Modernización e institucionalización
El máximo impacto político se produce cuando se combinan el cambio de
las expectativas (que proviene de la movilización social) con el cambio de las
capacidades (que proviene del desarrollo económico)
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JESÚS E. MAZZEI ALFONZO
08/12/2022 05:00 am
Modernización, es un proceso de
cambio social integral, que ha sido experimentado primero por los países que
hoy llamamos desarrollados, tras cuyas huellas siguen hoy todos los demás. La
institucionalidad es una situación estable. La modernización, en efecto como
proceso de cambio lleva a ella, es altamente inestable. La modernización se
expresa en procesos tales como los siguientes: urbanización (vive más gente en
las ciudades que en el campo); industrialización (el sector más fuerte de la
actividad económica es el secundario, o sea la industria, hoy en día el sector
servicios, es el sector de la expansión del capitalismo del porvenir );
secularización (racionalización de la política y pérdida de sus fundamentos metafísicos
y tradicionales); democratización (incorporación de nuevos sectores sociales a
la participación política) e intensificación de las comunicaciones.
Por otra parte, en lo psicológico cambian los valores, actitudes y
expectativas, en el sentido de aceptar y desear el cambio y afrontar la
realidad en lugar de resignarse a ella. En su comienzo, la modernización tiene
un gran impacto sobre el crecimiento demográfico, que luego aminora su
expansión. En el plano social, los grupos primarios, de roles difusos (familia,
comunidad local) son complementados por grupos secundarios, de roles
específicos (asociaciones deliberadamente organizadas); por otra parte, el
tradicional sistema bifurcado de status, con "desigualdades
acumulativas" es reemplazado por estructuras de status pluralistas, de
"desigualdades dispersas". En lo económico, las actividades se
diversifican, se eleva el nivel de la especialización ocupacional, aumenta el
capital a invertir para crear un puesto de trabajo, aparece la agricultura
"de mercado"; las actividades extractivas (primarias) pierden
importancia relativa frente a las actividades de transformación o industriales
(secundarias) y luego ocurre lo mismo con éstas frente a las actividades
terciarias (comercialización, servicios, etc.), hoy se desarrolla en el sector
digital. Los dos aspectos de la modernización más vinculados a la política son
el desarrollo económico y la movilización social. El máximo impacto político se
produce cuando se combinan el cambio de las expectativas (que proviene de la
movilización social) con el cambio de las capacidades (que proviene del
desarrollo económico).
Ahora bien, siguiendo al siempre recordado Mikel de Viana s.j, la modernización
implica tres condiciones: 1. Un uso de la racionalidad instrumental del que
dependen las consideraciones de posibilidades y viabilidad objetiva.2. El
establecimiento de una naturaleza centrada en el sometimiento transformador
mediante la ciencia y tecnología y 3. El establecimiento de normas abstractas
que constituyen las reglas de juego de los espacios públicos (derecho, mercado
etc). Hoy Venezuela, vive un proceso a la inversa.
Por otra parte, la institucionalización entendida como el proceso por el cual
las organizaciones y procedimientos adquieren valor y estabilidad, se mide por
la adaptabilidad, coherencia, complejidad y autonomía de los organismos y sus
procedimientos. Por ello, en un sistema político que lleva a cabo un proceso de
modernización debería al menos ser capaz, por un lado, de innovar políticas
públicas para promover reformas sociales y económicas y, por el otro de
asimilar a las fuerzas resultantes de la modernización, ya sean grupos nuevos o
tradicionales politizados, a través de instituciones políticas que representen
el interés público y tengan por ello una dimensión moral. Esta última se
relaciona con formas de comportamiento reguladas e institucionalizadas que, por
su predictibilidad generan confianza entere la sociedad. Como diría el colega
español Fernando Vallespín, de Max Weber:” … Su tesis central sobre el
desarrollo del mundo moderno se aprende ya desde el primer curso de sociología.
Modernidad equivale a la racionalización de todos los procesos sociales con el
fin de resolver de la manera más eficiente posible cuestiones de naturaleza
práctica. Y racionalización se conjuga con industrialización, burocratización,
especialización, secularización, avance del capitalismo…”. En el socialismo hay
involución y no modernidad.
Venezuela desde 1936, transitó este camino dentro de un proyecto de apertura política
con pausas y avances (López-Medina y Trienio adeco), se continua en la
autocracia pérezjimenista (con un retroceso en lo político, pero modernizante
en lo urbanístico y económico). Todo ello, sustentando por el peso cada vez
mayor peso del petróleo en la economía y la transformación del mapa productivo
y de la sociedad, que va transitando su camino de una sociedad rural a una
urbana y cada vez más moderna, proceso que ha sido estudiado desde la
perspectiva de la ciencia política, entre otros, por mis maestros Juan Carlos
Rey, Humberto Njaim, Maruja Delfino, Haydee Farias, Graciela Soriano de García
Pelayo, Ricardo Combellas, Andrés Stambouli, Diego Bautista Urbaneja, Aníbal
Romero, Carlos Romero, Ángel Álvarez entre otros politólogos hasta llegar al proyecto
de democracia civil del 1958 a 1999, proceso que significo avances en todos los
aspectos sí lo comparamos con las realizaciones de los marxistas trasnochados
de hoy en día, en lo político, económico, social, educativo, petrolero,
cultural, urbanístico, telecomunicacional, sanitario, expectativa de vida, en
la infraestructura de servicios, exportaciones no tradicionales, militar,
política exterior entre otros; y estos últimos años, se ha vivido un retroceso
impresionante y lamentable, en esas dimensiones, que ha hecho retroceder al
país en forma significativa.
Hoy entonces, este proceso está en un retroceso, impresionante con intentos de
desmordernización, eliminación de símbolos de nuestra identidad, cultura,
nacimiento de nación un intento de desoccidentalización. Corresponderá pues, en
el futuro revertir esta tendencia y trabajar en un horizonte temporal de largo
plazo para que la generación de nuestros hijos y nietos, tengan un país de
acuerdo a los tiempos que ellos se merecen democrático, moderno, solidario,
próspero y equitativo. Incomparable al actual proceso histórico de tendencia
marxista socialista, que ha sido de un innegable retroceso en estas dos
variables, cuando el país ha retrocedido en el campo de la calidad de la
prestación de sus servicios públicos.
jesusmazzei@gmail.com
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