La relación dialéctica entre sociedad política y civil, es un elemento
que debe tomar en cuenta quien ejerce funciones de gobierno.
JESÚS E. MAZZEI ALFONZO
02/06/2022 05:00 am
Hoy gobernar es un asunto complejo y
complicado, como nunca antes en la historia de la política y en particular de
lo que es el arte de gobernar. Basta ver los impresionantes desafíos, costos,
limitaciones que deben enfrentar los diferentes gobernantes del mundo
contemporáneo: problemas de seguridad, inmigración, cambio tecnológico, la
guerra de Ucrania, inflación imparable, en fin, ejecutar políticas adecuadas y
pertinentes. En ese mismo sentido, el gobernante de una nación tiene el inmenso
reto de gobernar no solo para una parcela del país, sino para todo el país. La
cabeza del Estado, debe tomar decisiones, interactuar con los ministros,
presidentes en fin con un entramado extenso de altos representantes de la
administración pública que él designa, recibir cuenta de ministros, llevar a
cabo reuniones de consejo de ministros su conducción y negociación, los planes
de contingencia que se presentan por imprevistos. Debe tener una preparación y
conocimientos técnicos adquiridos previamente, esto es lo deseable para una
buena acción de gobierno y la muestra de su capacidad efectiva y eficiente de
un buen gobernante. Es el quién gobierna y cómo se gobierna. Es tratar de
reducir la brecha entre la narrativa discursiva y la realidad de los hechos
crudos y concretos cuando se gobierna.
Se requiere, pues, a la hora de
gobernar tacto político, capacidad de comunicación, persuasión y un timing
especial, ver el margen de maniobra que dan las decisiones, para llevar cabo no
solamente las tareas normales del día a día de gobierno, sino igualmente,
negociar, conversar con los diversos actores con los que se convive y la
posible influencia del entorno internacional que también repercute, porque hoy
en día hay una porosidad manifiesta entre el ambiente interno y el externo. El
arte de dirigir y decidir, en un gobernante se basa en ocasiones en un cálculo
muchas veces basado, en forma racional, incremental o burocrática de los costos
y beneficios y el ejercicio, del equilibrio de una decisión sobre políticas
públicas. Estamos en un mundo de incertezas y turbulencias, por la intensidad y
velocidad de las mismas.
En este sentido, la interacción entre los agentes políticos (partidos, sindicatos grupos de interés y de presión, líderes, etcétera) y las decisiones de política es el objeto central de la teoría política contemporánea y el diseño de políticas públicas es uno de sus desafíos. La relación dialéctica entre sociedad política y civil, es un elemento que debe tomar en cuenta quien ejerce funciones de gobierno. No es un problema que se arregla con buena gerencia, porque gobernar es esencialmente un problema político.
En suma, en la actividad política es difícil, pero el ejercicio del gobierno, del gobernar es más intricado, complejo, debido a que es optar entre opciones, es saber qué se quiere, saber qué se puede y qué no se puede hacer, saber cuándo hay que hacerlo y finalmente, cómo hay que hacerlo, y en sociedades postindustriales de carácter democrático, es más complicado, por los diversos intereses a incluir y satisfacer y sobre todo en un mundo donde lo interno y externo se vuelve más poroso, como consecuencia de la globalización. El político en funciones de gobierno debe tener pues, iniciativa estratégica, pero con un sentido de las proporciones. Aquí entra el perfil psicológico del gobernante es un individuo equilibrado o psicópata encubierto o camuflado.
Finalmente, el reconocido politólogo Yehezkel Dror, habla entre otras cosas de los factores que dan importancia a las decisiones de los gobernantes entre las cuales cabe mencionar: Las necesidades políticos-psicológicas, los medios de comunicación, las transacciones de poder, el carisma, políticas empresariales, interdepartamentalidad, administración de crisis, reuniones cumbre y conduciendo la sociedad.
jesusmazzei@gmail.com
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