Omar Bello Rodriguez
Sumario 33Página
Introducción…………………………………………………………………………………..…………….2
DESMEJORA
DEL MARCO CUANTITATIVO……………………………………….….. 3
Indicios…………………………………………………………………………….… 3
Testimonios de las dificultades……………………………………………….....…
4
TENTATIVA
DE TIPOLOGÍA DEL DATO ESTADÍSTICO…………………………….…5
Información estadística como bien público……………………………………….
6
Información estadística como bien económico privado…………………………
7
Las claves …………………………………………………………………………. 11
LA
DATA ESTADÍSTICA COMO PROBLEMA……………………………………….….13
Recordando
antecedentes…………………………………………………………13
Despliegue
dentro del proceso de modernización………………………………14
La DGE……………………………………………………………………………….14
Oficinas ministeriales de estadística………………………………………………15
El aporte brindado por el BCV………………………………….…...…………..…16
Creación de la OCEI………………………………………………………...…….. 19
El INE…………………………………………………………………………………19
Indicios
desmejora………………………………………………………………….20
Introducción
La información
estadística, como problema, puede decirse que surge desde el momento en que
cualquier sistema estadístico, fomentado por el estado, comienza a perder parte
de sus propiedades de tal modo que va dejando ya de ser considerarlo como una
herramienta que sea idónea, confiable.
Ciertamente, la perdida
sostenida de varios de los inputs que le son atribuidos termina reflejándose en
la merma de la cantidad y calidad de los datos numéricos que se ofrece a la
sociedad. De allí que pueda decirse que, bajo tales supuestos, ella vaya
mermando, de un modo silencioso, en su patrimonio estadístico.
Situados dentro de tal
proceso de desmejora, el sistema tiende a distanciarse de los estándares
internacionales y, en particular, se va alejando de la posibilidad que para la
sociedad representan los datos abiertos (open data), propósito que constituye
el summum de lo que sería la transparencia estadística dentro de un estado
democrático.
Al presentarse tales
anomalías, el vacío que así va quedando busca de ser llenado, de un modo que no
está no exento de limitaciones, por iniciativas que son adelantadas por
entidades privadas orientadas a la
creación de nuevos datos estadísticos, ya no oficiales, dejando de verse
colmadas las exigencias que generalmente se le imponen al sistema estadístico
oficial.
Dichas iniciativas,
aunque encomiables, implican la transformación de lo que constituye un bien
público, la información estadística del estado, en un bien económico, que
comienza a hacerse inalcanzable para muchos usuarios.
Una vez llegado a tal
situación, tendríamos que hacernos la pregunta de si ¿Puede acaso verse
superado el problema anotado y restituirse las propiedades del sistema
oficial?, es decir, dilucidar de si esto irreversible.
En principio pudiera
decirse que sí, pero a condición de que pueda lograrse un robusto esfuerzo
institucional que permita la restitución progresiva de cada uno de los
requisitos o claves que permitan hacerle idóneo, confiable, en lo que hace a la
recolección y análisis apropiado de los datos numéricos, haciendo posible las
comparaciones o variabilidades que hagan comprensible los distintos fenómenos, principalmente los que
ocurren dentro del ámbito económico.
Además de esta dimensión,
digamos que nacional del problema, podría también tenerse en cuenta la
problemática que puede originarse del proceso de digitalización global, aquél
que da origen a un nuevo tipo de registro, el de la llamada real time data, aquella
surgido del caudal informativo
manejado por las grandes plataformas digitales, con todas las oportunidades y
desafíos que ello implica.
En las líneas que siguen
se hacen varias consideraciones sobre la pertinencia de este marco de
referencia, procurando darles conexión con lo que sería el examen de las
vicisitudes que exhibe el caso venezolano.
Primero, se hace una inicial constatación de
los indicios de desmejora que viene presentando el sistema estadístico oficial,
procurando ilustrarlas con las observaciones expuestas por voces muy
acreditadas
Después se desarrolla lo que puede entenderse
como una interpretación más general acerca de la información estadística,
estableciendo una tentativa de tipología que distingue entre la información
estadística, como bien público, al objeto de diferenciarla de aquélla otra que
no proviene de iniciativas del estado, seguida, de una segunda parte, orientada
a una interpretación de lo que podrían considerarse como las claves o
requisitos para la edificación de un
sistema estadístico que pueda
considerarse confiable
El escrito termina con una sucinta lectura de
los principales hitos que han acompañado a la historia del sistema estadístico
venezolano, procurando destacar los que han sido sus momentos de mayor
progreso, para cerrar con anotaciones sobre algunas de las desmejoras observadas
en tiempos más recientes
I
DESMEJORA DEL MARCO CUANTITATIVO
Indicios
Los
resultados macroeconómicos de Venezuela correspondientes a 2021[2] han puesto de
relieve, una vez más, la persistencia de un problema institucional que estaría
asociado con la merma que viene experimentando el sistema estadístico oficial,
aquél que está a cargo del estado, que se hace responsable de la generación de
lo que puede ser considerado como un bien público, es decir, de aquellos datos
estadísticos a los que accede la sociedad de modo habitual y preferente, sin
que haya exclusión de persona alguna y sin que su consumo rivalice con el de otros bienes.
Se
discute mucho la valoración que puede dársele a los resultados del PIB real, en
2021, dividiéndose las opiniones entre quienes consideran que pudo haberse
presentado un rebote estadístico, desde un bajísimo nivel, el de 2020, mientras
que otros lo estiman como el comienzo de lo que sería un punto de inflexión,
dirigido hacia el alza, más típico dentro de la trayectoria de una curva en
forma de V.
Sea
lo que fuere, el caso es que se ha carecido, hasta ahora, de una cifra oficial
en la que se determine, además de la variación relativa del PIB total, su
composición por actividades económicas y, además, por sus componentes del lado
del gasto[3].
La
desaparición de esta información ocurre desde el primer trimestre de 2019[4], motivo por el cual
dicho indicador viene siendo sustituido por un abanico de estimaciones
realizadas por varias entidades privadas e instituciones internacionales que hacen esfuerzos por llenar
tal vacío, tarea por demás plausible, pero que no se encuentra exenta también
de presentar sus propias limitaciones[5].
Por
así decirlo, se ha carecido, hasta ahora, de un indicador oficial básico, así
como de la familia de coeficientes que
pueden derivarse de él, Así, por ejemplo, no existe una información oficial que
nos diga a cuanto alcanza el PIB por habitante, variable que nos permitiría
valorar, de un modo muy grueso, los cambios que se pueden haber dado en las
condiciones materiales de la sociedad, además de servir también para hacer
posible la comparación con sus pares internacionales, como parte de una métrica
que permita determinar de si Venezuela pudo haberse encontrado, o no,
dentro de una senda de convergencia económica, o de cuan amplia haya sido ya la
divergencia alcanzada.
Nada
de esto se hace ahora posible sobre una base que tenga inequívoca certidumbre.
Testimonios de las dificultades
La referida desmejora ha motivado, en varias
ocasiones, pronunciamientos de conocidas voces, muy acreditadas, que han
llamado la atención en torno de dicha anomalía.
Así, por ejemplo, el economista Ronald Balza Guanipa
ha destacado, de forma muy clara, algunas de las limitaciones más importantes
con las que se tropieza para hacer el análisis económico[6].
Su enumeración incluye las fuentes estadísticas que
se han visto desmejoradas, entre ellas la data de PDVSA[7], hoy
suspendida; la falta de actualización en
las estimaciones macroeconómicas (PRACEM) por parte del Banco Central de
Venezuela; la discontinuidad de los datos proporcionados por el Instituto
Nacional de Estadística (INE)[8], que
datan de 2013 y, en algunas tablas, de 2008; la desaparición de las cifras
generadas por el Ministerio de Finanzas que se detuvieron en 2018; la precaria
información utilizada por la Oficina
Nacional de Presupuesto, cuyo último dato se corresponde al de
la Ley de Presupuesto 2016.
En este mismo sentido se había pronunciado el economista Francisco Rodríguez, quien llegó a
referirse también a las cifras relativas a las finanzas públicas, indicando
a ese respecto que, desde julio 2016, la
Oficina Nacional del Tesoro (ONT) había interrumpido la publicación de su
información sobre el gasto público semanal, suspendiéndose la publicación de su
página web, de la cual se extraía también información sobre el gasto proyectado
del gobierno central y desapareciendo, además, las cifras relacionadas con el
presupuesto y sus modificaciones. La última información de este tipo, se
refiere, sería la presentada por Venezuela por ante la SEC (K1), a fines 2017.[9]
También, desde la perspectiva internacional se han
emitido juicios en los que se ha destacado la merma significativa experimentada
por la información macroeconómica que procede desde Venezuela, tal como lo
expresara el FMI en varias oportunidades.
Dicha entidad ha sostenido que “no podemos ofrecer
una opinión sobre la calidad de los datos, ya que no hemos tenido la
oportunidad de realizar una evaluación completa en ausencia de contactos con la
autoridad”, situación que se ve corroborada por la suspensión de la Misión de
Consulta Anual, desde 2004, prevista en el artículo cuarto, Sección 5, del
Convenio Constitutivo de ese organismo. Agregando, a este respecto, que el
“suministro adecuado de datos constituye un primer paso esencial para
comprender la crisis económica de Venezuela e identificar posibles soluciones”,
según la opinión que sostuviera su Comité Ejecutivo[10].
Tomando en cuenta dichos testimonios pudiera
decirse que se ha ido experimentando una pérdida de datos numéricos con un
valor analítico apreciable.
En efecto, cuando se hace la revisión de las
páginas web de las entidades oficiales, que son las responsables en la
producción de tales datos, se observa que muchos han dejado de producirse, o
que cuando se lo hacen han dejado de presentarse de modo que les haga
oportunos, o que se ha perdido detalle en cuanto a los que se han presentado,
si es que se les compara con los que fueran ofrecidos en el pasado.
Puede decirse que los sistemas más afectados se han
correspondido con los de cuentas nacionales, reducidas a su mínima expresión,
cuya valoración, a precios constantes, se encuentra sustentada, además, en una año base que no posee ninguna
representatividad; con el registro de la balanza internacional de pagos, que ha
desaparecido, así como las estadísticas de comercio exterior, del mismo modo que
de la posición financiera externa; con los índices de precios, dada la
desaparición temporal del INPC (Índice Nacional de Precios al Consumidor), del
mismo modo que la de los índices de precios a nivel del productor de la
industria manufacturera, el comercio al por mayor y de insumos de la construcción.
Lo mismo ha sucedido con la mayor parte de la estadística de finanzas públicas,
incluyendo los saldos de la deuda pública, destacando la ausencia de una
medición rigurosa del déficit del sector público.
Las mediciones de los índices de pobreza han sido
asumidas por levantamientos periódicos efectuado por un grupo de universidades,
como tal como lo representa la Encuesta de Condiciones de Vida, ENCOVI, bajo la
coordinación de la UCAB y con participación de las USB y UCV, cuya data se
publica desde 2014.
Cuando se mira toda esta desmejorada situación se
hace oportuno recordar que no siempre se tuvo un estatus del sistema
estadístico nacional que se viera tan disminuido.
