lunes, 3 de junio de 2019

INDOLENCIA Y MARTIRIO EN LA ADMINISTRACIÓN BOLIVARIANA: ensalzamiento de la sencillez, la “humildad” y el sacrificio.


INDOLENCIA Y MARTIRIO EN LA ADMINISTRACIÓN BOLIVARIANA: ensalzamiento de la sencillez, la “humildad” y el sacrificio.

EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ




ALGO PARA CONFUNDIRSE
El igualitarismo, la equitativa distribución de cualquier cosa a la que remita la riqueza en un país, una nación y más aún cuando ello atañe al bienestar de los ciudadanos, fue teniendo sus respectivas tergiversaciones en el pensamiento revolucionario e izquierdista en el siglo XX. “Ser rico es malo” se escuchó por allí en tiempo reciente en Venezuela. Algo así como que la pobreza es buena y los pobres son buenos por naturaleza, son honrados, son buena paga (así afirmaba, con frecuencia, el presidente HC); y no necesariamente eso es cierto.
Pero, en un maremágnum de ideas para remitir a lo que esta nota va a tratar de señalar o de resaltar y que le ha hecho daño a la sociedad venezolana, puede recordarse el episodio donde Lenin le mandó pollos al fisiólogo ruso Iván Pavlov y este le respondió que debía haber también para los miembros de su equipo, para poder aceptarlos. Cosa a la que Lenin accedió. El Che Guevara, por su parte, una vez partió un caramelo en tantas partes como compañeros tenia cerca de él o se negó a tomar un vaso de leche que alguien le ofreció, por razones parecidas a las de Pavlov. Al menos en las anécdotas y asuntos de los personajes de izquierda, siempre se busca lo igualitario y eliminar los privilegios. En algunos casos -puede decirse- porque son convicción o teatro, pero desde otras perspectivas no tienen nada que ver con las etapas maduras de la vida de Mao Tse Tung o Fidel Castro (¡¡¡¡!!!!!, ..¡Guau! …ni que decir pues), por ejemplo.
Recuerdo haberle dicho a un militante de izquierda que en la UCV se debían tener sacapuntas eléctricos y me miró con extrañeza, como que esas eran ideas derrochadoras. Nunca entendí tampoco como un académico que trabajaba en cuestiones empresariales se sorprendió porque en alguna actividad tratábamos de dar difusión a una estructura académica con documentos impresos: algo así como que eso debía dejarse para la empresa privada. En fin, pensamientos adecuados para la Universidad donde se encumbró la izquierda y su espíritu justicialista a pesar de su paradójico comportamiento nacional e internacionalmente.
LAS MALAS POLITICAS Y LOS JARDINEROS INFIELES
Malas políticas, políticos desatentos, o aquellos que están seguros/o se aseguran para, no saldrán por medio del voto, producen malos resultados o tramas que no mejoran nunca. Alcaldes, gobernadores o presidentes que no atienden sus obligaciones, se dedican permanentemente al proselitismo. El jardín se pone cada día peor, como sucede actualmente en Venezuela. Los malos resultados que son consecuencia de lo indicado, se vuelven una permanente excusa, justificación y razón de lucha política contra otros. Los políticos,  como hace hoy Evo Morales en Bolivia o los funcionarios de la administración bolivariana, piden más tiempo para terminar su proyecto. O también, permiten echarles permanentemente las culpas a otros. O fue el alcalde, el gobernador anterior o Fulgencio Baptista, o son la sanciones a funcionarios venezolanos o a la nación las que han determinado la muerte de niños en el J. M. de los Ríos (¡qué bárbaro!).
Así las cosas, si la economía está destruida y cada día va peor, como sucede hoy en Venezuela, habrán suficientes razones para excusarse. Y si los ciudadanos, a plena luz del día o en plena noche, buscan comida donde sabemos lo hacen, se termina produciendo una gran indiferencia ante el dolor y el sufrimiento[1] de seres humanos que, supuestamente, deben ser atendidos por las instancias del caso o son la razón de ser de una recelada ideología justiciera y revolucionaria. 
PERO LA IDEOLOGÍA TIENE SUS RECURSOS.
Y es que la ideología y el romanticismo revolucionario del siglo XX (que no es lo mismo que el de inicios del siglo XIX) tiene sus recursos y, en este caso, aquellos atinentes en Venezuela al poder comunal, a los CLAP, UBCH y quien sabe cuántas más podrían mencionarse para atender las propias necesidades de la comunidad desde la perspectiva de la administración bolivariana, en base a la debida estructuración y ejecutorias del poder originario según tal perspectiva. Las comunidades pueden desarrollar cultivos, realizar contraloría, arreglar las calles y mantener el debido orden según supervisiones como las de los CDR en Cuba. Se trata entonces del poder originario en “acción”, pero esta vez no para hacer constituciones o perseguir junto a otras instancias a diputados de la Asamblea Nacional, sino labores para la propia sobrevivencia de la comunidad. Pero los seres humanos tienen necesidades y quedan pocos que quieran hacer labores sin recibir “ese dinero malo que tienen los ricos”. Si el poder originario operativo no es efectivo u operante, los problemas entonces aumentan en cantidad y profundidad.
