Colegio San Ignacio: 100 años
Al celebrar el aniversario del colegio, felicitaciones a todos los
ignacianos que le ha dado buenos hijos al país para su desarrollo y
modernización. Más y mejor vida al Colegio San Ignacio y a los que lo componen
JESÚS E. MAZZEI ALFONZO
12/01/2023 05:00 am
El pasado día domingo, 8 de enero, el Colegio San
Ignacio de Loyola, cumplió 100 años de fundado. En efecto, cuando una
institución u organización, cumple los años que cumple nuestro querido y
recordado colegio el San Ignacio de Loyola, debemos estar de plácemes,
regocijo; entre otras razones, primero, porque es el logro de unos objetivos
que se comprometieron los primeros jesuitas que llegaron a Venezuela en 1916,
luego de los años de proscripción de la congregación en el país, luego, por lo
que significó para la modernización de la educación primaria y secundaria en un
país, como la Venezuela de Gómez, que estaba huérfana de instituciones
educativas de primer nivel para la preparación de las futuras generaciones de
venezolanos, se inicia y como expresa muy acertadamente el padre Ugalde”…
Empezamos el curso escolar 2022-2023 con la educación nacional en ruinas y con
los educadores maltratados. En este curso se cumplen los 100 años de la
fundación (1923) del colegio San Ignacio en el centro de Caracas. Entre temores
y esperanzas abrió sus puertas con unas decenas de niños. Incluso en el
gobierno de Juan Vicente Gómez había división: unos se opusieron a que esa mala
semilla entrara y otros, como los ministros Arcaya y Vallenilla Lanz no solo
apoyaron, sino que lo escogieron para educar a sus hijos.
El colegio creció y se afianzó con discreción y silencio, pero luego de la
muerte de Gómez (1935) jóvenes de la naciente democracia (los cercanos a la
“izquierda marxista” y también los de la “derecha liberal”) coincidían en la
necesidad de expulsar del país a las pocas decenas de jesuitas dedicados a la
labor pastoral de catequesis, retiros y Ejercicios Espirituales y dos pequeños
colegios en Caracas y Mérida. Pero Venezuela tenía tareas más importantes que
la de perseguir mitos y fantasmas, y la expulsión quedó engavetada o aplazada
hasta la Constituyente de 1946 donde se debatía el diseño de la deseada
democracia y tantas veces abortada desde 1811. Cuando en la Constituyente
algunos comunistas y adecos exigían la expulsión de los jesuitas, no faltaron
defensores elocuentes como Rafael Caldera
Arístides Calvani. Los jesuitas se mantuvieron en silencio.
En ese mismo momento un visionario caraqueño P. Carlos Guillermo Plaza, S.J.
estaba soñando y venciendo obstáculos para abrir una universidad católica en
Caracas. Tuvo que persuadir a los obispos y a los propios jesuitas que,
convencidos de que faltaban los medios materiales, las fuerzas humanas, el
clima y autorización para dar el salto a una universidad católica. Sin embargo,
en 1953 luego de 148 años de la 1ªRepública se autoriza por primera vez la
existencia de universidades “privadas”. Así nace la Universidad Católica en
Esquina de Jesuitas muy modestamente, sin recursos, en casa prestada y con un
futuro incierto con el P. Plaza de rector y con un par de centenares de
alumnos...” Eso fueron los jesuitas en sus primeros años. El 16 de septiembre
de 1920, el padre Wlodomiro Ledochowski s.j autoriza la fundación del colegio.
Su primer rector fue el padre Luís Zumalade s.j. Ignacianos habrá involucrados
en los hechos del año 1928: Carlos Alfonso, Federico Hellmund, Luis Enrique
Olarte, Arnaldo Morales, Claudio Carasquero, Carlos Parisca, y Gerado Sansón La
educación jesuítica es exigente se educa no sólo con la pedagogía jesuítica,
sino inculcando conocimientos para preparar a los jóvenes para las diferentes
carreras universitarias y para ser sobre todo buenos ciudadanos. Valores como
el patriotismo, la solidaridad, el compromiso, responsabilidad y el servicio,
son parte de los valores que siembran los jesuitas en sus alumnos.
Que puedo decir que me dejó el colegio, primero, amigos entrañables de la
promoción del año 1977, hermanos de la vida. Recuerdo a los que ya a partieron
prematuramente, que culminaron su ciclo vital, jóvenes y frescos, los evoco con
cariño y nostalgia. En el colegio, madure la decisión de estudiar ciencias
políticas en el segundo año de bachillerato, en 1973, coincidencialmente el año
que la escuela de estudios políticos de mi alma mater, la UCV abre sus espacios
para los que se quieran especializar en ciencias políticas, que este año arriba
a los 50 años de fundada en la mencionada escuela de la UCV. Por otra parte,
cariño y devoción por algunos profesores y maestros que marcaron a lo largo del
paso del tiempo mi andadura por el colegio: El padre Pedro Galdos, el hermano
Calvo, el Profesor Jacinto Aguirre Pirro, Profesor Esteban Bernal, Luís
González Brito en inglés, el padre Lorenzo Mendoza, el padre Benito Azcune, mi
querida profesora de historia Beatriz Santamaria entre otros, que recuerdo con
afecto y nostalgia. Siempre estaré agradecido por los valores impartidos y
enseñanzas recibidas.
La celebración del colegio es un momento para la reflexión por el futuro del
colegio, su inserción en un mundo moderno, cambiante y complejo de los grandes
cambios mundiales y tecnológicos, que amerita dar a sus estudiantes una
educación que mantenga la premisa de ser crítica y propositiva, democrática, de
altos valores cívicos y que nos muestre el vigoroso colegio que es. Debo dar
las gracias sobre todo por los amigos que me dejo y el legado a una Venezuela,
más moderna y democrática.
Culminó con unas palabras del padre Ugalde, de nuevo, “…El naciente colegio San
Ignacio en 1923 era una modesta semilla, que se expandió para dar nacimiento a
la UCAB, a colegios similares en Mérida, Maracaibo, Barquisimeto y Ciudad
Guayana, a institutos técnicos como Jesús Obrero con diseño original y
aplicado, y a los cientos de centros educativos de Fe y Alegría. Todo esto es
posible porque más allá de un centenar de jesuitas hay decenas de miles de
laicos contagiados por el virus positivo de la educación solidaria con
respuesta creativa a las necesidades y con muchos de miles de antiguos alumnos
deseosos de multiplicar lo que ellos recibieron…” amar y servir.
En suma, recuerdos de los juegos de fútbol, los intercalases de béisbol y
fútbol, las clases de natación con el inolvidable Diego Seguí, las excursiones
del CEL al Avila, los retiros en Ocumare de la Costa, las dos olimpiadas
Loyola-La Salle acérrimo rival del colegio en fútbol, los 50 años del colegio
que vivimos allí estudiando y que fue inolvidable y quedan testimonios
audiovisuales de esos años bajo la rectoría del padre s.j Dionisio la Huerta,
en fin, un sinnúmero de recuerdos que nos lluevan a nuestra infancia y
adolescencia. El colegio, nos dio buena educación de ciudadanía, de
conocimientos en historia, castellano, matemática etc y educación cívica. Al
celebrar el aniversario del colegio, felicitaciones a todos los ignacianos que
le ha dado buenos hijos al país para su desarrollo y modernización. Más y mejor
vida al Colegio San Ignacio y a los que lo componen.
jesusmazzei@gmail.com
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