martes, 1 de octubre de 2024

Economía y política una relación indisoluble en el siglo XXI

 

Economía y política una relación indisoluble en el siglo XXI

Observamos que la economía no es sólo una construcción de una constelación de ideas, sino que ellas son un hecho concreto en el actuar de las relaciones humanas y de poder de la sociedad, en la realidad política concreta

 

 


 

 

·         JESÚS E. MAZZEI ALFONZO

26/09/2024 05:00 am

Hoy más que nunca estas ciencias sociales están entrecruzadas, mucho más interdependientes que nunca, ahora bien, acontecimientos en las dos esferas ya sea en el caso de la economía global, regional o la venezolana, entre ellas hay una fuerte interrelación, una mayor vinculación. Y en el caso de desempeño económico más aún. Pues sí, tres ideas en el caso venezolano se han extraviado desde hace 25 años en el quehacer de nuestros decisores políticos, en materia económica en su vinculación con la política.

Por un lado, el nombramiento de individuos que no poseen la experticia de la económica política sobre todo para producir seguridad y estabilidad, certidumbre, otra, una inadecuada cosmovisión del manejo económico (la mayoría formados en la escuela marxista-leninista del pensamiento económico, que no se actualizado y aggiorno de las nuevas teorías económicas) nombrados y ubicados finalmente, en cargos en las cuales no conocen las características y la dinámica de los organismos públicos y no tienen visión de estado, sino partidista-ideológica, y entonces, se producen los desajustes institucionales, en las políticas públicas formuladas e implantadas, porque la coalición de poder tiene al interno diversos grupos ideológicos, que coexistentes y sirven de muro de contención a una política económica con sentido común y que genere confianza, que son los pilares básicos de cualquier política económica sensata que se desee implementar, por ello los magros resultados de este año que unido a una concierto internacional con alta incertidumbre, complejiza aún más la implementación de políticas económicas, por varios eventos que la condicionan.

Por otra parte, han dejado una impronta importante no sólo en el pensamiento, en su desarrollo intelectual, en la praxis, en la realidad donde les toca actuar. Hoy estamos en un proceso de reinterpretación de ideas y del cómo actuar en la realidad en la interrelación humana, por los fantásticos cambios en la sociedad postindustrial y en proceso de un nuevo tiempo de cambio tecnológico e industrial y global que está en pleno avance de desarrollo, que tiene como proceso de desarrollo, una economía global que se debate en crisis de las cadenas de valor y suministro, una alta inflación en ciernes, una recesión que podría presentarse y una transformación de reinterpretación de la última fase la globalización de la economía, las finanzas, lo comercial y lo tecnológico, que están más entrecruzadas. Estamos pues, en lo que definiría Carlota Pérez, en un intervalo de reacomodo del capitalismo a nivel mundial. Este es el desafío en estas primeras décadas del siglo XXI, rumbo a la tercera década de este siglo, para los decisores políticos en la esfera económica, sean o no economistas.

En el caso particular de Venezuela, ha tenido desde el campo de las ideas hacia el campo de la acción pública que se plasman en políticas públicas de carácter económico-político que dan una satisfactoria combinación del pensar y actuar en forma virtuosa en el pasado tenemos por ejemplo a: Ramón Cárdenas, Alberto Adriani Mazzei, Manuel R. Egaña, José Antonio Mayobre, Andrés Germán Otero, Luís Enrique Oberto, Antonio Casas, Julio Sosa Rodríguez, unos economista como Adriani o Mayobre y otros políticos de primer nivel, que reflexionaron sobre la interconexión entre ambas esferas del pensamiento en forma profusa que sin ser economistas y otros también como Rómulo Betancourt y Rafael Caldera, que escribieron ampliamente sobre economía. En el campo de la academia, también, tenemos casos en una acertada combinación en cargos como directores del BCV o viceministros como es el caso de D. F. Maza Zavala, Asdrúbal Baptista, Ignacio Purroy, Carlos Hernández Delfino, Teodoro Petkoff, y en el ejercicio público y político, a nivel de ministros como: Freddy Rojas Parra, Luís Raúl Matos Azocar, Eglee Iturbe de Blanco, Héctor Hurtado, Haydee Castillo, Maritza Izaguirre, esta última socióloga, pero con amplia experiencia gubernamental entre otros. Todos ellos, han influido en la creación y sistematización de ideas, que, puestas en práctica en funciones de gobierno, le dan a la economía un intensa, compleja, vinculación con el cómo hacer políticas públicas de carácter económico, y en el juego político al seno de una sociedad plural y diversa, en vista desde la perspectiva de las relaciones de poder, interacciones que se producen en una sociedad que construye y estimula la creación de círculos de intelectuales y conocimiento en una interesante lucha, intercambio de construir una sociedad moderna en materia de una estructura económica sólida y equitativa.

En esta circunstancia, podemos observar a la economía siguiendo la guía que nos diera ese gran maestro de la ciencia política como fue Manual García-Pelayo, quien define claramente dos tipos de fenómenos políticos, los que son como tal eminentemente políticos y los politizados, para entender la clara relación entre estas dos esferas. En este último caso, tenemos a los políticamente condicionantes, es decir aquellos que no siendo políticos en sí mismos, tienen efectos decisivos sobre la política y los políticamente condicionados que son determinados y condicionados por motivaciones políticas para la implementación de políticas públicas en sus diversas dimensiones cambiarias, fiscales, monetarias comerciales. (aquí juega ampliamente la economía política).

En el caso venezolano se ubican seis períodos decisivos en su devenir económico-político determinantes. Observamos que la economía no es sólo una construcción de una constelación de ideas, sino que ellas son un hecho concreto en el actuar de las relaciones humanas y de poder de la sociedad, en la realidad política concreta.