Venezuela
llegó a tener, durante la segunda mitad del siglo XX y hasta comienzos del XXI,
un sistema estadístico que se comparaba, en cuanto a su cobertura y a la
calidad de los datos, con los mejores que podían observarse en países
importantes de la región, por decir algo, con el DANE de Colombia o con la
Fundación Getulio Vargas de Brasil.
II
TENTATIVA DE TIPOLOGÍA
DEL DATO ESTADÍSTICO
Toda
economía perteneciente a cualquier sociedad moderna requiere de un flujo
continuo de datos estadísticos, de muy variada índole, que también le sirven al
estado. Puesto que no se funciona de un modo autárquico, la estadística
producida también suele ser utilizada por la sociedad internacional
Dicha
información suele ser provista principalmente por agencias del estado, aunque
también le hace compañía una parte que procede desde el sector privado, cuyo
movimiento tiende a verse ampliado, en tiempos más recientes, por el impulso
que proviene de la digitalización.
Entre
ambos tipos de información median algunas diferencias, tal como lo exponemos a
continuación.
Información estadística
como bien público
La
generación de datos estadísticos en cualquier economía moderna se encuentra
bajo el cuidado de los estados nacionales, mediante la disposición de un
establecimiento institucional conocido como su sistema estadístico estatal
(SEE), que se ve generalmente regulado mediante leyes especiales.
Al
hacerse la valoración económica de dicha información bien puede calificársela
como la de un bien público, en los términos que lo describe la teoría económica[11].
En
efecto, se trata de bienes, bajo la forma de datos numéricos, que pueden ser
proporcionados sin que se excluya a nadie de su consumo. Una vez que son
puestos a disposición por el estado todos los potenciales consumidores pueden
acceder a ellos, sin restricciones. Distinto sería el caso de otros bienes
producidos por el estado en los que puede serle impuesto al usuario algún tipo
de carga o pago (en el caso de la educación, una matrícula, o en el del acceso
a un parque o museo, el pago deuna entrada).
Pero,
además, dichos datos no rivalizan, como suelen hacerlo la mayoría de los bienes
económicos, en el sentido de que pueden ponerse a disposición de cada posible
demandante, sin que ello entrañe que otro se vea impedido de adquirirlo. De
allí que, una vez producido el flujo de la estadística oficial, su suministro,
para un consumidor adicional, tiene un coste marginal de cero.
Pudiera
decirse, además que el sistema estadístico estatal representa el lugar de
encuentro de un complejo de estructuras administrativas, que agrupan los inputs, representados por el personal
técnico encargado de las tareas y demás recursos logísticos, incluyendo los que
brinda las tecnologías de información y comunicación, que son empleados en el
levantamiento de los datos numéricos y en su conversión en tablas generalmente
estandarizadas, fundadas en metodologías que generalmente son establecidas
mediante el consenso de expertos a nivel internacional.
De
este modo, puede decirse que el sistema
se encuentra ya preparado,
para darle salida a los datos, al output, significado por los diversos
cuadros ofrecidos por sus sistemas de información al público, es decir,
aquellos que son entregados a la sociedad, contentivos de estadísticas básicas,
datos sobre cantidades y precios,
también de variables macroeconómicas agregadas, valiéndose bien sea del
uso del papel, como soporte para su difusión, en el caso de publicaciones
físicas, como su forma más tradicional, bien sea con el empleo de medios
digitales, como su forma contemporánea.
El
fundamento final de este sistema reside en el cuerpo teórico provisto por las
ciencias que le sirven de apoyo: la estadística, junto a la economía,
complementados con el aporte que les proporcionan las tecnologías de
información y comunicación.
A lo
dicho podrían agregarse otros juicios de valor.
La
información estadística proporcionada por el estado tiene forzosamente
consecuencias políticas, ya que su acceso permite a las personas tomar el
conocimiento del estado en que se encuentra la economía, pudiendo así hacerse
una mejor valoración de las políticas públicas que condicionan su propio
bienestar.
A su
vez, el SEE le sirve al propio estado, ya bajo la forma de una base de datos, a
partir de la cual puede dársele consistencia cuantitativa a la política
económica, a sus estrategias, planes, medidas.
Situados
en el marco de un estado democrático, le sirve también al estado para la
rendición de cuentas, rutina que representa una propiedad esencial del sistema
constitucional.
Además
de la información estadística, mediante su acceso a publicaciones oficiales, a
páginas web, portales, la sociedad hace uso de información adicional, mediante
el conocimiento de opiniones sostenidas por diferentes intérpretes, llámense
prensa y demás medios de comunicación social especializados, a través de sus páginas
de opinión, periodismo de investigación atendidos por analistas propios y/o las informaciones que se originen
desde informes emitidos por unidades de investigación económica erigidas desde
diferentes fuentes: instituciones internacionales, bancos de inversión,
agencias calificadoras de riesgo, institutos de investigación de universidades,
entidades privadas productoras de
evaluaciones económicas, entre otros.
Las
economías nacionales más avanzadas, correspondientes a estados democráticos, generalmente
suelen guiarse por la búsqueda de la transparencia informativa. De modo que, en
ese caso, se avanza dentro del propósito que permita a la sociedad gozar del
beneficio que le proporcionan los llamados datos abiertos (open data),
Tal
herramienta consiste en la apertura de portales web, sostenidos por el estado,
en las cuales se ofrece el acceso inmediato, sin excepciones y sin registros
previos, a la mayor suma posible de información cuantitativa y cualitativa, de
un modo continuo, sin restricciones, en forma gratuita, con protocolo
estandarizado, facultado para ser reutilizable.
Una
orientación paradigmática de este direccionamiento lo constituye el proyecto
que desarrolla actualmente la Unión Europea[12]
Información estadística
como bien económico privado
A un
costado de la data pública siempre pudo desarrollarse un flujo de información
estadística obtenida por fuentes provistas por la iniciativa privada,
apelándose a encuestas, recopilaciones de estadísticas básicas, propias de las
empresas, a estados financieros.
Dicha
información generalmente servía al propósito de apoyar la gestión empresarial
y, al verse recolectada por iniciativa de sus gremios, también se hacía su
difusión a afiliados, a clientes y al público en general[13].
Con el surgimiento de las ONG pudo darse, además, la compilación de data
inherente a los asuntos que les concernían a estas nuevas organizaciones,
alcanzándose cierto grado de divulgación pública[14].
Tales
informaciones se recogían en publicaciones plasmadas en papel, en ediciones
relativamente limitadas, antes de que se llegara y se fuera imponiendo el medio
digital.
A
cierta altura ganaron también espacio las publicaciones editadas y distribuidas
mediante el procedimiento de suscripción, en las que se compendiaban datos de
diferentes fuentes, con predominio de la estadística pública, acompañadas de
reseñas en las que se hacía, además, el análisis de las variables
macroeconómicas y se incorporaban servicios de pronóstico para los datos
principales[15]
Los
cambios en las tecnologías de información y comunicación fueron imponiendo
diversas influencias en el mercado de la información económica.
A
ese respecto destaca, dentro de dicho mercado,
la sucesiva creación de bases de datos, a diversa escala, a partir de
las cuales pudo organizarse una oferta de servicios más prolija, en que ya la
información estadística abandonaba su condición de bien público, tal como la
que exhibe desde su fuente primaria estatal, para convertirse en un producto
económico, rodeado de atributos de valor, costes, precios, conforme ocurre para
cualquier establecimiento productivo.
Tales
bases de datos se nutren, prima facie,
de la estadística proporcionada por el estado, además de la que se obtiene
desde acreditadas instituciones internacionales compiladoras, como lo
constituyen Banco Mundial, FMI, CEPAL, Oficina de Estadística de Naciones
Unidas, UNCTAD, OMC, para mencionar acaso las de mayor significación.
Dicha
data termina viéndose transmutada, lo que implica una agregación de valor que
luego se traduce en una nueva forma de presentación, con diferencias que
obedecen al tipo de producto que se ofrece dentro de un mercado que bien puede
considerarse como de competencia imperfecta.
Puesto que muchas de estas bases de datos no son
representativos como productores de estadísticas primarias, más bien suelen
alimentarse con datos oficiales, su transformación se produce mediante su
presentación bajo la forma de nuevas tablas y gráficas, incluyéndose, además
datos estimados por las propios equipos técnicos de esas empresas y de
pronósticos que se ofrecen como servicios por suscripción.
Las
más de las veces, las informaciones originales suelen verse rediseñadas,
refaccionadas, agregándosele indicadores complementarios[16].
Muy común lo representan las tablas con coeficientes referenciados a alguna
variable envolvente, como puede serlo el PIB (deuda/PIB, déficit público/PIB),
o del ámbito demográfico (el tradicional PIB per cápita).
Para
adelantar tales trabajos se apela a hace uso de diversos métodos estadísticos[17], incluidas las técnicas que
ofrece la econometría[18],
con vistas a la determinación de proyecciones y pronósticos plurianuales, que
son presentados bajo la forma de escenarios, tal como suele sucederse
generalmente de parte de bancos globales de inversión, como parte de un
servicio que se ofrece a su clientela, o de empresas organizadas para el
suministro de información y análisis.
Al
hacer mención al trabajo de predicción, el adelantado por los llamados forecasters, cabe hacer también mención a la modalidad, más reciente, la del nowcasting, algo así como el pronóstico
del presente, utilizada también por algunos bancos centrales[19]
Todos
estos servicios resultan de gran utilidad para fundamentar la toma de decisión
de empresas (y de hogares), en cuanto se refiere a la formulación de
presupuestos, estudios de mercado, decisiones de inversión.
Además de lo anotado puede suceder que, en algunos países, ante la falta
de confiabilidad que presenta la data oficial y/o a la de su desaparición,
algunas de las empresas especializadas, ya mencionadas, busquen llenar tales
vacíos informativos, abocándose a la estimación de variables macroeconómicas
que buscan convertirse en sustitutivas de las cifras oficiales[20].
El
vacío informativo oficial y las anomalías económicas dan pie también para el
surgimiento de una información estadística, ad
hoc, como parte de la diferenciación del producto dentro de un mercado de
información.
Ahora bien, el alcance de la información
estadística, considerado como bien económico privado, no queda agotado con las
iniciativas que antes se han enunciado.
Se hace preciso destacar ahora, los avances
logrados por la informática, con el desarrollo de las industrias de hardware y
del software, la expansión en el uso de internet y las innovaciones en la
tecnología de las comunicaciones, que propiciaron, en el curso de las últimas
décadas, un proceso de sostenida expansión de la digitalización. Tal desarrollo
pudo verse catalizado, en el último bienio, por los efectos originados por la
pandemia del COVID 19, que forzaron el uso generalizado de medios digitales por
empresas y hogares, desde 2020.
Como parte del mencionado proceso de digitalización
han surgido nuevas fuentes de datos, entre ellos la llamada real time data,
aquella información que fluye asociada a la búsqueda, al intercambio, al
movimiento de las personas, que trasciende a la información tradicional,
arrojando una nueva modalidad de indicadores, a partir de los cuales se
construyen inferencias que alimentan los modelos convencionales y nuevas formas
de interpretación de la realidad, incluyendo la predicción de comportamientos,
valoración de sentimientos, como parte de manipulaciones que no están no
exentas de implicaciones éticas.
