martes, 31 de marzo de 2020

¿Postpandemia?

¿Postpandemia?, por Félix Arellano

Postpandemia

Estamos conscientes que resulta prematuro abordar el tema de la fase postpandemia, cuando el proceso se encuentra en etapas iniciales en muchos países y, no obstante que el partido comunista chino, en su permanente opacidad, señala que está levantando las medidas de cuarentena en el epicentro de la crisis, la ciudad de Wuhan; empero, la reflexión ya está circulando en los medios y llama la atención el optimismo que caracteriza algunos de los aportes, que parecieran no calibrar la gravedad del problema y sus profundas consecuencias en diversos ámbitos de nuestra vida, particularmente en materia económica.
Una posición sorprendente la apreciamos en el destacado filósofo Fernando Saber, quien en su columna en El País de España (280320), ha señalado: ¿Cambiarán los humanos sus vidas, como exigen los clérigos? Afortunadamente, lo dudo, pues no vivíamos tan mal: el cambio más deseable es acabar con la epidemia.
La gran mayoría de organizaciones especializadas y expertos alertan que la magnitud de la crisis económica que está generando la pandemia, puede desembocar en una recesión a escala global, eso significa, entre otros, números sin precedentes de desempleados, quiebras de empresas, desalojos de hogares, miseria, pobreza.
Pareciera que Savater se ha concentrado en la situación de una minoría que siempre logra mantener sus privilegios, e incluso obtienen beneficios de la desdicha de otros, pero, no debemos olvidar que la miseria de las mayorías se puede transformar en explosión social, que con su violencia termina afectando las burbujas de los privilegiados.
Los discursos populistas y radicales encuentran el caldo de cultivo en la pobreza de los pueblos, con sus falsos discursos prometen soluciones rápidas o mágicas, generando un contexto de terror, intolerancia y exclusión.
Desde otra perspectiva, cargada de optimismo creador, que podría ser interpretado como ingenuo, encontramos los resultados del diálogo virtual: “El día después será…”, organizado por varias instituciones españolas, en su mayoría orientadas al tema ecológico, efectuado el pasado 25 de marzo, donde la mayoría de expositores coincidieron que, luego de la pandemia, el mundo debería asumir sin vacilaciones la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
En esta misma línea cabe destacar las declaraciones de la filósofa Adela Cortina, quien en La Vanguardia española (250320) ha destacado: “la sociedad va a cambiar radicalmente después de esta crisis, va a haber un antes y un después de ella, y para poder salir delante se va a necesitar toda la capacidad moral y todo el capital ético de cada uno”.
Podemos compartir las posiciones antes señaladas, empero, observamos que en el marco de la pandemia están aflorando actitudes peligrosas para la convivencia social, la incertidumbre estimula angustia, desconfianza y posiblemente violencia.
Representa un debate plantearnos la añorada normalización de nuestra cotidianidad. Como ya se puede apreciar se avecinan cambios en múltiples niveles. A escala global bien podríamos afirmar que enfrentamos un quiebre, el proceso productivo global, las cadenas globales de generación de valor han evidenciado una importante vulnerabilidad.

Estamos observando que la gran mayoría de los gobiernos se ha concentrado en una reacción fundamentalmente individual, lo que puede fortalecer el nacionalismo, la xenofobia y la exclusión. La agenda que se proyecta en las relaciones internacionales privilegia al Estado con un marcado carácter militar. Los gobiernos autoritarios, populistas y radicales están aprovechando el coronavirus para consolidar sus posiciones
El fortalecimiento de los Estados se acompaña de una visión rígida de la soberanía, que también puede conllevar prácticas proteccionistas frente al comercio internacional. Por otra parte, el virus en su exponencial crecimiento está afectando la estabilidad de varios gobiernos, entre otros, a Donald Trump los cálculos electorales se le complican, en Brasil avanza la propuesta del juicio político al Presidente; los Presidentes de Francia y México ven descender su sólida popularidad.
Un cambio que se visualiza luego de la pandemia, tiene que ver con la revisión de las relaciones políticas de los gobiernos democráticos frente a los autoritarismos, en particular, ante la opacidad y manipulaciones del partido comunista chino, por las consecuencias que ha generado en el manejo de la epidemia inicial y por su política expansionista y proyecto antidemocrático.
En el plano social también se plantean cambios en la cotidianidad, es factible que el virus se mantenga latente por un largo tiempo, lo que obligará a una progresiva reincorporación social con prácticas de distanciamiento social.
Lo fundamental es lograr el nivel de fortaleza que permita superar las tendencias de: individualismo, desconfianza e intolerancia que puede estar cultivando la pandemia.
En el plano internacional se plantea un gran reto para las nuevas tendencias que promueven la diversidad, la tolerancia y la convivencia; en este contexto, las organizaciones no gubernamentales están llamadas a jugar un papel decisivo para mantener y promover el diálogo, la negociación y la cooperación. Son los nuevos actores y todos los seres humanos, con una consciencia ética, como lo plantea Adela Cortina, que debemos trabajar en la construcción de condiciones más humanas luego de esta amarga experiencia que estamos enfrentando.

