viernes, 17 de enero de 2025

Gobernar hoy en el siglo XXI

 

Gobernar hoy en el siglo XXI

En las democracias gobernar es más intricado porque se debe gobernar bajo varias premisas como consulta, persuasión, cooperación, negociación y coordinación y no bajo la amenaza, disuasión y cooptación


 

·                     JESÚS E. MAZZEI ALFONZO

16/01/2025 05:00 am

 


Este artículo lo escribo guiado por las ideas, planteamientos, documentos del Consejo Latinoamericano de la Administración para el Desarrollo (CLAD), organismo intergubernamental fundado entre otros, por Venezuela( México y Perú los otros), a iniciativa del presidente Caldera, en 1972, en su primera administración( 1969-74) sus ideas me nutren, desde que profundicé mi relación profesional con este organismo a partir del año 1986 y además de la reelectura del artículo Francisco Velásquez, “Gobiernos Tecnocráticos y Administración”, del año 2021.

Gobernar entonces, en los próximos años será aún más un asunto complejo y complicado, por el momento de cambios epocales que están en proceso, la evolución de la globalización y la cada vez más acelerada revolución que afecta la TIC´S y esto se pone entre otras cosas, de manifiesto en la importancia de la convocatoria de la CEPAL, el próximo mes de febrero, a examinar entre otros temas, la oportunidades y posibilidades del gobierno abierto a nivel local, pero que se extiende a los prolegómenos de lo gobernable a lo regional y nacional y del Foro los objetivos de Desarrollo Sostenible, en Chile en marzo de este año, entre otras iniciativas de este organismo especializado de la ONU.

En efecto, es un desafío y un reto, aún mayor de cumplir con los objetivos planteados, es un asunto transdisciplinario, por ello, el gobernante de una nación tiene el inmenso desafío de gobernar no solo para una parcela del país, una facción, sino para toda una nación, es la obra de una élite, nos guste ó no nos guste es la realidad, de quienes gobiernan, pero para ello la cabeza del Estado requiere gente capacitada, experimentada, formada, con mesura, no improvisada. Con conocimiento y experticia política y técnica.

Por ello, se debe profundizar en las capacidades y conocimiento, de la función de gobernar, sobre todo en la oficina del alto gobernante (el Jefe del Estado o de Gobierno). Esto requiere liderazgo transformacional. Por ello, la primera condición para gobernar es saber escoger sus colaboradores, segundo, tener un norte de políticas públicas con sentido común y que generen confianza.

Esto por lo demás, no se ha cumplido en Venezuela, en los últimos 25 años, ya que se presenta entre otras cosas, alta rotación de los altos cargos directivos (ministros y presidentes de empresas del Estado, directivos de segundo escalón jefe de misiones diplomáticas), analfabetas funcionales con título, que no saben qué hacer en un cargo, no tiene destrezas de dirección, planificación y coordinación y trabajo en equipo y una excesiva militarización de la administración pública y creen que los organismos civiles son cuarteles y no organizaciones que cada una tiene una cultura y un espíritu de cuerpo que las hace particulares y singulares en sus mecanismos de toma de decisión ( se toman decisiones autoritarias y no en forma colegiada). Por ello, las empresas del Estado y organismos públicos de la Administración centralizada y descentralizada productora de bienes y servicios, están hoy con una pésima calidad organizacional y allí vemos por ejemplo la calidad del estado como prestador de servicios esenciales.

Ya que, por otra parte, no tienen sentido de estado, sino de estructurar una simbiosis de estado-gobierno-partido e ideología, un partido-estado. Si no vean la evolución del papel y rol de PDVSA (creo que desapareció desde el año 1999, la palabra eficiencia y meritocracia). Hoy es una empresa en el último escalón de calidad y eficiencia, de las empresas de América Latina. Hoy se gobierna con los peores.

El alto gobernante, debe tomar decisiones, interactuar con los ministros, altos funcionarios de la administración pública que él designa, llevar a cabo reuniones de consejo de ministros, conducción y negociación al interno son a mí manera de ver los elementos complejos y dinámicos, de entender y comprender, reflexionar, sobre el arte de gobernar, otra cualidad saberse rodear y acompañar en esta compleja y difícil tarea. Sobre ellos históricamente han sido unos de los retos del estudio y reflexión de la teoría política. El tema del buen gobernante o del ejercicio del gobierno, abarcar dos aspectos: el político y el administrativo. El político, porque abarca el ámbito de toma de decisiones y el administrativo, la administración pública debe propender a tener innovación elástica y estar en permanente actualización porque va hacia la realización de propuestas, programas y planes de acción. Implica, además, la conducción y coordinación horizontal y vertical de las diferentes acciones de gobierno.

