miércoles, 20 de febrero de 2019

¿QUE QUEDA DEL CHAVISMO?: sus debilidades ante cese a la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres.


¿QUE QUEDA DEL CHAVISMO?:   sus debilidades ante cese a la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres.



EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ



Aquel chavismo con allegadero primero en el año 1998 -en las elecciones del 6 de diciembre- se acabó. Aquellos que apoyaron sin saber -o haciéndose los desentendidos-[1] ante advertencias hoy día ya se fueron, lo olvidaron o están en posiciones totalmente contrarias. Ese fue el chavismo temprano, que acumuló el intento de golpe de estado del 4 de febrero del año 1992, juramentos y otros procesos que después permitieron a algunos convertir a aquel en una especie de religión. El chavismo siguiente, que fue el chavismo en el poder conquistó nuevas simpatías a partir de las misiones y el referéndum de 2004 (nuevos pero transitorios entusiasmos), y que duraron hasta las demostraciones más fehacientes de ineficiencia, corrupción y encaminamiento del país hacia la destrucción y la indescriptible administración de NM, después de su designación por parte del todavía presidente HC y que dio paso definitivo al Chavismo que se regodea con una revolución fracasada y con una mortificante e ineficiente sobre determinación de la política.

Esa fase decadente del chavismo y de ahora –afortunadamente-esperanzas del país en pasar a un gobierno diferente y de beneficio real para las mayorías, dejará también como un resultado al chavismo resentido. Este último no puede vaticinarse que representará, pero indudablemente abarcará un sentido muy claro de viudas de la revolución, extendiendo aquella expresión del presidente Rafael Caldera cuando habló de las viudas del paquete refiriéndose a exfuncionarios y otras figuras durante la segunda administración de Carlos Andrés Pérez, pues hacían alusión –permanentemente- a lo bien encaminadas y lo exitosas que hubieran sido las políticas de esta última administración, si se les hubiera permitido ejecutarse exhaustivamente.

Una manera de acercase a la pregunta ¿que queda del chavismo?, lo  intentamos en base a una tipología de los chavistas, pues las encuestas, movilizaciones, capacidad de convocatoria y otros instrumentos que podrían usarse, dejan aquel representado en 2018 y 2019 por una clara y definida minoría; a pesar de haberse declarado ganador de millones de votos en recientes elecciones. En 2012 ante el triunfo de Hugo Chávez, presentamos una tipología rápida, pero las condiciones ya han cambiado y ahora se requiere otra[2]. Veamos.

Un  primer grupo de distinguir, es el de los chavistas sinceros y honestos, que los hay. Estudian, se preparan y creen realmente que la revolución y el socialismo son las vías para salvar al ser humano de los oprobios del capitalismo. Si bien es válido afirmar la existencia de este grupo, no menos cierto es que en cuanto al proceso vivido en Venezuela son realmente ínfimos sus integrantes y, dadas las responsabilidades que implican los principios expresados o planteamientos que realizan, generalmente sus miembros  terminan como disidentes y distanciados de los grupos centrales de la secta en el poder.

Un segundo grupo es el de los  chavistas avispados siendo como todos aquellos que profesan la política para nutrirse de prebendas, prerrogativas y de la corrupción. En momentos pueden presentarse como los más puros y radicales, pero nunca pueden ocultar su enriquecimiento acelerado. Tal cual todos los vivos en política, no tienen pudor para disfrutar la corrupción y los beneficios de la misma. También como sucede en política, se presentan como los más preocupados porque se castigue a los corruptos.

Un tercer grupo lo componen los chavistas rentistas. Los llamamos así pues representan el grupo que más normal le parece que la administración  desarrolle políticas populistas, que beneficien al pueblo trabajador, independientemente que esto también signifique que se considera que se debe -por distintas vías- recoger o tomar la parte del petróleo que  a cada uno le corresponde (idea que puede ser válida, pero generalmente va llena de resentimiento) o que en un extremo se pueda pensar que si no es disfrutado por estas vías, el petróleo no lo disfrutará nadie. Esto es, desde esta perspectiva que llamamos el chavismo rentista, surge la idea violenta de mantener a toda costa las políticas que se consideran pertinentes para hacer la revolución y construir el socialismo.

Un cuarto grupo y desde otra dimensión de su participación en la realidad de Venezuela remite a la propia configuración del chavismo en cuanto a la difusión de ideas. Impresiona que desde los tiempos iniciales de la administración de HC -en aquel chavismo iniciático- ya en el poder, este último lograba difundir sus posiciones e intenciones con éxito entre sus seguidores. Pero en estos casos sucede como con las novelas de cualquier tipo, cuando son largas y no terminan, y es que entonces acaban siendo fastidiosas. Más aun, cuando la realidad ha sido invadida por un conglomerado de fracasos y de políticas infructuosas que, aun encontrándose con las propuestas de combatir la indolencia (NM 2019), el escenario económico y social se enfrenta o abarca la realidad que implica que para vivir con alimentación medianamente aceptable una familia de cinco miembros necesita, ya en 2019, gastar diariamente cerca de dos salarios mínimos. Este cuarto grupo que llamamos del chavismo repetitivo, se enfrenta –permanentemente- a la dura realidad económica y social que afecta a oficialistas y no oficialistas (que, hoy día como se señaló, representan la mayoría de la nación).

En quinto lugar, tenemos el chavismo dominante. Este ahora está dominado por NM y su camarilla y existe inclinación a pensar que factores nacionales e internacionales son los que ejecutan verdaderos controles y determinaciones sobre su figura. Grupos y figuras alternativas a este último y su camarilla, como el exministro del petróleo y jefe de PDVSA Rafael Ramírez, exfuncionario polémico y sobre el que se han esgrimido numerosas sospechas y, algunos otros, distanciados y/o disidentes, plantean ahora por distintas vías algo así como crear un chavismo sobreviviente que rescataría  unos supuestos elementos puros, bien encaminados y exitosos, que habría alcanzado y ejecutado HC. Pura fantasía y demagogia, pues el verdadero legado de este último, es el más fiel determinante de la situación de debacle en que ha terminado la economía y la nación venezolana.

Es una especie de rescate de lo que algunos en ciertos ambientes, no necesariamente empresariales o institucionales, destacan como la misión de cada quien. Efectivamente, los políticos les es llamativa la idea de sentirse poseedores de una misión hoy día y siempre; por ejemplo, el presidente de México quiere enjuiciar a cuatro o cinco presidentes predecesores por negocios, alteraciones de la democracia, corrupción y otros elementos, que le darían razones para ejecutar esta especie de misión (ver CNN México, 20/02/2019). Pero, en nuestro caso fundamental que es Venezuela, podemos destacar como la muerte de Juan Vicente Gómez fue llevada hasta el 17 de diciembre de 1935, para que se pareciera más a Simón Bolívar; Carlos Andrés Pérez también creía que tenía que continuar con su obra, pues era su continuador; HC obviamente también lo creía; y otros, seguramente, se adjudican misiones similares.

Pero ahora existe una misión muy importante para el futuro del país; y un joven la está ejecutando de manera destacada; hacer que cese la usurpación, que se establezca un gobierno de transición y que se realicen elecciones libres. Esto último expresa, nada más y nada menos, que las que se han realizado desde un momento a acá no lo han sido. El que sean libres, bien organizadas y supervisadas será suficiente para que la voluntad multitudinaria se exprese como un rio claro que le abrirá caminos a Venezuela.



20 de febrero de 2019

@eortizramirez

eortizramirez@gmail.com


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