viernes, 27 de marzo de 2020

Entre virus mortales


Entre virus mortales
Humberto García Larralde, economista, profesor (j) de la UCV, humgarl@gmail.com

Se afirma que con el Covid-19 la humanidad enfrenta actualmente la peor crisis en décadas, con un número de muertes en perspectiva verdaderamente aterrador si no se toman rápidamente acciones de contención. No respeta fronteras; tampoco hay dinero, posición social o linaje que evite el contagio. No en balde, país tras país adopta medidas extremas para evitar que se propague y haga colapsar sus servicios sanitarios. Tales cuarentenas representan un duro golpe a la economía, en tanto proscriben todas aquellas actividades que no sean estrictamente necesarias. La caída en las fuentes de ingresos para millones de personas podrá ser devastador si se prolongan en el tiempo, sobre todo en aquellos países que no cuentan con una seguridad social amplia ni gobiernos con bolsillos profundos. Extremar medidas de contención para reducir muertes o flexibilizarlas para disminuir el daño económico se convierte en una decisión crucial, no sólo en términos políticos y económicos, sino morales y éticos.
Desde esta perspectiva, las medidas anunciadas por Maduro parecerían inobjetables. Al imponer una cuarentena obligatoria, cerrar fronteras y aeropuertos, y decretar compensaciones económicas estaría tomando previsiones para reducir la propagación del virus y proteger los bolsillos del venezolano. Lamentablemente, no todo lo que brilla es oro…
Empecemos por la primera línea de fuego para evitar contagios: permanecer en casa y lavarse las manos reiteradamente, sobre todo al regresar de la calle. No hace falta repetir aquí que la inmensa mayoría de venezolanos se ve obligado a salir de sus casas, día tras día, en busca de comida y de otras provisiones esenciales. Y que, al regresar y suponiendo que consiguió jabón, muchas veces no tienen agua, a menos que logran almacenarla en pipotes. ¿Mascarillas y guantes suficientes, cómo demanda el alcalde de la Guaira a todo el que salga fuera? ¡Qué cínico!
Veamos ahora la situación de los hospitales y centros clínicos. Jorge Rodríguez contabilizó, muy orondo, 24.000 camas en el país, incluyendo hospitales, CDI y clínicas privadas. ¡Venezuela está preparada para afrontar la crisis! Pero, esas son el total de camas disponibles, en instituciones hospitalarias carentes de insumos de todo tipo, desde agua y electricidad permanente hasta equipos de sustento de enfermos graves, antibióticos y otros medicamentos. No son camas en unidades de cuidado intensivo (UCI) equipadas. El presidente (e) Juan Guaidó menciona sólo 84 respiradores disponibles en el país para atender el COVID-19. La mayoría del personal sanitario carece de la indumentaria de protección adecuada para realizar sus labores. Muchos han migrado, además, desesperados por no poder cubrir su sustento (y de sus familiares dependientes), por la hiperinflación y el desabastecimiento causados por las políticas de Maduro. Y, a pesar de la terrible crisis que ha causado, ¡Maduro sigue negándose a permitir el ingreso de ayuda humanitaria cuya distribución él no pueda controlar (y saquear)!
Para más tragedia, sus esbirros meten preso a periodistas, dirigentes políticos (incluyendo diputados) y médicos que alertan ante las carencias para enfrentar la pandemia. Mantiene a centenares de presos políticos enclaustrados en condiciones deplorables, vulnerables a ser contagiados, sin razón valedera para ello. Y, para hacer cumplir una cuarentena cuyo fin es salvar vidas, colectivos fascistas acribillan en el 23 de Enero a quienes juegan dominó en la calle. Luego, un alcalde loco en un pueblo de oriente prohíbe que los mayores de 50 años puedan comprar comida, ¡dizque para protegerlos!