Dicha información se caracterizad por su alta
frecuencia obtenida en tiempo real, además de su elevada volumetría que la
convierte en big data, facilitada por
la mayor capacidad de procesamiento de los ordenadores en manos de grandes
plataformas digitales[21], que se alimentan de
la información que les proveen los usuarios, a través de distintos ecosistemas[22]. Posteriormente tales
informaciones son procesadas, analizadas, haciéndolas comprensibles para la
toma de decisión y convirtiéndoles así en una fuente de valor.
Aquí se hace referencia a las grandes plataformas
digitales[23], convertidos en los
actores principales del impresionante cambio técnico: plataformas de acceso (Google, Bing), de intercambio (Amazon, que domina un ecosistema de 43
empresas, eBay), de redes sociales (Facebook, Instagram,TikTok), de
comunicación (WhatsApp, Twitter, Skype),
de pagos (PayPal, ApplePay), de
repositorios (YouTube, Wikipedia, Spotify),
de contactos (Linkedin).
Aunque se trata de un significativo cambio, los
sistemas estadísticos tradicionales no pierden su vigencia, pudiendo verse
posiblemente enriquecidos, ya que se les provee de nuevas formas de información
que sirven para acortar los márgenes de error, así como de los lags que suelen darse en la entrega de
la información. Tal tendencia es posible dado el nacimiento y utilización de
nuevos indicadores.
En todo
caso, la información estadística tradicional se ve retada por las nuevas formas
que ofrece la real time date, lo cual
implica una tendencia que podría ser interpretada también como de sustitución
parcial de los datos públicos por datos privados, lo que entrañaría una forma
de privatización del patrimonio estadístico a escala global, difícil de
revertir[24].
La
acreditada Revista The Economist, valorando los cambios que imponen las
citadas transformaciones, llegó resaltar la ventaja que ofrece la real time date, en cuanto se refiere
a la oportunidad para su utilización en la toma de decisión, además de su mayor
exactitud[25].
Destacaba
que la nueva forma de datos viene sirviendo, además, para la experimentación
en laboratorios de información a cargo de acreditadas universidades (Lab Stanford, Lab Harvard), diseñados
para tal fin, en los que comienza a procesarse la big data, con vistas a la realización de investigaciones orientadas
a obtener resultados de alto impacto para los negocios y también dentro de la
economía pública. Todo se funda en nueva y mejor data, de alta frecuencia, de
mayor cuantía, susceptible de manipulación por métodos estadísticos, pudiendo
dar lugar al nacimiento de nuevos indicadores, tal como lo representaría el GDP B, atribuido al Lab Stanford, desde el cual se despliega una nueva línea de
investigación económica orientada a valerse de la data global[26].
Yéndose
aún más allá, la mencionada Revista asume la arriesgada creencia de que se estaría
gestando, en estos tiempos, una nueva etapa en la evolución del
pensamiento económico, algo así como una tercera ola, asociada al real time data, que dejaría atrás a las
dos etapas previas que en ella se describen, afirmación que no deja de remover
creencias preexistentes, de un modo que se haría inevitable.[27]
Aunque la
consideración valorativa de esta materia,
si bien constituye un tema medular, nos alejaría del foco de este
escrito, por lo que lo dejamos solo como un testimonio acerca de la
significación que tiene el cambio técnico sobre la información estadística.
De modo que, ya
vistos en líneas generales, las distancias que median entre la información
económica originada por el estado y la que viene de los particulares, parece
oportuno el momento para abordar el
tema de los requisitos que han de cumplirse para que se vea colmado el
propósito de disponer del sistema estadístico estatal, precisamente lo que nos
prepara para abordar el caso nacional.
Las claves
Para
poder valorar mejor la pérdida de propiedades que estaría experimentando un
sistema estadístico público, pudieran destacarse lo que pueden ser los
requisitos básicos o claves que habrían de alcanzarse para que llegase a ser
considerado como adecuado.
o
la disposición de un personal idóneo, tanto en el
sentido profesional, como ético, que se conduzca de un modo apolítico al menos
en cuanto se refiere al ejercicio de su función técnica.
o
Dicho personal debe ser provisto por el sistema
educativo, desde su vértice profesional superior, con estudios de pre y
postgrado, formado por egresados universitarios, principalmente de las ramas
económicas, de la estadística y de las ciencias de la información[28]
Además debe propenderse a su deseable capacitación especializada, in situ, proporcionada por entidades
internacionales, que permitan una actualización continua de dicho personal
o
Ha de ser cooptado por el estado para el ejercicio
de una carrera técnica dentro de la administración pública, reclutado
preferiblemente mediante concurso de credenciales, en ningún caso por lealtad
política, De preferencia integrado por funcionarios que se encuentren
enmarcados dentro de la aplicación de sistemas de méritos que permitan elevar
calidades y productividad.
o
Además de los atributos de formación profesional,
debe darse el cumplimiento al compromiso institucional orientado a la búsqueda
de la verdad de los datos[29]
o
Requiere también de la instalación de una
estructura administrativa robusta, bien dotada de recursos, incluidos los que
permiten el acceso y uso de las tecnologías de información y comunicación
o
Deseable resultaría que se ofrezca poco espacio
para la burocratización de la organización, tendencia que suele ser invasiva
dentro de la función pública
o
El sistema debe garantizar una articulación
internacional que le sea enriquecedora, al menos en tres sentidos: como
proveedor externo de metodologías, como dimensión que sea apta para la
capacitación del personal nacional, y, además, que sirva como vehículo para el
ejercicio de cierto control en la calidad de la data
o
En lo posible el sistema estadístico debe regirse
por metodologías surgidas de consensos técnicos internacionales, promovidos por
instituciones especializadas[30]. Huelga decir el papel que
en ello siempre han desempeñado instituciones como la Oficina de Estadística de
la ONU, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la UNCTAD, la
CEPAL, el ILPES, el CEMLA, además de oficinas con alta credibilidad y solvencia
técnica como el Buro de Censos de Estados Unidos, o el INSEE de Francia, para
mencionar solo algunos.
o
Tales metodologías, ya estandarizadas, deben servir
de guías para la elaboración de la información macroeconómica de las cuentas
nacionales, de cada país, de la balanza internacional de pagos, de las estadísticas
de finanzas públicas, de las estadísticas monetarias, de los índices de
precios, admitidas las adaptaciones a especificidades nacionales que les sean
asimilables[31]. Tales estándares sirven
para facilitar la comparación de la data entre países.
o
El rigor metodológico incluye, además, la
disposición a introducirle las mejoras que fueren necesarias para los
relevamientos estadísticos existentes, a la corrección de sus deficiencias y a
la ampliación de los campos de observación.
Para todo esto hace falta la voluntad política de asignar los recursos
presupuestarios que se hacen necesarios.
o
Todo esto permite que la data obtenida, pueda ser
puesta a disposición, periódicamente, a dichas instituciones, para su revisión,
análisis de consistencia, todo lo cual representa una auditoría implícita que
determina un sello de calidad a la información nacional generada. De ese modo
se hace posible que la salida de esta información, así revisada, puede ser
publicada por dichas instituciones como parte de sus propios sistemas de
información al público.
o
Por consiguiente, implica la mayor transparencia en
cuanto a las metodologías aplicadas, cuyo contenido debe para el conocimiento hacerse público de los
analistas, cualquiera sea su origen o importancia. En ningún caso, los datos
pueden verse atrapados dentro de una caja negra a la que solo acceda personal
de la entidad que les elabora
o
Los organismos internacionales sirven, además, como
se ha dicho, para dar la capacitación especializada requerida por el personal,
ya que ofrecen cursos y pasantías, brindan asesoría puntual, lo que sirve para
la elevación de la calidad y experticia técnica.
o
Al expedirse la información y ponerse a disposición
del público, se crean las condiciones para que haya una mayor empatía, entre la
sociedad y el sistema, lo que favorece el levantamiento de nueva data,
proveniente de las empresas de la economía formal y, también, de las familias,
en los casos de aquellos relevamientos que sirvan, por ejemplo, para el
establecimiento de las ponderaciones para
los índices de precios al consumidor o también de las encuestas de hogares, lo
que permite disponer de la data relativa a ingresos familiares y personales y,
ni que decir, en cuanto se refiere a la realización de los censos nacionales de población y vivienda.
De allí la importancia que reviste, además, la búsqueda de colaboración y el
concurso que pueden brindar instituciones privadas, entre las cuales destacan
también aquellas sin fines de lucro, tales como lo son universidades,
fundaciones, ONG.
Ahora bien, por encima de tales requisitos
tecnocráticos se requiere, además, el cumplimiento del principio de la búsqueda
y respeto por la verdad estadística, es decir, de todo aquello que aproxima la
estadística levantada con la mejor medición del fenómeno bajo estudio, libre de
cualquier tipo de subjetividad, interferencias y/o manipulaciones.
Si
bien el sistema estadístico estatal forma una parte intrínseca del estado, lo
deseable ha de ser que no se vea subordinado a intereses políticos
particulares, propósito que no resulta fácil de alcanzar.
Debe
fungir como una dimensión técnica del estado, dotada de cierto grado de
autonomía, que permita verle protegida frente a interferencias que amenacen la
referida búsqueda[32].
Como
se dijo antes, la data estadística tiene consecuencias políticas, sea que los
datos obtenidos den cuenta de resultados positivos, lo que refuerza al gobierno
de turno en lo que hace a su política económica, sea que no lo sea, en cuyo
caso pueden darse dos posibles conductas: una, más constructiva, aquélla que
admite el dato desfavorable, que incluso corre con el eventual coste político
que implique su entrega a la opinión pública, permitiendo que sirva para
introducir las rectificaciones que conduzcan a recuperar un buen desempeño.
Ésta representaría la trayectoria más provechosa, preservándose así la verdad
estadística. Por lo contrario, puede darse otra conducta en la que no se admite
el resultado desfavorable, procediéndose a prácticas anómalas orientadas al
bloqueo de la información, a su sustitución por data ad hoc, fabricada para
ofrecer una visión diferente, que sea más afín al relato político prevaleciente[33]
III
LA DATA ESTADÍSTICA COMO PROBLEMA
El
anterior marco de referencia general puede servir de preámbulo para intentar
una valoración de la información estadística, ya como problema, visto ahora
desde la perspectiva del sistema venezolano.
Veamos
esta dimensión procurando adentrarnos con un mayor grado de prolijidad.
Una
de las formas de hacerlo se hace posible mediante una reconstrucción sucinta de
los antecedentes históricos que han rodeado este asunto público, a fin de
valorar el esfuerzo realizado, en el pasado, y de poder así calibrar las
posibles mermas que se observan durante las últimas décadas.
Recordando antecedentes
Pudiera
decirse que la creación de la Dirección General de Estadísticas, bajo la tutela
del Ministerio de Fomento, en 1871, pudo marcar el punto de partida para la
institucionalización de un sistema estadístico nacional, que estuviera a cargo
del estado. Su labor estuvo centrada inicialmente en la realización de los
primeros censos de población, el primero de los cuales (1873), arrojaba una
cifra del orden de 1.732.411 habitantes, seguido luego por los de 1881 y 1891,
dentro de una secuencia que se hizo decenal.
La
reducida dimensión de la economía y la poca fortaleza fiscal que tenía el
estado en aquel tiempo no permitían todavía que se diese el funcionamiento de
una robusta organización estadística, eran momentos en los que aún prevalecía
una sociedad atrasada, que se veía limitada por su alto grado de ruralidad.
