Economía y política una relación indisoluble en el siglo XXI
Observamos que la economía no es
sólo una construcción de una constelación de ideas, sino que ellas son un hecho
concreto en el actuar de las relaciones humanas y de poder de la sociedad, en
la realidad política concreta
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JESÚS E. MAZZEI ALFONZO
26/09/2024 05:00 am
Hoy más que nunca estas ciencias sociales están entrecruzadas, mucho más
interdependientes que nunca, ahora bien, acontecimientos en las dos esferas ya
sea en el caso de la economía global, regional o la venezolana, entre ellas hay
una fuerte interrelación, una mayor vinculación. Y en el caso de desempeño
económico más aún. Pues sí, tres ideas en el caso venezolano se han extraviado
desde hace 25 años en el quehacer de nuestros decisores políticos, en materia
económica en su vinculación con la política.
Por un lado, el nombramiento de individuos que no poseen la experticia de la
económica política sobre todo para producir seguridad y estabilidad,
certidumbre, otra, una inadecuada cosmovisión del manejo económico (la mayoría
formados en la escuela marxista-leninista del pensamiento económico, que no se
actualizado y aggiorno de las nuevas teorías económicas) nombrados y ubicados
finalmente, en cargos en las cuales no conocen las características y la
dinámica de los organismos públicos y no tienen visión de estado, sino
partidista-ideológica, y entonces, se producen los desajustes institucionales,
en las políticas públicas formuladas e implantadas, porque la coalición de poder
tiene al interno diversos grupos ideológicos, que coexistentes y sirven de muro
de contención a una política económica con sentido común y que genere
confianza, que son los pilares básicos de cualquier política económica sensata
que se desee implementar, por ello los magros resultados de este año que unido
a una concierto internacional con alta incertidumbre, complejiza aún más la
implementación de políticas económicas, por varios eventos que la condicionan.
Por otra parte, han dejado una impronta importante no sólo en el pensamiento,
en su desarrollo intelectual, en la praxis, en la realidad donde les toca
actuar. Hoy estamos en un proceso de reinterpretación de ideas y del cómo
actuar en la realidad en la interrelación humana, por los fantásticos cambios
en la sociedad postindustrial y en proceso de un nuevo tiempo de cambio
tecnológico e industrial y global que está en pleno avance de desarrollo, que
tiene como proceso de desarrollo, una economía global que se debate en crisis
de las cadenas de valor y suministro, una alta inflación en ciernes, una
recesión que podría presentarse y una transformación de reinterpretación de la
última fase la globalización de la economía, las finanzas, lo comercial y lo
tecnológico, que están más entrecruzadas. Estamos pues, en lo que definiría
Carlota Pérez, en un intervalo de reacomodo del capitalismo a nivel mundial.
Este es el desafío en estas primeras décadas del siglo XXI, rumbo a la tercera
década de este siglo, para los decisores políticos en la esfera económica, sean
o no economistas.
En el caso particular de Venezuela, ha tenido desde el campo de las ideas hacia
el campo de la acción pública que se plasman en políticas públicas de carácter
económico-político que dan una satisfactoria combinación del pensar y actuar en
forma virtuosa en el pasado tenemos por ejemplo a: Ramón Cárdenas, Alberto
Adriani Mazzei, Manuel R. Egaña, José Antonio Mayobre, Andrés Germán Otero,
Luís Enrique Oberto, Antonio Casas, Julio Sosa Rodríguez, unos economista como
Adriani o Mayobre y otros políticos de primer nivel, que reflexionaron sobre la
interconexión entre ambas esferas del pensamiento en forma profusa que sin ser
economistas y otros también como Rómulo Betancourt y Rafael Caldera, que
escribieron ampliamente sobre economía. En el campo de la academia, también,
tenemos casos en una acertada combinación en cargos como directores del BCV o
viceministros como es el caso de D. F. Maza Zavala, Asdrúbal Baptista, Ignacio
Purroy, Carlos Hernández Delfino, Teodoro Petkoff, y en el ejercicio público y
político, a nivel de ministros como: Freddy Rojas Parra, Luís Raúl Matos
Azocar, Eglee Iturbe de Blanco, Héctor Hurtado, Haydee Castillo, Maritza
Izaguirre, esta última socióloga, pero con amplia experiencia gubernamental
entre otros. Todos ellos, han influido en la creación y sistematización de
ideas, que, puestas en práctica en funciones de gobierno, le dan a la economía
un intensa, compleja, vinculación con el cómo hacer políticas públicas de
carácter económico, y en el juego político al seno de una sociedad plural y
diversa, en vista desde la perspectiva de las relaciones de poder,
interacciones que se producen en una sociedad que construye y estimula la
creación de círculos de intelectuales y conocimiento en una interesante lucha,
intercambio de construir una sociedad moderna en materia de una estructura
económica sólida y equitativa.