En materia económica, Maduro anuncia un bono especial a ser canalizado a través del carné de la patria, la distribución de millones de bolsas CLAPs, el financiamiento de la nómina de pequeñas empresas hasta por seis meses, y la suspensión del cobro de alquileres a viviendas y negocios, así como del capital y tasas de interés en los préstamos bancarios. Prohíbe suspender servicios de telecomunicación, así el usuario no los pague. ¿Medidas similares a las del congreso de Estados Unidos --acaba de aprobar $2 billones para evitar un colapso económico por las medidas de contención--, o las aprobadas por Boris Johnson en el Reino Unido o Pedro Sánchez en España? Pero en Venezuela los reales para ello saldrán de la maquinita que ya echa chispas del Banco Central. ¡Presto! Qué fácil, ¿no? Hiperinflación para rato. Y, ¿cómo habrán de resarcir a quienes no cobrarán alquileres? Con la intermediación financiera prácticamente desaparecida, ¿de qué vivirán los bancos?
Algunos que hayan leído hasta aquí estarán molestos por estas críticas. Atravesamos momentos en que debe dejarse de lado la diatriba política y aunar esfuerzos detrás de quienes puedan tomar medidas, así no simpaticemos con ellos, en bien de la población. Respondo: ¿Existe alguien que crea que a Maduro y su combo militar les importa realmente los padecimientos de la población? Cuando se constata la destrucción de la industria petrolera --no hay gasolina para atender la logística de transporte--, el estado deplorable de los hospitales y de los servicios públicos, la ausencia de medicamentos y equipos para la salud y el encogimiento de la actividad económica a apenas un tercio desde que Maduro ocupa la presidencia, la respuesta es más que obvia. Y no, no son las sanciones. Sólo fue a partir de agosto, 2017 que se aprobaron restricciones que podían afectar las posibilidades de conseguir financiamiento internacional, pero ya para entonces el país se encontraba en default –por “mérito” propio—, dada el descomunal despilfarro por parte de Chávez y Maduro de la mayor bonanza petrolera que conoció el país. Y, para colmo, Maduro les entrega a militares gorilas como premio a su complicidad, PdVSA, para que en apenas dos años acaben con su capacidad productiva, incluyendo la de las refinerías. El salario mínimo del venezolano es apenas cinco dólares mensuales, por mucho el más bajo de América Latina.
Con tal nivel de destrucción urdido sobre un país considerado alguna vez el más próspero de América Latina, ¿puede esperarse que sus artífices resguarden la vida de los venezolanos frente a la pandemia actual? Su única respuesta ante los padecimientos de la población ha sido el terrorismo de estado y el reparto de dádivas para continuar, sin estorbos, su saqueo del país.
Sí se requiere de cuarentena, de aliviar la situación de quienes se ven afectados económicamente, pero en condiciones en que pueda recuperarse rápidamente la capacidad de respuesta de un sistema sanitario fortalecido por la ayuda internacional, con personal dotado de los recursos requeridos y coordinado por gente especializada en el tratamiento de epidemias. Con una economía que rebote del abismo en que se encuentra y ofrezca medios de vida dignos a las mayorías, con seguridad jurídica y personal, que permitan a cada quien aportar lo suyo. Con libertades que permitan señalar insuficiencias y denunciar irregularidades. ¡Venezuela sí puede salir adelante, pero no bajo estos criminales! Si realmente les interesara la suerte de los venezolanos se habrían ido hace tiempo.
Hasta ahora lo que ha impedido mayores estragos por la pandemia es que Venezuela se encuentra en “cuarentena” desde hace tiempo, aislada del mundo, y –de ser cierto—aquello de que la propagación del virus parece ser menos virulento en climas cálidos. El energúmeno de Cabello, acusando a EE.UU. de haber fabricado el virus, es muestra flagrante de la total falta de seriedad del régimen fascista al abordar el tema. Y temo que pronto evidenciaremos los malabarismos de cifras y mentiras de Maduro buscando esconder la tragedia en ciernes, dada la vulnerabilidad en que ha dejado al país ante el virus.
El Depto. De Justicia de EE.UU. acaba de ponerle precio a las cabezas de la mafia militar y civil, por estar incursa en narcotráfico. De mucha mayor monta son sus crímenes de lesa humanidad perpetrados contra la población. No puede pedírseles que encaren la crisis humanitaria quienes han sido culpables de ella. Si bien el Conavirus es mortal, muchísimo más lo ha demostrado ser el flagelo cubano-Maduro. 