Despliegue dentro del proceso de modernización
Cabría
destacar varios desarrollos paralelos que se hicieron concurrentes al mismo
fin, el de dotar al país de un sistema estadístico nacional que progresivamente
pudiese considerarse aceptable, apto para las necesidades nacionales.
En
primer lugar, cabe destacar la continuidad y sucesivas iniciativas tomadas
desde la Dirección General de Estadística (DGE) con vistas al fomento de nuevas informaciones; en segundo término, el
surgimiento de varias oficinas de estadística, tales como lo fueron la de los
despachos de Agricultura y Cría,
Hacienda, Minas e Hidrocarburos, Trabajo, Obras Públicas, CORDIPLAN; en tercer orden, la aparición del BCV (1941),
como un actor importante al que pudo corresponderle el desarrollo de las
estadísticas macroeconómicas, aquéllas que comenzaron a ser preparadas conforme
a la asimilación de los estándares metodológicos internacionales.
Un
paso importante pudo serlo el dictado de la Ley de Estadística y Censos
Nacionales (1944)
La DGE
De
la no bien ponderada labor de la Dirección General de Estadística da justa
cuenta un testigo internacional de excepción, la Biblioteca del Congreso de
Estados Unidos[34], en cuyas estanterías se
conserva el acervo de publicaciones de la entidad venezolana, lo que representa
una demostración del esfuerzo desarrollado entre los años cuarenta y principios
de los setenta.
Destacan
así publicaciones importantes como las que corresponden a los Anuarios
Estadísticos de Venezuela, a sus Boletines Mensuales, además de los de Comercio Exterior, a Indicadores
Socio Económicos y de Coyuntura, también a la Encuesta de Hogares por Muestreo
(desde 1967), a la Encuesta Industrial, con resultados desagregados por
estados, al Boletín Trimestral de Estadísticas Industriales, incluso un curioso
Boletín de la Riqueza Pública para las provincias en Venezuela, además de
Apuntes Económicos en los que se hace mención a estados, hoy desaparecidos del
mapa político-regional, tales como los fueron Barcelona, Cumaná, Zamora.
En
este sentido se hace necesario destacar el invalorable aporte brindado por el
economista español, José Antonio Vandellós, quien se hizo cargo de la dirección
de estadística del Ministerio de Fomento, desde la cual no sólo pudo adelantar
tareas tan importantes como las descritas, entre ellas las del censo de
población, los censos económicos (industrial, comercial y de empresas que
prestan servicios, 1936), el Censo Agrícola y Pecuario (1939), los “Anales del
comercio exterior venezolano” (1938), sino que, además, estuvo entre quienes dieron impulso a la
capacitación estadística sistemática, desde la Universidad Central de
Venezuela, a través de una progresión que incluye los primeros cursos
realizados (1936), la creación de la Escuela de Preparación en Técnica
Estadística (1939), que luego evoluciona hacia la creación del Departamento de
Estadísticas y Ciencias Actuariales (1952), para finalmente dar origen a la
Escuela de Estadística y Ciencias Actuariales, adscrita a la Facultad de
Ciencias Económicas y Sociales, cuyo funcionamiento tuvo inicios desde 1953[35].
Oficinas ministeriales
de estadística
Durante
las décadas posteriores a los años cuarenta (s. XX), una vez adentrado el
proceso de modernización en Venezuela, a la vera del petróleo, dichos esfuerzos
pudieron verse reforzados, de modo institucional, con la creación de varias
oficinas que fungieron como líderes dentro de sus dominios sectoriales, tal
como lo representaba la Oficina de Economía Petrolera del Ministerio de Minas e
Hidrocarburos (MMH)
Precisamente,
mis primeros contactos con los datos preparados por esa entidad tuvieron lugar,
a comienzos de los sesenta, cuando recibía por correo, en el lugar donde
residía[36], la “Carta Semanal”
preparada por el Ministerio de Minas e Hidrocarburos (MMH), una sobria
publicación que contenía precisas cifras de la producción diaria de petróleo
crudo de Venezuela, con discriminación por gravedades, en grados API, por
cuencas petroleras, lo que denotaba dos cosas: de una parte, la eficiente
supervisión gubernamental que se ejercía, in
situ, sobre las operaciones petroleras, entonces realizada por
corporaciones extranjeras principalmente estadounidenses y, de otro lado, la
transparencia informativa que garantizaba el conocimiento y escrutinio público
en cuanto respecta a la entrega de la información económica más importante
dentro del país.
De
aquel tiempo a los actuales las cosas parecen haber cambiado mucho. Hoy en día,
la cifra oficial de la producción petrolera suele conocerse a través de la
página web de la OPEP[37],
dejando dudas, por su coexistencia con una estadística paralela, la obtenida de
las llamadas “fuentes secundarias”. Nos
asalta siempre una duda: ¿cuál cifra debería tomarse como representativa de la
verdad estadística?
Se
editaba también, en aquél fructífero tiempo, como publicación anual del MMH,
“Petróleo y Otros datos Estadísticos”, mejor conocido como el PODE, contentivo
de las tablas más completas sobre la industria petrolera venezolano que se hayan
producido en el país, durante toda su época petrolera, cuya preparación corría
a cargo de la Oficina de Economía Petrolera del referido Ministerio[38].
Sin
dudas, se trataba de un esfuerzo que cabe hacerlo, ahora, digno de mención.
Tiempo
después, con la creación de PDVSA (1975), pudo ampliarse la información aludida
con sus Informes anuales (1995- 2000), al darse a conocer las interioridades de
sus estados financieros, una valiosa data complementaria a la del MMH,
particularmente la que pudo verse recogida en su página web, que incluía,
además, informes y resúmenes de las actividades principales de la corporación,
su red de empresas filiales.
Infortunadamente,
en algún momento, dicha información se dio por interrumpida, dejando sin
respaldo al seguimiento que podía hacerse respecto de la marcha de la principal
empresa pública nacional y con ella de la industria petrolera.
Desde
entonces, la ausencia de información oficial ha tratado de ser suplida con
fuentes del extranjero, a veces en forma fragmentaria, precaria, sin la
disposición de cuadros periódicos, estructurados en los términos que se
obtenían en las fuentes nacionales ya citadas. Cabría hacer referencia a los
datos ofrecidos por acreditadas agencias de noticias, tipo Reuters, o incluso a
la que proviene de agencias oficiales de otros países, como es el caso de la
EIA, de Estados Unidos.
En
cuanto se refiere al sector económico más tradicional, el de la agricultura, se tenía como valiosa pieza estadística el
Censo Agropecuario (1952), además del Anuario Estadístico Agropecuario de
Venezuela (1962- 1984), publicado por el Ministerio de Agricultura y Cría, una
muy completa recopilación con toda la data básica sobre la producción del
sector agrícola, vegetal y animal, desagregada por tipos de cultivos y razas de
ganados, alcance que no pudo ser nunca
igualado en todo el tiempo posterior.
En
contraste con esa riqueza informativa, hoy en día, la data oficial del PIB
agrícola, prácticamente se desconoce. La ofrecida por el BCV, encuentra su
ubicación dentro de un rubro denominado como “Resto”. Allí se le localiza, precariamente
como”agricultura privada”, al lado de cifras de actividades distantes como las de “restaurantes y hoteles” y “otras actividades públicas”.
Frente
a tal limitación informativa, al público interesado solo le ha quedado la
opción de ver y escuchar, por aquí, por allá, la presentación de datos
incompletos ofrecidos por gremios privados que no obedecen a un propósito
estadístico estructurado[39].
Valga
decir que valioso fue también resultó el esfuerzo acometido, en esos años, por
CORDIPLAN, entidad que tuvo a su cargo la realización de las Encuestas
Industriales (1961, 1968, 1973), así como la Primera Encuesta de Gastos e
Ingresos en Venezuela (1964).
El aporte brindado por
el BCV
Acompañando
a los esfuerzos ya relatados, los de la DGE y los de algunos de los Ministerios
aludidos, el sistema estadístico venezolano recibió un impulso vigoroso desde
el Banco Central de Venezuela (BCV, 1940), institución que llegó a constituirse
en la fuente más completa y confiable de datos macroeconómicos en Venezuela,
durante varias décadas.
A
ese respecto, quepa recordar la primera estimación efectuada del Ingreso
Nacional de Venezuela (1949), precursor del posterior desarrollo del Sistema de
Cuentas Nacionales, siguiendo las metodologías de Naciones Unidas[40].
En
lo que hace al esfuerzo investigativo, para la gestación del sistema de cuentas
nacionales de Venezuela quepa hacer mención a
la meritoria labor adelantada por
el economista Bernardo Ferran, experto internacional en cuentas
nacionales, a quien hicieran compañía otros destacados economistas, entre los
que se cuentan, Antonio Crema, Romano Suprani, Gloria Abilahoud, Francisco
Casanova, Pablo Guzmán, a quienes correspondieron tareas relacionadas con la
introducción en el país de la primera versión del Sistema de Cuentas Nacionales
de la Oficina de Estadística de Naciones Unidas (1968)[41].
Del
mismo modo se cuentan las estimaciones de la Balanza Internacional de Pagos,
cuya preparación seguía las pautas del Manual preparado por el FMI así como los
primeros Índices de Precios al Consumidor (Costo de la Vida, IPC Área
Metropolitana Caracas), además de los Índices de Precios al por Mayor, a Nivel
del Productor, que seguían metodologías homólogas a las llevadas por el Bureau of Labor Statistics de Estados
Unidos[42].
El
BCV también se hacía cargo del repertorio de estadísticas monetarias (Base
Monetaria, M1, M2), apoyadas en las metodologías aplicadas en países
desarrollados y contando, además, con el apoyo técnico que brindaba el FMI y el
Centro de Estudios Monetarios de América Latina (CEMLA).
En
el pasado se contaba con una información completa acerca del balance fiscal del
gobierno central, se conocía con certeza los movimientos de ingresos y egresos
acordados y desembolsados, previstos en cada Ley de Presupuesto, así como el
movimiento de los créditos adicionales aprobados por el poder legislativo
(Comisión de Finanzas), cuya fuente primaria procedía del Ministerio de
Hacienda[43].
El
BCV completaba la información, mediante el armado de una cuenta de sector
público, con la compilación de información adicional proveniente de entidades
regionales, municipales, institutos autónomos y empresas del estado.
Además,
editaba periódicamente un minucioso boletín con todo el movimiento de la deuda
pública nacional (directa e indirecta)[44].
Una
vez creada la Oficina Central de Presupuesto (OCEPRE) pudo disponerse de una
estadística relativa a la Cuenta Consolidada del Sector Público (1983- 1989),
que representaba un insumo fundamental para guiar la política fiscal y
adelantar así la programación financiera del estado[45].
Para aquel tiempo la Contraloría General de la República publicaba, de modo
anual, el Balance de la Hacienda Pública
Nacional.
Toda
esta voluminosa data pudo verse recogida en un amplio repertorio de
publicaciones, que vino a enriquecer la bibliografía sobre el acontecer
económico del país, siendo, por lo demás, de entrega gratuita al público,
material que sirvió para que se adelantasen muchas obras interpretativas sobre
la economía venezolana, de la pluma de muy diversos y respetados autores.
