EL AÑO 2019. Venezuela y su
perspectiva política (Esperanzas, promesas, contradicciones, incertidumbres).
EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ
La llegada de 2019 estuvo signada en el plano político, de
manera expresiva, por la juramentación del presidente NM programada para el día 10 de enero, en razón del ejercicio de un
nuevo mandato de 2019/2025, según resultados de elecciones del 20 de mayo de
2018. Estas elecciones recibieron fuertes cuestionamientos en el plano nacional
e internacional, pero debe señalarse que la reacción principal de rechazo para
tal juramentación se apreció a comienzos del año señalado sobre todo desde el
momento del lanzamiento de la Declaración
del Grupo de Lima[1]
oponiéndose a la misma.
En la alocución de fin de año
transmitida en cadena nacional, el
presidente NM le dio gracias al
pueblo. Por su confianza, su apoyo, su compañía y sus esfuerzos. Debía oírse y
leerse que el protagonista fundamental de los éxitos durante el año 2018 era el
propio pueblo. Pero contrario a esa percepción transmitida, los resultados
fueron bastante negativos[2].
En esa alocución de fin de año el presidente Maduro esbozo tres líneas de
actuación para el año que comenzaría: primero,
la paz; digamos cordialidad, consenso, negociación. Realmente, no hay
evidencias, ni en la administración Maduro ni en la Chávez, de que hayan
querido ser operativas en conseguir la paz, ni en que se haya querido rectificar;
la búsqueda de la paz ha significado siempre, para la administración
bolivariana, cerrarse para no ceder. Segundo,
mantener las ejecutorias del plan iniciado en agosto denominado el Programa de recuperación… y cuyos
resultados tangibles no eran sino los señalados: más inflación, recesión y pobreza. Tercero, luchar contra la indolencia, resumiendo con eso al parecer,
actitudes de incumplimiento de metas, corrupción, despreocupación por el país,
desapego al interés de mejorar a la nación o a las condiciones de vida de su
gente. Durante los veinte años de administración bolivariana, es muy poco lo
que se ha hecho para luchar contra esta taras y desviaciones, puede incluso
sospecharse que se han fomentado. Correspondientemente, será el futuro de todos
los meses que se aproximan, lo que permitirá evaluar la solidez y seriedad de
este tercer planteamiento. Las tres líneas de actuación, fueron recordadas por
el presidente Maduro el día 10 de enero en su toma de posesión[3].
En el día de la toma de posesión para
su segundo mandato, el presidente Maduro, tuvo sus mayores objeciones, como
siempre, contra los EE.UU. con su imperialismo y su guerra internacional contra
Venezuela, o también contra la misma Europa colonialista; y tuvo, sobre todo,
un detenimiento en contra del Grupo de
Lima dadas sus permanentes líneas y cada día más activas -en definición de
actuaciones-, en relación a las afectaciones de la democracia, las libertades y
las condiciones de vida del pueblo venezolano. En esta caso se trató de la
firma de una Declaración en relación
al no reconocimiento de ese grupo de países a la toma de posesión por parte del
presidente Maduro, por considerar no fundamentada la elección presidencial -ni
las condiciones bajo las cuales se dio- del 20 de mayo del 2018. Debe señalarse
que el presidente Maduro se enfocó en su crítica a esta Declaración (en su punto 9)[4], en
lo que concierne a un incidente tenido a finales de año en el mar, en relación
a una zona donde se perfilaron disputas entre Venezuela y Guyana y con
participación de barcos de terceros. La administración del presidente Maduro
planteó la necesidad imperativa de que en un lapso de 48 horas los países del
Grupo de Lima rectificasen en su
posición en cuanto a este punto[5].
A las condiciones de aislamiento en el
que había ido cayendo la administración bolivariana y lo cual desde 2017
implicó la imposición de sanciones a varios de sus funcionarios, acusados o
ubicados en procedimientos de actividades ilícitas o por ejecución de
procedimientos contrarios a la vida democrática o al respeto a los derechos
humanos, debe añadírsele el escenario de no reconocimiento a su triunfo
electoral del 20 de mayo de 2018 por numerosos países y altas porciones de la
población interna; evidenciándose esto último en la significativa abstención de
las posteriores elecciones y en el clima de incertidumbre que presentaban
numerosos ciudadanos sobre sus propias creencias.
En tales circunstancias fue notable el
esfuerzo de la administración y del presidente en particular, por demostrar que
si tenía su nuevo gobierno un reconocimiento internacional. Llegó incluso a
señalar el presidente Maduro -y posteriormente la perspectiva oficial de la
noticia- que se contó en el evento con la participación de representantes de
más de 90 países (lo cual es cerca de la mitad de las naciones que componen el
planeta). La realidad es que del mundo y de la región solo pudieron verse los
presidentes de El Salvador, Nicaragua, Bolivia y Cuba[6].
Las tomas de posesión en general son
fastuosas y en Venezuela puede recordarse la llamada segunda coronación de Carlos Andrés Pérez en 1989, donde vinieron numerosos
representantes; entre ellos, Fidel Castro[7],
quien también vino a la toma de posesión de Chávez en 1999; debe destacarse,
cómo, a la segunda de NM, asistió el
Presidente de Cuba Miguel Díaz-Canel, continuando una relación que ha sido
bien aprovechada por la isla de Cuba. Pero también, los otros tres presidentes
latinos que asistieron y sobre todo Nicaragua y Bolivia, son de los
beneficiarios de la relación asimétrica que han venido teniendo con Venezuela,
durante la administración bolivariana, directamente o por medio del ALBA.
Otros, tipo Rusia o China, han pasado a ser asesores y beneficiarios de una
especie de nuevas tutelas y dependencias, esta vez a la luz de socialismos
fracasados mezclados con capitalismo y otras cosas: una verdadera mezcolanza
que se presenta como opuesta al capitalismo[8]. Y
ellos han pasado a conformar la
camarilla internacional de la administración señalada.
A todo este escenario de la Declaracion
del Grupo de Lima y la toma de posesión, se le añadió la designación
por parte de la Asamblea Nacional de un presidente encargado dada la figura
débil y cuestionada que el presidente NM
presentó en su toma de posesión y en el espectro de críticas en el escenario
internacional. Paraguay comunicó
públicamente la ruptura de relaciones con Venezuela y otros países tomaron
medidas si no iguales, al menos asociadas a un trato de reservas, críticas y
distancia como fueron los casos de Perú y Argentina.
En el caso específico del nombramiento
de un presidente encargado de la República – y más allá de la operatividad y
funcionalidad de lo mismo-, esto se podía dar automáticamente a partir de las primeras
horas del 10 de enero, dadas las circunstancias de desconocimiento interno (y externo) y, ello, para algunos, quedaba
plenamente justificado dentro del espectro de la Constitución[9];
efectivamente, para el 11 de enero se hablaba y se registró públicamente al
diputado por Voluntad Popular (VP), Juan
Guaidó como el
presidente interino. En días previos, el 5 de enero, se habían nombrado las
nuevas autoridades de la Asamblea Nacional[10],
habiendo quedado el mismo como el presidente del parlamento en su nuevo período
de sesiones.
El 23 de enero de 2019 y derivaciones.
El 23 de enero[11] y
la llamada de la Asamblea Nacional y de las fuerzas de oposición a salir a
marchar, concentrarse y protestar, fue
esperado con muchas expectativas, tanto dentro del país como fuera del mismo,
sobre todo por los migrantes venezolanos en otros países y por organizaciones y
naciones críticas hacia los derroteros económicos y políticos a los que ha
llevado la administración bolivariana a Venezuela, sumiéndola en una aguda crisis
económica y social.
Dadas las notables diferencias entre el
escenario político de 2018[12]
en relación a 2017, en cuanto a desorganización y pasividad, generada o florecida en aquel año por
razones de agotamiento, represión, decepción y migración como opción de salida
ante la no presencia de cambios, después del –y relacionado al- intenso
activismo y movilización alcanzada en este último año, donde se acumularon más
de 170 fallecidos como resultado de la alteración de las normas democráticas y
la fuerte represión ejecutada por la administración bolivariana; no era de
esperar, correspondientemente, una movilización similar a las observadas en el
año señalado.
Hubo sorpresas variadas siendo la
primera de ellas la voluminosa movilización que se dio, tanto en la ciudad
capital como en otras ciudades del país. Barquisimeto, Valencia, San Cristóbal y ciudades del oriente del país
fueron escenario de manifestaciones y congregaciones bastante significativas.
Ciudades como San Fernando de Apure o Puerto Ayacucho, entre otras, tuvieron
también sus concentraciones y movilizaciones de significación. Más aún debe
resaltarse que, en barriadas populares como el Valle, o el indescriptible
conglomerado de barrios ubicados en Petare, se presentaron –y todavía el día 24
de enero- protestas y manifestaciones dentro del contexto social y político muy
particular de esa zona, habitada por -en líneas generales- sectores populares.
La propia concentración central de Caracas, realizada en la zona céntrica de
Chacao se vio alimentada por numerosos afluentes que incorporaron personas de
distintas zonas de la ciudad, produciendo una concentración poco menos que
apoteósica, a pesar de que en la ciudad capital eso ha sucedido en varias
oportunidades. El miedo y los temores, ante una administración que ha
administrado la represión con desenfado, fueron vencidos.
Y fue allí y/o a partir de allí, donde
surgieron dos sucesos adicionales altamente interrelacionados con la misma
movilización y el sentido de rescate de la protesta y el rechazo mayoritario de
la población venezolana a la administración bolivariana –contrario a lo que
piensa esta última, sobre que está sustentada en grandes mayorías[13]-.
El primer suceso fue la
juramentación (autoproclamación) de Juan Guaido[14]
como presidente interino o acto de compromiso de estar en disposición de
encargarse de la presidencia de Venezuela para un periodo de transición[15].
El segundo suceso, fue el
reconocimiento por parte del gobierno de
Donald Trump, presidente de los EEUU, de la condición de presidente
interino de Venezuela de Juan Guaidó; sumándose inmediatamente otros países de
la región –Grupo de Lima[16],
11 de 14- y de otras latitudes. Como un efecto rebote, el gobierno de NM decidió en momentos inmediatos
siguientes romper relaciones con EE.UU.
Quedó así pendiente la explicación
necesaria para una acumulación de hechos y pronunciamientos que traerían
resultados, como los previstos por algunos en el campo económico, político y
hasta acciones de expulsión/protección de la representación diplomática de los
EEUU; así como otras explicaciones. El 23 de enero 2019 se convirtió en un
verdadero punto de inflexión, aunque en sus días cercanos posteriores no
pudiesen preverse todas sus consecuencias. Lo que sí pudo apreciarse es que a
pesar de los fallecidos de 2017, la alta represión ejecutada por cuerpos
represivos en clara y evidente violación de derechos humanos, la presencia de
hambre, escasez, hiperinflación y populismo implementado y generado por
políticas económicas y sociales que lo fundamentan (que han agravado el hambre, la escasez y la propia
hiperinflación) y que, en momentos vislumbra una población -y no sin razón-
solamente pendiente de conseguir bienes subsidiados o al precio que se puedan
encontrar, salieron grupos humanos en notables números a manifestar su rechazo
a las condiciones económicas, sociales y políticas que ha generado la
administración bolivariana en más de 20 años, habiéndose acumulado más de veinte
fallecidos (20) entre el 23 y 24 de enero, por efectos de disparos de los
cuerpos represivos de la administración señalada[17].