jueves, 26 de marzo de 2020

¡A ELLA LE GUSTA LA GASOLINA! ¡DALE MÁS GASOLINA!


¡A ELLA LE GUSTA LA GASOLINA! ¡DALE MÁS GASOLINA!
                                                                                             
Enrique Viloria Vera




Esta mortífera pandemia que nos llega desde China, ha servido para muchas cosas: para constatar la velocidad de respuesta de los gobiernos, la solidaridad internacional, el sacrificio del personal sanitario y, en especial, la reacción de los ciudadanos ante el amenazante virus. Virales también se han hecho los numerosos videos que - colocados en las redes sociales que afortunadamente no están en cuarentena -, informan de la variopinta conducta ciudadana.

En Italia, el espíritu festivo de la población se ha puesto de manifiesto con las imágenes de cientos de vecinos, quienes munidos de panderetas, violines o acordeones, salen a los balcones para, orgullosos, cantar al unísono el himno nacional, un área de ópera o una de las tantas canciones que se hicieron famosas en San Remo. En España, la situación es parecida pero no igual, en vista de la incapacidad de los españoles para ponerse de acuerdo para adoptar una sola letra para el himno nacional, la usanza es entonces la de difundir a todo volumen la música del himno de marras, menos en Cataluña por supuesto. En Francia, no tienen empacho para – muy chovinistamente-. entonar a toda voz La Marsellesa y gritar ¡VIVE LA FRANCE!

En Alemania, la reacción es mixta: cantan y difunden áreas de las óperas de Wagner, en especial, las Valquirias. En el muy real Reino Unido, se suele oír la consagrada expresión ¡GOD SAVE THE QUEEN!  En los países bálticos, se escucha el chocar de las copas llenas de vodka o de aquavita para calentar el cuerpo de sus enfriados ciudadanos.

En México, nunca falta la música: rancheras y boleros ídem se escuchan por doquier, en Argentina lo propio, pero a la manera italiana, tangos y milongas se cantan y se bailan en balcones y terrazas. En Nueva York no se oye nada es, all decir de Uslar, la ciudad de nadie.

En la bizarra Venezuela bolivariana, castrocomunista, revolucionaria y anti imperialista, los acuartelados, temerosos y menesterosos ciudadanos, en vista de las falencias y escasez de casi todo agudizadas por la falta de gasolina, en los barrios, urbanizaciones y pueblos de la sufrida patria – extrañamente -, se oye a sus moradores entonar el regatón de Daddy Yankee, se corea y lo conjugan así: ¡A todos nos gusta la gasolina! ¡Dennos más gasolina!

Habida cuenta del clamor popular, el Robusto Guasón, desde su blindado bunker, rodeado de sus innúmeros anillos de seguridad cubana y de los chafarotes que lo apoyan, a ritmo de tambora y bongo anunció también cantando:

¡A LOS CUBANOS LES GUSTA LA GASOLINA! ¡VAMOS A DARLES MÁS GASOLINA!
¡Sigan cantando, sigan cantando, sigan cantando! ¡Sigan sufriendo!

 ¡PARA USTEDES GASOLINA NO HAY!
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Desde la cuarentena La economía: entre el virus y la recesión

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Desde la cuarentena
La economía: entre el virus y la recesión
Jose Rafael Zanoni
Antes del aparecimiento del covid19, la economía mundial estaba encaminada a una recesión; debido al sobrecalentamiento de los mercados bursátiles, el abandono del Presidente Trump, del multilateralismo y la ejecución de una política proteccionista que interumpe las cadenas de suministro que condujeron a una mayor incertidumbre, todo esto provoco un derrumbe de los mercados de valores, y del comercio internacional y abrió las puertas de una recesión.