En cualquier caso, el buen gobernante debe al menos cumplir con estas premisas para llevar a feliz término una gestión gubernamental que son a saber: identificar los problemas en forma adecuada. Clasificarlos en forma oportuna lo que se une a un claro sentido de prioridades. Luego determinar cuáles ameritan tratamiento inmediato y en forma eficaz y eficiente. Hay otras tres condiciones importantes que se une a sus cualidades cualitativas, por otra parte, saber cuándo disminuir las tensiones y procesos conflictuales de la sociedad que gobierna. Darle estabilidad a su equipo de gobierno y proporcionar un sentido dialogante con sus adversarios y como dice, la carta de Innovación de gestión pública del CLAD…”un cambio radical en los modelos y metodologías de gestión vinculados a las tecnologías emergentes y disruptivas: la Administración digital, al manejo de grandes fuentes de datos (Big Data & Anaylitcs), internet de las cosas, realidad virtual, blockchain y, especialmente, la introducción en la gestión pública de la inteligencia artificial y de la automatización de procesos mediante la robotización…”

A la hora de gobernar se requiere, pues, tacto político, capacidad de comunicación, persuasión y un timing especial, para observar el margen de maniobra que dan las decisiones, para llevar cabo no solamente las tareas normales del día a día de gobierno, sino igualmente la parte más estratégica, el mediano y largo plazo, negociar, con los diversos actores con los que se convive y la posible influencia del entorno internacional que también influye en las tareas de gobernar, porque hoy en día hay una porosidad manifiesta entre el ambiente interno y el externo, por la complejidad del ambiente internacional y la irrupción de problemas nuevos.

El político en funciones de alto gobierno debe conocer cuál es el margen y repito, el timing de maniobra que tiene para tomar decisiones y en inicio de desarrollo de siglo y los siguientes años influirán más en el gobierno, por la velocidad y profundidad, de los cambios tanto en el entorno internacional, y los específicos de lo tecnológico, en las distintas esferas del quehacer y conocimiento humano, rapidez e incertidumbre serán los signos de los tiempos por venir.

En las democracias gobernar es más intricado porque se debe gobernar bajo varias premisas como consulta, persuasión, cooperación, negociación y coordinación y no bajo la amenaza, disuasión y cooptación.

En este sentido, la interacción entre los agentes políticos (partidos, sindicatos grupos de interés y de presión, líderes, etcétera) y las decisiones de política es el objeto central de la teoría política contemporánea y el diseño de políticas públicas es uno de sus desafíos En esta interacción, las expectativas racionales de los agentes juegan un papel esencial en la acción política, lo cual debe tomarse en cuenta. La relación dialéctica entre sociedad política y civil, es un elemento que debe tomar en cuenta en quien ejerce funciones de gobierno, No es un problema que se arregla con buena gerencia, porque gobernar es esencialmente un problema y asunto político. Hay que crear valor público mediante la innovación de la gestión pública.

En suma, en la actividad política es difícil, pero el ejercicio del gobierno, del gobernar es más intricado, complejo, debido a que es optar entre opciones, es saber qué se quiere, saber qué se puede y qué no se puede hacer, saber cuándo hay que hacerlo y finalmente, cómo hay que hacerlo. El político en funciones de gobierno debe tener pues, iniciativa estratégica, pero con un sentido de las proporciones y de estado, con una visión y perspectiva alta.

Por ello, los funcionarios o gerentes públicos, deben analizar e interpretar los datos, tanto a nivel tecnológico como de conocimiento humano (sistemas de inteligencia colectiva internos y externos a la Administración), que faciliten la detección proactiva de las nuevas necesidades sociales e individuales de los servicios públicos con el objetivo de un mayor bienestar social he allí los retos de gobernar en estos primeros años lustros del siglo XXI, ya rumbo a la tercera década de esta centuria. Se debe gobernar con altas índices de eficiencia, ética y no de mediocridad.

jesusmazzei@gmail.com 

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