Cinco días después del 23 de enero,
EEUU dio un paso adicional congelando las cuentas de pago a PDVSA y
transfiriéndole al presidente interino la potestad sobre esas cuentas de la
estatal petrolera venezolana, en un contexto donde adicionales países fueron
dándole reconocimiento a este último como Australia e Israel, mientras la UE
planteó una especie de ultimátum en el sentido de que si al 2 de febrero no se
habían convocado elecciones reconocería a Juan Guaidó como presidente interino
de Venezuela. Del lado de la administración Maduro la fiscalía pidió medidas
cautelares sobre este último y lo satisfizo el tribunal supremo de justicia,
delimitando prohibición de salida del país y enajenación de bienes así como
bloqueo de sus cuentas, brindando todo esto un escenario de aumento de
conflictos.
Dentro de los varios sucesos siguientes
de importancia política, se tienen, por una parte, las acciones del ultimátum
dado por la Unión Europea, en cuanto a exigirle a la administración Maduro
llamar a elecciones libres o tener como
reacción de su parte el reconocimiento de Juan Guaido, como presidente interino.
Efectivamente, trascurridos ocho días la UE procedió a reconocer a Guaido en el
sentido anotado[18].
Por otra parte, deben resaltarse los resultados contraproducentes en cuanto a
interés de la administración Maduro, que tuvo la reunión del Grupo de contacto
sugerido por la UE y que se dio también en el contexto de las sugerencias de
México y Uruguay para buscar caminos de Dialogo y de la Paz. NM planteó que avalaba tal iniciativa
pero las conclusiones de tal actividad en Montevideo, firmada por los
asistentes incluida Italia y Uruguay, fueron las de avalar y llamar a el
impulso de elecciones libres y a que se le diese fácil entrada a la ayuda
humanitaria que ya para el día 8 de febrero ya tenía lograda la recepción en
Cúcuta de los primeros envíos.
En la continuidad de las sanciones
internacionales de EE.UU., debe señalarse lo atinente a las impuestas a los
miembros de la ANC en febrero de
2019. La
nueva sanción de los Estados Unidos contra Nicolás
Maduro y sus funcionarios, fue revocarles las visas. El 7 de febrero, el
enviado especial de Washington, Eliott Abrams, anunció la medida en una
conferencia de prensa.
“Estamos imponiendo restricciones de visas y
la revocatoria de visas a los miembros de la Asamblea
Nacional Constituyente ilegítima” de Venezuela, señaló[20].
Debe destacarse también que Abrams pidió a la comunidad internacional que se
uniese a la respuesta de EE.UU. al pedido de enviar ayuda
humanitaria a Venezuela efectuado por Juan
Guaidó, el jefe de la Asamblea Nacional (AN).
Tal ayuda humanitaria, fundamental para el contexto
económico y social de la Venezuela de 2018 y 2019, fue apreciada por J. Guaido
como de imperiosa necesidad en cuanto a su entrada al país para el 23 de
febrero de 2019. Dos puntos fundamentales habían sido ubicados para su
acumulación y entrega: Cúcuta y la conexión con Brasil vía Santa Elena de
Uairen/Boa Vista. Juan Guaido planteó la necesidad de que entrase de manera
taxativa. Tal entrada no se dio, sino solo en muy pequeña cantidad por la vía
de Brasil pues la administración bolivariana, partiendo de que la nación no
existía crisis humanitaria, puso impedimentos en la vía y generó un escenario
de enfrentamiento y represión contra quienes lideraban su ingreso a la nación.
En el caso de Brasil, hubo incluso fallecidos de grupos indígenas y, en el caso
de Cúcuta, algunos de los camiones (dos) fueron incendiados. Del espacio de
Cúcuta se originó un episodio que debe mencionarse[21].
Se trata de la salida de J. Guaido desde el territorio
nacional para dirigirse a Colombia, Brasil, Paraguay, Argentina y Ecuador, en
visitas donde se le dio recibimiento de Jefe
de Estado. La prohibición de salida del país que tenia de parte de los
poderes al servicio de la administración bolivariana, no pudo evitar estos
sucesos ni tampoco actuó al regreso de este personaje político a la nación el
día 3 de marzo de 2019[22].
Su llegada a Caracas puede considerarse de mucha expresión política para la
oposición y sus simpatizantes, dada la euforia y participación con que se dio.
Otros procesos y la continuidad del escenario político.
Paralelo a los sucesos presentados se
dieron un conjunto de actuaciones y situaciones que ameritan ser también
referidas, así no sea más que brevemente. Dos
asuntos atañen a Naciones Unidas
en cuanto a su Consejo de Seguridad
y la oficina de derechos humanos. Debe señalarse que en varias oportunidades en
los primero 3-4 meses de 2019, el Consejo
de Seguridad abordó la realidad de Venezuela en varias dimensiones de
preocupación, a propuesta principalmente de EE.UU., aunque el derecho de veto de otras naciones que
lo tienen, como Rusia o China ha impedido se avance en ese ámbito[23].
Otra dimensión de las Naciones Unidas
es lo atinente a las actividades de M. Bachelet Alta Comisionada para asuntos de Derechos Humanos. Durante el mes
de marzo vino a Venezuela parte de su equipo de trabajo, a procesar y evaluar
información y casos que formarían parte de adelantos para la propia visita de
la Alta Comisionada[24],
quien posterior a la visita de tal equipo presentó un informe preliminar de
importancia en el registro de información valiosa sobre una delicada situación
que se ha venido viviendo en el país, sobre todo en el último lustro (anterior
a 2019). Otros dos elementos de
importancia, también tenidos en el período señalado, son atinentes a acciones
de la UE. Esta fue, durante el
transcurso de los primeros meses de 2019, endureciendo
sus posiciones y actuaciones en cuanto a la administración de NM, insistiendo en variados elementos
pero sobre todo en la importancia de la realización de elecciones libres y
respetables[25].
El segundo elemento, también atinente a la UE, es concerniente a la creación
del Grupo de Contacto[26]
buscando actuar en cuanto a los temas señalados y a la defensa de los derechos
humanos y derechos asociados a la democracia. Un quinto elemento, de importancia dentro de lo señalado, es la reunión entre Rusia y los EE.UU.
realizada en Europa, para conversar sobre el problema que ha pasado a
representar Venezuela en años recientes y sobre todo dadas las agudizaciones
presentadas abiertamente para el año 2019. En esta reunión, aunque no hubo
mayores acuerdos se consideró altamente importante su realización[27].
Un suceso que amerita una referencia
particular es la designación de Gustavo Tarre Briceño como Representante de
Venezuela en el Consejo Permanente de la OEA[28], en
base a la presidencia interina de J. Guaido, sucedido a inicios de abril de
2019. Pasó a significar un acto bien significativo pues ello se dio en base a
la exclusión de lo que -hasta ese momento- había sido la ejecutoria de la
representación de NM, cuyo gobierno
cerca de dos años atrás había comunicado su decisión de retirarse de la OEA y
se estaba en la espera del finiquito de los dos años reglamentarios (formalmente el 26 de abril de 2019 finalizaba tal período de
dos años). Gustavo
Tarre Briceño había sido designado el
22 de enero por el presidente encargado de Venezuela, Juan
Guaidó, en una sesión de la Asamblea Nacional (AN) y se esperaba su reconocimiento oficial de parte de la
institución hemisférica. Tal designación se dio con 18 votos a favor[29],
9 en contra[30]
y 6 abstenciones[31].
Un aparente punto de inflexión
Los sucesos del 30 de abril de 2019,
deben ser referidos con las reservas o puntos de prudencia que puede ameritar
la información imperfecta que en la política se asocia a determinados sucesos[32].
Su característica de punto de inflexión es porque representa el primer momento,
después del año 2002, donde una acción se presenta con un mínimo de
contundencia, como expresión de apoyo a las fuerzas opositoras desde el área
militar. Lo que queda en el plano de las reservas remitiría al hecho de que las
negociaciones entre estas últimas y las fuerzas militares y espacios
institucionales definidamente oficialistas, efectivamente se habían presentado
como para manifestarse el 1 de mayo y que tuvieron que ser adelantadas por
parte de las primeras para el 30 de abril,
derivado de que NM y su
camarilla (incluidos los cubanos asesores) se habrían enterado y habrían
decidido actuar represivamente y de manera adelantada y lo cual no lograron
ejecutar cabalmente.
Ello explica las dudas o
acciones/interpretaciones capciosas que originaron algunas faenas, por ejemplo:
las fuerzas militares masivamente no dieron apoyo definido a J. Guaido, quien
había planteado estas jornadas inicialmente como el comienzo del final de la
usurpación, pero tampoco ninguno de sus componentes reprimieron de forma
inmediata o contundente a los militares que si le dieron su apoyo (aunque el 30
y el 1 de mayo si lo hicieron, y de manera bastante agresiva y violenta, en la
mayoría de los puntos de concentración -los cuerpos del caso- en cuanto a los
civiles de oposición concentrados o movilizados según el programa para tales
días[33]);
o, en el mismo contexto J. Guaido y
Leopoldo López, que fue liberado por un grupo militar, desde su casa donde se
mantenía por su detención desde 2014, y pudo trasladarse a una embajada donde
junto a su familia ingresó como invitado.
Las interpretaciones del NM de los sucedido el 30 de abril, en
la cadena nacional que dio en la noche, deben ser comentadas a la luz de una
ausencia de alrededor de 10 horas para pronunciarse sobre ello, aun con la
significación de los twiits que comunicó. A pesar de haber repetido las
afirmaciones tradicionales de su interpretación sobre los actores políticos
señalados y de las acciones que acometería su administración el día 1de mayo, J
Guaido seguía este día en sus funciones política y L. López en la ubicación ya
señalada. Lo más impresionante no fue su tardanza en dirigirse al país, sino el
tono pacífico y de “hombre de paz” con el que se dirigió y pronuncio sobre los
eventos del caso.