Por un lado, en los años 1958-1974 hubo un manejo sensato, prudente y coordinado del manejo de las diferentes variables macroeconómicas y las políticas fiscal, monetaria, cambiaria, de comercio exterior, estables que dieron un largo período de crecimiento virtuoso del PIB, sin embargo, luego, entre 1974-1983, se produjeron una serie de decisiones que ampliaron el espectro de acción empresarial del estado venezolano, del gasto fiscal, el endeudamiento público descentralizado que tuvo un importante impacto en las finanzas públicas. Aquí reflexionaron venezolanos de la talla de venezolanos desde el campo de la ciencia política Allan Brewer Carias, Juan Carlos Rey y como Mauricio García Araujo, desde el campo de la economía, entre otros haciendo serias y concretas observaciones sobre el tipo de políticas públicas implementadas, en materia económica en los años de la Venezuela del Ta barato dame dos. Recuerdo en la revista Resumen, las clarividentes advertencias de Mauricio García Araújo, sobre el rumbo de la economía venezolana en los años del primer boom petrolero, en el primer período del presidente Pérez, y los efectos perniciosos que se produjeron al seno de la economía venezolana.

El otro ejemplo es el 18 de febrero de 1983, que marca el fin de una época que era imposible mantener y se producen las primeras decisiones que buscan reorientar el gasto fiscal, el debate político y económico, entre un control de cambio o una devaluación lineal, una discusión y controversia entre Arturo Sosa y Leopoldo Díaz Bruzual, al seno del gabinete económico del momento y luego éste se trasladó al consejo de ministros de la época y fomentar aún más un sector exportador no tradicional, llegamos así a 1989, que produce un verdadero viraje en el tipo de visión intelectual entre la política y la economía, que se va a materializar en un conjunto de políticas y medidas que ignoraron el elemento del timing y el acuerdo, negociación política y fue apartado y despreciado por completo, el consenso político, por parte de los economistas de aquel entonces, liderizados por Miguel Rodríguez. Hubo una acción ortodoxa, asumiéndose que los mecanismos del mercado podían corregir, por sí solo las debilidades de un estilo de desarrollo llevado a cabo por el país a lo largo de un extenso tiempo histórico. Aquí se beneficiaron ciertos grupos financieros y lo más grave se puso en juego la gobernabilidad del sistema político.

La siguiente fase es abril de 1996, con el denominado cuerpo de políticas públicas de la Agenda Venezuela, que buscaba mediante un prudente equilibrio entre los mecanismos institucionales de la política y el mercado, llevar a cabo no sólo un sano balance macroeconómico, sino, además, hacer eficiente el sector industrial y potenciar, los sectores donde tenemos ventajas competitivas como son el sector petrolero, de servicios y de esparcimiento (turismo) y de exportaciones no tradicionales. Todo enmarcado en la búsqueda de reformas con consenso como en lo laboral y la seguridad social, una política de privatizaciones prudente.

El siguiente período es signado por el más alto boom petrolero en décadas 1 trillón de dólares entre el año 2002 y el año 2014, que se despilfarraron en políticas públicas inadecuadas y atrasadas estatizantes. El Producto Interno Bruto (PIB) de Venezuela cayó casi 80% en un período que abarca desde el 2013 de ocho años, el cual representa el período más largo en recesión que pasó el país, e igualmente sufrió de cuatro años de hiperinflación en el cual pulverizó los ingresos de los venezolanos y hoy todavía con una inflación crónica, es un problema no resuelto del todo. por ejemplo, cómo es posible revertir una imagen de un gobierno que desde el año 2005, atacó el capital y tejido productivo, existente de 12.700 grandes empresas que había en Venezuela en 1998, hoy quedan poco más de 2.300, trabajando a un 22 % de su capacidad instalada ( un alto riesgo político por decisiones tomadas en esos años).

Hoy, pues, estamos en una nueva etapa, aparentemente está última, donde se trata de implementar una política económica, más pragmática y realista, pero tiene decisores ambiguos o no convencidos e identificados de sus beneficios y un peso muy fuerte de falta de sentido común y crear confianza, que son los pilares de una sana y prudente política económica. Además, siguen prevaleciendo actores con una cosmovisión marxista-leninista, de carácter autoritario en el gabinete económico, lo que es una pared de contención, para seguir políticas modernas en materia económica.

El desafío que encaramos como sociedad es inmenso, en un proceso de globalización imparable, que busca combinar un sentido de equidad y justicia social, que está por entrar a una nueva etapa, con temas blandos y duros, afectados por la pandemia las guerras de Rusia contra Ucrania y la Gaza y el uso de la inteligencia artificial. He allí lo fantástico y lo intrincado de la vinculación de la economía y la política, en los tiempos de hoy. La política consiste en decidir en condiciones en las que no hay una evidencia incontrovertible. La economía se mueve al ritmo de las reglas que diseña la política, hay un nuevo trilema político, como afirma, Dani Rodrik.

Por eso hemos tenido un desempeño tan mediocre en lo económico, en los últimos 25 años en el caso venezolano. Se requiere una visión de estado económica-política, con sentido de propósito y coherente que es lo que adolecemos hoy, si queremos definitivamente enrumbar a buen puerto a la economía venezolana. Estamos ante el reto de integrarlas más armónicamente y orgánicamente, para bien de formular mejor políticas públicas, que lleven adecuado conocimiento político sobre las consecuencias de un manejo inadecuado de la economía en estos tiempos. ciudadanos bien informados y con conocimientos políticos enraizados en hechos objetivos han sido –desde siempre- una de las precondiciones para la existencia y consolidación de una democracia sólida y robusta y por ende de la economía también.

jesusmazzei@gmail.com

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario