TRES TIPOS DE UNIVERSIDAD (EN EL CONTEXTO DE
ELECCIONES UCV):
LAS TRAMPAS DE LA TRADICIÓN.
EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ
Obviamente que el que se mencionen
tres, atañe a una nota restringida a Venezuela y a su contexto actual. Para
realizarla tenemos tres preceptos que señalamos. Uno primero que consiste en
que, a medida que ha avanzado la campaña electoral en la UCV, percibimos más claramente que los continuistas, no son solo aquellos que quieren permanecer en el
poder administrativo de la institución y con resultados además poco exitosos,
sino también los que quieren seguir reproduciendo el mismo tipo de Universidad o la del ahora-aquí, digámoslo de esa manera. Uno segundo que la tradición, al
vincularla a la cultura como manera de
hacer las cosas, puede esconder sus tragedias. Y, uno tercero, que me
siento autorizado por el profesor Víctor
Rago -uno de los candidatos a Rector- a pronunciarlo, en su expresión en
algo así como que la esencia de la
Universidad es el debate.
El primer tipo de Universidad (en UCV, digamos,
y para el contexto de unas décadas a acá) es la que tenemos, resultado de la
crisis -ya manifiesta en los años noventa- económica y política nacional y cuyo
llegadero ha coincidido con la segunda parte de la Administración Bolivariana –más
de 10años digamos- y, adicionalmente, con la pandemia del Covid19, en donde la inadecuada ejecutoria de políticas públicas ha
llevado a esta especie de atolladero económico que, junto a la alteración voluntaria
e involuntaria del modelo rentista, necesitará más o menos una generación, con adecuadas
políticas para volver a ver cosas que eran normales en la vida regular de los
venezolanos. Así de grande es el daño.
El primer tipo de Universidad es lo que existe actualmente, y algunos, con sus vínculos dentro de la UCV y hacia afuera de ella, quieren
seguir con tal estructura institucional, resaltando registros y ser patrimonio de
la humanidad, esté como esté. Esa es la esencia más rotunda del continuismo y de aquellos vinculados al
mismo.
El segundo tipo de Universidad, es el de aquellos que resaltan lo que puede llamarse la tendencia
universal de las Universidades, buscando
permanentemente la verdad, siendo un
escenario de discusión y planteando exigencias en distintas instancias de la
misma. Pero cuyos principios, sobre el financiamiento, son similares a los manejados en el primer tipo de Universidad que resaltamos. Esto es. El Estado está
obligado a financiar y a brindar todos los apoyos y financiamientos necesarios.
Es obvio que así tiene que ser, si no se transforman percepciones, procedimientos
y rendimiento de cuentas a lo interno de la propia Universidad y no se generan
ingresos propios bien reglamentados/supervisados y que puedan rendir frutos no solo para las
autoridades sino también para profesores y trabajadores, aunque aquellos no
sean la mayor parte del financiamiento para el funcionamiento necesario de la institución; y que este se pueda
componer de Financiamiento público + Ingresos propios + Financiamiento de
agentes privados nacionales + financiamiento internacional vía acuerdos o cooperación;
donde el financiamiento público siga siendo el fundamental.
En este contexto, otros, y nosotros mismos,
ponemos nuestro esfuerzo y dedicación aunque ya mismo nos pudiéramos dedicar a
otras cosas. Realmente en el contexto de la
actual administración nacional son muchas las dificultades que seguirán
saliendo y numerosas las peticiones que se seguirán ejecutando. Y, difícilmente,
esta última, cederá en variados terrenos, por más voluntarismo negociador que
pueda existir, pues ahora se trata de una viciosa situación económica y de
desempeños humanos e institucionales a
los que llevaron al país la ideología y las políticas conocidas. Tendrá que
venir otra administración, de sesgo diferente, que pudiera aceptar este tipo de
propuesta y el modelo de financiamiento que heredó el primer tipo de Universidad del modelo rentista que la creó y que se
mantiene en la propuesta del segundo
tipo de Universidad por la fuerza de
la tradición. Pues este último modelo, difícilmente, y menos aun rápidamente, volverá a crear la
mismas condiciones que al parecer están presentes en las peticiones de los que
piensan en un segundo tipo de
Universidad.
Para tener un tercer tipo de Universidad, será necesario que cambie la administración
nacional y sus voluntades y particularidades, sobre lo que crea la administración
deba ser la Universidad. Pero también debería
cambiar la manera de participar y las percepciones que varios tienen sobre el financiamiento
universitario, los mecanismos de control y la colaboración y participación de sectores
de la población que se benefician de la formación de recursos humanos, a pesar de los altos niveles de ingreso de
estos últimos, como se presentaba de manera regular en los años sesenta a los
ochenta, donde tales sectores se beneficiaban de la educación pública.
Lo que decimos entonces, es que el primer tipo y el segundo tipo de Universidad, con continuistas o sin ellos, están basados
en una especie de modelo rentista de educación que no termina beneficiando sino
a la destrucción del sistema educativo universitario, que año a año aumenta su
nivel de deterioro en infraestructura, dotación de recursos, nivel de vida del
profesorado, ficción en las becas otorgadas y un sin número de aspectos. Habría
que preguntarse si al cambiar la administración nacional esta va a satisfacer fácilmente
todas las peticiones que hagan las Universidades y va a aumentar el nivel de vida
de los profesores, en un contexto nacional donde iguales cantidades de
trabajadores de otras áreas del sector público, tienen similares alteraciones en los niveles de vida.
No existe claridad plena sobre este
escenario. Pero las trampas de la tradición
llevan a que se cometan los mismos errores y otros nuevos.
18 de mayo 2023
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com
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