En esta circunstancia, podemos observar a la economía siguiendo la guía que nos
diera ese gran maestro de la ciencia política como fue Manual García-Pelayo, quien
define claramente dos tipos de fenómenos políticos, los que son como tal
eminentemente políticos y los politizados, para entender la clara relación
entre estas dos esferas. En este último caso, tenemos a los políticamente
condicionantes, es decir aquellos que no siendo políticos en sí mismos, tienen
efectos decisivos sobre la política y los políticamente condicionados que son
determinados y condicionados por motivaciones políticas para la implementación
de políticas públicas en sus diversas dimensiones cambiarias, fiscales,
monetarias comerciales. (aquí juega ampliamente la economía política).
En el caso venezolano se ubican seis períodos decisivos en su devenir
económico-político determinantes. Observamos que la economía no es sólo una
construcción de una constelación de ideas, sino que ellas son un hecho concreto
en el actuar de las relaciones humanas y de poder de la sociedad, en la
realidad política concreta.
Por un lado, en los años 1958-1974 hubo un manejo sensato, prudente y
coordinado del manejo de las diferentes variables macroeconómicas y las
políticas fiscal, monetaria, cambiaria, de comercio exterior, estables que
dieron un largo período de crecimiento virtuoso del PIB, sin embargo, luego,
entre 1974-1983, se produjeron una serie de decisiones que ampliaron el
espectro de acción empresarial del estado venezolano, del gasto fiscal, el
endeudamiento público descentralizado que tuvo un importante impacto en las
finanzas públicas. Aquí reflexionaron venezolanos de la talla de venezolanos
desde el campo de la ciencia política Allan Brewer Carias, Juan Carlos Rey y
como Mauricio García Araujo, desde el campo de la economía, entre otros
haciendo serias y concretas observaciones sobre el tipo de políticas públicas
implementadas, en materia económica en los años de la Venezuela del Ta barato
dame dos. Recuerdo en la revista Resumen, las clarividentes
advertencias de Mauricio García Araújo, sobre el rumbo de la economía
venezolana en los años del primer boom petrolero, en el primer período del presidente
Pérez, y los efectos perniciosos que se produjeron al seno de la economía
venezolana.
El otro ejemplo es el 18 de febrero de 1983, que marca el fin de una época que
era imposible mantener y se producen las primeras decisiones que buscan reorientar
el gasto fiscal, el debate político y económico, entre un control de cambio o
una devaluación lineal, una discusión y controversia entre Arturo Sosa y
Leopoldo Díaz Bruzual, al seno del gabinete económico del momento y luego éste
se trasladó al consejo de ministros de la época y fomentar aún más un sector
exportador no tradicional, llegamos así a 1989, que produce un verdadero viraje
en el tipo de visión intelectual entre la política y la economía, que se va a
materializar en un conjunto de políticas y medidas que ignoraron el elemento
del timing y el acuerdo, negociación política y fue apartado y despreciado por
completo, el consenso político, por parte de los economistas de aquel entonces,
liderizados por Miguel Rodríguez. Hubo una acción ortodoxa, asumiéndose que los
mecanismos del mercado podían corregir, por sí solo las debilidades de un
estilo de desarrollo llevado a cabo por el país a lo largo de un extenso tiempo
histórico. Aquí se beneficiaron ciertos grupos financieros y lo más grave se
puso en juego la gobernabilidad del sistema político.
