jueves, 8 de mayo de 2025

¿QUE HACER CON LA ECONOMÍA? Experiencias y políticas para no olvidar la historia

 

¿QUE HACER CON LA ECONOMÍA?

Experiencias y políticas para no olvidar la historia

 

EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ

 



El proceso de apertura y cambio iniciado en la economía venezolana a partir de 1989, presentó similitudes considerables con los iniciados en otros países latinoamericanos. Todos ellos conciernen, en resumen, al cambio de orientación en la estrategia de crecimiento iniciado a mediados de los años ochenta (después fue llamada, por lo demás, la
década perdida de la región). Se pasó así, de una orientación interna a una orientación externa, cuyas implicaciones debía abarcar medidas como las recogidas en el publicitado trabajo de Balassa y otros (1986) intitulado Hacia una renovación del crecimiento económico de América Latina. Al final, terminaba tratándose de problemas viejos presentes en la región y que Venezuela había relativamente sorteado con su condición de país petrolero (petroestado) y ya para la década del caso, sin guerras internas, que para el momento si presentaban otros países.

Ya avanzados los noventas se habían acumulado procesos como los siguientes:

Apertura comercial. En la casi generalidad de los casos esta fue rápida, homogénea y significativa, e implicó rebajas arancelarias y eliminación de barreras no arancelarias. Venezuela y la región pasaron a ser considerablemente abiertas, cuando se le comparaba con casos internacionales. En Venezuela se iniciaron además procesos de institucionalización para atender Dumping, competencia y barreras a la entrada.

Apertura a la inversión extranjera. Se pasó a flexibilizar de manera significativa  la normativa sobre Inversión extranjera, que, en el caso de Venezuela, había venido siendo planteado intensamente desde los ochenta por variados agentes económicos y sociales y pari passu con lo que sucedía en los países de la Junta del Acuerdo de Cartagena. Se trataba en parte de atraer capitales para la dinamización productiva y disminuir la importancia de la deuda externa. Tanto así que, en la mayoría de los casos, la normativa del caso se convirtió en un mero simbolismo. No es fácil afirmar que el capital que  en tales años ingresó en la región. fuese atraído por tal liberalización de la normativa.

Reconversión. Parte de las recomendaciones del Consenso de Washington para la región tuvieron que ver con la búsqueda para la misma (y Venezuela) de un aparato productivo más eficiente y competitivo, cosa que no fue un objetivo de fácil consecución. En el caso de Venezuela no hubo en los noventa, ni precisas conceptualizaciones, ni adecuadas canalizaciones de recursos. El escenario petrolero internacional y político nacional, puede decirse que generó comodidades e interrupciones y fue conveniente para varios manejar la internacionalización petrolera.

Privatización. En los ochenta y los noventa en la región la discusión se centró en reducir el peso del Estado en la economía, albergándose incluso aquella frase de “quebramos empresas para privatizarlas”, buscando en varios casos reconducir su aporte al desarrollo y reducir la presión fiscal. En Venezuela el proceso no fue ni rápido ni exitoso y, avanzado los noventa, numerosas empresas se mantenían bajo propiedad estatal. En parte en Venezuela no se avanzó en la definición de lo que era y no era estratégico. Sigue, por lo demás, siendo una tarea pendiente.

Los planes de ajuste y estabilización[1]. Inicialmente en la región se desarrollaron para facilitar el pago de la Deuda Externa. Los elementos sectoriales y de política señalados debían permitir presentar un aparato productivo más eficiente y competitivo. A finales de los noventa, en varios países de la región era menos explosiva, pero no se había pagado, pero tales planes se convirtieron en una manera, para tales tiempos, de hacer política económica y tratar la economía. Con todo ello estuvieron relacionados dos grandes planes en los noventa en Venezuela: El Gran Viraje y la Agenda Venezuela. Ambos correspondieron, a las segundas presidencias de C.A. Pérez y Rafael Caldera.[2]

Dos preguntas de método: ¿Avanzó Venezuela después de los cambios de estrategia señalados? ¿Presentó el país progreso o mejoramiento en su organicidad económica o en la expresión más palpable del no desarrollo, tal cual lo representa la pobreza? Puede reconocerse la difusión de ideas, estructuración de discusiones en ciertos contextos como derivaciones de esos periodos y décadas y que a la actualidad siguen siendo válidos: 1. Necesidad de consenso en todos los sectores de la sociedad, 2. Pensar en el largo plazo, 3. Importancia de invertir en el recurso humano, 4. Definir sectorial y productivamente lo que puede ser o no estratégico, para el mediano y largo plazo.

 

8 de mayo 2025

@eortizramirez

eortizramirez@gmail.com

 

 

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