Debe recordarse que la administración
bolivariana ha desarrollado una Creciente militarización de la sociedad y una creciente
violencia represiva. Y ello ha implicado la
presencia de asesores, entrenadores o vendedores de productos para el área
militar, cuyo origen son los países que apoyan a la administración bolivariana
y que tienen también intereses económicos en base a préstamos y ventas de
variados productos; debe señalarse, además, la creciente presencia de militares
nacionales en funciones de tipo administrativo, comercial o político. Como es
conocido eso no es bueno para la
sociedad y el ordenamiento de la vida democrática, como fue entendido incluso
desde aquellas culturas de la sociedad antigua, donde se hicieron aportes
iniciales e imborrables para la perspectiva política y de ordenamiento de la
vida democrática. Pero paralelo a eso, la administración ha estructurado la
violencia como arma de represión, sobre todo en los dos últimos años visto desde
2019. Pocas veces la sociedad venezolana había sentido tal violencia desde el
Estado, tratándose de que los enfrentados al gobierno del caso no han estado
armados, sino que mayormente solo han tenido la fuerza de las movilizaciones y
su voluntad, y se ha generado por otro lado un estímulo permanente a la
violencia desde en el Estado que puede abarcar cualesquiera experiencias y
dimensiones en la vida cotidiana y de ahí han ido acumulándose muertos,
detenidos y procesados de forma alarmante para defensores de los derechos
humanos.
NM, en razón de los sucesos del 30 de abril, a pesar de sus
gestos y expresiones desafiantes y frecuentes –y las de los miembros de su
camarilla[34]-
ante las fuerzas de la oposición y las fuerzas de EEUU y el imperialismo en general,
según sus interpretaciones, señaló en cambio en la oportunidad de la cadena del
30 de abril[35] al referirse a los sucesos, que catalogó de
escaramuza: “Venezuela no quiere guerra civil, Venezuela no quiere intervención
militar”, “…el camino no es la Violencia, es la paz”[36].
Puede tenerse un entendimiento adicional destacando las
afirmaciones resumidas -y con la prudencia del caso- de J. Guaido y las
declaraciones de Elliott Abrams (representante de EE.UU. para Venezuela) a
VPItv[37]
en razón de que si se presentaron las conversaciones aludidas y que desde las
mismas se habrían planteado los consensos, acuerdos y entendimientos entre el
alto mando militar y el tribunal Supremo de justicia, por una parte, y las fuerzas opositoras por la
otra, y que ante las alteraciones presentadas el 30 de abril no se habrían
materializado. Con las reservas y prudencias señaladas previamente, se
evidencia por los tiempos, declaraciones y acciones ejecutadas que la
administración de NM no salió
precisamente fortalecida después de estos eventos.
Tres sucesos/desarrollos
relevantes.
Paralelos, cercanos o simultáneos con otros detalles, los
tres asuntos que incorporamos son altamente importantes. El primero, atañe a la reanudación de negociaciones entre oposición
y gobierno que arrancan desde inicios de año, bajo el auspicio de Noruega y que para comienzos de agosto
había acumulado cinco reuniones y muy pocos resultados. El segundo, a la visita que en junio hizo la alta comisionada para
los derechos humanos de la ONU y que
culminó con la entrega de un informe en tal organismo. El tercero, a la profundización de sanciones por parte de EE.UU.
adquiriendo ahora el carácter de embargo.
En cuanto al primero de los de los sucesos hay que señalar que, a pesar de haberse
organizado 5 reuniones hasta inicios de agosto de 2019 (2 en Oslo y tres en
Barbados) en el contexto de la facilitación y apoyo de parte de Noruega, son muy escasos los datos o
concreciones sobre avances o resultados de las mismas en cuanto a puntos a
negociar; sobre los cuales tampoco había sido importante la información
suministrada[38].
En una mezcla de todos estos factores se puede considerar así esta tanda de
negociaciones, pues ya son numerosas las que previamente se habían intentado o
ejecutado sin mayores frutos, como el caso de la iniciada avanzado 2017 y
finalizada en fracaso –al igual que las anteriores- en febrero 2018. Las
intenciones y los resultados de las negociaciones a esta altura de la
administración bolivariana pueden ser consideradas eternas y durar todo lo que
fuese “necesario”, dados los intereses crecientes de la misma de mantenerse en
el poder político, usando las mismas, correspondientemente, como estrategias de
dilación. Lo resumió muy bien la
posición oficialista después de una de las idas a Barbados en el sentido de se declaraba una especie de proceso
permanente de meses o años.
Una manera optimista de enfocar
posibles avances en los puntos destacados como objeto de negociación, es
destacar asuntos fáciles. El más
fácil de todos para la administración bolivariana ha sido sobre elecciones y
asuntos relacionados, lo atinente a señalar que va a haber elecciones y primero
que nada las elecciones de la Asamblea
Nacional que, como se sabe, corresponderían el año 2020 y son las que le
interesan a tal administración y, más aún, en las condiciones que siempre han
sido de su conveniencia (mismo CNE y otros). Del lado de la oposición, se
encuentra el asunto fácil en cuanto
al señalamiento que implica que de las negociaciones al cese de la usurpación (elemento central de las iniciativas
políticas de Juan Guaido como se ha
señalado más arriba) no hay casi nada: es la oferta permanente –por variadas
vías- de que se ha estado cerca del cese
de la usurpación. Otro asunto fácil
para la oposición, ha sido la afirmación de que las negociaciones son parte de
una macro estrategia para finalizar la administración de NM, correspondientemente y porque normativamente son enfocadas así,
no se debía o debe desistir de ellas.
¿Tantos esfuerzos, para ir a una
elección tácita de la Asamblea Nacional? ¿El regreso de los
oficialistas a la Asamblea Nacional significaría
el finiquito de la Asamblea Nacional
Constituyente o es que acaso tal regreso representaría la “paz” para que la
administración de NM pudiese
continuar varios años más? ¿Y la justicia, y el empobrecimiento del pueblo
venezolano y la destrucción de la economía y sus estamentos empresariales e
industriales, junto al de los patrimonios de las familias? ¿La incontrolable e
indetenible migración de los venezolanos será compensada con la invitación que
ya se le hacía a los venezolanos en estos momentos para que volviesen, de parte
de la administración en las condiciones del momento y de parte de la oposición
una vez que finiquitase tal administración? Con el grado de empobrecimiento,
desinstitucionalización y destrucción de la economía acumulada, no será rápida
ni la recuperación económica ni el retorno
de los más de cuatro millones de venezolanos que para mediados de 2019
se aceptaba como algo normal habían migrado desde Venezuela.
Mientras sucedían así las cosas el
escenario nacional se reconfortaba, se apaciguaba, se entusiasmaba, se
tranquilizaba o decepcionaba, según los casos, oyendo afirmaciones sobre que
“ya hay resultados”, que “no serán sencillas las negociaciones”, o sobre
ofertas de posibles candidatos para
supuestas elecciones o, más aún, se estaba atento de afirmaciones como la
de la UE -que producen distintos
ruidos- sobre que si no había resultados habría nuevas sanciones o sobre
posibles y adicionales actuaciones de EE.UU.
En una economía con dolarización
informal, mientras sus ciudadanos no ganan en dólares y donde la hiperinflación
solo había menguado, mientras el decrecimiento, el desempleo y el hambre se
habían profundizado, el método de decidir cuándo se hayan discutido todos los
puntos, ligado al papel de Noruega
como informante oficial en el contexto de las características de los
negociadores participantes, se convierten en elementos de desasosiego, y
ofrecía pocos alientos para muchos venezolanos preocupados por el futuro del
país.
En tales razones es válido volverse a preguntar[39]:
sobre qué había habido avances o novedades en Barbados: ¿Reconocía en algún
grado la administración bolivariana que había que hacer elecciones antes de la
finalización del mandato del usurpador, como han llamado los opositores a NM?; ¿Aceptaba la administración de NM que se cambiase el CNE y otras instancias como el TSJ (pues
el cambio de uno va con el del otro), con nuevos miembros, para que se pudiese
dar una elección libre y segura?; ¿Consideraba tal administración que su
supuesto modelo de desarrollo fracasó y que el país requería un cambio
rotundo?; ¿Perfilaba la administración de NM
que ya no tenía nada que hacer en la economía dado el fracaso del conjunto de
planes y contraplanes que había
ejecutado?; ¿Consideraba la administración que su interpretación y uso de la
idea de la desaceleración de la inflación que el mes de junio reciente que
superaba el 24% y en julio más de 33% con un acumulado de más de 1.500%[40],
era un éxito hacia la recuperación de la economía?; ¿Creía la
administración que el regreso de los 200
migrantes desde Ecuador, en días recientes de los de agosto, en el programa
vuelta a la patria, significaba una contención a más de 5.000 venezolanos que
seguían saliendo diariamente del país y que ya sumaban en una cifra prudente
más de 4 millones de los mismos?; ¿Había mejorado y había propuestas del lado
de la administración de NM de
respetar las acciones y procedimientos de la Asamblea Nacional –regresando o no a ella, donde es minoría- y no
seguirle asignando poder sobre todas las cosas a la ANC?; ¿Representa la técnica de soltar a algunos detenidos y
acechar a otros ciudadanos o representantes políticos, un verdadero avance en
las libertades democráticas que la administración había violentado?; ¿Existía
algún plan de transición que pudiese darle esperanzas a los venezolanos para el
año 2019, si se finiquitase la administración bolivariana?; ¿Qué es lo que se
negocia entonces? Realmente impresionante este proceso de negociaciones, que ya
iba por la quinta Ronda, sesión o conjunto de sesiones en esta versión del año
2019[41].
El segundo
suceso atañe a la visita y entrega del informe de la alta comisionada para
los derechos humanos de ONU Michelle Bachelet.
Se trata del informe que con fecha 4
de julio de 2019 circuló en ONU
sobre Venezuela[42].
No teníamos tantas esperanzas[43]
de que el informe Bachelet fuera tan completo y realista
como se ha visto y podido leer[44].
Las actitudes y desempeños de la funcionaria señalaban matices que, o cambiaron
o se adaptaron a desempeños profesionales variados en el contexto
institucional. El contexto nacional, por otra parte, dio suficientes elementos
de expresión de la realidad venezolana, incluso durante la estadía de la
funcionaria en el país y ni que decir al irse la misma, con la incorporación de
dos casos adicionales de terror y carácter represivo notable y espeluznante: el
del capitán –Rafael Acosta Arévalo-
detenido, torturado y cuyo fallecimiento expresa las secuencias represivas del
caso y la relativa “muerte en vida” del joven –Rufo Chacón- que protestando por
la ausencia de gas en Táchira, perdió su dos ojos dada la intensidad de
disparos de perdigones[45]
por parte de dos policías.
Realmente el informe,
ni se basó en exageraciones, ni en opiniones parcializadas, pues la presencia
de la funcionaria en el país estuvo plagada de una estampa permanente del lado
de la administración Maduro y con numerosas
reuniones con personajes de los más expresivos de su institucionalidad. Dice y
contiene informaciones palpables y conocidas por numerosísimos venezolanos,
activos en política o no.
Nadie puede adjudicar fácilmente parcialidades de Bachelet hacia la oposición venezolana.
Su vida y su sentido de participación política, no lo demuestran, como tampoco
sus vínculos internacionales. ¿Porque no fueron tan convincentes –como para
tener un lugar destacado en el informe-
las recurrentes expresiones de la administración de sus gestiones en defensa de
los derechos humanos de seguidores gubernamentales afectados en
manifestaciones?; asunto igualmente criticable y que amerita reacción contraria
de los que luchan contra las injusticias y defienden los derechos humanos.