Entre
dichas publicaciones destacaba una muy acreditada, el Informe Económico anual
del BCV, contentivo de un completo apéndice estadístico, muy visitado por los
investigadores. Se editaba también la Memoria Quinquenal, además de
publicaciones especiales, contentivas de series cronológicas largas, tales como
fueron las recogidas en las singulares obras denominadas como “Economía en los
“Últimos 25 años”, y “Economía en los últimos 35 años”, que permitieron dar
fundamento cuantitativo para la elaboración de los primeros modelos
econométricos[46].
A
todo esto pudo unirse, a cierta altura, la publicación anual conocida como
“Declaración de Fin de Año del Presidente del BCV”, texto que contenía, además
de una interpretación preliminar del comportamiento de la economía venezolana,
la entrega anticipada al público, antes del cierre de cada año, de la data
macroeconómica oficial, entre ella de las cifras del PIB (total y por
actividades económicas), resumen de la balanza de pagos, en correspondencia con
iniciativa que fuera tomada por Benito
Raúl Losada, durante el ejercicio de su primera Presidencia del BCV..
En los años ochenta pudo verse ampliado el repertorio de información
especializada con la aparición de varios anuarios, que se sumaban al Boletín
Mensual y el Semanal: Anuario de Cuentas Nacionales, Anuario de Estadísticas de
Precios y Mercado Laboral, Anuario de Estadísticas Financieras, con abundancia
de tablas y gráficos. Así mismo, se dio inicios a las estimaciones trimestrales
del PIB[47]
y a la publicación de un Boletín Bimestral de Coyuntura, que constituían
novedades dentro del medio venezolano.
Desde
el BCV se desarrollaron, además, ulteriores compilaciones de series
cronológicas, que resultaron de gran utilidad para la investigación económica.
Con
motivo del 50 aniversario del BCV (1940- 1990), dicha institución hizo la
edición de las “Series Estadísticas de los Últimos Cincuenta Años” (en 5
tomos), bajo la Coordinación General del economista Ignacio Antivero.[48] Posteriormente fue editada,
de modo complementario, “Series Estadísticas de Venezuela, 1989-1999” (en 3
tomos). Además de ello, se editó la obra que recogía las “Estadísticas Socio-
Laborales, (1936- 1990)”, cuya preparación estuvo dirigida por el economista
Héctor Valecillos Toro.
Desde
entonces, para todos los años posteriores a 1999, no volvieron a editarse en el
país publicaciones que tuvieran tal alcance, hecho que representa una pérdida
significativa de memoria estadística.
Cabría
mencionar también el desarrollo de otras iniciativas, emprendidas por
investigadores individuales, de mucho renombre. A este respecto, cabría
destacar obras como las de Ramón Veloz, “La economía y finanzas de Venezuela de
1930 a 1944”[49], así como la de Miguel
Izard, “Series estadísticas para la historia de Venezuela” (1970, Mérida).
Más
allá de estos esfuerzos, la obra más importante de compilación de estadísticas
agregadas, por iniciativa individual, pudo corresponderse con el valioso aporte
del economista Asdrúbal Baptista, con su notable trabajo ---“Bases
cuantitativas de la economía venezolana, 1830- 2008”---, en el que se
recogieron datos de fuentes principalmente oficiales, y, además, pudo
construirse la preparación original de varias series largas, con datos
estimados desde 1830 por el autor, destacando el esfuerzo de separación de los
datos macroeconómicos convencionales, de
aquellos otros, pertinentes a una economía petrolera, en la que se puso
de relieve la naturaleza rentística de una parte del valor agregado registrado
en la información oficial conocida.[50]
Creación de la OCEI
En
1978, puede decirse que llegaba a su término la versión descentralizada del
sistema de estadístico nacional, sustentado aún en una tecnología de
información analógica, más parsimoniosa, dando
lugar un nuevo cambio en la estructura administrativa del servicio
estadístico del estado, con la creación de la Oficina Central de Estadística e
Informática (OCEI, 1978), que recogía funciones que venían siendo desempeñadas
por la DGE, en el Ministerio de Fomento, procurándose alcanzar una organización
que tuviese un alcance mucho más amplio, al incorporar de modo explícito el
componente tecnológico de la informática[51]
y buscando, a la vez, que se alcanzara
una más apropiada división del trabajo, entre
las diferentes oficinas de estadística situadas en ministerios y entes públicos, bajo la
rectoría de la OCEI. Puede decirse que la autonomía de gozaba el BCV para el
desarrollo de su trabajo estadístico no se vio mermada, buscándose más bien
encuentros técnicos orientados a fortalecer el sistema.
Cabe
hacer mención al importante trabajo desarrollado por dicha Oficina,
representado por la continuidad dada a las Encuestas Industriales (1974- 1992) [52],
a la Encuesta de Hogares por Muestreo (1976- 1984), así como otros
relevamientos estadísticos importantes entre los cuales destacan, el Anuario de
Comercio Exterior (1982. 1996), así como los Indicadores de la Fuerza de
Trabajo (1984- 2000).
Del
mismo modo también puede mencionarse el proyecto relacionado con la
construcción del Índice Nacional de Precios al Consumidor, con lo cual se daba
continuidad al IPC, estimado para varias localidades: AM de Caracas, Maracaibo,
ambos a cargo del BCV, el de Mérida,
conducido por la ULA, el de Barquisimeto por FUDECO.
El INE
En
2001 se puso término a la vigencia de la OCEI, dando paso a la creación del
Instituto Nacional de Estadística (INE), hecho que tuvo lugar de modo asociado
con la entrada en vigencia de Ley de función pública estadística (2001).
En
esta nueva Ley se disponía que el Sistema Estadístico Nacional representaba el
conjunto de principios, órganos, funciones y recursos interrelacionados por
medio de los cuales las ramas del Poder Público Nacional, Estadal y Municipal
producen información estadística de interés nacional. Dentro de tal definición,
se contemplaba también a los organismos desconcentrados del Poder Público
Nacional, a las empresas del estado venezolano y a cualesquiera otras entidades
con autonomía funcional que ejercieran la función estadística.
Los
datos numéricos aportada por el INE cobraron mucha significación en los años en
que prevalecieron altos ingresos petroleros (2004- 2013), que permitieron
mejorar las remuneraciones del personal de la administración pública y el
paquete de transferencias sociales del estado a amplios grupos de familias,
gran parte del cual fue sostenido con las finanzas de PDVSA
Coincidiendo
con todo esto le fueron introducidas modificaciones metodológicas a la Encuesta
de Hogares por Muestreo (EHM), a partir de lo cual pudo resaltarse una
disminución del índice de pobreza integral, al tiempo que se hacía mucho
énfasis en cuanto al mejoramiento del coeficiente de Gini, aquel que mide el
grado de desigualdad distributiva del
ingreso[53].
A
juicio de algunos analistas dicha iniciativa mereció observaciones en las que
se ponía en entredicho algunos de los nuevos datos publicados, que sirvieron
para resaltar el mejoramiento de las condiciones sociales de la población.
Tiempo
después, estos mismos indicadores sirvieron para sostener que se había
alcanzado una reducción adicional del índice de pobreza, tal como se revelaría
en la data oficial ofrecida entre 2014 y 2018. No parece congruente que esto
haya sucedido en el contexto de una crisis económica sistémica, cuando pudo
constatarse un hundimiento del nivel de actividad económica.
Quizás para zanjar este desacuerdo, hacia 2014, tuvo entonces sus
inicios una investigación, no gubernamental,
por iniciativa de la UCAB, con la colaboración de otras universidades
(UCV y USB), lo que dio origen a un sistema alternativo de medición de la pobreza
en Venezuela que comprendía, no tan solo la pobreza de ingresos, habitualmente
utilizada en las comparaciones internacionales, sino también la llamada pobreza
multidimensional, aquél indicador que el INE denominaba como pobreza integral o
estructural[54].
En
tiempos más recientes, el INE parece haberse abocado más a favor de la
realización del XV Censo de población y vivienda, según disposición realizada
en 2019[55],
levantamiento concebido como apoyo del Plan General (Segundo Plan de la Patria
2029- 2025) y del Plan de Fortalecimiento de la Gran Misión Vivienda de
Venezuela.
En
este nuevo levantamiento censal mucho se han ponderado muchas de las novedades
introducidas, entre ellas, el levantamiento de cédulas inmobiliarias asociadas
a un código QR, la boleta censal web en CsPro, el nuevo cuestionario de empadonamiento,
el panel de procesamiento destinado a la totalización de los resultados al
momento que se vayan produciendo.
Indicios de desmejora
Las claves o requisitos normativos de un sistema
estadístico idóneo ya fueron puntualizadas anteriormente, forman parte de lo
que puede considerarse como un orden más bien normativo.
Alcanzarlas no resulta tarea fácil, máxime cuando
las instituciones que le sostienen van viéndose debilitadas.
Los problemas comienzan a surgir cuando tales
requisitos son pasados por alto, subestimados o ignorados por la élite
dirigente.
Cuando esto acontece, la verdad estadística puede
irse difuminando, incluso pueden darse episodios de intervención del sistema
estadístico en algunos de sus puntos más sensibles.
La matriz institucional que sostiene dicho sistema
puede verse debilitada progresivamente, la data oficial comienza a ser
cuestionada por usuarios calificados, desde dentro y fuera del país. Algo sigue
funcionando, pero lo hace con un fondo más ruidoso.
Se constatan retiros de personal técnico clave, que
se separan del servicio, se experimenta así una pérdida de capital humano que
se hace muy difícil de recuperar, tomando en cuenta el tiempo que supone formar
nuevamente profesional especializado. El sistema de mérito, que garantiza la
mayor calidad de los resultados, va siendo sustituido por códigos más afincados
en la lealtad política.
Disminuye la asignación del gasto para el
mantenimiento y fortalecimiento del sistema.
Todo esto se percibe a través del deterioro que
exhibe la información ofrecida a través de portales y de algunas páginas web
oficiales, que van colocándose muy por debajo de sus versiones pretéritas y, ni
que decir, de las que exhiben sus pares internacionales.
A veces las metodologías experimentan ajustes
oportunistas, con fines destinados a dar más relieve a determinados resultados.
Tal proceder debilita la credibilidad del personal que se hace responsable de
dichos cambios y de la propia data que se entrega al público.
Se
experimenta, además, pérdida de valiosa data, mientras que la que es producida
se presenta, muchas veces, con una menor calidad o se ve sustituida por otra que
no da continuidad a la serie cronológica previamente ofrecida, las
informaciones medulares se entregan de un modo retrasado, lo que las hace
inoportunas, se dan informaciones muy simplificadas con menoscabo de su detalle
y las partes que se consideran más
sensibles pueden llegar a verse intervenidas,
perdiéndose así la transparencia que se debe frente a al colectivo de
usuarios.
Se van perdiendo, de modo silencioso, algunos de
los vínculos internacionales aquellos que deben mantenerse en beneficio del
sistema.
El país deja de figurar en muchos registros
estadísticos internacionales. Aparece el nombre de Venezuela, en determinadas
tablas, pero sin que aparezcan los datos.
Se rehúye a la auditoria internacional de la
información producida.
Si
se llegara a hacer un inventario de las fuentes estadísticas con las que se
cuenta actualmente en el país, y se las comparase con aquellos registros que
estuvieron disponibles durante el mencionado tiempo pasado, tendría que
admitirse que se ha experimentado un claro retroceso, en varios de sus
segmentos, lo que tiene consecuencias desfavorables para el proceso de toma de
decisiones.
