me conversaba en una mañana de ejercicio sobre los límites de la hiperinflación. También, más tarde, conversando con José, un familiar pequeño empresario, sobre el mismo tema, pude observar una reacción de importancia sobre mi respuesta a tal temática. Esta última, fue brutal: los límites de la hiperinflación son la propia destrucción del ser humano. En eso se anda en Venezuela en un contexto donde, a pesar de las euforias y afirmaciones gubernamentales, ni se ha controlado la inflación, ni se ha derrotado el mercado paralelo del dólar (hoy multiplica en alrededor de 5 el particular mercado Dicom II) y mucho menos se ha contenido el deterioro creciente en el bienestar de grandes mayorías de venezolanos. Pero tampoco el petro ha pasado  a ser ni a abarcar, todo lo que la administración bolivariana se ha planteado para él.

La escasez, por otra parte, tampoco se ha logrado disminuir. A la concerniente a productos básicos se le añaden ahora desapariciones permanentes de productos con las correspondientes distorsiones de precios relativos. Se ha pasado entonces a construir leyendas y orientaciones derivadas de las vocerías populares y de la comunidad. En tal lugar hay huevos, en esta ciudad si y en esta no, son expresiones no infrecuentes hoy día. Por otra parte, el aumento contenido en el precio de la gasolina, pues las razones fiscales se compensan con la emisión de dinero inorgánico, aminora el miedo de los efectos inflacionarios en el combustible que, en este contexto, será echarle gasolina al fuego de la hiperinflación. Los servicios las infraestructuras y las vías transitan por un agudo deterioro y dentro de un tiempo cercano, nos encontraremos con un Soberano nuevamente con una aguda pérdida de valor de la moneda. Nada que ver, pues con lo prometido el 17 de agosto de 2018. Pero tampoco la administración bolivariana logró crear un hombre nuevo (sin comillas) como se plantearon algunos políticos Latinos o europeos e incluso soviéticos (como Leontiev/área de la psicología). A todas estas, existe un venezolano asediado y presionado por la escasez y la falta de productos. Ilustremos con el caso de la llamada mantequilla[1].

Continuemos con la idea inicial. El mismo día por la noche nos acercamos a un supermercado, en el interés de encontrar algún producto de provecho. En este caso se trata de un supermercado de dos pisos. Observamos llegando que había agentes policiales, en algo que parecía una cola que ya se había acabado. Al tratar de entrar al segundo piso apreciamos un pequeña cola en la planta y, preguntándole a alguno de los agentes nos dijo casi como respuesta automática: “pase, esa cola es para mantequilla”.

La zona donde se ubicaba la cola estaba totalmente aislada del resto del supermercado, formándose una especie de cuadrilátero, que terminaba enfrente de 4 o 6 cajeras dispuestas para el cobro de la mantequilla. Nadie usaba otras cajeras para otros pagos, parecía que el supermercado solo vendía mantequilla. A renglón seguido, pasa un funcionario contando los miembros de la cola donde me incluía ya. Eran sobre las 40 personas y se comprobó que si había suficientes ejemplares del bien. Pero como por arte de magia y a pesar de que ya era de noche, empezaron a aparecer personas. El que haya estado en una de estas situaciones, comprende el variopinto escenario que se construye: el que estaba pero salió, el amigo tal o cual, entre otras tantas figuras. La decisión del grupo de más de 40 personas fue categórica. Ya la cola estaba contada. A esto se le añadió el que, varias personas, fueron haciendo la cola más grande e intervinieron por ello agentes gerenciales del supermercado que, ante la protesta de los que querían hacer cola allí y no , dijeron categóricamente: “esto no es asunto de la policía sino de esta empresa privada y si no se salen no les venderá mantequilla”. Demostrativamente triunfó la posición de estos funcionarios del supermercado y las personas salieron.

Tan llamativo como eso, fue el momento cuando se vio físicamente la llamada mantequilla, ante lo cual los mismos funcionarios policiales llamaron al orden, incluso a los más de cuarenta de la cola inicial. Era como si la presencia física de la mantequilla pudiese colmar los ánimos de algunos y, entonces, los agentes policiales se pusieron como custodios de funcionarios del supermercado y de la propia mantequilla. Igualmente lo fue el hecho de que personas, sin porte de bajo nivel de ingresos o de comportamiento desordenado bordearan las distintas líneas del cuadrilátero referido, pudiéndoseles observar decisión sobre sus intenciones, ante la más mínima posibilidad de saltar talanqueras y líneas de bloqueo. En ese momento pensé tantas cosas sobre lo fundamental de ese bien, que solo después de adquirirlo, en casa, se me señalo había sido aumentado a 200 soberanos, pero seguía siendo más bajo de precio que la versión light. Mientras uno observaba estas cosas, una joven señora elegante con una niña de unos 6 años, logró articular esfuerzos e intenciones y burló -sin mayores movimientos- las miradas de gerentes, policías y hasta de varios de la cola de los más de 40 iniciales.

Se trata entonces de peripecias y desventuras por las cuales transitan consumidores honestos de distinto nivel económico y social, así como también revendedores y acaparadores para la adquisición de bienes que se consideran o son importantes o básicos y que, según los administradores del país, son problemas que no existen o son solo resultado de una supuesta guerra económica o imperial.

Como paradoja o contrasentido para los “revolucionarios”, realmente el hombre nuevo no existe. Hasta ahora, con fuerza –aunque no únicamente- sigue existiendo el homo económicus, que algunos le adjudicaron  a los marxistas iniciáticos, a pesar de que Engels aclaró en alguna parte (de la carta a Bebel) que él y Marx solo habían dicho que lo económico era determinante en última instancia.


26 noviembre 2018
@eortizramirez



[1] Realmente este término se ha extendido para distintas formas de margarinas que se encuentran en las necesidades de mayorías de consumidores

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