¿Será acaso porque quien manifestó parcialidad y manipulación de la
información fué, significativa y mayormente, la administración Maduro?
Basta destacar solo algunos de los numerosos puntos que
contiene el informe. En III. Violaciones de los derechos
civiles y políticos/33 dice
el informe: ”Las instituciones
responsables de la protección de los derechos humanos, tales como la Fiscalía
General, los/as jueces/juezas y la Defensoría del Pueblo, generalmente no
llevan a cabo investigaciones prontas, efectivas, exhaustivas, independientes,
imparciales y transparentes sobre violaciones de derechos humanos y otros
crímenes cometidos por actores estatales, no llevan a las personas responsables
ante la justicia, ni protegen a personas víctimas y testigos. Dicha inacción
contribuye a la impunidad y a la repetición de las violaciones”. Y en Recomendaciones
(81/j) indica para la administración: “Adopte
medidas efectivas para restablecer la independencia del sistema judicial y
garantizar la imparcialidad de la Fiscalía General y del Defensor del Pueblo;”.
Con toda su prédica de la paz, el
amor y su preocupación por los pobres –a quienes ha aumentado y les ha
incrementado su pobreza- dentro de un modelo de destrucción de la economía y el
país, y a pesar de las setenta objeciones que le hizo al informe Bachelet
del 4 de julio[46], a la
administración bolivariana no le ha sido tan fácil convencer a numerosos
venezolanos que no solo son afectados en la economía y su bienestar, sino que
la fase ahora pasó a ser de una más abierta represión a todo lo que
signifique oposición a sus políticas y nefastos resultados económicos y
sociales.
El tercer suceso atañe a
las sanciones de EEUU hacia Venezuela formalizadas a inicios de agosto y que
son una profundización del conjunto de sanciones ya acumuladas desde 2017.
Estados Unidos anunció un embargo económico sobre Venezuela, con la intención
de poner fin al gobierno autoritario de Nicolás Maduro. Se trata de la orden
ejecutiva del 5 de agosto, del presidente Donald Trump que
abarca las nuevas y rígidas sanciones dirigidas a cualquier empresa o individuo
fuera de Venezuela que haga negocios directa o indirectamente con el gobierno
de Maduro y que según EE.UU. fueron una respuesta a la "continua
usurpación del poder" del gobierno de Maduro y a los "abusos de los
derechos humanos." También todos los bienes del gobierno de Venezuela en
EE.UU. pasaron a estar congelados.
Algunos estimaron/estiman que
estas sanciones más que acabar con la administración de NM la fortalecerá, así como también
que más que afectar a la administración se verán más afectados los ciudadanos y
en particular los pobres y otros que están dirigidas y atacarán sobre todo a la
administración bolivariana, como es el caso de Juan Guaido. Para algunos
varias razones se perfilan para que su efecto no vaya a ser finiquitar la
administración: la economía de Venezuela ya está quebrada (decrecimiento, hiperinflación,
corrupción); el
embargo deja intactos algunos flujos de efectivo (importaciones, exportaciones,
remesas); los pobres, no el gobierno, serán los más afectados; China y
Rusia todavía apoyan a Venezuela, y pueden representar una compensación; Cuba
lleva 57 años con un embargo comercial[47],
que ha sido incluso más fuerte.
Es llamativa sin embargo la
reacción de la alta comisionada Bachelet. En sus palabras: “Estas sanciones
son extremadamente amplias y no contienen las medidas suficientes para mitigar
el impacto en los sectores de la población más vulnerables. Temo que tengan
implicaciones mayores en los derechos a la salud y a la alimentación, en
particular en un país donde ya existe una seria situación de escasez de bienes
esenciales”[48]. Debe
añadirse que también acotó: “Tomo nota de que las recientes sanciones
técnicamente no se aplican a las “transacciones relacionadas con las
provisiones de artículos, tales como alimentos, ropa y medicinas que buscan dar
respuesta al sufrimiento humano”. “Sin embargo, es posible que aun así lleguen a exacerbar la crisis en la que
viven millones de personas venezolanas, debido especialmente a la existencia de
un escrutinio excesivo (over-compliance) por parte de las instituciones
financieras en el mundo que tienen relaciones comerciales con los gobiernos de
Estados Unidos y de Venezuela”[49]. A pesar de ser criticas al hecho de que se
hayan implementado, las declaraciones de Bachelet fueron objetadas por la
administración maduro dado lo que se consideró eran las “incongruencias“ en
cuanto a la actitud asumida por la funcionaria en relación al contenido de su informe
entre otros elementos.
Mezclando los tres sucesos se
encuentra en ese momento para la sociedad venezolana una especie de mundo al
revés. Curiosa la evolución política, los manejos que asume la administración
bolivariana y la capacidad reactiva de las fuerzas de oposición. La
administración de NM, afectada y victimizada por las sanciones
estadounidenses, y todavía afectada por lo contenido en el Informe Bachelet
señalado decide retirarse de las negociaciones en Barbados. La
oposición, por su parte, persiste en mantenerse allí para buscarle solución al
sufrimiento del pueblo venezolano mientras dure la administración de NM según
sus expresiones. Dos supuestos al menos hay en esta reacción de la oposición: uno
primero, que habría habido avances en las negociaciones y, uno segundo,
que de las mismas iba a surgir la solución a los venezolanos consiguiéndose el
primer paso, que es el cese a la usurpación según lo expresado en las
campañas de Juan Guaido. Los dos elementos son obviamente, según lo
acumulado y lo visto, altamente discutibles.
Es llamativo que a inicios de 2018,
en otras negociaciones, este era el escenario: la administración de NM
señalaba el final exitoso y con acuerdos de las negociaciones que se venían
desarrollando desde avanzado 2017 en República Dominicana y, más aun, señalaba
que lo único que faltaba era firmar; la oposición, por su parte, planteaba que
nada estaba acordado y correspondientemente no asistieron al momento de la
firma, ocasionando la crítica persistente de la administración señalada.
Relativamente lo contrario a este caso, donde se presentó el panorama narrado,
en cuanto a la insistencia de la oposición (www.quepsaenvenezuela.com 5 de febrero 2018; www.el-nacional.com 6 de febrero[50]).
Al
retirarse la oposición, la administración de NM cuestionó fuertemente el
retiro y la no firma de lo aludido en ese caso de inicios de 2018. Para agosto
2019, la oposición criticó a la administración de NM no haber asistido a
Barbados a comienzo de la segunda semana de agosto, por lo derivado –principalmente-
de las reacciones de tal administración ante las sanciones de EEUU.
Paradójicamente, parece incluso demasiado conveniente que a la administración
señalada se le haya sancionado con este embargo
parcial.
Tres elementos coincidentes en
septiembre.
Llegado
el mes de septiembre, con las evoluciones señaladas y otros asuntos de
importancia puede decirse que si bien, el 2019, hasta esa altura, fue
significando la conformación de esperanzas de cambio, el tiempo, las dinámicas
observadas y el conjunto de persistentes acciones de parte de la administración
bolivariana, con el fin de perpetuarse en el poder, fueron dando entrada a una
especie de rutinización en los planteamientos del principal expositor
oposicionista (Juan Guaido) y, más grave aún, una situación de relativo desgobierno,
ante la inmensa agudización del deterioro económico y bienestar de los
ciudadanos, de parte de la administración bolivariana. Manifestaciones de esto
último atañen también a la inacción del lado de esta última en el ámbito económico,
dando fundamentos a un tránsito a la mantención de la hiperinflación y
al avance indetenible de la dolarización informal en la economía[51].
En tal contexto, deben ubicarse los elementos y sus interrelaciones, que se
presentan a continuación.
El primer elemento es la entrega -el 9 de septiembre de
2019- en ONU del segundo informe
Bachelet como continuación del ya señalado.
Michelle Bachelet ratificó que habían continuado
las ejecuciones extrajudiciales y las torturas a opositores, así como que se
continuaban violando los derechos humanos (a pesar del primer informe
que la alta comisionada de la ONU presentó el 5 de julio, alrededor de dos
meses antes).
En su discurso, en la 42ª sesión del Consejo de Derechos
Humanos de Naciones Unidas en Ginebra, Bachelet
presentó su segundo informe sobre la situación en Venezuela en los asuntos del
caso, bajo el régimen de NM,
señalando: “Mi oficina ha seguido documentando casos de posibles ejecuciones
extrajudiciales cometidas por miembros de las Fuerzas de Acción Especiales de
la Policía Nacional”; añadiendo “Tan solo en el pasado mes de julio la
organización no-gubernamental ‘Monitor de Víctimas’ identificó 57 nuevos casos
de presuntas ejecuciones cometidas por miembros del FAES en Caracas”. Indicó
además que se documentaron “casos de tortura y malos tratos, tanto físicos como
psicológicos, de personas arbitrariamente privadas de su libertad, en
particular de militares”. En otro sentido, señaló que el gobierno de NM cumplió con la excarcelación de 83
personas que habían sido detenidas de forma arbitraria. El número dos de la
administración política, Diosdado Cabello, desestimó este nuevo informe de Bachelet, y la acusó de “ensañamiento”
contra Venezuela. “Lo que diga la señora Bachelet (...) no nos va a quitar el
sueño, no nos vamos a dejar chantajear para nada”, afirmó Cabello, presidente
de la Asamblea Nacional Constituyente (https://www.elpais.com.uy/mundo/duro-informe-onu-michelle-bachelet-torturas-venezuela.html; 10 septiembre 2019). Por su parte, T. W. Saab Fiscal General de
inclinación, él y la institución que dirige, totalmente oficialistas, repudió
que la Alta Comisionada para los derechos humanos de Naciones Unidas, no haya
tomado en cuenta el informe presentado por su despacho y haya expuesto un
segundo balance en la 42ª sesión del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra con
el sentido anotado: "A pesar de que con semanas de antelación le habíamos
entregado esta información, en el informe que ella lee, que presenta sobre
Venezuela, no apareció absolutamente nada de lo que le entregó el Ministerio
Público" (http://spanish.xinhuanet.com/2019-09/12/c_138385718.htm).
El segundo elemento consistió en la agudización de las
tensiones políticas con la República de Colombia. Mientras finalizaba agosto y
avanzaba setiembre, mucho se habló en Venezuela del lado oficialista sobre
intenciones de la nación vecina de estimular/facilitar/participar en una
posible acción guerrera hacia Venezuela, fuese sola o acompañada por
–principalmente- los EE.UU. Se tiende, sin embargo, a ver
como remota la posibilidad de un enfrentamiento militar entre Colombia y
Venezuela, aunque el tono guerrero de algunos altos funcionarios colombianos y
el reciente –en los días que se refieren- anuncio de NM de desplegar un sistema de misiles antiaéreos y ordenar
ejercicios militares en la frontera, ejercitan el pensamiento en sentido
contrario. Las amenazas de guerra han estado presentes en otras oportunidades y
en casos sirvieron para distraer la atención de los problemas internos.