Es necesario considerar que hoy el sistema capitalista es compartido por todos los actores de la economía principalmente por China cuyo presidente declaró en la ONU la necesidad de un entendimiento global para dirigir la economía mundial, pero a pesar de esto Trump hizo caso omiso de esto y se empeño en su política proteccionista.

Para agravar aún más la situacion económica dos acontecimientos aparecen "La tormenta petrolera" que ha producido una disminución progresiva de los precios del petróleo y la pandemia que trae grandes implicaciones económicas que acelerarán y complicaran la anunciada recesión

LOS IMPACTOS DE LA PANDEMIA EN LA ECONOMÍA GLOBAL

Como el principal recurso para impedir la propagación del virus lo constituye la cuarentena que obliga al aislamiento social que paraliza la actividad económica, pública, los servicios, el comercio , la actividad recreativa , la educación y la producción industrial.

Todo lo cual impone una nueva forma en la vida cotidiana que limita la libertad y obliga a la búsqueda de nuevas formas de relación social , especialmente de los instrumentos que proporciona el Internet.
En fin se requiere que los ciudadanos adoptemos con gran disciplina y voluntad nuevas normas de vida, solo la conducta y conciencia ciudadana pueden impedir la propagación del virus.

La acción contra el virus para que sea eficaz debe ser global y compartida y originará grandes desembolsos por una parte para financiar la investigación científica para encontrar la vacuna y por la otra para proteger la economía. Eso significa medidas fiscales, monetarias, de producción para evitar el desempleo y el deterioro progresivo de los ingresos.
Por ello se debe formular un paquete coherente de medidas que impidan una debacle económica
Nos hacemos eco de la canciller alemana

"Aún cuando nunca hayamos vívido algo así, debemos demostrar que actuamos con el corazón y la razón"

miércoles, 25 de marzo de 2020

La economía global de cara a la pandemia: efectos, acciones y desafíos

La economía global de cara a la pandemia: efectos, acciones y desafíos

Por
 Opinión
 -
22 marzo, 2020 8:00 am

Por Leonardo Vera  
Una crisis de salud pública que comenzó en Wuhan, una urbe de 11 millones de habitantes al este de China, paralizó a buena parte de la economía china al someter a cientos de millones de personas al aislamiento compulsivo, haciendo que en solo 2 meses (enero y febrero) las ventas al detal cayeran 20,5%, el producto industrial en 13,5% y la inversión en activos fijos en 25%. Estimaciones de Larry Hu, economista jefe para el Grupo Macquarie, indican que la economía de China se contraerá cerca de 6% en el primer trimestre del año (en comparación con el primer trimestre de 2019), un quiebre (por su magnitud) sin precedentes desde que el gigante asiático comenzara su impresionante proceso de transformación estructural y crecimiento a finales de los años setenta.
El contagio del coronavirus en los humanos es hoy una realidad de alcance global, y a ello ha seguido el contagio económico y efectos de derrame que están generando una crisis económica de consecuencias aún no muy bien comprendidas, pero cuyos efectos iniciales alarman. Al día 20 de marzo, 177 países reportaban casos de la pandemia, con una expansión ahora hacia los países de América, el Medio Oriente y África, y con una incidencia muy marcada de casos en Europa. 
Más allá de las recomendaciones individuales de salud pública, el enfoque predominante para contener la expansión de la pandemia y el colapso de los sistemas de salud es el aislamiento voluntario o compulsivo, lo que ha significado el envío de millones de seres humanos a sus hogares. 