Pero así como nadie quiere trabajar sin la debida contraprestación, el poder político de distintas instancias acepta el proselitismo y el populismo político para las soluciones colectivas, mientras, la corrupción se apropia lo público y se asignan privilegios. De tal manera que el dinero público en sus versiones soberanas y preferiblemente de dólares, es apropiado para el disfrute privado de distintos agentes políticos. Y a esto es a lo que se le llama corrupción; la cual erosiona, destruye el erario público. Y, en tal contexto, los problemas siguen reproduciéndose. NM en el año 2018 habló de combatir la indolencia, pero ella ha seguido campeando en todas las instancias de su administración. Indolencia como despreocupación, desinterés e indiferencia ante el sufrimiento de numerosísimos venezolanos.
FENOMENOLOGÍA DEL SUFRIMIENTO
El estado del sistema de salud se vuelve cada día mas deplorable, seguros insuficientes cuando los hay, numerosísimos ciudadanos que no pueden costeárselos y una administración que volvió la crisis humanitaria un espectáculo, diciendo que no la había para después terminar aceptándola y hoy día todavía continuar con los detalles sobre si se ha distribuido o no la ayuda humanitaria –direccionada finalmente por la Cruz Roja- o cuando se ejecutarán procedimientos que están pendientes: como se sabe, en todo ese trance mueren niños, ancianos  y pacientes con dolencias especiales.
Otro espacio de episodios de martirios actuales en Venezuela es el Metro de Caracas. Este se enfrenta hoy a un fracasado proceso de reestructuración que se estancó y ya el funcionamiento del mismo puede ubicarse como peor en relación al momento en que durante el año 2018 pusieron el ejecútese el proceso aludido[2]. Escaleras y vagones en mal estado, con alta suciedad y sin aire acondicionado, retrasos en variadas rutas, agotamiento y desespero de los usuarios, falta de vigilancia, son, entre otros, factores que generan tormento, martirio, agotamiento y sufrimiento en numerosos usuarios. Señoras mayores, minusválidos, invidentes, jóvenes, estudiantes y usuarios todos, son afectados por el mal estado del sistema que, además, persiste en mantenerse sin tarifas o con ajustes irrisorios en las mimas.
De crisis en crisis, la población pasó de los apagones iniciados el 7 de marzo y que alcanzaron a tres -sumando los más importantes- hasta hoy, a la paralela crisis del agua pero que se mantiene en numerosas zonas del país al igual que los racionamientos de electricidad que sin un plan claro y definido se sigue ejecutando en variadas regiones, ciudades y pueblos de la nación. En toda esta situación, la región capital, ha estado mucho menos racionada y administrada que tales ciudades y regiones.
 A esa crisis y penuria de la electricidad y el agua se le ha sumado en semanas recientes la crisis misma de la escasez de gasolina. La reducción de la producción petrolera –que bordea ya los 500.000 b/d-, se le ha sumado a toda las reducción/destrucción del aparato productivo, la economía y los patrimonios y es la base junto a compromisos, deudas, contrabando y populismo internacional, de la disminución de la disponibilidad de gasolina para los consumidores nacionales. En este caso también la región capital ha sido considerablemente menos afectada que numerosas ciudades del país del centro y ni que decir de los estados Táchira y Zulia. Ciudadanos, así, tienen que dormir y/o amanecer en bombas de suministro y pasar según los casos 5, 10 o más horas para adquirir la gasolina con el agravante de la existencia de la colas paralelas o donde se compra el acceso y que en circunstancias son gestionadas por los cuerpos de seguridad recibiendo pagos con aquel llamado por NM “dólar criminal”.
Sufrimientos, martirios, desesperos, agotamientos, retrasos, rabias e inversión de tiempo forman parte de un conjunto de reacciones y resultados ante los cuales la administración bolivariana ni ha reaccionado ni ha combatido la indolencia, como lo ofreció NM en 2018.


03 de junio 2019
@eortizramirez


[1] La afirmación de Humberto García L. es taxativa para parte de lo en cuanto a esto queremos resaltar: “La explicación del desprecio del régimen de Maduro por los venezolanos está en que es un estado mafioso --como a estas alturas es harto sabido--, dedicado a expoliar las riquezas del país. Los integrantes de esa mafia, en la cual destacan oficiales de la cúpula militar, saquearon las arcas públicas, destruyeron a PDVSA, acabaron con buena parte del sector privado, y se robaron las partidas de inversión y mantenimiento de la infraestructura y de los servicios públicos. Ello dibuja una situación de inusitada crueldad contra los venezolanos, indirectamente al habernos sustraído los recursos públicos necesarios para asegurar condiciones para una vida digna, y directamente al asesinar centenares de manifestantes ejerciendo su derecho legítimo a la protesta y/o impidiéndoles tratamiento médico adecuado a los enfermos”. (La catástrofe que al fin reconoce el BCV.  Humberto García Larralde. 2 de junio de 2019. https://drive.google.com/open?id=0B2qZgi0GN0wKX0E5UGlwV1NwRkpLaUZFcy10NVJHRVljUnI0).


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