En los momentos en comento sirvieron para ocultar las
conversaciones infructuosas entre gobierno y oposición venezolanos, que
adelantaban con auspicio noruego y de las cuales la administración de NM
decidió retirarse varias semanas antes -presionando en contra de las sanciones
de EE.UU.- y, por el lado colombiano, algunos consideraron permitía ocultar el juicio al expresidente colombiano
Álvaro Uribe, en momentos de comienzo de la campaña electoral para gobernadores
y alcaldes. Funcionarios colombianos tienden a desestimar las capacidades
militares de las Fuerzas Armadas Bolivarianas (venezolanas) –sus equipos y
armamentos no han recibido mantenimiento ni se adaptan a una confrontación,
según estiman-. En días de principios del mes septiembre, denunciando una
«escalada guerrerista» desde el país vecino, NM volvió a elevar el tono contra el gobierno de Iván Duque, a
quien ha acusado de estar detrás de planes de Estados Unidos para derrocarlo,
asesinarlo o desencadenar hechos de violencia en Venezuela, tal cual se indicó.
O también: «En los últimos tres meses se ha intentado desde la inteligencia del
gobierno colombiano, captar suboficiales y oficiales venezolanos para afectar
el sistema de radares, el sistema de defensa aérea y sus aviones, el sistema
defensa antiaérea y el sistema misilístico venezolano». Del lado Colombiano en
tales momentos se oyeron y leyeron declaraciones como esta: “Colombia no será
jamás un país agresor, y si llegáramos a ser agredidos, que Dios quiera que esa
hipótesis jamás se produzca, pues sabemos que también tendríamos no solamente
nuestra capacidad de defensa sino la reacción de nuestros aliados en la
comunidad internacional” (vicepresidenta colombiana Marta Lucía Ramírez). O
también: “Colombia está activando todos los instrumentos que existen en la
región para evitar cualquier tipo de acción militar y cualquier tipo de provocación”
(https://www.panorama.com.ve/opinion/Colombia-Venezuela-tan-solo-tambores-de-guerra-20190911-0042.html). Debe señalarse que entre Venezuela y Colombia no hay
relaciones diplomáticas desde febrero 2019 cuando Bogotá reconoció a Juan
Guaidó -presidente del parlamento-, como mandatario legítimo de la nación. La Asamblea Nacional en varios momentos ha
señalado y condenado que NM proteja
a terroristas colombianos y ha exigido a la Fuerza Armada actuar para
"expulsarlos" del territorio. Debe
señalarse que el poderío
militar de ambas naciones es similar. El ranking Global Fire Power ubica a
Colombia en el puesto 45 y a Venezuela en el 46 entre los 136 potencias
militares del mundo, aunque el primer país más que triplica la cantidad de
soldados (511.550) con respecto a su vecino (123.000), y lo duplica en cantidad
de aviones de guerra, aunque Venezuela tiene más aeronaves de combate https://www.larazon.es/internacional/maduro-se-prepara-para-una-posible-guerra-con-colombia-FM24821026. Pueden acotarse las expresiones de dirigentes del oficialismo en Venezuela como Pedro Carreño,
en el sentido de asegurar que en Venezuela ha habido 2 millones de milicianos
entrenando todos los días para defender la nación. Agregó que cada uno de ellos
tiene un fusil, y que “no van a salir vivos quienes osen pisar con su bota
la patria de Bolívar“, tomando referencia a las supuesta amenaza que está
representando Colombia para Venezuela. También que: “Ellos (Colombia), son el
mascarón de proa de los Estados Unidos para atacarnos, porque quieren nuestro
Petróleo, si ellos nos atacan seremos los primeros en clavar nuestra
bandera en Bogotá (https://www.elimpulso.com/2019/09/10/pedro-carreno-no-van-a-salir-vivos-quienes-osen-pisar-con-su-bota-la-patria-de-bolivar-10sep/).
El tercer elemento, es la aprobación de la convocatoria del órgano de consulta del TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca[52])
por parte del Consejo permanente de la
OEA. La convocatoria a un órgano de
consulta que considerará las medidas apropiadas para la instalación del Tratado Interamericano de Asistencia
Recíproca en el caso de Venezuela, fue aprobada el 11 de septiembre en la
Organización de Estados Americanos.
Los 19 países miembros del TIAR participaron en la votación (12
votos a favor, 5 abstenciones y 1 ausencia. Venezuela, Argentina, Brasil,
Chile, Colombia, El Salvador,
Estados Unidos, Guatemala, Haití, Honduras, Paraguay y
República Dominica votaron a favor). Estados Unidos precisó en días cercanos, que la invocación
del TIAR no perseguía una acción
armada, sino instaurar un marco jurídico dentro del cual los países miembros
puedan ejercer más coacción para generar un cambio democrático en Venezuela. El
tratado establece la acción militar, entre las opciones que dispone, para
afrontar las crisis en los países que pongan en riesgo la estabilidad
continental, pero los cancilleres también tienen opciones que incluyen la
ruptura de relaciones diplomáticas y la limitación parcial o total de las
relaciones económicas y las comunicaciones (https://cnnespanol.cnn.com/2019/09/11/paises-miembros-del-tiar-aprueban-convocar-a-un-organo-de-consulta-para-activar-el-tratado/).
Algunos puntos específicos significaron precisiones de
Colombia. Así, el Canciller de tal nación, Carlos Holmes Trujillo, expresó ante
la OEA que el "Servicio
Bolivariano de Inteligencia venezolano (SEBIN) actúa en coordinación con los
grupos armados organizados residuales de Colombia para ofrecerles protección en
territorio del vecino país". Y precisó que "alias Iván Márquez, alias
Santrich y los nuevos (grupos armados) residuales utilizan a Venezuela y
son protegidos en ella"; agregando que “El régimen de Maduro recibe
respaldo político y control social. Los grupos reciben protección, apoyo
logístico, entrenamiento y armamento” (https://www.diariolasamericas.com/america-latina/oea-aprueba-convocatoria-del-organo-consulta-del-tiar-n4184264; 11 septiembre 2019)[53].
La conjunción de
estos tres elementos a inicios de septiembre, representó un caldo de cultivo
para potenciar actitudes y agresiones en los terrenos implicados y en otros
interrelacionados entre gobierno y oposición. A pesar de ello, unos por un lado
y otros por otro, siguieron refiriendo el proceso de negociación auspiciado por
Noruega desde inicios de 2019, con reuniones desde noruega hasta Barbados. Una
negociación que nunca avanzó en puntos específicos, que siempre prometió y
buscó entusiasmar, pero no presentó ni logros ni avances, y que exhibió -más
bien- a una administración del país entusiasta y como que casi cedería, pero
que terminó retirándose ofendida y afectada por las sanciones económicas
impuestas por EE.UU., dadas sus repercusiones profundas para el bienestar y
necesidades del pueblo. Por otra parte, una oposición, ofrecedora de cosas no
logradas, acabó entonces en el papel de entusiasmadora del gobierno para que se
volviera a sentar a negociar; esto es, directamente, el mundo al revés, para
después terminar concluyendo a finales de la primer quincena de setiembre que
el plan Barbados o las negociaciones relacionadas, ya no tenían asidero: el
finiquito de lo que ya había finiquitado y fracasado[54].
Un punto de inflexión
evidentemente negativo.
Impresionante. Llegados al día 16 de septiembre de 2019,
estaban las cornetas, reflectores, actitudes y ambiciones preparadas. Difusores
de información, analistas de lo pueril, junto a otros mucho más preparados,
hablaban y hablaban de la mesa, de la mesita, de grupos involucrados o que
querían involucrarse en el mapa de las negociaciones. Al aclarase la luz,
aparecieron los interesados y agentes para gestionar nuevos rumbos de las
negociaciones.
Rápida la negociación y rápida la firma de lo negociado o a
negociar, poco relevante pasa a ser por el contexto dado y presentado.
Así, se firmó un acuerdo entre el gobierno de NM y un grupo de partidos minoritarios de la oposición,
identificados como «oposición moderada», entre los cuales se instaura una nueva
mesa de diálogo nacional como preámbulo al regreso del PSUV a la
Asamblea Nacional, la designación de un nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE),
la liberación de presos políticos, defensa del Esequibo, rechazo y petición del
levanto de sanciones y el canje de
petróleo por alimentos y medicinas. Por el oficialismo el documento fue
firmado por Jorge Rodríguez (ministro de Comunicación), Delcy Rodríguez
(vicepresidenta Ejecutiva), Jorge Arreaza (canciller), Aristóbulo Istúriz
(ministro de Educación) y Blanca Eekhout (ministra de Comunas), mientras que
por Avanzada Progresista firmó Luis Romero (secretario general); por el MAS firmó
Felipe Mujica (secretario general), por Soluciones firmó Claudio Fermín
(presidente) y por Cambiemos lo hizo Timoteo Zambrano (secretario general). El
acto con la «oposición moderada» no incluyó ninguno de los partidos
mayoritarios de la alternativa democrática que hacen vida en la Asamblea
Nacional (AD, PJ, Voluntad Popular y Un Nuevo Tiempo) y no estuvieron,
correspondientemente, presentes en este acto. Los embajadores de la
Unión Europea se retiraron del acto, al que asistieron por ser invitados
pese a que no estaban informados previamente del tema que se discutiría;
reafirmando -eso si- su posición de mantener el proceso de diálogo de Noruega,
suspendido por el gobierno de NM (ver
http://cronica.uno/chavismo-y-oposicion-moderada-firman-acuerdo-para-regreso-del-psuv-a-la-an-y-un-nuevo-cne/).
Es evidente que si las negociaciones de Barbados fueron
infructuosas, ello no invalidaba catalogar este punto de inflexión de altamente negativo por la cantidad de
aspectos implicados para que la administración bolivariana buscase, con lo
procesado, elementos de su estrategia fundamental: mantenerse en el poder. Y
para ello a pesar del repudio dado al grupo firmante por distintas vías y
agentes de la vida pública, debe señalarse que dentro de lo abarcado se indicó
el conjunto de puntos ya señalados (ver ntn24ve https://www.instagram.com/p/B2fQrTOBcQN/?utm_source=ig_web_options_share_sheet), cuya precisión, negociación y/o materialización brindaron
una espacio de recomposición estratégica para una administración acorralada[55].
La secuencia o espera del día siguiente, los personajes
involucrados, los contenidos temáticos y la rapidez y euforia del oficialismo,
hacían pensar en un elemento altamente negativo para las creencias y seguimientos
por parte de los lados sanos que la expectación todavía abarcaba en la política
venezolana. Parecía que lo peor de lo
peor todavía tenía mucho que mostrar desde distintos lados. Después vinieron las aclaratorias, como las
de algunos que se indicó estuvieron
presentes y ellos precisaron que no fue así, o que lo acordado todavía no tenía
fecha fijada -aunque al firmarse el acuerdo se señalaba como que sería al día
siguiente-, como el particular punto del regreso de los oficialistas a la Asamblea
Nacional[56],
entre otras cuestiones.
Balance de la confrontación en el inicio del último
trimestre 2019 y un suceso internacional de importancia.
a) El pequeño balance.
Sanciones adicionales, mayores o
menores, y ajustes en sus aplicaciones avanzado 2019 se fueron volviendo algo
consustancial al contexto tenido por Venezuela. La evolución económica por su
parte y vista del lado de las gestiones de la administración de NM no
aportaron nada nuevo para el inicio del último trimestre y ello fue ratificado
en el aumento de salario comunicado al país el 14 de octubre del año en
referencia[57]. La
destrucción económica, la crisis social de pobreza y miseria extendida
simplemente se fue ampliando. Del lado de las gestiones de la oposición
liderada por J. Guaido el proceso fue cayendo en un relativo
estancamiento pues, en resumen, lo que inicio con tres puntos (cese a la
usurpación, gobierno de transición y elecciones libres) se fue convirtiendo
en la búsqueda de elecciones. Algunos puntos de vista de analistas u
opinadores, pero también en vocerías, percibieron en este cambio una acción
impuesta, no consultada o en algunos casos un engaño.
Salir de la Administración
bolivariana había sido es el primer gran objetivo. Por lo que se observaba ya a
inicios del cuarto trimestre la Administración tendría buen gusto en terminar
el año 2019 y continuar en 2020 “negociando la paz”, más aun pues ahora ya
tenía acuerdos con unos personajes muy particulares de la ”oposición” y con los
cuales se regodeó pensando en 8 mesas de temas para discutir y negociar[58].
Después de ello, le gustaría llamar a elecciones para la Asamblea Nacional.
En este contexto esto parecía no combatirse con repetir 100.000 veces un
cese a la usurpación. De no darse esto último, se presentó claro el camino
de destrucción para la nación en su conjunto y Venezuela corría o correrá el
peligro de convertirse en el país que nunca se recuperará –o al menos durante
un largo tiempo-. Los daños a la industria, la agricultura y el petróleo para
finales 2019 son harto considerables.
Debería pensarse, efectivamente, en un tiempo
para la transición sin que el interinato actual de Juan Guaido
representase el camino seguro para la estructuración de una administración de
parte de estas fuerzas opositoras, tal cual se definen cada día más. La
transición debía significar o abarcar la organización de nuevas fuerzas
políticas y es por ello, que esto representa un desafío para que no se
estructure automáticamente un gobierno para el mediano plazo de los
nuevos que ahora se quieren quedar. Las actividades del presidente de la Asamblea
Nacional que comenzaron relativamente bien, se fueron convirtiendo en una rutinización
electoral.
Para ello deberían estructurarse
equipos que no reproduzcan privilegios ni beneficios que se basan en los
perfiles de los grupos tradicionales o los nuevos políticos que dan visos de
representar lo mismo si no se ajustan. Un nuevo gobierno, sin embargo, se
observa que ya comenzaba a perfilarse plagado de esto último y la población se
enfrentaba a una especie de trade-off entre esto y la administración
bolivariana cada día más perjudicial y llena de privilegios, sectarismos y terquedades
con un modelo y políticas probadas y fracasadas. Está más que comprobado que
con puro petróleo, ya alterado incluso en sus dimensiones productivas,
Venezuela no podrá ni recuperarse ni avanzar. Los buscadores de renta de
viejo o nuevo cuño estarán dispuestos y prevenidos a seguir disfrutando de
la misma.
b) El suceso internacional.
No bastando con lo que puede
derivar del pequeño balance de la confrontación
se da el suceso formalizado en la sesión del Consejo de DDHH humanos
de ONU que ha sido espacio de origen de impulso a las evaluaciones y
entregas de informes de la Alta Comisionada… ya destacados más arriba.
Esto deriva de haber resultado ganadores, tanto Brasil como Venezuela, en la
versión NM para elegir dos representantes latinoamericanos a tal
Consejo. Dado que a j. Guaido solo lo habían reconocido al redor de 50
naciones pero además que la estructura de poder político y militar seguía
ejerciéndola NM, este representaba a Venezuela para esa elección. Una
vez estructurada esta postulación las
fuerzas políticas de oposición y sus simpatizantes internacionales comenzaron a
estructurar la postulación de Costa Rica para competir con Venezuela. Es
de saber que los aliados de NM y la representación suya hicieron lo
mismo por su parte. Al final en una votación sin abstenciones y sin votos
nulos, Venezuela fue elegida con 105 votos y Costa Rica perdió la elección con
96 votos.
Varias fueron las ideas durante o
posteriores al resultado mismo. Aunque a los extremismos siempre le es fácil la
definición de cualquier cosa, en este caso existen variados condicionantes y
atenuantes. EEUU, por su parte, expresó rechazo y alarma que un país con
condiciones y experiencias en violación de derechos humanos quisiese participar
en un organismo de la naturaleza del señalado. Realmente si eso es llamativo
igual lo es el conjunto de países que apoyaron tal designación sin que uno
exprese con ello ninguna simpatía por la misma. La embajadora estadounidense
ante la ONU, Kelly Craft, calificó la elección como una
"vergüenza para Naciones Unidas y una tragedia para los venezolanos".
Estados Unidos (Gobierno Donald Trump) decidió retirarse del Consejo de DD.HH
dadas sus críticas a Israel y la presencia de países como China o Cuba, y en
este caso consideró que el ingreso de Venezuela es una muestra más de que este
órgano está agrietado. "Que a uno de los peores violadores de los
derechos humanos del mundo se le dé un asiento en un órgano que se supone que
defiende los derechos humanos es completamente espantoso" (Craft)[59]. Por su
parte, la oposición aglutinada en torno a J Guaido insistió en la
campaña de aglutinación de apoyos que ejecutó la administración bolivariana,
pero es indudable que esta porción de Venezuela a través de sus representantes
internacionales o sus aliados hicieron la misma campaña y los resultados fueron
los 105 votos. En estos últimos fueron determinantes los apoyos de China,
Rusia, Cuba y miembros del Movimiento de Países No Alineados que dieron la
victoria a Maduro para que sus representantes se mantengan en este puesto
durante los próximos dos años[60].
El oficialismo, por su parte,
insistió en la contundente e histórica victoria que según su perspectiva
representaba el haber conseguido esta silla en el Consejo de DDHH de la ONU.
En palabras del Canciller Jorge Arreaza "Hoy en la Asamblea General se
sintieron vientos de la diplomacia bolivariana de paz, estamos nosotros ante
una victoria que habrá que mesurar, que medir en el transcurso de los próximos
días, pero que nosotros nos atrevemos a calificar de histórica ¿por qué? porque
nos enfrentamos a una campaña feroz de un plan de Estados Unidos y sus países o
gobiernos satélites y subordinados"[61].
Por su parte, países como Colombia
expresaron sus protestas y desacuerdos: "Lamentamos que, a pesar de muchos
esfuerzos internacionales para disuadir a los Estados miembros de que no
votaran a favor del régimen ilegítimo y usurpador de Nicolás
Maduro, Venezuela consiguiera un escaño en este órgano de gran
importancia"[62].
Incluso el Grupo de Lima hizo un pronunciamiento como grupo condenando y
lamentando la elección de Venezuela como miembro del Consejo ya señalado,
además de destacar
su "firme decisión de realizar los mayores esfuerzos para que se continúe
en dicho Consejo la investigación de las violaciones sistemáticas de los
Derechos Humanos en Venezuela para que los responsables de estos actos
criminales no queden impunes"[63].
Apartando los derechos de cada
quien y cada nación a pronunciarse en contra de una elección y/o los
procedimientos para llegar a los resultados, lo efectivamente real es que
variadas naciones han usado e impulsado procedimientos similares o peores a los
que en esta caso se pudiesen criticar, pero ello no remite a la votación ejecutada y al hecho de que la
propuesta de la administración bolivariana terminó electa con los votos ya
señalados.
Pasó, en resumen, que este
acontecimiento le brindó nuevos bríos y fuerzas a la administración bolivariana
presentándose después de esta inflexión como no tan sola o apoyada por un
conjunto no insignificante de países que le dieron su apoyo para la elección
del caso. Siendo más complicado de lo que lo presentaron algunos dado que la
instancia a la cual fue electa es la de la que había coordinado y llevado
visitas y evaluaciones sobre sus acciones –muy notorias por lo demás- en el
campo de violación de los derechos humanos.
El contexto del último trimestre y más
sanciones: la espera del 16 de noviembre
a) El contexto.
América
Latina, la región cósmica, la del realismo mágico, la del siempre por hacer
o ahora sí, es también la de los neoliberales extremistas y de
los estatistas acérrimos, pero igualmente la de xenófobos radicales
que en otros casos se presentan como “hermanos” de habitantes del tronco
común. Y es también la de la aparición eterna de socialistas tardíos que
no les importa si los chinos y soviéticos, nada más anteayer, se llamaban bandidos
unos a otros.
Hoy día la
recorre el ansia de querer vivir mejor o de no perder lo logrado, pero también
la recorre el conjunto de efectos que producen democracias en varios casos
no bien estructuradas o confundidas en sus propios desempeños. Y es que las
Democracias se han vuelto Democracias de elecciones como se
señala en otros puntos de este trabajo. En los casos más recientes vistos en la
región, puede observarse como ha funcionado en cierto sentido la Democracia.
Pues Democracia no es solo votar y elegir sino corregir, como sucedió
primeramente en el caso de Ecuador, aceptando el gobierno de Lenin Moreno
volver a la política de subsidios mientras se llega a decisiones más
definitivas. En el caso de Chile, los
aumentos de los precios del metro comunicados el 6 de octubre de 2019 y sobre
los cuales se venía alertando[64], se
suspendieron al evaluar el gobierno de Piñera la magnitud de los sucesos
de protestas y vandalismo ejecutados en Santiago y otras ciudades del país los
días 18, 19 y 20 de octubre del año en curso, pero también, tal administración,
tomó un conjunto de medidas estando entre ellas las salariales, con el
sopesamiento debido de sus efectos. Contrario a esto, han sido los resultados
de manifestaciones en Venezuela en años como 2014 y 2017, donde hubo decenas de
fallecidos y alrededor de 170 muertos en este último año, respectivamente[65]. En
Nicaragua asimismo, en 2018, hubo más de trescientos fallecidos en
manifestaciones que duraron meses. Los dos son regímenes, supuestamente
revolucionarios, que llegaron al poder político vía elecciones. Y, en este
sentido, estos dos regímenes políticos, al igual que el de Bolivia desde el día
22 de octubre de 2019, problematizado por si el presidente Evo Morales
aceptaba o no que hubiese segunda
vuelta, para después evolucionar en noviembre ya en una clara oposición en
distintos lugares de la nación sobre la necesidad de que renunciase, han
estructurado posibilidades para mantenerse en el poder con el mismo presidente
en el ejercicio y no ejecutar la alternancia democrática. Este presidente
terminó renunciando el día 10 de noviembre ante un gran movimiento cívico, y el
cual, él mismo terminó calificándolo curiosamente de “golpe
cívico/político/en parte policial”[66](¡!!!!?????).
Esto marca una diferencia de Nicaragua, Venezuela y Bolivia –según lo visto
hasta los momentos señalados- con el caso chileno e incluso el ecuatoriano y
representa parte de las bases para las diferencias que hemos señalado.
Unas
reflexiones someras sobre Ecuador permite ver cómo, en base a revisiones de
precios e ingresos tipo salario mínimo, que
bordeando los 300 $ que tiene este último, es relativamente accesible
comprar comida en las ciudades ecuatorianas, pagar transporte y moverse de
manera aceptable en cuanto a poder vivir. En Chile el salario mínimo es más
alto; coloquémoslo con flexibilidad bordeando los 500 $ -dadas las medidas
tomadas por Piñera y ya señaladas, aunque su nivel previo no era altamente
distante- y la comida también es accesible; los servicios son más costosos y en
ello está el precio del transporte cuyo aumento es explosivo en todos lados y
allí podría decirse que quizás un poco más que en otros lugares. En Ecuador, se
le anexaron rebajas de sueldos y otros asuntos derivados de arreglos con
organismos internacionales y, en el caso de Chile, el viejo problema del acceso
a la educación y la dinámica de las pensiones –aunque por la permanencia,
estilo e intensidad de los acontecimientos hasta noviembre e incluso ya
iniciado diciembre, pudo percibirse la existencia de problemas sociales y
políticos acumulados de mayor alcance-. En ambos podría observarse, sin
embargo, la resistencia a la disminución
del nivel de vida logrado, sea este del nivel que sea. Pero, en ninguno de los
dos países, se observaban dificultades de acceso a los alimentos como ha venido
sucediendo en Venezuela. En esta, buena parte de los ciudadanos, vista la
evolución 2018/2019, fue dedicando la mayor parte del dinero para comprar
comida y en ello se le va también buena porción de su tiempo. En tales
condiciones en Venezuela ha habido más estímulos para reacciones sociales
adversas a la administración del país, y no acaecieron, para los tiempos
señalados, con la intensidad de Chile y ni siquiera de Ecuador.
Dadas estas
someras comparaciones la pregunta es ¿Cómo puede salir una inspiración o
estímulo político desde un lugar donde se han afectado instituciones de la
democracia y se ha afectado grandemente la economía, destruyendo la empresa
privada y donde la comida es el principal problema y su presidente presenta
solo un 10% de aceptación según informan varios? ¿Están tan desinformados en otros países de
la región que no perciben el descalabro político, económico y social que
ha habido en Venezuela? ¿Necesitan ser concientizados para ser estimulados
políticamente en base a que ejemplos? Muchos interrogantes y estímulos para el
análisis quedan más bien sobre la fuerza e impulso de los movimientos
indígenas, populares y ciudadanos en países como Ecuador y Bolivia más allá de
otras formas de participación o influencia que pudieran tener personas, agentes
o naciones interesadas en darle motricidad o impulso a acciones políticas con
fines determinados.
¿Cuántos
muertos hubo en Ecuador? ¿Cuántos
muertos hubo en Chile desde el día 18 al 22 de octubre, con varios días de
toque de queda y ya para noviembre y diciembre con el transcurso de varias
semanas? Veinte fallecidos y varios de ellos en incendios de locales diversos,
según informaron las fuentes[67]. El
nivel de violencia registrado por cámaras diversas y opiniones variadas fue
indescriptible. En el año 2017 en Venezuela globalmente no se debe haber
ejecutado ni siquiera un 30 % de la violencia observada en aquella nación
contra micros, vagones del metro, maquinas, rieles, iglesias, centros
educativos, locales comerciales e incluso intentos de agresión a lugares de
habitación. ¿Cómo fue posible tanto, en tan corto tiempo, en un país que se ha
enorgullecido por su aprecio a la cultura y otros menesteres y donde se observa
orden y regularidad de avance en años y décadas recientes? Podría uno
aventurarse respetuosamente a pensar que en algún grado y porción en todo lo
visto allí ocurrido[68]: 1.
Hay indudablemente escollos en el desarrollo chileno, como en todas partes y
que permiten ver lo aventurado de incluso grupos empresariales y políticos que,
en tiempo reciente, afirmaban (pueden verse variados registros de prensa) como
meta que Chile sería un país desarrollado en los años veinte y ya para
2030 2. Hay pobreza no
necesariamente siempre evidente en la mirada preliminar de visitantes y
turistas y ha habido resentimientos acumulados dada la evolución política y
económica desde los años setenta y que los han cosechado grupos políticos
interesados. 3. También puede haber intereses internacionales que
quisiesen influir en tal o cual sentido.
4. El nivel de vida allí ha subido en grupos sociales
determinados y la gente se resiste la afecten y existen, por otra parte, otros
muchos interesados en ver aumentado el mismo con la implementación de cambios
en áreas señaladas.
Los pueblos y
las comunidades cambian y dan sorpresas. Realmente los italianos de hoy no son
los del imperio romano; los noruegos o suecos de hoy no son aquellos vikingos
violentos; los venezolanos de hoy no son los arrojados lanceros de la independencia;
y parece que una porción de los chilenos de los momentos comentados no son los
de hace 40 o 50 años, dada la agresividad y los comportamientos que han
demostrado. Pero así son los pueblos, las culturas y las naciones.
b) Las amenazas para la administración
bolivariana
La
administración bolivariana siempre se presenta como ganadora y no lo es aunque
tenga más de veinte años en ejercicio, pues este último se presentó para
finales de 2019 con muy baja aceptación de parte de un alto porcentaje de
venezolanos que han expresado su desacuerdo de distinta manera. Su continuación
en el poder depende desde tiempo atrás y de manera evidente a finales de 2019
del control militar que ha ejercido sobre la nación y del descalabro de las
estructuras de poder político y jurídico desinstitucionalizadas y acomodadas
para su conveniencia.
Los
movimientos políticos presentados en las naciones señaladas brindaron a sus
acólitos e inspiradores la idea de que son sublevaciones de los pueblos de
Latinoamérica que expresarían elementos similares a los de su inspiración y si
bien en algunos de ellos existen movimientos y grupos participes que puedan ser
identificados con su ideología, es igualmente cierto que tales casos tienen
variadas y particulares motivaciones, que hacen precisamente dudar sobre la
simetría o igualación de intereses y
resultados, según podrían encontrar analistas ideologizados en sus similares
inclinaciones políticas. Pero así como surge este perfil de asimilación de los
eventos, surge también el de una especie de efecto demostración que para
incluso analistas parcializados hacia su lado, debe haberles llamado la
atención y es que los países señalados perfilan el poder de la sociedad civil
organizada e incluso de los grupos sociales o políticos que otrora podían haber
compartido simpatías con Correa en Ecuador o Evo Morales en Bolivia.
Pero también con M. Bachelet en Chile. Pues varias de las
administraciones Chilenas han mantenido patrones de desempeño para la economía
y la nación chilena en general. Cadenas, tergiversación de las informaciones,
llamados al dialogo o diferenciaciones no siempre claras con países donde
impera el capitalismo/neoliberalismo (basadas en políticas para generar falsa
conciencia) y que buscaron señalar y destacar –como ha sido permanente- el
maravilloso/excelente “modelo de desarrollo inclusivo, de alto nivel de
vida, con una democracia participativa y protagónica que lleva a Venezuela a
convertirse en una potencia con el amable y desinteresado apoyo de chinos,
rusos, iraníes, turcos y cubanos”, fueron así frecuentes mientras avanzaba
el cuarto trimestre de 2019.
c) Más sanciones.
En esa
evolución y contexto y en acumulación a otras ya tomadas y en proceso EE.UU.
tomó nuevas medidas sancionatorias sobre cinco funcionarios venezolanos
representando ello un proceso bastante particular por lo que encarna en
cuanto al presente y futuro de la nación.
Así el Departamento del Tesoro anunció
el martes 5 de noviembre sanciones a cinco funcionarios del gobierno de Nicolás
Maduro a quienes vinculó con supuestos hechos de corrupción y violación de
derechos humanos.
Se trató del jefe del Comando
Estratégico Operacional de las Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Celofán),
almirante Remigio Ceballos Acaso, Néstor Nepalí Blanco Hurtado, comandante de
la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), José Adelino Ornelas Ferreira,
Secretario General del Consejo de Defensa Nacional, el diputado Pedro Carreño,
y Carlos Alberto Calderón Chirinos, a quien identifican como un alto
funcionario del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin). El
secretario del Tesoro Steven T. Mnuchin, afirmó que la medida iba en armonía
con los esfuerzos de Canadá y la Unión Europea (UE) que también han impuesto
sanciones contra funcionarios venezolanos[69].
Por su parte la Unión Europea
(UE) prorrogó el lunes, 11 de noviembre, por un año, el embargo de armas y
las sanciones impuestas contra 25 funcionarios venezolanos, ante las “acciones
persistentes que socavan la democracia, el Estado de derecho y el respeto de
los derechos humanos” en la Venezuela de Nicolás Maduro. “El Consejo (de la UE)
ha prorrogado hoy las medidas restrictivas contra Venezuela por un año, hasta
el 14 de noviembre de 2020", comunicó esta institución tras la medida
adoptada por los cancilleres europeos reunidos en Bruselas. Venezuela se
convirtió en 2017 en el primer país latinoamericano sancionado por la UE (ha
impuesto un embargo de armas, así como sanciones contra 25 funcionarios
venezolanos, los últimos siete en septiembre por “torturas” y “violaciones de
derechos humanos”).
Las medidas, (“reversibles”), buscan “contribuir a promover la adopción
consensuada de soluciones democráticas para garantizar la estabilidad política
del país y permitir a Venezuela atender a las acuciantes necesidades de la
población”. Los 28 países de la UE, cuya política exterior se decide por
unanimidad, son evasivos a elevar al máximo la presión con sanciones a NM, para
no cerrar canales diplomáticos, pese a que Estados Unidos y los opositores al
presidente del país le piden una posición más dura[70].
d) La llegada del 16 de noviembre.
El viernes 18 de octubre de 2019
convocó J. Guaidó a una movilización para el día 16 de noviembre,
señalando: “Hoy convoco entonces a todos, a levantarnos una vez más, sí, una vez
más, duele, sé que han sufrido demasiado, lo hemos hecho juntos y por eso el
próximo 16 de noviembre le pido a las maestras, a las enfermeras, a los estudiantes,
desde cada espacio, humildemente que vayamos todos a las calles de Venezuela”.
El catorce de noviembre pudo apreciarse la iniciativa del mismo en reunión con
jóvenes de la UCV y las voluntades de estos para salir a expresarse,
pero también la disponibilidad inmediata que ha demostrado permanentemente la
administración bolivariana para expresar su potencial represivo.
