Tiene auctoritas quien posee la capacidad para ser auctor; es decir, para
fundamentar o fortalecer un juicio o una decisión.
JESÚS
E. MAZZEI ALFONZO
30/01/2019 01:25 pm
En
mis años de estudios de pregrado en mi Alma Mater la UCV, hubo un concepto que
atrajo mi estudio, el concepto de auctoritas. Estudiado ampliamente por el
maestro de la ciencia política, Don Manuel García-Pelayo. Tema también
trabajado por Rogelio Pérez Perdomo, Juan Carlos Rey y Graciela Soriano de
García- Pelayo, en trabajos pioneros publicados tanto en la Revista de la Facultad
de Derecho, de la UCV, en los años 60, como en los cuadernos del Instituto
de Estudios Políticos.
Se
entiende por Auctoritas, la posesión de cualidades de orden espiritual,
intelectual o moral. Lleva siempre adheridas unas cualidades axiológicas que
hacen sentir el seguimiento como un deber. Ella, además, se basa en el crédito
que ofrece una persona o institución por sus pasados logros, y por tanto, tiene
como supuestos la confianza, la credibilidad.
La
auctoritas alcanza su más plena expresión cuando se sigue a alguien no tanto
por lo que dice, sino por quién lo dice. La auctoritas no necesita razonar, ni
convencer a cada momento: hay o hubo un convencimiento previo derivado de la
certeza del argumento o de la eficiencia de los actos, a partir del cual opera
la confianza, en cuya virtud se presume la razonabilidad o la eficiencia del portador
de la auctoritas.
Tiene
auctoritas quien posee la capacidad para ser auctor; es decir, para fundamentar
o fortalecer un juicio o una decisión. ¿Quiénes son portadores de auctoritas?
Una persona, una institución o un grupo laxo.
Como
nos interesa el individuo, añadiremos qué tipo de auctoritas se basa en el
reconocimiento de la posesión por una persona (testimoniada por sus actos) de
cualidades excepcionales para enjuiciar situaciones difíciles, para decidir lo
que se puede hacer ante ellas y para hacerlo efectivamente con éxito. Es decir,
tiene auctoritas de esta última especie quien sabiendo qué hay que hacer,
cuándo hay que hacerlo y cómo hay que hacerlo, lo hace efectivamente. De aquí
se derivan la idea en torno a la política, al tipo de líder y cuál es la visión
de la política. De aquí se entiende que la auctoritas deriva la capacidad moral
para dirigir, orientar o aconsejar. Si esta existe, se crea un vínculo entre la
persona o institución y la comunidad, se comparten valores y motivación, aparece
el liderazgo.
La
política tiene dos visiones una de conflicto y lucha y otra en base al
compromiso en la convivencia de fuerzas opuestas, en esto tiene que estar
claros los políticos. Se entiende a la política como creación de un orden en
función de determinados valores. El liderazgo en un político se basa también en
la credibilidad, toma años ganarla e instantes perderla. A través de la
persistencia, consistencia, y demostraciones de paciencia de que uno es
meritorio de la confianza y respeto de los seguidores. Esta se pierde con un
paso en falso, un acto inconsistente, un acuerdo roto, una mentira, un
encubrimiento. Hay tres tipos de políticos: los profetas, los manipuladores y
el estadista (en otra oportunidad podemos ampliar la definición de cada una de
estas categorías de liderazgo).
Hay
dos ideas que deseo enfatizar, por un lado, el político con liderazgo es una
función de dirección en un contexto determinado dirigido al logro mutuo. Por
otro lado, el liderazgo actual debe tener un carácter ético-moral, que quiere
decir no solo el ejercicio exclusivo del poder, sino relación de necesidades y
aspiraciones mutuas.
Otro
son los objetivos, estos deben ser significativos, tanto para el líder y sus
seguidores. Ello quiere manifestar que se forme una unidad de propósitos y
fines, donde ambos intenten la consecución de algo importante para ambas
partes.
El
último elemento son los valores. Esto es esencial porque va asociado a toda
nuestra argumentación anterior, porque el liderazgo debe tener como marco unos
valores; por ejemplo, ¿qué tipo de sociedad desearía contribuir a crear y
potenciar?, ¿qué tipo de relaciones inter-organizativas le interesa fomentar?,
y así se pueden hacer otras interrogantes. Lo importante de los valores es que,
en gran parte, el éxito de algunos líderes se basa en la existencia de
creencias, de muchos valores, marcos de referencia (lealtad, perseverancia,
fe).
Finalmente,
el político con liderazgo es en suma, la encarnación de ciertos valores por
parte de una personalidad, de un grupo, o una organización en que se reconozcan
la necesidad de sus seguidores y cómo concretarlas y darles confianza para
alcanzar resultados, debe ser un motivador para llevar a cabo ciertos
objetivos, y la capacidad para lograr la cristalización de esos objetivos.
Entre auctoritas y políticos, hay una positiva, dinámica y virtuosa relación
dialéctica.
Hoy
pocos políticos tienen la auctoritas de un Rafael Caldera, Rómulo Betancourt,
Luís Beltrán Prieto Figueroa, Arístides Calvani, Lorenzo Fernández, Jóvito
Villalba, Ramón J. Velásquez, Luís Herrera Campíns, Teodoro Petkoff, salvo
excepciones como Ramón Guillermo Aveledo, no oteo en el panorama algún otro.
Veremos.
jesusmazzei@gmail.com
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