miércoles, 17 de febrero de 2016

Estados Unidos entre radicalismos

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Felix Arellano

Este panorama indica que también en Estados Unidos resulta fundamental una reflexión profunda y crítica, de la sociedad en su conjunto, para indagar en las causas del desasosiego y en la búsqueda, en el marco de la democracia y la convivencia, de soluciones efectivas a los problemas que están enfrentando

El desasosiego puede ser una constante en la política y podría ser fuente para la creatividad y el cambio, estímulo para grandes transformaciones que beneficien al conjunto social. Tal perspectiva la podríamos apreciar en la llamada primavera árabe, no obstante que los resultados en general no han sido tan promisorios. Pero también puede servir de estímulo para la conformación de tendencias autoritarias y el proceso bolivariano venezolano podría ser un ejemplo. En la actual campaña electoral de los Estados Unidos impera el desasosiego y, paradójicamente, el pesimismo lo que está estimulando tendencias radicales, con proyectos fantasiosos y absurdos.Esperemos que la razón pensante y la sensatez se impongan, para beneficio de ese país y del planeta.

La Sra. Janet Yellen, Presidenta del Banco Central (Reserva Federal-FED) de los Estados Unidos, recientemente informó sobre el positivo estado de la economía; en particular, en reducción del desempleo, promoción de inversiones y del comercio. Por otra parte, en el escenario internacional, el Presidente Obama ha desarrollado una práctica (doctrina Obama) de diálogo, convivencia y cooperación, privilegiando a las Nacionales Unidas y al multilateralismo; lo que está generando confianza en la construcción de proyectos de paz y seguridad. Empero, en la campaña electoral impera un discurso crítico contra el gobierno y su actuación interna e internacional.
El discurso más radical, con propuestas más descabelladas, se ubica en el partido republicano, en particular en el Sr. Donald Trump, pero de los once candidatos que compiten en las actuales primarias de ese partido, también los otros candidatosmás apoyados en las encuestas (Ted Cruz y Marcos Rubio), tienden a promover un discurso de fanatismo, superioridad y exclusión; que amenaza la convivencia interna y también la paz y seguridad internacional.

La situación en el partido demócrata también se está complicando, pues asciende progresivamente el candidato Bernie Sanders, quien desplazó a la Sra. Hillary Clinton (la más favorecida en las encuestas y donaciones) en reciente consulta de New Hampshire, por un nada despreciable 20%.Pudiera repetirse el fenómeno Obama, si se incrementa el apoyo de jóvenes y mujeres a favor de Sanders, quien se autocalifica como socialista y promueve propuestas poco viables, cargadas de radicalismo y, en consecuencia,de exclusión y violencia.

Obviamente el caso del discurso del Sr. Trump es el más preocupante, pues pareciera que sus irracionales soluciones cargadas de xenofobia, fanatismo, superioridad, violencia y exclusión están encontrando crecientes seguidores. Podríamos decir que es una ley social que: “la violencia, genera más violencia”. El proyecto Trump podría convertir a los Estados Unidos en un infierno y extenderlo al mundo. Con la exclusión de los latinos, buena parte del sector servicios de esa economía se desmorona. Con la guerra contra los árabes, la inseguridad y el terrorismo se multiplican. Con las promesas de Trump lo que se garantiza es destrucción; empero, el discurso atrae.

En el caso de Sanders pareciera acercarse a las líneas de Podemos en España o de la izquierda griega; en ese contexto, no extrañaría que pudiera gritar irracionalmente: “exprópiese o invádase”, expresiones que en Venezuela ha generado tanta destrucción y miseria; pero, seguramente, luego inventará una guerra económica y un chivo expiatorio. Lo que significa que, en buena medida, el proyecto Sanders también generará más miseria, pero atrae.

Este panorama indica que también en Estados Unidos resulta fundamental una reflexión profunda y crítica, de la sociedad en su conjunto, para indagar en las causas del desasosiego y en la búsqueda, en el marco de la democracia y la convivencia, de soluciones efectivas a los problemas que están enfrentando. Pareciera que aún falta mucho trabajo por realizar para superar la exclusión racial, o la exclusión étnica, o la exclusión económica.

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