En distintos
lugares del país, se observó la acumulación de esfuerzos por parte de
comunidades y grupos para ser consecuentes con la convocatoria. Y ello no puede
ubicarse desprendido del escenario internacional latinoamericano del último
trimestre de 2019 con los sucesos señalados de Ecuador, Chile y más aún
Bolivia, con la renuncia de Evo Morales y su retiro a México, así
como con la designación de una presidenta encargada hasta la realización de
elecciones en tiempo próximo a tales
sucesos.
Para el momento
de avanzado el último trimestre en un 50%, Ecuador se había
relativamente normalizado, mientras Chile, por su parte, continuaba
avanzando dentro de sus complejidades, dado el conjunto de manifestaciones
todavía presentes y las acciones de la administración Piñera en cuanto a
medidas y propuestas o participación en distintos procedimientos atinentes al proceso
constituyente que se realizaría en tal nación en 2020, para la elaboración
de una nueva constitución[71]. En
tales evoluciones, el proceso quizás más expresivo por sus influencias en la
convocatoria del 16 de noviembre, es el de las elecciones bolivianas del 20 de
octubre de 2019 y sus resultados ya señalados brevemente.
Como sucede a
veces, puede uno exagerar el grado de
influencia o la aplicabilidad de esta especie efecto demostración, donde
el pueblo boliviano y las fuerzas armadas respectivas se comportaron de tal
manera -uno y otros- que la salida del presidente Morales fue rápida,
acumulativa y literalmente inevitable. De cualquier manera, es innegable que el
proceso boliviano le dio estímulo a ciertos grupos de la oposición venezolana
para plantearse con más fuerza, esperanzas y acciones al respecto, de que
el 16 de noviembre pudiese significar un punto de inflexión para la salida de NM
del ejercicio de la usurpación. Del lado oficialista, a pesar de su
cómoda seguridad al sentirse apoyado por las fuerzas militares en la unión
cívico-militar que siempre han profesado, no se perdió oportunidad para
amenazar, intentar amedrentar o demostrar fuerza represiva y ejercicio de
abusos (como el allanamiento de la sede del partido Voluntad Popular) o
el bloqueo o cierre de vías y la presentación militarizada de las mismas, a los
fines de demostrarle a la oposición “que no va a pasar lo de Bolivia” o que, a
los efectos, la administración bolivariana se encuentra sumamente preparada y
alerta. Ese fue el contexto en el que se dio el 16 de noviembre de 2019.
El presidente
de la Asamblea Nacional J. Guaido expresó satisfacción ya desde el día
anterior del 16: "El 16 de noviembre ya cumplió uno de sus objetivos que
es reunificar la lucha y mantenerla" (Ver @AsambleaVE 3:56 p.m. on
vie., nov. 15, 2019). En extremos -y sin
desmeritar entusiasmos y esperanzas- otros mucho sintieron el 16 como el gran
día; y más aún pues varios asimilaron que era el día de tomar la calle y no
regresar. Desde el punto de vista de estas expectativas es innegable que
algunas fueron magnificadas a pesar del éxito de haber nuevamente movilizado a
grandes grupos humanos.
A pesar de
nerviosismos y preocupaciones de parte del oficialismo este siguió su rutina
más o menos tradicional: mandó a sus colectivos a la calle, desplazó los
militares del caso, hablaron sus representantes con la indiferencia típica y movilizaron su gente voluntaria y
convencida así como la obligada y tarifada. En varios lugares de la
capital y del interior de la república (Barquisimeto por ejemplo) pudo verse la
comodidad que le brindó para sus objetivos el aparato represivo.
Quedan en la
memoria de estas movilizaciones las esperanzas, los esfuerzos, logros y los 170
fallecidos del año 2017 así como los arrojos y temeridades de los jóvenes de
la resistencia que, en muchos casos estuvieron distantes -sin disminuir sus
valores y significación- de excesos cometidos por otros en países señalados más
arriba. Más aún, queda el peso de una administración de más de 20 años que ha
destruido la economía y que tiene a la mayoría de la población en un proceso
profundo de empobrecimiento y de deterioro de su salario (¡!!????) real.
Otras
expresiones posteriores y cercanas al 16 de noviembre tuvieron resultados no distantes en tendencias. Se trata del
propuesto desplazamiento del movimiento estudiantil hacia el Fuerte Tiuna para
expresar a contingentes militares sus responsabilidades con los destinos del
país y que estuvo organizado para el 21 de noviembre, día del estudiante; las
vocerías populares, la prensa y observadores pudieron constatar la
militarización de la ciudad para las zonas relacionadas. Nuevamente se
obstaculizó el funcionamiento de estaciones del metro y el paso de la
movilización; al final dese dejó pasar una comisión para la entrega simbólica
de un documento.
Mientras se
daba este cuadro en el país, en el contexto regional se mantenían o presentaban
conflictividades señaladas en el caso de varios países. Bolivia ya para finales
de su tercera semana de noviembre tenía su presidente renunciante en México planteando la posibilidad de volver
a pacificar el país, pues algunos sucesos de violencia se vinieron presentando
ante una nueva presidenta y por parte de seguidores de Morales. Chile,
por su parte, continuaba presentando episodios de protestas y agresiones a
propiedades y personas por parte de grupos políticos o grupos de vándalos
financiados o aprovechadores del contexto[72].
Argentina, contrariamente, vivía o transitaba un periodo pos
eleccionario relativamente tranquilo a pesar de reuniones del llamado Grupo
de Puebla[73]
en el propio territorio argentino (9 de noviembre). Contrariamente, y el mismo
día 21 de noviembre se vivió en Colombia y principalmente en Bogotá y Cali, un
conjunto de hechos de violencia posteriores a las marchas y expresiones de
paralización del país, dado el paro general al cual convocaron variadas
organizaciones políticas y no gubernamentales. Ante el vandalismo en Bogotá y
Cali[74], se
decretó toque de queda y desde varias perspectivas se ubicó la
influencia de grupos financiados o estimulados por Cuba o Venezuela. Debe
señalarse, como quedó registrada, la similitud en los procedimientos ejecutados por
el vandalismo tanto en Santiago de Chile como en las ciudades de Colombia.
e) El fin del año 2019.
Ya en Diciembre todo comenzó,
incluso el primero de tal mes -día domingo-, con variadas declaraciones desde
varios lados, sobre corrupción[75], en la
que habrían incurrido varios diputados de la Asamblea Nacional, en
procesos atinentes a los manejos de la ayuda humanitaria y compra de alimentos.
Organizaciones como Primero Justicia plantearon la expulsión y trámites
para el procesamiento de los diputados de la organización incursos en tales
procesos de corrupción.
Previo a lo destacado, se había
venido presentando en días inmediatamente cercanos a los señalados lo atinente
a la expulsión/retiro que hizo J. Guaido de Humberto Calderón Berti,
de las funciones que había venido desempeñando como embajador en la república
de Colombia. Este político venezolano hizo un conjunto de afirmaciones
sobre los mismos procesos de corrupción ya señalados y los señalamientos al
respecto debe decirse que fueron biunívocos, habiendo el mismo señalado que
tenía varios meses sin intercambiar trato o palabra con Juan Guaido[76].
Es indiscutible que este conjunto de elementos mostraron fisuras decepcionantes
para varios que, sin ser necesariamente perfeccionistas, albergaban
procesamientos diferentes a los de la administración bolivariana; los cuales,
harto conocido ha sido, han estado dominados por la corrupción, el partidismo y
el populismo.
Los resultados del escenario se
fueron haciendo cada vez más evidentes, en términos del tamaño de las ofertas
hechas a inicios de año y de lo cual algunos oposicionistas se fueron
aprovechando para criticar a J. Guaido
o, en el caso de la administración bolivariana, para desprestigiarlo en
cuanto a su fuerza política, a pesar de tener la suya bastante disminuida por
su automática correlación con el deterioro del bienestar de los ciudadanos y el
proceso de destrucción de la economía y las instituciones. Y es que visto en
cuanto a las cercanías al cese a la usurpación, estructurar un gobierno de
transición y pasar a elecciones libres, era mucha la distancia y pocos los
logros específicos acumulados.
f) Ya cercano el 2020.
Dentro del desorden y el proceso de destrucción de la economía
venezolana, evidente y palpable en la disminución del bienestar de una alta
porción de la población y enfrentado/resultado este cuadro a/de la existencia
de una administración sin nada ya que decir ni operar sobre la economía, que no
fuesen sus fracasadas y anquilosadas gestiones sobre las instituciones y el aparato
productivo, fue llamativo observar a algunos optimistas empedernidos del
lado de los opinadores o entrevistadores/entrevistados tratar de conseguir
especies de resultados de retruque, esto es, resultados de casualidad que
habrían venido dándose a finales de 2019 en razón de las acciones
inevitables que el gobierno se habría visto obligado a tomar o a dejar que se
desarrollasen (como eliminación del control de cambio, “impulso” o
aceptación de la dolarización informal[77],
facilidades para el comercio, control del encaje, entre otras)[78]. Más que derivaciones de medidas, habrían sido
las mismas, resultados desordenados o casuales o actuaciones circunstanciales
sin ninguna concatenación orgánica, que no fuesen las derivaciones de
casualidades y actuaciones sin coherencia, mientras la alternativa podía
ubicarse en un plan que hubiese buscado -por ejemplo- abatir la
hiperinflación.
Un costo de oportunidad del
trabajo con tendencia al infinito; una distorsión aguda de salarios y
precios relativos; una dolarización informal desordenada y sin
ningún orden[79] que no
fuese el derivado de las casualidades de un mercado distorsionado y pervertido
así como deseoso de romper las ataduras de numerosos años de controles de
precios, con agentes sin mucha experiencia en el manejo institucionalizado de
una divisa que pasó a ser la moneda con tendencia preponderante en el mercado
de dinero; un nuevo cono monetario (bolívar soberano) tempranamente
envejecido e inutilizado; una sociedad percibiendo la polarización del
consumo y el bienestar entre sectores que manejan dólares y los que no los
manejan a la par que con sectores percibiendo salarios en bolívares
soberanos totalmente deteriorados para enfrentarse a un mercado dolarizado
informalmente; son así estos, solamente algunos de los numerosos elementos del
cuadro económico y social que se presentaron en la espera del 2020.
Pero, por otro lado, también se
presentó la angustia de la continuidad de una administración que ha parecido no
tener fin, a pesar de los múltiples esfuerzos y optimismos y de todo lo visto
en 2019. A inicios de 2019 J. Guaido surgió como una esperanza, removiendo todo
el pausado año 2018, donde las alternativas y estímulos tuvieron fundamento
principalmente desde la escena internacional[80].
A finales de 2019 se ha deambulado entre nuevas alternativas o ratificar a
Guaido en la presidencia de la Asamblea Nacional y la correspondiente
presidencia interina. Pero en los resultados o tendencias fínales varios
partidos lo ratificaron –preliminarmente- y también los EE.UU.[81]