De
allí que se vaya constatando el desarrollo de una especie de pérdida continuada
de memoria estadística dentro del colectivo social, algo imperceptible, pero
que va ocurriendo.
Una
excepción a todo lo relatado podría decirse que la constituya la información
oficial que se ofrece relacionada con los estados financieros de los bancos y
otras instituciones financieras. Quizás pueda explicarse por la rigurosa
supervisión a que se ven sometidas dichas instituciones y la disposición del
órgano regulador de compilar y ofrecer dicha data en su página web para su
consulta por el público[56]
Yéndose
más allá, con fines de ilustración acerca del estado en que se encuentra el
sistema estadístico venezolano, se podrían destacar algunos de las carencias
que nos van pareciendo más preocupantes, inicialmente puntualizados en las
notas de pie de página 4,7 y 8.
Para
iniciar, por lo más visible, cabe hacer la mención al indicador del PIB, cuya
última data anual oficial fue publicada hasta 2018, volviéndose a repetir
aquello según lo cual, ante una desmejora significativa experimentada por un
determinado indicador macroeconómico, tiende a darse la interrupción de su
publicación, tal como ocurrió, de modo temporal, al sucederse el blackout del
INPC.
Por
este motivo, desde 2018-2019, el nivel y variación de la actividad económica
del país viene siendo sustituido por un haz de estimaciones, sostenidas con
metodologías y bases de datos diferentes, bien sea las realizadas por
instituciones internacionales (caso FMI, CEPAL), o por bancos globales de
inversión (CREDIT SUISSE. BOFA), o, también, por las adelantadas por conocidas
entidades locales (ECOANALITICA, ECONOMÉTRICA, OVF, IIES-UCAB), o incluso, la
surgida de parte de servicios de consultoría y opinión situados fuera del país
(TORINO CAPITAL).
En
vez de conocerse información oficial única acerca de la variación del nivel de
actividad económica, se dispone entonces de un repertorio de estimaciones, con
niveles y tasas de variación a veces muy disímiles, que no tienen forma de ser validadas
debido a la falta de la cifra oficial que debe servirles como referencia.
A partir de dichas estimaciones se construyen entonces pronósticos, con
resultados también disímiles, como parte de un proceso sucesivo y acumulativo,
mediante el cual se van originando cifras que van reflejando un alejamiento
respecto de la última data oficial y que, por tanto, van haciéndose
incomparables entre sí.
Los
valores así estimados generalmente hacen referencia al PIB total. Por tanto se
desconoce, de modo suficiente, lo que está pasando al interior del aparato
productivo, de su composición por actividades económicas, de la manera como los
cambios en los precios relativos están impactando a las distintas actividades
económicas. Cuando se hace referencia a éstas, se apela a informaciones de una
tercera fuente, generalmente inconexa con la data oficial.
No
hay tampoco cifras del lado del gasto, por lo cual se desconoce, a ciencia
cierta, los movimientos del consumo privado, la inversión bruta fija, la
variación de existencias, el gasto público y la exportación neta.
Vamos así llegando a un punto en que el universo
informativo macroeconómico va cerrándose y rodeándose de incertidumbre, lo que va
colocando al país en un punto que se torna lejano con la búsqueda de la verdad
estadística. Además, se percibe cierto
desconocimiento de los métodos que se siguen para hacer algunas de las
estimaciones no oficiales y resulta obvio que su vínculo operativo con instituciones
internacionales no llega a darse, al menos de modo oficial.
Puede
decirse que el Informe Económico del BCV, de una periodicidad anual, ya ha
experimentado su desaparición, desde hace una década (2012), privándose así al
público de una información que se consideraba de muy alta confiabilidad,
incluyendo su inapreciable anexo estadístico.
Del
mismo modo, el INPC representa otro indicador clave que se ha visto malogrado.
Tras la aparición del fenómeno de la hiperinflación, a fines 2017, cuando su presentación
periódica hizo mutis, dejando a muchos agentes económicos ayunos de esa
información.
En
este caso, tal desaparición dio origen a problemas que se tenían para honrar
determinados cumplimientos fiscales, así como también para la actualización de
contratos regidos por alguna fórmula de indexación.
Dicha
situación dio origen a una proliferación de índices de precios al consumidor,
gestionados, en su mayoría, por entidades del sector privado, que arrojaban
resultados también disimiles.[57]
Adicionalmente, se tenía el IPC estimado por la Asamblea Nacional- 2015, índice
que también denotaba ritmos diferentes respecto al de las otras estimaciones.
Una
vez vencida la manifestación hiperinflacionaria, al tenor de la métrica
establecida por Phillip Cagan (50%, o más, intermensual), el BCV reanudó la
publicación del INPC. No obstante, las fuentes privadas continuaron produciendo
estimaciones del mismo indicador, no se sabe si por inercia, en las que
nuevamente se presentan distancias importantes entre sus resultados y los del
índice oficial.
De
los demás índices de precios ----al por mayor, precios al nivel de productor de
la industria manufacturera, valores unitarios de exportaciones e importaciones,
deflactor implícito del PIB, PIB nominal---, muy poco se sabe.
No
se conoce tampoco de la existencia de una información relativa al comercio
exterior, que incluya, en forma desagregada, todo el intercambio comercial del
país, por países, por tipos de bienes y por numerales arancelarios. Para
aproximarse a un dato aproximado del total de importaciones de mercancías, se
suele apelar a estadísticas sobre las exportaciones provenientes de otros
países, que son dirigidas hacia Venezuela. Menos se sabe en relación a las
importaciones de servicios no factoriales, tales como fletes, seguros, otros.
El
dato de exportaciones, no controladas, no resulta tampoco conocido, pese a que
de él forman parte rubros que parecen haber alcanzado cierta significación,
tales como el contrabando de oro y de otros minerales provenientes de la
minería ilegal (diamantes, coltán), el contrabando de extracción, de gasolina y
también el de ganado. Tampoco se conoce de alguna valoración oficial relativa
al comercio de sustancias psicotrópicas que circulan desde Colombia
La
data relativa al quantum de exportación petrolero discurre dentro de
imprecisiones debidas a la existencia de datos de producción que son también
disímiles, como ya se dijo (registros oficiales en la OPEP, de fuentes
secundarias), mientras que la cuantificación de precios petroleros parece haber
perdido exactitud. Como se sabe, las sanciones económicas impuestas a PDVSA,
desde 2019, dieron origen a técnicas de evasión, en la comercialización del
crudo y gasoil, que hicieron más opaca dicha información, habida cuenta de los
descuentos que debieron ser otorgados.
La
información relativa a la balanza cambiaria dejó de publicarse desde hace mucho
tiempo. Ahora solo se dispone de una data fragmentaria, relativa a los valores
negociados en los mercados de divisas autorizados, pero se carece de una tabla
integrada que sea comprensiva para el universo de todos los flujos. La cuantía
de divisas negociadas en el mercado informal siempre ha representado un secreto
bien guardado.
Se
carece de registros de la balanza internacional de pagos, estadística que
resulta fundamental para valorar el grado alcanzado por la restricción
financiera externa del país.
La
cifra de reservas internacionales, aunque se publica regularmente, a veces
ofrece dudas, ya que no viene acompañada de notas técnicas en las que se
precise el tratamiento estadístico seguido para la valoración del oro
monetario, ni para las relaciones de éste con el oro mercancía, así como lo que
concierne a los cambios en la posición neta con el FMI.
La
importante estadística acerca de la posición financiera externa de Venezuela
también dejó de publicarse. Solo se llega a alguna pálida información parcial,
rastreada en las tablas del BIS, que sirve acaso de información parcial.
En
el país no se han efectuado censos económicos desde hace varias décadas y,
además, la encuesta industrial dejo de levantarse tras su interrupción en
tiempos de la OCEI, del mismo modo, la información sobre las cantidades físicas
de los distintos renglones productivos sólo alcanza a obtenerse de modo
fragmentario y sin una conexión explícita con las cuentas nacionales.
No
hay estadísticas oficiales relativas al mercado de trabajo, en las que pueda
conocerse información sobre el empleo y desempleo por sectores económicos, así
como de las remuneraciones pagadas. Se intenta ahora construir una serie
paralela, agenciada por iniciativa privada.
Las
estadísticas de finanzas públicas prácticamente han dejado de publicarse, con
la excepción de los datos ofrecidos por el SENIAT, relativos al ingreso fiscal
no petrolero.
Se
desconoce el régimen efectivo que se sigue para el pago de la regalía petrolera
y los impuestos a la actividad petrolera.
Las tablas con información relativas a los pagos fiscales, que publicaba
PDVSA, dejaron también de presentarse, del mismo modo que la cifra acerca del
financiamiento de las llamadas “Misiones”.
El
gasto público total y su composición constituyen otro secreto estadístico. A lo
sumo se dan informaciones puntuales, relativas a los sucesivos pagos que se
hacen de bonos otorgados a funcionarios del estado y al personal jubilado, pero
sin que se disponga de una información estructurada, que tenga un orden y
secuencia cronológica. Sencillamente no se dispone de una serie de tiempo de
ese indicador, lo que se hace ahora más complicado por los pagos en moneda
nacional y en divisas. Para reparar esta insuficiencia, a veces se apela a
estimaciones del nivel y variación del gasto pagado del gobierno central, a
partir de movimientos en la liquidez bancaria, pero nada se sabe del resto del
sector público.
De modo
que no llega a hacerse posible el conocimiento del déficit fiscal, del gobierno
central, y, mucho menos, el del sector público consolidado, pese a que se trata
de informaciones que resultan vitales para el manejo de la política económica.
Probablemente tales datos si sean conocidos, al interior de la alta
administración pública, pero no son objeto de publicación.
Todos
los coeficientes que se manejan (déficit público como porcentaje del PIB, deuda
pública/ PIB, etc.), se corresponden a datos procedentes de estimaciones
privadas, que son muy diferentes entre sí, tanto del lado del numerador, como
del denominador.
La
información sobre la deuda pública, la que ofrecía el despacho de Finanzas,
también experimentó su desaparición, por lo cual se desconoce su saldo y la
cuantía del servicio de deuda externa acumulado, después del default de la
deuda pública externa titularizada. Todo se limita a estimaciones, que se hacen
por aquí, por allá, incluyendo las que preparan bancos y tenedores de deuda
pública externa venezolana[58].
Se desconoce la evolución del saldo de la deuda pública bilateral contraída con
China y otros estados.
Toda
esta desmejora cabría atribuirla a la pérdida de integridad que ha
experimentado el sistema fiscal, comenzando con lo que correspondía a la
gestión fiscal, aquella fundada en la Ley de Presupuesto, de cada año, que se
vio menoscabada por el establecimiento de varios presupuestos paralelos[59],
no previstos en la Ley Orgánica de la Hacienda Pública, a través de los cuales
el poder ejecutivo pudo disponer de holgadas fuentes de financiación de gastos
extrapresupuestarios, en montos que
fueron considerables., sin que hubiese
ningún escrutinio público, ni tampoco rendición de cuentas.
Las
distorsiones creadas como parte de la crisis económica sistémica, desplegada
desde 2014, han devenido en la aparición de varios registros estadísticos sobre
la deuda pública, por iniciativa privada, que no están siendo reflejadas en la
estadística oficial. Entre las
estimaciones que parecen tener mayor fundamento se encuentra la ofrecida por
TORINO CAPITAL.