Efectos económicos del coronavirus: una guía para legos

¿Cuál es la consecuencia económica directa de estas medidas de aislamiento o confinamiento? Pues bien, el recurso humano deja de estar presente en el proceso productivo y, sin capacidad de ser sustituido, la producción se paraliza. Por esa razón, los analistas hablan de la exposición directa a un choque de oferta. Hay ciertas actividades, especialmente servicios, donde el “teletrabajo” (desde el hogar) puede aminorar los impactos, pero como alternativa tiene sus límites. El problema es que al interrumpirse entonces la oferta de productos que se usan como insumos de otros bienes, las cadenas productivas se rompen. El caso de la economía china que funciona a nivel global como proveedora de insumos, pero también como parque de ensamblaje de muchos bienes, ha dejado ver como las cadenas globales de valor se ven afectadas y como la demanda internacional de mercancías también. 
Así, el comercio internacional, que es una fuente dinámica del crecimiento global, se ve afectado tanto por la interrupción del envío de insumos como por la caída de la demanda. China, que dejó de proveer y exportar bienes esenciales, afectó la producción descentralizada global, pero por el enfriamiento de su economía, adicionalmente dejó de demandar materias primas y commodities cuyos precios se han desplomado en los mercados internacionales, afectando notablemente a los países menos desarrollados y dependientes de productos primarios.
Estos efectos, donde usamos como ejemplo la economía de China, pueden vislumbrarse y repetirse, quizás en menor escala, en muchos centros dinámicos a nivel mundial. O al interior de las zonas de comercio como la Unión Europea, o en otras redes de comercio regional y global.
Cuando la gente deja de trabajar, las empresas dejan de producir, la rentabilidad cae, las deudas asfixian y el precio de las acciones se desploma. Las caídas descomunales de las bolsas a nivel mundial y la enorme pérdida de riqueza financiera, no son más que una reverberación de lo que los inversionistas anticipan puede pasar en el sector empresarial corporativo. Por otra parte, con la paralización de la producción un gran porcentaje de la fuerza de trabajo que no está cubierta por redes de seguridad social (como seguro al desempleo y transferencias en dinero o en especies) se puede ver en grandes dificultades. Sin ingresos, la demanda entonces de las empresas y de los hogares cae. 
Al final de día estamos expuestos simultáneamente a choques de oferta y choques de demanda, una situación que parece sólo tener semejanza con las crisis generadas por los conflictos bélicos. 

¿Qué están haciendo las autoridades económicas a nivel mundial?

