jueves, 18 de febrero de 2021

ECONOMÍA Y POLÍTICA: ¡AH…PERDON ESTABAMOS EQUIVOCADOS!

 

ECONOMÍA Y POLÍTICA: ¡AH…PERDON ESTABAMOS EQUIVOCADOS!

EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ

 

A 38 años del 18 de febrero de 1983/

El viernes negro

 


Es tradición recordar algún pensamiento sobre que, solo los desviados no rectifican. Correcto. La carga de responsabilidades, sin embargo, es un pesado fardo cuando las concepciones han estado acompañadas de acciones comprometedoras de resultados para millones de habitantes y, tanto se decía o creía una cosa como en otro momento se dice o se cree otra.

En la oferta política de 1998-1999 (Polo patriótico, HC y otros) hubo engaños, verdades a medias y oportunismo. Hubo la riqueza nueva de la popularidad. ¿Y quien no se siente grande cuando te eligen millones de personas y te elogian miles más? Solo la prudencia, los buenos valores y alguno que otro bienintencionado y cercano, pueden quizás advertirle a un ser humano de la sensatez a tener.

Fue mucho lo que se malgastó, se desvió y se hurtó. Pensemos en un presidente (HC) ofreciendo 10.000 millones de $ en la Cumbre del ALCA de Mar de Plata para formar un fondo humanitario que ayudara a los países de la región y, hoy día, su mismo país que debe pagar –y se presentan dudas- 18 millones de $ para poder hacer uso de una de las opciones de vacuna para atender las necesidades del Covid 19.

El estatismo que se avecinaba a inicios de los 2000 era claro y evidente. Incluso no se trataba de un estatismo solo para apoderarse o crear empresas del y para el Estado. No. Se trataba de un estatismo limitador y cercenador de las libertades humanas. Más aun, se trataba de un estatismo desinstitucionalizador. Esto es, destructor, paradójicamente, de instituciones. Se trataba de la creación de un Estado omnipresente pero sin funcionalidad, dada la destrucción de las instituciones, con el condimento de la permanente represión y contención de las posibilidades empresariales e individuales de buena lid. Esto es, un creador a su vez de una maraña y enjambre de posibilidades que comienzan y terminan con la destrucción de las instituciones y la no operatividad, convirtiendo al Estado y al gobierno en la misma cosa.

La pregunta para entender es hoy día en Venezuela ¿Que funciona bien? ¿Funciona bien  el conjunto de empresas del Estado (PDVSA, empresas de Guayana), sistema de salud, la educación, la seguridad, las carreteras, el mercado, los mecanismos de financiamiento, la banca, el mercado monetario, el mercado cambiario, el mercado de trabajo y los salarios, los precios acaso, o el comportamiento ciudadano porque se profesaron valores de un supuesto “hombre nuevo” en el cual creyeron los rusos y cubanos de otro tiempo, por mencionar a algunos muy distantes de las advertencias de Albert Camus?

Se trata entonces del fracaso de más de 22 años de una administración llamada por si misma bolivariana. Pero se trata también del fracaso de alternativas demasiado comprometidas con los mecanismos presentes en un poco más de 40 años donde se abarcan unas cinco administraciones con la actual como lo peor de lo peor. Hoy día la corrupción, los mecanismos de reproducción de privilegios y la frialdad en la administración de recursos están presentes en buena parte de la llamada oposición.

Pero los males de esa última no son compensación de las responsabilidades de los más de 22 años señalados para la administración bolivariana. 1/5 de lo que éramos en producto y en economía; un bolívar ni fuerte ni soberano totalmente desprestigiado y depreciado; una dolarización informal y funcionarios que aprecian que menos mal que existe  o que es una válvula de escape; transacciones digitales que la administración observa como salida, dados los resultados del bolívar y el dólar señalados; una economía destruida y empobrecida que presenta como espejismos los bodegones y acciones puntuales de enriquecimiento o progreso de algunos, pero que como contraparte presenta una nación con una perdida grande de competitividad en la fuente de su sustento anterior en base al rentismo y en otras áreas que podían haber tenido impulso interno y externo hasta los ochenta y los noventa incluso –a pesar de todo lo visto hasta aquel entonces-; un creciente y acentuado deterioro en las condiciones de vida y el bienestar de las mayorías de buena parta de distintos estratos sociales; una hiperinflación que por lo menos bordea y supera los tres años; un Estado/gobierno incapacitado de estructurar alternativas de política económica y de atender la necesidades de la población en cuanto a servicios y urgencias; y adicionalmente una administración fortalecida dentro de su disfuncionalidad, y dispuesta a seguir parafraseándose a sí misma con intenciones de negociación cuando en un segundo discurso freudiano le sobran ganas de permanecer en el poder, donde las peticiones de elecciones libre son como claveles lanzados a un cíclope..

En todo este escenario: ¿quién se arrepiente, quién cuestiona y se vuelve libertario si hablamos de industrias destruidas, población empobrecida y sobre 1,2 billones de $ de ingresos al país? Un verdadero caudal de recursos para una economía en desarrollo que además contaba con riqueza, empresas y servicios que no tenían otros.

 

18 de febrero de 2021

@eortizramirez

eortizramirez@gmail.com

3 comentarios:

  1. Excelente tú artículo Efuardo.
    Más que un comentario unas preguntas !!Que nos pasó ?? Como pudimos perder el rumbo ??hay mucho que reflexiónar al respecto.

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    1. EOR:Abandono de la valoración al trabajo, aprovechamiento descarado del rentismo, no crear políticas de largo plazo que apuntalaran una estrategia del desarrollo en vez de políticas de moda y personalistas, lenidad ante la corrupción y el derroche de recursos, son parte de lo que nos pasó Dario. Gracias y un saludo. eortizramirez@gmail.com

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