viernes, 3 de junio de 2016

1986-2016: El debate en lo económico en América Latina.

Jesús E. Mazzei Alfonzo
           
A finales de la década de los 80 un debate sobre estado y mercado, entre otros, monopolizó a los sectores académicos, políticos y el de los economistas, la introducción de ideas neoliberales en materia de teoría económica. En ese sentido, las experiencias de gobierno de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, influyeron también en esta circunstancia, además la prestigiosa escuela de economía de  la Universidad de Chicago irrumpió con fuerza teórica esos años. Parece mentira han pasado 30 años y hoy, ese debate  vuelve a estar en el tapete de los decisores estatales, analistas económicos y el mundo académico en esta región del mundo. Un libro que llegó a Venezuela, en 1986, fue otro de los propulsores de esta controversia” Hacia la Renovación del Crecimiento Económico en América Latina publicado por Bela Belassa, Gerardo Bueno, Pedro-Pablo Kuczynki y Mario Simonsen, todos pertenecientes a destacados centros intelectuales de América Latina como la Fundación Getulio Vargas, El Colegio de México y el Institute for International Economics. 
Así las cosas, ¿Cual era el diagnóstico? El ingreso per cápita descendió a un 10% ubicándose a niveles de 1975, la deuda se ubicaba en aquel momento en 400 mil millones dólares ya se hablaba de una década pérdida, se tenía una transferencia neta de capitales al exterior de 30mil millones al año; el 5% del PIB de América Latina en esos años. El crecimiento población era del 2.5% anual y la inflación promedio en América Latina era del 150%, quitando la hiperinflación de Brasil Argentina y Bolivia. Es a fin de cuentas un impacto en el modo de crecimiento de las economías latinoamericanas, o como  se afirmado en otros escenarios académicos, la productividad y la competitividad, mediante los procedimientos que elevan el valor añadido de los productos y los servicios, requiere contar con la "formación técnico-productiva" del individuo y en general de las sociedades que permita mejorar las capacidades y habilidades de los trabajadores, pues cuanto más alta sea su formación, más posibilidades de éxito tendrán en esa nueva economía mundial.
De hecho, la economía mundial desde hace por lo menos 30 años, se ha visto sacudida por profundos cambios que incluyen la utilización de nuevos materiales (silicio, fibras ópticas) el desarrollo de la superconductividad, la revolución de los servicios, la separación de la frontera entre la industria y los servicios, unidos a la conformación de regiones económicas. Por ello ayer y hoy se plantea en ese debate teórico y de política económica que América Latina, oriente más sus políticas hacia el exterior en particular a las exportaciones y a la sustitución eficiente de las importaciones, la elevación de los niveles de ahorro y asignación más eficiente de ese ahorro entre diversos sectores y una reorientación del Estado y del papel del mercado.

Para eso se debe trabajar en el mantenimiento positivo de las tasas de interés (vistas las últimas decisiones de la Reserva Federal de los EE.UU), políticas fiscales que alienten el ahorro y consumo, reducción de déficit presupuestarios. Ante ello que le corresponde al Estado,  bueno desregularse y apoyar las fuerzas productivas que busquen un estado productor eficiente de  bienes y servicios públicos, como la educación, salud, y otras necesidades básicas. Los servicios son hoy un tema económico fundamental porque puede afirmarse que la calidad de los servicios de un país como Venezuela, determina su nivel de desarrollo, debido a que el porcentaje ha subido de un 65% hasta hace unos veinte años a más del 75%, del empleo es generado por este sector y representan el  70% del PIB del país. El costo de producción representa en Venezuela el 40% de acuerdo a investigaciones de mi maestro el profesor Guillermo Márquez.

Uno de los retos para un país como Venezuela, es contar con unos servicios más eficientes, que nos permitirán ser más competitivos en una economía mundial más compleja y en proceso de transformación. Por ello, deben proseguirse los pasos de contar con servicios de mejor calidad. En una economía global, el papel de los estados, empresas transnacionales debería coadyuvar a mantener un crecimiento sano del 3% con el objeto de promover el comercio mundial, liberalizar  el comercio internacional, aportar fondos sustanciales al desarrollo por parte del Banco Mundial y el BID  en fuentes que compense la caída con motivo de la pérdida de ingresos  de las materias primas y reducir los déficits presupuestarios. Como se ve un debate que continua y no pierde su vigencia, sobretodo en los países en vías de desarrollo. Es un debate inconcluso y de no acabar que hoy vive un resurgimiento, por los desafíos que tiene la región. Que hoy a diferencia de ayer es totalmente democrático en lo político, pero que tiene sus ciclos y retornos en materia de política pública y ciencia económica.

jesusmazzei@gmail.com

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