No es casual que la metáfora bélica haya sido útil en boca de muchos analistas y formuladores de políticas y no sólo para facilitar la compresión de la naturaleza de la crisis, sino para ir construyendo un adecuado diseño de políticas de mitigación. Por eso James Galbraith habla de la necesidad de que los Estados Unidos habilite la Corporación de Finanzas para la Reconstrucción (usada en la Segunda Guerra Mundial para apoyar la fabricación de municiones e insumos), para manejar los críticos asuntos relativos a oferta de bienes básicos y de salud; o que el Ministro de Finanzas de Alemania, Olaf Scholz, hable del “bazzoka” financiero, con el que se pretende darle facilidades de crédito extraordinarias a las empresas alemanas a través del KFW (el banco de desarrollo del Estado).
Estos esfuerzos son sólo un minúsculo ejemplo del cúmulo de municiones con que los países afectados están reaccionando para contener los efectos económicos de las crisis. Más allá de este tipo de políticas industriales, en el campo de la política monetaria el Banco Central Europeo anunció una masiva compra de activos por 750 mil millones de Euros para darle liquidez a los mercados, y la Reserva Federal de los Estados Unidos anunció días antes un paquete de compras por 700 mil millones de dólares en una variedad de activos incluyendo títulos de deudas municipales. Posteriormente la Fed tomó la decisión de llevar la tasa de interés de un solo empujón a cero. 
Pero si en algo se ha venido fraguando consenso entre los analistas es que la política monetaria frente a esta crisis tiene sus límites, después de todo inundar de liquidez a los bancos no necesariamente va a hacer que la gente regrese al trabajo o que los bancos aumenten sensiblemente las líneas de crédito.
Donde además hay más consenso es en usar las herramientas fiscales. Decenas de países están tratando de instrumentar diferentes esquemas de incentivos tributarios como esquemas de salvataje para las empresas más afectadas o cuya oferta es crítica en este momento. También treguas tributarias para las personas y los hogares para de esa forma aliviar la presión sobre sus menguados presupuestos. Los esquemas de transferencias transitorias de dinero o efectivo no condicionadas, tan usadas en América Latina para aliviar pobreza, también están siendo diseñadas e implementadas en las economías desarrolladas, y hay una honda preocupación que está llevando a aumentar significativamente el gasto público en salud (insumos, dotación de hospitales y equipos médicos).
Para todo esto desde luego se requieren recursos. Los alivios o treguas tributarias significan menos recursos para el Estado cuyos compromisos en la provisión de otros bienes públicos no cesan. Los esquemas de ayuda en cash, los seguros contra el paro, y los programas de gastos de emergencia en salud, si van a ser instrumentados o amplificados también requieren recursos. Jordi Galí, un conocido economista y académico español, ha sugerido que el esquema más rápido para conseguir recursos fiscales en un contexto recesivo y de bajísimas tasas de interés es lo que los economistas llaman “lanzar dinero desde el helicóptero” (helicopter money). Lo que Galí plantea es imprimir dinero y convertir esto en una transferencia desde los bancos centrales hacia el sector público, sin compra de títulos y con asiento directo en el patrimonio de las autoridades monetarias. Pero lo que parece sensato para las economías europeas o con altos niveles de desarrollo, pudiera no ser una oferta tan atractiva para los países en desarrollo cuyas experiencias pasadas han revelado canales específicos a través de los cuales el aluvión monetario se transforma en devaluaciones monetarias masivas y brotes inflacionarios.
Hay un enorme desafío de cara a la comunidad económica internacional y los organismos multilaterales. Muchas economías emergentes y en desarrollo están comenzando a enfrentar los desafíos económicos del coronavirus y la necesidad de recursos será creciente. El 4 de marzo en una conferencia conjunta Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, y David Malpass, presidente del Banco Mundial, anunciaron la disponibilidad de recursos para atender los efectos económicos de la pandemia. El FMI estaría dispuesto a prestar hasta 50 mil millones de dólares a países miembros por medio de dos facilidades y el Banco Mundial hasta 12 mil millones. Pero ese monto de recursos es ínfimo frente a las necesidades que potencialmente pueden y ya se están presentando. 
Lo anterior revela lo mal preparados que estamos como comunidad mundial ante choques de impacto global, en un mundo cada vez más interconectado. Capitalizar a organismos como el FMI, el Banco Mundial y otros bancos o agencias de desarrollo con alcance más regional, no es una opción clara en el corto plazo. Pensar en mecanismos no ortodoxos para que los recursos fluyan desde los espacios superavitarios hacia los espacios deficitarios o para crear dinero internacional cuando las necesidades reales lo requieren es uno de los mayores desafíos.
Leonardo Vera es economista, Profesor Invitado Internacional – Flacso-Ecuador | @LeonardoVera60
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Leonardo Vera | Profesor-Investigador | UCV-FACES | Escuela de Economía, Ciudad Universitaria, Caracas 1051 | FLACSO-ECUADOR | Economic Development Program | Calle La Pradera E7-174 y Av. Diego de Almagro, Quito | T: +593 099 9250506 | T: +58 416.4028406 | leoverave@gmail.com| http://ucv.academia.edu/LeonardoVera
 http://www.faces.ucv.ve/wp-content/uploads/2013/11/slide01-800x350.jpg 

