viernes, 4 de julio de 2025

El Aprendiz: edición Reserva Federal

El Aprendiz: edición Reserva Federal

Jul 1, 2025KENNETH ROGOFF

CAMBRIDGE – Parece que el presidente estadounidense Donald Trump se dispone a designar al próximo presidente de la Reserva Federal antes de lo previsto, en un intento de debilitar al titular Jerome Powell, que le ha plantado oposición negándose a bajar los tipos de interés.

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Economics2

A Tax Victory for Multinationals Over People

JOSEPH E. STIGLITZ, et al. lament the G7’s decision to exempt US corporations from the global minimum tax rate agreed in 2021.

Trump no oculta su desdén por Powell, a quien hace poco describió como «una persona mentalmente promedio» con un «coeficiente intelectual bajo para lo que hace». Pero el mandato de Powell termina en mayo de 2026, y la Corte Suprema dictaminó que (a diferencia de otros organismos independientes) el presidente no puede despedir al titular de la Fed.

Lo habitual es que el presidente estadounidense anuncie al nuevo titular de la Fed unos meses antes de que termine el mandato del actual (tiempo apenas suficiente para las audiencias de confirmación en el Senado y una transición fluida). Designar al sucesor diez meses antes sería algo muy infrecuente. Entonces, ¿por qué hacerlo? Al parecer, el plan de Trump es que el presidente de la Fed en espera forme un Comité Federal de Mercado Abierto «paralelo» que someta al Comité real a presión pública para intensificar las bajadas de tipos de interés.

La idea de un Comité paralelo se remonta a los economistas Karl Brunner y Allan Meltzer, que la introdujeron en 1973 durante los primeros años de la Gran Inflación, cuando hubo amplios cuestionamientos a la política de la Fed por ser demasiado expansiva. Brunner y Meltzer eran académicos de peso, pero no tenían influencia directa en la formulación de políticas. En cambio, el plan de Trump (que fue adelantado por el secretario del Tesoro Scott Bessent durante la campaña de 2024) situaría al designado en el centro de un evidente intento público de restarle autoridad a Powell.

Pero los analistas que lo ven como un intento serio de hostigar a Powell tal vez no estén dando en el clavo. No es probable que las autoridades monetarias le den más importancia a un presidente de la Fed paralelo elegido por Trump que al propio Trump (en cualquier caso, la medida puede alentarlos a afirmar su independencia redoblando la apuesta a las políticas actuales). Más bien, pareciera que el objetivo real de la designación es debilitar al próximo presidente de la Fed incluso antes de que empiece su mandato, obligándolo a hacer una especie de período de aprendizaje público, de modo tal que Trump pueda sondear por adelantado sus ideas en materia de política monetaria y poner a prueba su lealtad ideológica a la agenda trumpista.

Además, el presidente paralelo de la Fed sabrá que cualquier indicio de pensamiento independiente puede llevar a que Trump repita la famosa muletilla de su reality show: «estás despedido». Aunque la Corte Suprema haya dictaminado que el presidente no puede despedir al titular de la Fed en ejercicio, nada le impide retirar un nombramiento. La sola amenaza de hacerlo puede imponer obediencia al designado, y después de meses de demostraciones públicas de lealtad a Trump, tal vez le sea muy difícil oponerse a sus exigencias.

Entre los principales candidatos a sustituir a Powell aparecen el exgobernador de la Fed Kevin Warsh (que fue uno de los finalistas cuando Trump designó a Powell en 2017), Kevin Hassett (director del Consejo Económico Nacional) y Bessent. También está en la lista el actual gobernador de la Fed Christopher Waller (un ex académico conocido por su trabajo sobre la independencia de los bancos centrales), a quien Trump designó en 2020 y que en general es bien visto por los republicanos.

La lista de candidatos incluye figuras capaces y experimentadas que pueden hacer frente al desafío de sostener el crecimiento económico sin dejar de contener la inflación. Pero los presidentes de la Fed no son dictadores de la política monetaria; deben convencer al resto del Comité Federal, o arriesgarse a perder las votaciones y estar en la mira de todos. Incluso un candidato fuerte e independiente puede perder autoridad tras una presidencia paralela prolongada. La imagen de lacayo de Trump le restaría mucha credibilidad y limitaría su influencia sobre el Comité y sobre los mercados financieros.

Hay que sacarse el sombrero: Trump encontró una forma diabólicamente ingeniosa de ponerle límites al próximo presidente de la Fed, a quien no puede controlar (al menos en teoría). Pero con esta estrategia, Trump corre riesgo de perjudicarse y perjudicar a la economía estadounidense.

Contra lo que se suele creer, la Fed no controla todos los tipos de interés. Sólo fija la tasa de referencia a muy corto plazo, mientras que los tipos de interés a más largo plazo los determinan en gran medida los mercados. Estos tipos reflejan las expectativas sobre decisiones futuras de la Fed, y esas expectativas se basan en el supuesto de que las autoridades monetarias trabajarán para mantener la inflación bajo control.

Si Trump consigue presionar a la Fed para que baje los tipos de interés más de la cuenta, las expectativas de inflación aumentarán, y también lo harán los tipos de interés a largo plazo. Y como esos tipos influyen en un sinfín de aspectos que van de las hipotecas a los préstamos para la compra de automóviles, el estadounidense de a pie saldrá perjudicado.

La finalidad de un banco central independiente que busque ante todo la estabilidad de precios (una idea que propuse por primera vez hace cuarenta años) es mantener bajos los tipos de interés a largo plazo. Tal vez por eso bastó que se dijera que Trump tiene intención de anunciar al próximo presidente de la Fed antes de tiempo para provocar una fuerte caída del dólar. En cualquier caso, no hay duda de que El aprendiz: edición Reserva Federal será un gran espectáculo televisivo (que tal vez sea lo que más le importa a Trump).


KENNETH ROGOFF

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Kenneth Rogoff, a former chief economist of the International Monetary Fund, is Professor of Economics and Public Policy at Harvard University and the recipient of the 2011 Deutsche Bank Prize in Financial Economics. He is the co-author (with Carmen M. Reinhart) of This Time is Different: Eight Centuries of Financial Folly (Princeton University Press, 2011) and the author of Our Dollar, Your Problem (Yale University Press, 2025).