sábado, 5 de octubre de 2024

Neopolítica del Gran Garrote

 Neopolítica del Gran Garrote

Lea aquí artículo de Elio Córdova Zerpa





Las medidas coercitivas unilaterales se han convertido en una especie de “patente de corso” para el Gobierno de los Estados Unidos. Recientemente, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (Ofac, por sus siglas en inglés) renovó la licencia N° 41 que autoriza a la petrolera estadounidense Chevron continuar con sus actividades relacionadas al negocio petrolero en territorio venezolano hasta abril de 2025.

Analizar esta “benevolente” decisión del hegemón pasa por describir la dinámica internacional de la actual coyuntura. El conflicto bélico, en pleno desarrollo, entre Israel e Irán —este último se ubica entre los diez mayores productores del mundo, con una producción que oscila en torno a los 3,3 millones de barriles diarios— ocasiona fuertes distorsiones en la formación del precio de la principal fuente de energía, amén de los desequilibrios que genera la guerra entre Rusia y Ucrania.

Ante la incertidumbre que ocasiona la volátil situación del mercado energético mundial, Estados Unidos ha consolidado una política exterior injerencista, de irrespeto a la soberanía y la autodeterminación de los pueblos mediante la instrumentación de las MCU para garantizar que Venezuela pueda surtir buena parte de la demanda en su mercado interno bajo la política del garrote a través de una “flexibilización” de las medidas coercitivas.

Según World energy trade Venezuela, superada por Canadá y México, ocupa para agosto de 2024 la tercera posición del Top 10 de exportaciones de crudo a Estados Unidos. La balanza comercial (X-M) de Venezuela con respecto a este país se ha venido recuperando progresivamente a raíz de la “benevolente flexibilización” del hegemón.

Está claro que ni los derechos humanos ni mucho menos la democracia es lo que motiva al Gobierno de Estados Unidos a implementar MCU contra el pueblo venezolano. Es una estrategia elaborada, en el marco de una guerra multiforme mediante la cual intentan, sin efecto hasta los momentos, doblegar al Gobierno nacional, para tomar control de la más grande fuente de energía del mundo.

En este contexto, construir y fortalecer las relaciones con el mundo emergente constituye una prioridad. La soberanía y el desarrollo económico son partes de una ecuación indispensable para la construcción de la Venezuela que está llamada a ocupar un rol estratégico dada su condición de país petrolero en la geopolítica mundial.

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