martes, 24 de marzo de 2020

El covid-19 y la política

El covid-19 y la política, por Félix Arellano

El covid-19

felixarellano50@yahoo.com

Entre las paradojas que está generando la pandemia del covid-19 podríamos arriesgarnos a considerar cómo está transparentando las reales posiciones políticas de algunos gobiernos. Las respuestas que se están presentando, en términos generales tratan de seguir las recomendaciones técnicas de los expertos, en particular de la Organización Mundial de la Salud (OMS); empero, el talante de los gobernantes se hace presente y el autoritarismo y el populismo están demostrando una vez más que su preocupación fundamental es el poder.
Debemos reconocer que no es fácil abordar el tema, pues nos enfrentamos con una crisis novedosa, para algunos, una expresión de las guerras complejas del mundo global, el Presidente Emmanuel Macron de Francia lo ha destacado. Es cierto que tenemos precedentes de epidemias severas en la historia reciente, pero cada una ha tenido su especificidad y un alcance menor.
En estos momentos nos encontramos frente al ensayo y el error, por lo tanto resulta osado opinar, sobre actuaciones adecuadas o equivocadas de los gobiernos. Frente a un problema tan intrincado las estrategias de acción pueden ser diversas; empero, debemos reconocer que no es tiempo para soberbias, individualismos, soberanía rígida o autoritarismo; por el contrario, son tiempos para el diálogo, la consulta, el papel privilegiado de los expertos, la investigación y el conocimiento.
La crisis llego intempestivamente, el mundo la empieza a percibir en el marco del nuevo año chino, en principio concentrada en el pueblo de Wuhan, pero frente a un gobierno autoritario, con el partido comunista controlándolo todo, resulta muy difícil tener certezas sobre los orígenes, tiempos y evolución del virus. Situación que alertamos en nuestra columna del 28 de enero del presente año y Mario Vargas Llosas ha denunciado claramente en su columna del pasado 14 de marzo.
En este contexto, resulta difícil confiar en la seguridad de los datos, los cálculos y las curvas para adoptar las soluciones más eficientes, la opacidad está en la base del problema.
En esta línea avanzan otros gobiernos autoritarios, lo que debe tener bien preocupados a los ciudadanos de esos países, pero cualquier crítica pública pude conllevar peores consecuencias que la enfermedad.
Sobre Rusia o Corea del Norte no tenemos mayor información. Los rusos deben estar recordando el lamentable caso del Chernobyl, magistralmente llevado a la pantalla, y el joven dictador Kim Jong-un ha decidido retomar el irracional juego de las pruebas misilisticas para mantener entretenida la audie
En el grupo de los populistas, que abarca diversas orientaciones, las reacciones han sido heterogéneas, pero en términos generales, poco transparentes y en gran medida poco responsables frente a la complejidad del problema. Ahora bien, en la medida que los populistas se insertan en democracias institucionalmente más sólidas, la sociedad ha logrado ejercer la presión necesaria para adoptar correctivos.
En el Reino Unido, por ejemplo, la tesis inicial del Primer Ministro Boris Johnson, se concentraba en esperar que la sociedad lograra la resistencia inmunológica, una suerte de postura naturalista darwiniana, algo así como la sobrevivencia del más apto, que puede conllevar consecuencias humanas impredecibles. La presión interna e internacional logró generar cambios a una posición más prudente para tratar de limitar la propagación del virus.
En la línea de una indiferencia ambigua podría ubicarse la reacción de varios gobiernos, en gran medida preocupados por las consecuencias económicas, sociales y personales del aislamiento social, fórmula más aceptada para reducir la propagación del virus y el colapso de la institucionalidad sanitaria. En este contexto podríamos mencionar algunos gobiernos de la región, pero la presión de la sociedad también ha estimulado los cambios para la adopción de mayores controles que permitan enfrentar la propagación del virus.
Sorprende la situación de México y Brasil, que por su nivel de apertura a la dinámica global pueden ser más vulnerables a una rápida propagación y pareciera que han privilegiado la estabilidad del mercado, a los potenciales costos humanos que puede generar una rápida propagación, en un contexto complejo por la enorme densidad demográfica e institucionalidad sanitaria deficiente.
Son comprensibles las dudas y confusiones frente una amenaza absolutamente inédita, lo cuestionable es la forma imprudente en el manejo del tema, teniendo en frente situaciones tan dramáticas como Italia o España.
Otro escenario muy lamentable que desnuda el autoritarismo son los gobiernos que utilizan el drama humano del coronavirus para mantener sus juegos políticos de poder. Bien sea negando la realidad, pues aceptarla puede afectar a sus intereses o cálculos electorales; o exagerando y radicalizando las acciones con prácticas draconianas, donde se pierde la diferencia entre la lucha contra el virus y el objetivo de controlar la población y perpetuarse en el poder.
El covid-19 está confirmando conductas y talantes de los gobernantes y los alemanes deben estar orgullosos de su Canciller Ángela Merkel quien les ha hablado con transparencia, sensibilidad humana y pleno respeto a la dignidad humana y a las instituciones democráticas.
Otros gobiernos también están actuando de forma responsable, utilizando todas sus capacidades para servir a su población, cabe destacar la actuación oportuna y disciplinada del gobierno de Corea del Sur.
Para los más débiles esta novedosa crisis puede resultar demoledora. El caso venezolano podría ser emblemático, pues nos encontramos con una país deliberadamente destruido, sin mayor fortaleza sanitaria; destrucción que ha sido promovida durante varios años, por razones de poder.