No
se dispone de una cifra oficial que pueda dar cuenta del valor de las remesas
netas de inmigrantes, venidas al país, pese a la enorme magnitud de la
población económicamente activa venezolana situada en el extranjero, en su
defecto solo se sabe de estimaciones gruesas realizadas por analistas privados.
La
cifra de la población venezolana que ha emigrado al extranjero no se encuentra
recogida explícitamente dentro de las estadísticas demográficas llevadas en el
país. Solo se dispone de la obtenida desde otras fuentes, muy diversas, entre
ellas algunas de origen internacional, que denotan guarismos muy elevados, que
se mueven en un rango estadístico que resulta inaceptable, llegando ya a
hablarse de 10 millones de personas.
Más recientemente, se ha
publicado en CONSULTORES 21, “Diáspora, Servicio de Análisis de Entorno, N°13”,
julio, 2022, una información en la que se indica que la población venezolana en el
extranjero se situaría en alrededor de 5.801.314 personas, para junio 2022
(17,5% del total de población 2021, proyectada por el INE).
En
Venezuela funciona un sistema monetario dual, lleno de imperfecciones. Junto al
de la moneda de curso legal, el del “bolívar digital”, cohabita un acervo y
flujo de moneda extranjera, principalmente de dólares estadounidenses, cuya
dimensión y composición completa se desconoce, en cuanto se refiere al acervo
total y a los flujos de entrada y salida, por categorías[60]. Apenas se dispone de alguna estimación
parcial, de una fuente privada, que está referida al porcentaje de pagos que se
hacen en el comercio, con papel moneda extranjero, dólar estadounidense u otra
divisa de reserva, pero se carece de una estadística de agregados monetarios,
en moneda extranjera, que pueda considerarse integral y que sirva para hacer
una valoración más completa de las relaciones entre el dinero y los precios.
Como
es bien sabido, la disposición de buena información numérica, mejor aún de un
sistema estadístico integral, constituye un prerrequisito esencial para que
cualquier economía pueda desenvolverse de un modo confiable, al menos en lo que
hace a su proceso de toma de decisiones, tanto en el ámbito microeconómico, de
las empresas y hogares, como el macroeconómico atinente al sector público.
Los
estudios de mercado, a partir de los cuales se estructuran las decisiones para
determinar la factibilidad de nuevas inversiones, requieren del apoyo de una
buena base de datos de la economía real y nominal, del mismo modo que se
necesita para la toma decisiones en todo el ámbito financiero, no solo de las
empresas, sino de los movimientos patrimoniales de las personas naturales.
No
es posible hacer política macroeconómica sin la disposición de sistemas de
estadísticas agregadas que sean integrales y confiables, como tampoco
programación monetario-financiera. Tampoco se puede emprender planificación
económica alguna sin la data necesaria para darle sustento al conjunto de
objetivos estratégicos y metas.
Mucho
menos se puede hacer investigación económica, si se carece de las series de
tiempo que sirvan para fundamentar la verificación empírica de las hipótesis.
El
análisis coyuntural y estructural de la economía nacional, sea como un todo, o
el de alguno de sus componentes sectoriales, no puede abordarse con propiedad
si no se dispone de una estadística actualizada, consistente y oportuna. Dicha dificultad se hace extensiva a la
construcción de modelos econométricos y también para los levantamientos de las
muestras, ya que no se cuenta con bases censales.
La
indisposición de una buena base estadística hace que las comparaciones
internacionales con Venezuela se vean oscurecidas, alejándose muchas veces de
la verdad, pues se comparan datos confiables, elaborados en otras latitudes,
con datos que no siempre reúnen el mismo estándar.
[1] O E
Bello Rodríguez. Versión
preliminar,
terminada en agosto, 2022, sujeta a revisiones y rectificaciones ulteriores
[2]
A comienzos de este año cobraron mucho relieve varias estimaciones
presentadas de las principales variables de la economía venezolana durante
2021, e incluyendo, en algunos casos,
sus pronósticos para 2022.
[3] Más recientemente, el presidente de la República ha
hecho saber que muy pronto el BCV dará a conocer las cifras de este indicador,
lo que pondría término a tres años y varios meses sin la disponibilidad de esta
información
[4]
La última información del PIB, a precios constantes, por
sectores institucionales y por actividad económica, se realizó en mayo de 2019. En el caso de las
estadísticas del Sector Externo no se conocen cifras de la Balanza de Pagos,
Posición de Inversión Extranjera, Deuda Externa, Comercio Exterior desde el
primer trimestre de 2019. No se publican índices mensuales de precio, volumen y
valor de la industria manufacturera y del comercio desde enero de 2019. No se
publican los índices trimestrales de las Remuneraciones a los Asalariados. Las
estadísticas del índice nacional de precios al consumidor se publican con
irregularidad, actualmente se desconocen los resultados de junio y julio de
2022.
[5] En fecha más reciente, el OVF ha
anunciado una estimación del crecimiento del PIB, para el primer semestre 2022
(12,3%), utilizando su “Indicador Mensual de Actividad Económica”
[6] Véase en PRODAVINCI en Twitter, “Qué esperar de la
economía venezolana en 2022”
[7] PDVSA
publicó sus últimos reportes de Gestión e Informe Financiero en el año
2016.
[8]
El INE tiene un rezago en la publicación de las siguientes estadísticas:
Hogares pobres por tipo de método, según año (2013), Hogares pobres por ingreso
(IS 2015), Hogares pobres por Necesidades Básicas Insatisfechas, según
indicador (2019), Tabulados Básicos de la Fuerza de Trabajo (IT - 2020),
Población de 15 años y más ocupada, según sector empleador y rama de actividad
económica (IIS- 2018), Población de 15 años y más en la fuerza de trabajo,
según población (diciembre 2018)
[9] Torino Capital, Venezuela Red Book, 1Q, 2018
[10] FMI, Declaración del directorio ejecutivo sobre la República
Bolivariana de Venezuela, FMI, mayo 2, 2018
[11] Véase en Microeconomía, de
R.S. Pindick y D. L. Rubinfeld , un desarrollo sobre la teoría de los bienes
públicos (pp. 580-586)
[12] Unión Europea, véase
Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Europea, www.eu.org
[13] Un ejemplo que ilustraría tal modalidad de
información podría ilustrarse bien con una que fuera llevada por CAVEINEL
(Cámara Venezolana de la Industria Eléctrica), en los tiempos en que
funcionaban empresas eléctricas privadas., lideradas por la Electricidad de
Caracas (EDC)
[14] La
información aportada por FUNDACONSTRUCCIÓN puede considerarse un ejemplo
representativo del tipo de datos anotados producida por una ONG, con alta
calidad. En este caso valga recordar el aporte profesional brindado a esa
institución por la profesional de la estadística, Milagros Negrón
[15] Me parece justo recordar el
papel pionero desempeñado en Venezuela por Carlton Prunhuber (REVISTA ECONOMÍA
VENEZOLANA, 1966- 2005) y Robert Bottome (VENECONOMÍA, 1982), junto a Joseph
Mann y John Sweeny, con las primeras ediciones de publicaciones especializadas
sobre la economía venezolana, bajo el sistema de suscripción. A ellos, pudo
seguirle, tiempo después, el importante esfuerzo emprendido por los economistas
Pedro Palma y Cristina Rodríguez, con su publicación MetroEconómica, que se
veía acompañada del servicio de proyecciones de variables macroeconómicas, como
parte del apoyo brindado por la econometría, en cuya aplicación se destacaron
como sus iniciadores dentro del país
[16] Un ejemplo podría serlo el del EMBI (Emerging
Market Bond Index) de J.P Morgan, que representa un indicador original de
esa firma, mediante el cual se busca hacer la medición del riesgo país
[17] Incluye métodos básicos, entre los que se
incluyen las técnicas de suavización (promedios móviles, suavización
exponencial), filtración adaptativa, regresión y correlación, descomposición de
las series de tiempo, estimaciones subjetivas y aproximaciones cualitativas. Véase S.
Wheelwrigth, S Makridakis, Forecasting Methods of Management, John Wiles and
Sons
[18]
Se suele distinguir entre la econometría asociada
al desarrollo de métodos para la verificación empíricas de teorías económicas,
apoyándose en la estadística matemática, y la econometría aplicada, usada para
estudiar observaciones de la economía positiva, orientadas a la predicción de
determinadas variables y a ejercicios de simulación con fundamento en modelos
econométricos
[19] La data
oficial de crecimiento trimestral del PIB estadounidense, preparada por el U.S.
Bureau of Economic Analysis, adolece de una limitación, ya que su entrega
no puede hacerse en tiempo real. A fin de aminorar ese vacío temporal de
información, el Federal Reserve Bank of Atlanta[19] prepara el GDPNow, el “nowcast”
del referido indicador, un proxy en tiempo real, valiéndose de un modelo de
pronóstico del presente. Dicha medida se sustenta en la data periódica disponible
durante el trimestre en que se hace la estimación, sin que en su elaboración se
haga uso de ajustes subjetivos, obedeciendo solamente a los resultados
matemáticos del modelo. Véase también Pat Higgings,
“Going inside GDPNow www.atlantafedorg,CDPNow, quien destaca que, en el caso de algunos modelos
parecidos adoptados en Europa, si parece guardar importancia el juicio
subjetivo
[20]
Un caso que ilustra tal determinación puede serlo el del IPC en
Argentina (Administración Cristina Kirchner), cuando el indicador oficial
perdió su representatividad, debiendo ser sustituido por otro tipo de mediciones
paralelas.
[21]
Entendidas las plataformas digitales como una
arquitectura tecnológica que funciona
como eje organizador (hub) en un ecosistema con efectos de red, recursos,
transacciones entre los participantes. Ella
permite el desarrollo de sus propias funciones informáticas, permitiendo
integrar tecnologías de información, informática y conectividad. Termina
representando un modelo de negocios que crea valor mediante la facilitación del
intercambio, Véase F. Da Silva y G. Nuñez Reyes “La era de las plataformas
digitales y el desarrollo del mercado de datos en un contexto de libre
competencia”, Naciones Unidas CEPAL, diciembre, 2021
[22]
De los ecosistema se habla como un grupo
interdependiente de actores que comparten plataformas digitales estandarizadas
para lograr propósitos mutuos
[23] Por el índice de capitalización, varias de ellas se
encuentran entre el top de las diez más grandes del mercado bursátil
[24]
La velocidad del cambio técnico asociado a la
digitalización marcha siempre unos pasos por delante de la capacidad de los
estados nacionales para dictar legislaciones que sean capaces de canalizar
constructivamente el manejo de la nueva data
[25] The real-time revolution. Enter
third wave economics. How the pandemic reshapes the dismal science”, The Economist, October 23rd 2021, (”)
[26] Digital
Economic Lab. HAI. Stanford University. Destacan proyectos de investigación, tales
como los referidos a What is the value of data”, Measuring, predicting and assessing
the diffusion of data-driven decision making”, “GDP B: A new well-being metric
in the era of the digital economy”
[27]
Allí se hace referencia a las etapas en las que prevalecieron los llamados
“lobos solitarios” (Adam Smith y
teóricos subsiguientes), con más manejo deductivo que de verificación empírica,
la de los teóricos ya envueltos en trabajos en colaboración, dotados del
auxilio que les proporcionaba el mayor poder explicativo proveniente del
desarrollo de los métodos cuantitativos más sofisticados, tal como los
ofrecidos por la econometría.
