jueves, 17 de octubre de 2024

TRES DISTORSIONES QUE PERSISTEN EN LA ECONOMÍA VENEZOLANA

 

TRES DISTORSIONES QUE PERSISTEN

EN LA ECONOMÍA VENEZOLANA

EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ

 


El ser humano es un animal de recuerdos, pero también puede serlo de costumbres, aunque estas sean poco pertinentes y no iguales para todos. Existen tres distorsiones que han venido echando raíces o bases como para permanecer en las apreciaciones económicas y, correspondientemente, en la atención de los problemas económicos por parte de quienes los evalúan o accionan sobre ellos.

Una primera, es la atinente al mercado monetario y de divisas. En cuanto al monetario no pasará mucho tiempo sin que volvamos a tener una especie de nueva reconversión monetaria,  dados los desequilibrios de precios relativos. A pesar de determinantes y contextos, deberíamos entonces pensar que la nación no puede tener, efectivamente, un signo monetario que genere confianza y no el deseo de desprenderse de la moneda circulante, en este caso los bolívares soberanos. A esto se le añade o lo contextualiza el complejo escenario de dolarización  de hecho, informal o transaccional y que a algunos les produce la idea reconfortante de que “…bueno, pero es lo que existe”[1]. O sea que pareciera no poderse albergar posibilidades de que la economía pueda alojar la posibilidad de pasar a una dolarización formal (de nuestra parte no la apreciamos necesaria, ni conveniente), pero la informal, la desordenada, que existe algunos la ven como digerible, aunque genere altas distorsiones en salarios y precios relativos y esta especie de tira y encoje entre dólar BCV/dólar paralelo.  Pero, pareciera que algunos aprecian que así se puede seguir funcionando, aunque entre otras tantas cosas implique la inflación en $, que algunos señalaban que no existía, porque sus encuestas o sus visiones no la perciben. La hiperinflación “desapareció”, pero la inflación está latente y las distorsiones de precios y salarios siempre se tienen atentas. Claro, de este mercado de divisas hay varios que se benefician.

La segunda distorsión, es la concerniente al problema del crecimiento y de las oportunidades de inversión. Bastante claro está en la literatura y en las experiencias internacionales que, para que una economía pueda rendir frutos en el crecimiento y aprovechar una ruta, tiene que estabilizarse y solo a partir de allí, son válidas las proyecciones y realidades en las tasas de crecimiento. Esto es, no es que caímos mucho y ahora tendremos 4 o 6% de crecimiento. No, las tasas tienen que tener cierto nivel a partir de la recuperación. Y solo a partir de allí convertirse en perdurables y estables. Variados gobiernos coquetean con tasas y algunos críticos diezman proyecciones con otras tasas. La economía no se va a estabilizar porque alguien piense que una exportación circunstancial de un producto pueda haber generado algunos ingresos o piensen algo mil veces pensado como es desarrollar la industria petroquímica del lado de las empresas básicas, cuando mucha alteración y distracción se ha tenido en eso, incluso apreciando períodos de décadas. No, no es negarlo, sino apreciar hasta  donde una idea puede fortalecer una distorsión o distracción que impida percibir la delantera en los mercados internacionales o un conjunto de políticas sectoriales más adecuadas o realistas.

 La tercera distorsión atañe a un asunto de llegada en las políticas de crecimiento y desarrollo y es el concerniente a los niveles de vida de los pobladores, o lo que algunos profesores especialistas que tuve llamaban con énfasis la distribución del ingreso. Sabemos el escenario de los bajos salarios que concierne, realistamente, a las imposibilidades de vida que, en el caso de Venezuela, tienen masas de trabajadores y sobre todo los de en cantidad de varios millones dependen del sector público. Los costos de transporte, de alimentación, de estudio y ni que se diga de salud, no pueden ser cubiertos con los bajos salarios existentes  o con salarios que se aumenten y se los coma la inflación, porque se cree que eso es lo natural que pase. La pregunta es: ¿en una economía puede haber aumento de salarios sin que ello suceda? La respuesta es sí, si puede darse y ahí es donde aumentan o se recuperan los niveles de vida. Dentro de la distorsión de concebir los salarios y los niveles de vida, ahora se la añadido la bonificación  del salario que es simplemente el uso de un bono sin repercusiones en prestaciones y otros asuntos. La Administración Bolivariana buscó centrar las políticas respectivas en el salario mínimo, entre otras, con las medidas de 2018[2].  Logró, contrariamente, un resultado insólito; desapareció la importancia del salario mínimo, como puede observarse su insignificancia, cuando se ubica a Venezuela en el contexto latinoamericano.

 Lo impresionante no es que se hayan generado, entre otras, estas distorsiones, sino la tranquilidad que se observa en  analistas, políticos, y hacedores de políticas  en cuanto a  que las mismas existan y se pueda seguir funcionando con ellas en el último trimestre de 2024 y en los futuros semestres, mientras hoy día adivinamos en cuanto podrá estar el dólar en los inicios de 2025, mientras pobladores diversos habrán seguido lidiando con y/acumulando problemas.

17 de abril de 2024

@eortizramirez

eortizramírez@gmail.com

 

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