domingo, 17 de mayo de 2020

LA PEOR DE LAS DOLARIZACIONES: EL “CUADRE” TÁCITO DE GOBIERNO, EMPRESAS, FAMILIAS Y ANALISTAS Y EL PEOR DE LOS AJUSTES EN VENEZUELA.


LA PEOR DE LAS DOLARIZACIONES: EL “CUADRE” TÁCITO DE GOBIERNO, EMPRESAS, FAMILIAS Y ANALISTAS Y EL PEOR DE LOS AJUSTES EN VENEZUELA.
EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ

De tiempo atrás se conoce que son pocas las economías que han asumido el dólar como su moneda (menos aun con otras monedas); siendo además poco representativas en cuanto a población y producto mundial. Durante los dos mil y parte de los dos mil diez, en Venezuela la administración bolivariana (AB) se presentaba como la primera oponente y enemiga acérrima a lo mismo, hasta que se llegó al "No lo veo mal (...) ese proceso que llaman de dolarización, puede servir para la recuperación y despliegue de las fuerzas productivas del país y el funcionamiento de la economía (...) gracias a Dios existe", del presidente NM[1]; analistas y algunos empresarios en la voz a veces de sus representaciones, sentían simpatías por que se pudiese realizarla dolarización, viendo en ello una solución a problemas que ya se presentaban; a las familias les era indiferente, pues algunas ya estaban preparadas con manejo de dólares y otras simplemente ni tenían, ni sabían, ni les interesaba.

 De las cosas discutidas y mencionadas según los casos, se sabía que se podía eliminar la inflación prácticamente impromptu, se eliminaría el trabajo de emitir billetes (perdiéndose el señoreaje), teniendo que fijarse cuentas bancarias y salarios en dólares por mencionar algunos asuntos, en el entendido además del manejo con precios internacionales sin nada de aquello venezolano de inflación en dólares. Debe señalarse que en varias economías de la región y del mundo, esto de los precios internacionales y las referencias salariales, entre otros elementos, se suceden sin que se haya tenido que dar o ejecutar la dolarización formalmente dicha. Claro también se ha tenido presente que con la dolarización se pierden campos de la política cambiaria y monetaria y, correspondientemente, la autonomía para enrumbar el crecimiento[2].

En la condiciones de 2020 en Venezuela, con la economía alterada y destruida, la hiperinflación ni combatida ni vencida, el nivel del salario real de los sectores que no tienen ingresos en dólares, la nación y la economía cercada/restringida por el Covid19, en un contexto de lucha política no resuelta y con la presencia de sanciones (hayan incluso no sido las determinantes de la situación actual como gusta en insistir la AB), y más aún, con el dólar vencedor y rampante en crecientes transacciones, desde buhoneros hasta el Estado mismo; en estas condiciones, pues, hay que preguntarse   porque no se hace la dolarización, aunque no sea la panacea que algunos divulgaban en otros tiempos. El de las Familias sabemos, por lo indicado, que es un escenario más complejo, pero hay que preguntarse, ¿por qué gobierno, empresarios o sus representaciones y variados analistas no impulsan la dolarización en un sentido formal e institucionalizado? Recientemente algunos gremios o grupos de trabajadores han pedido, y es muy razonable si fuese una acción general dentro de sus gradaciones, un salario de 400 dólares.

Sucede que las asimetrías y la mala distribución del ingreso y, más aun, en ausencia de democracias operativas, producen pingues ganancias  para los sectores mejor ubicados en la distribución del ingreso, en la captación de rentas o en los beneficios de la corrupción y los negocios ilícitos. En este contexto, a pocos les importan aquellos asuntos como la realización de ajustes o ejecutorias de políticas de último recurso o por no dejar, porque ya nada se tiene para hacer en la economía y que deterioren como está sucediendo profundamente el salario real, dado el contexto hiperinflacionario, la escasez, abuso de la inflación en dólares y la indiferencia de la AB. La ineficacia de los controles de precios y los sectores dolarizados que actúan rápidamente para protegerse/beneficiarse de la hiperinflación acentúan también tal deterioro.

Algunos Empresarios, comerciantes y emprendedores están de arrancada protegidos de la propia dolarización informal que ellos procuran y les sirve de paraguas. Sectores informales de individuos como buhoneros, taxistas, mototaxistas, están ya alertados para alterar el propio sentido del valor de los dólares a nivel internacional, incluso en países latinoamericano dándole en Venezuela un valor menor para ciertos casos. Así entonces enfrentan a la víctima trabajadora del sector público, pensionado o esperanzado de alguna remesa de algún familiar en el extranjero, que hoy día además es difícil que llegue, para pedirle 20 0 50 dólares, que no ganan ni enfermeras, ni médicos sin clínica, ni maestros, ni profesores universitarios, u obreros que en el área privada ganan salario mínimo mas bono alimenticio. Claro siempre existen los que señalarán del lado de los contratantes que algunos obreros ganan más remuneración que la señalada,  o los que se pliegan al oficialismo señalando que existen los bonos y las cajas.

El escenario real, es que todo esto está plagado de la mayor de las indiferencias por el deterioro de las condiciones de vida de la familias venezolanas, pues a los efectos de los aumentos que en procedimientos “legales” de la economía se dan vía acrecentamientos automáticos de precios porque subió el dólar, hay que sumarle  las acciones y beneficios de los favorecidos de los nuevos negocios como el inefable de la gasolina. Demasiado crudo el de la gasolina para no recordarlo, pero también el de oferentes privados de servicio  que ahora han liberado a sus trabajadores iniciales, dejando que desde el área de servicios surjan otros oferente para que hagan lo que inicialmente ellos hacían, u otra figura más reciente como es la de la liberación de actividades estatales con las cuales se acoplan ciertos oferentes privados. Claro todos estos emprendimientos surgen automáticamente dolarizados en el sentido de la victoriosa dolarización informal que viene de tiempo atrás desarrollándose[3].

Dónde está el secreto de la indiferencia y de la apatía para que lo que se presenta como dolarización informal pudiese convertirse en dolarización formal. Apartando imprecisiones o trayendo mayores aclaratorias que pudiesen hacerse, sucede simplemente que del escenario señalado salen beneficiados, en términos de dólares numerosos agentes económicos y políticos, y para seguir acumulando estas ganancias no hace falta la dolarización formal; es más, esta última los afectaría en el nivel de tales ganancias.

CEPAL estima, hoy día[4], que deberán transcurrir lustros en algunas naciones para la recuperación de los efectos del Covid19. Para Venezuela al escenario planteado hay que sumarle deterioro institucional y otros…y otros… elementos.


17 de mayo 2020
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com


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