[28]
En el caso venezolano se contaba con un personal idóneo, dotado de
competencia técnica en métodos estadísticos, para lo cual se disponía, desde
principios de los cincuenta, con el aporte que brindaba la Escuela de
Estadística y Ciencias Actuariales, así como de la participación de
profesionales de la economía, ya formados, no sólo del conocimiento de métodos
estadísticos, sino también de las enseñanzas originadas desde la cátedra de
Contabilidad Social, promovida
inicialmente en la Escuela de Economía, perteneciente a la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales
, UCV.
[29]Al respecto, puede hacerse mención, en el caso de
España, de la existencia de un código de Conducta Ética en el INE, destinado a
prevenir la corrupción, el acoso laboral, la difamación, fundamentado en el
Código de Conducta Ética del Servidor Público aprobado según decreto N 36-2007
(octubre, 24, 2007)
[30]
Una excepción histórica
de este requisito lo pudo representar el caso de las mediciones pioneras del
Ingreso Nacional, efectuadas en
Inglaterra , con participación destacada de Richard Stone, Premio Nobel
[31]
Quepa mencionar, solo a modo de ilustración, el aporte brindado
por la Oficina de Estadísticas de Naciones Unidos, con su Manual de Cuentas
Nacionales, incluidas las sucesivas revisiones, así como del FMI, en lo que se
refiere al Manual de la Balanza Internacional de Pagos, o, también, la
contribución del Buró de Censos de
Estados Unidos, en lo que concierne a la elaboración de los índices de precios
[32]
En algún momento llegué a conocer, de
primera mano, momentos de desencuentros en cuanto se refiere a la data
macroeconómica, por ejemplo, a la medición del crecimiento económico, a través
de la variación anual del PIB real. Aunque el BCV representaba el organismo
nacional competente, al menos ante la Oficina de Estadística de la ONU, no
siempre el dato numérico obtenido resultaba congruente con la creencia
gubernamental, situación que exigió, en sus momentos, intercambios técnicos
destinados a aclarar y resolver divergencias, algunas veces con respecto a la
data ad hoc levantada por el
gobierno, siempre dentro de un diálogo de alto nivel técnico
[33] En el caso español parecen
haberse dado algunos desencuentros recientes, entre el poder ejecutivo
(Vicepresidencia de Economía) y el INE, en cuanto se refiere a datos sobre el
crecimiento económico y también el IPC. Dicha situación ha llevado, finalmente,
a la separación del director del INE. En este caso, ¿Se ha resentido la
credibilidad del sistema estadístico?, ¿Queda
bien parada la verdad estadística?
[34]
Library of Congress, https://catalog.loc.gob
[35] Jorge Días (www.jorgedias7.wordepress.com), 2015
[35] Quepa también mencionar el
aporte de otros distinguidos catedráticos, entre quienes se cuentan el
estadígrafo Antonio Repisos Granados., el actuario Víctor Masjuan Teruel, el
economista Raniero Egidi Belli, así como el estadígrafo Ernesto Rivas González,
quien ocupó la dirección de dicha Escuela durante doce años (1959- 1971)
[36] Una
modesta vivienda situada en la parroquia de San José de Caracas, lugar donde se
recibían, además de la Carta Semanal del MMH, dos estupendas publicaciones: la
Revista Nacional de Cultura, editada por el Ministerio de Educación y “El
Farol”, publicación mensual de la Creole Petroleum Co. (EXXON) en la
cual colaboraba, en tareas de diseño, nuestro universal artista Carlos Cruz
Diez
[37] https://www.opec.org/opec_web/en/publications/338.htm
[38] Bajo dirección estuvieron, entre otros, los
destacados economistas Ramsey Michelena
y Reinaldo Figueredo Planchart
[39]
FEDEAGRO viene llevando un registro de 12 cultivos del
subsector agro vegetal
[40] “Sistema de Cuentas
Nacionales y Correspondientes Cuadros Estadísticos de las Naciones Unidas
(SCN), 1953 y sus revisiones posteriores
[41] A esta lista cabría agregar
la de otros destacados técnicos que llegaron a ocupar posiciones descollantes
en la gestión de la contabilidad agregada producida por el BCV. Valga
mencionar, entre otros, al economista Alcides Villalba, a cargo de los
registros de la balanza de pagos, a quien le hacían compañía los economistas
Manuel Lander y German Utreras. También, de promociones posteriores de
economistas, no pueden dejar de mencionar a los economistas Angel Boet Rojas y
Trino Valerio, a quienes correspondieron tareas importantes asociadas con el
cambio del año base del SCN
[42] Aun a riesgo de dejar de hacer mención del importante papel desempeñado
por otros técnicos del BCV, dejo
constancia, en este escrito, del
invalorable aporte que fuera dado por un grupo de muy destacados estadígrafos, entre los cuales
descuellan Antonio José Fernández, Modesto Freites, Carlos Hernández Delfino,
Freddy Garrido, Abdelkarder Sánchez, Oswaldo Delgado, Luis Armando Rodríguez,
en tanto que, en la preparación de los índices de precios, resultó invalorable
el esfuerzo de estadígrafos de mucha
valía como Félix Noel Franco, Nelson Morillo y también del economista
Carlos León, entre otros.
[43] En este trabajo destacaba un competente grupo de
economistas, entre cuyos nombres ahora
recuerdo a Ignacio Antivero,
Mercedes Perrone, Francisco Tamayo, Rafael Duran, Ángel David Mendoza
[44] Preparado por el economista Julián Fajardo Lotufo
[45] A comienzos de los años ochenta, contando con esta
información pudo prepararse el Programa Económico Cuantificado (PEC), con la
participación del Ministerio de Hacienda, OCEPRE, CORDIPLAN y BCV. Allí se
daban cita destacados economistas al servicio del estado venezolano, como Jorge
Marcano, Jesús Guerra, Ricardo Haussman, Pedro Rosas Bravo. Dicho trabajo
estaba destinado a respaldar las gestiones de reestructuración de la deuda
pública externa con el Comité de Bancos Acreedores, presidido por Chase
Manhattan Bank. Dicha iniciativa muy bien puede considerarse como un
antecedente al trabajo técnico que se hizo posteriormente para instrumentar el
programa de ajuste macroeconómico, acordado con el FMI, en 1989
[46] Creo recordar que en su elaboración tuvieron activa
participación varios distinguidos economistas, entre los que se cuentan, Marcos
Sandoval y Hugo Romero Quintero
[47]
Este proyecto estuvo dirigido por el economista
Pedro Rosas Bravo, adscrito entonces a la plantilla técnica del BCV
[48] Dicha publicación contó también con la participación
de un destacado grupo de técnicos de esa institución, entre los cuales cabe
mencionar a las economistas Mireya de Cabré, América de Schwarts y, también, al economista Luis A. Peláez, uno
de los mejores conocedores de la
información sobre agregados monetarios*
[49] Reimpreso en 1984
[50] Después de una primera edición, se hizo una segunda,
para un lapso ampliado de las series de tiempo, que se extendieron hasta 2008,
bajo el sello de Ediciones ARTESANOGROUP
[51] Para este momento se transitaba por la tercera
generación en el desarrollo de los ordenadores, al incorporarse los primeros
procesadores comerciales (INTEL 4040, 1971) y microprocesadores, así como por
el impulso tomado por la industria del software (sistemas operativos,
utilitarios), todo lo cual configuraba las bases para que fuese madurando un
cambio técnico de gran relevancia, en el ámbito de la informática. Se estaba
todavía en los albores de la digitalización que iba a desplegarse, con la
cuarta generación.
[52] Entre los estadígrafos que
dieron sustentación técnica a dicha encuesta cabe recordar a Félix Leonardo
Seijas, además de Jorge García Duque, quien ocupaba un alto cargo en el
Ministerio de Fomento
[53]
Véase Ministerio del
Poder Popular de Planificación, INE, “Estadísticas de pobreza 1998- 2018”,
basado en Encuesta de Hogares por Muestreo (EHM). Allí se computa una reducción
del índice de pobreza, desde 2013 (19,6%) a 17,3% (2018), algo difícil de
entender si se toma en cuenta que durante ese período aconteció un hundimiento
del nivel de actividad económica en el país
[54]
Mención especial merece, en este notable
esfuerzo, el aporte técnico del sociólogo Luis Pedro España, reconocido
especialista en temas sociales y de
políticas públicas
[55] Gaceta Oficial del 23 de septiembre 2019
[56]Cabe destacar que la información periódica proporcionada
por la SUDEBAN, en su página web, dentro de la que destacan su Boletín
Trimestral, la Evolución de la Cartera de Créditos, entre otras tablas
importantes. A este respecto, se hace merecedor de mención el esfuerzo de
sistematización e interpretación de la información financiera de parte de
algunas consultorías privadas. De entre ellas,
destacaría la que se hace desde Síntesis Financiera, valiosa publicación
de análisis económico, desarrollada bajo la sucesiva dirección de dos
prominentes economistas, de gran integridad profesional, como lo son, Ruth
Krivoy y Tamara Herrera
[57] Además de las ya mencionadas
firmas de inteligencia económica, cabe recordar las estimaciones privadas
pioneras que fueron realizadas por el CENDAS (Centro de Documentación y Análisis para los
Trabajadores, 1984), relacionadas con la medición mensual de la canasta
alimentaria (con 60 productos representativos del valor calórico, desde 1998)
y, en años más recientes , de parte de CEDICE (Inflaciómetro medición de una,
canasta de 61 bienes y servicios). A esto se ha agregado la llamada “Cesta
Petare”, una medición de la variación semanal del precio de ocho productos,
como iniciativa atribuida a Oscar Schemel
[58]
A cierta altura comenzaron a conocerse de varias estimaciones
relativas al grado de endeudamiento del
sector público, en las que se incluía, además de la deuda pública reflejada en
la estadística oficial, otras categorías de deuda pública como, por ejemplo,
las obligaciones surgidas por los fallos asociados a los arbitrajes internacionales
(CIADI y otros), la deuda asociada a operaciones de pignoración de reservas
internacionales, las obligaciones de venta de divisas a empresas que habían
cumplido con los requisitos previstos en el control de cambios y/o que habían
prestado servicios (caso de líneas aéreas), variantes de deuda flotante, deudas
contraídas por PDVSA con los socios extranjeros en sus filiales y/o con
empresas de outsourcing petrolero
[59] Una variedad estuvo constituida por la
delegación que se hizo a la empresa petrolera, PDVSA, para que atendiera varios
programas de gasto social, de origen gubernamental, comprendidos dentro de la
figura de las llamadas “Misiones”. Otra se correspondió con el presupuesto
paralelo conducido a través del Fondo Nacional de Desarrollo (FONDEN),
alimentado con la confiscación parcial de reservas internacionales del BCV y
los aportes obligatorios impuestos a PDVSA.
Además de esto, se dispuso de los fondos obtenidos a través de los
préstamos otorgados por el gobierno de China, bajo la forma de cofinanciamiento
con el BANDES, que pudo constituirse, también, en un espacio destinado a la
movilización de recursos de la hacienda pública que no pasaban por los
controles habituales aplicados a los fondos previstos en la Ley de Presupuesto
Nacional.