La siguiente fase es abril de 1996, con el denominado cuerpo de políticas
públicas de la Agenda Venezuela, que buscaba mediante un prudente equilibrio
entre los mecanismos institucionales de la política y el mercado, llevar a cabo
no sólo un sano balance macroeconómico, sino, además, hacer eficiente el sector
industrial y potenciar, los sectores donde tenemos ventajas competitivas como
son el sector petrolero, de servicios y de esparcimiento (turismo) y de exportaciones
no tradicionales. Todo enmarcado en la búsqueda de reformas con consenso como
en lo laboral y la seguridad social, una política de privatizaciones prudente.
El siguiente período es signado por el más alto boom petrolero en décadas 1
trillón de dólares entre el año 2002 y el año 2014, que se despilfarraron en
políticas públicas inadecuadas y atrasadas estatizantes. El Producto Interno
Bruto (PIB) de Venezuela cayó casi 80% en un período que abarca desde el 2013
de ocho años, el cual representa el período más largo en recesión que pasó el
país, e igualmente sufrió de cuatro años de hiperinflación en el cual pulverizó
los ingresos de los venezolanos y hoy todavía con una inflación crónica, es un
problema no resuelto del todo. por ejemplo, cómo es posible revertir una imagen
de un gobierno que desde el año 2005, atacó el capital y tejido productivo,
existente de 12.700 grandes empresas que había en Venezuela en 1998, hoy quedan
poco más de 2.300, trabajando a un 22 % de su capacidad instalada ( un alto
riesgo político por decisiones tomadas en esos años).
Hoy, pues, estamos en una nueva etapa, aparentemente está última, donde se
trata de implementar una política económica, más pragmática y realista, pero
tiene decisores ambiguos o no convencidos e identificados de sus beneficios y
un peso muy fuerte de falta de sentido común y crear confianza, que son los
pilares de una sana y prudente política económica. Además, siguen prevaleciendo
actores con una cosmovisión marxista-leninista, de carácter autoritario en el
gabinete económico, lo que es una pared de contención, para seguir políticas
modernas en materia económica.
El desafío que encaramos como sociedad es inmenso, en un proceso de
globalización imparable, que busca combinar un sentido de equidad y justicia
social, que está por entrar a una nueva etapa, con temas blandos y duros,
afectados por la pandemia las guerras de Rusia contra Ucrania y la Gaza y el
uso de la inteligencia artificial. He allí lo fantástico y lo intrincado de la
vinculación de la economía y la política, en los tiempos de hoy. La política
consiste en decidir en condiciones en las que no hay una evidencia
incontrovertible. La economía se mueve al ritmo de las reglas que diseña la
política, hay un nuevo trilema político, como afirma, Dani Rodrik.
Por eso hemos tenido un desempeño tan mediocre en lo económico, en los
últimos 25 años en el caso venezolano. Se requiere una visión de estado
económica-política, con sentido de propósito y coherente que es lo que
adolecemos hoy, si queremos definitivamente enrumbar a buen puerto a la
economía venezolana. Estamos ante el reto de integrarlas más armónicamente y
orgánicamente, para bien de formular mejor políticas públicas, que lleven
adecuado conocimiento político sobre las consecuencias de un manejo inadecuado
de la economía en estos tiempos. ciudadanos bien informados y con conocimientos
políticos enraizados en hechos objetivos han sido –desde siempre- una de las
precondiciones para la existencia y consolidación de una democracia sólida y
robusta y por ende de la economía también.
jesusmazzei@gmail.com
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