miércoles, 12 de julio de 2023

ECONOMÍA VENEZOLANA: ENTRE EL FRACASO DE LAS EXPECTATIVAS Y EL SOBREAJUSTE.

 

ECONOMÍA VENEZOLANA: ENTRE EL FRACASO DE LAS EXPECTATIVAS Y EL  SOBREAJUSTE.

EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ

 


Aumento de impuestos y tarifas, incremento en costo de servicios, negativa palpable de aumentos de salarios, en un contexto abiertamente inflacionario, mantenimiento del encaje y las correspondientes restricciones al crédito, son algunas de las expresiones de un sobreajuste del lado del sector público que “lidera” la economía y que, de tiempo atrás, tiene poco que aportar en la conducción de la misma; así  pues,  habiendo ejecutado numerosos intentos fallidos, podemos  permitirnos usar el termino sobreajuste. Como generalmente sucede en economías menos desarrolladas y con escasos desarrollos en la sociedad civil, terminan pagando los costos o las cargas, los sectores menos favorecidos en la distribución del ingreso, como algunos de ellos son en la actualidad venezolanos, dado su ubicación como empleados públicos y, específicamente, de los  sectores como la salud y la educación.

Tal sobreajuste busca compensar, además, las restricciones estructurales (pozos desatendidos, menor disponibilidad de recursos para invertir, otros), puede decirse ahora, en la obtención de los cuantiosos ingresos petroleros, otrora obtenidos  por la economía venezolana (como los del periodo de 10 años previos a 2014). Busca el Estado/Gobierno[1], ahora sin relativamente tantas divisas, gastar menos y obtener más para “equilibrarse”.

Ante este escenario, ya advertido en distintos momentos, como durante 2018[2], no han faltado los entusiastas[3] y varias veces acomodados de todo tipo, vaticinando mejorías que hoy día a comienzos del segundo semestre de 2023, se muestran sin pertinencia ante la realidad económica y social. Dos fantasmas muy reales medran en la oscuridad; la inflación/hiperinflación y la dolarización informal.

Sobre la inflación, ya sabemos que las proyecciones han tenido que reconsiderarse y cobijarse hoy día en el proyectado 400% del multilateral de marras, siempre atento a registrar y proyectar. Más aún, se oyen hoy día cosas como “bueno, la gente se acostumbra a vivir con la inflación” (caramba, caramba, con pensiones de menos 5$  y sueldos de profesores universitarios rayando en la miseria absoluta y relativa). Más aun, hoy día, es más que clara la importante disminución del consumo que, parafraseando a un estimado profesor, podríamos decir que el consumo lo es todo. El consumo, dada la pertinaz inflación y el contexto de sobreajuste planteado, ha entrado en la fase de deterioro acentuado para productos de consumo de distintos estratos. Claro, habrá siempre los que con cierta sorna señalen que hay gente consumiendo pescado y quesos especiales así como carros de alta gama, teniendo en su mano un Wiski o vino de alta gama, por usar prestada la expresión. Es esto lo que ha llevado  a la realización de ofertas en ventas o a las alarmas desde el exterior señalando que la cosa económica se está volviendo a poner en Venezuela como en años recientes, cuando empezó a decaer la economía;  pero, lamentablemente, no es cierto en los grados tal realismo, pues ahora estamos peor.

Como si no fuese suficiente, la Hidra que es la dolarización informal y chucuta, se reproduce y reproduce generando nuevas sorpresas. ¡Ahora resulta que hay que medir la inflación en dólares! Muchos no creían o decían que no existía inflación en dólares, como si estuviésemos en cualquier mercado prístino, serio y dinámico de los que pueden encontrarse en casos en el escenario internacional. No, la dolarización nuestra nació con distorsiones muy de compromiso futuro, dado no solo que ha sido informal sino que además heredó variadas perversiones[4].

No nos parece que la dolarización sea el camino de solución de los problemas de Venezuela[5], pero los opuestos al imperio y los analistas cordiales y seguidores han podido dejarse medias tintas y decretarla formalmente. La pregunta siempre fue: ¿por qué no lo hacen? Ah… pero aprende uno que de ese escenario distorsionado, sin precios ni salarios en dólares se benefician varios/varios, y, el mismo fisco, que ajusta y sobre ajusta tiene o busca  sus dividendos, incluso políticos. Por otra parte, a algunos no les es difícil señalar que el $ pueda pronto acercarse a los 50 0 100 bolívares[6] en tiempo próximo cercano.  

Nada de lo señalado, pareciera ir en beneficio de los sectores menos favorecidos en la distribución del ingreso. Pues, a pesar de los grupos de trabajadores que ganan en dólares en el área privada, se sabe que, ni son la mayoría, ni están protegidos de la inflación en general ni de la de dólares. La desvalorización del bolívar en Venezuela es terrible, pero no está muy lejos la relativa al dólar, independientemente de su valor y significación a nivel internacional.

 

12 de julio 2023

@eortizramirez

eortizramirez@gmail.com

 



[1] Esta fusión o no diferenciación ha sido resultado de las acciones de la Administración Bolivariana en sus más de 23 años de ejecutorias.

[5] Pocas economías, generalmente pequeñas, han pasado a dolarizar o usar otra moneda, y no se le ha visto clarificado su camino al desarrollo o  establecimiento de condiciones conducentes al mismo.

[6]Hoy 12 de julio de 2023 el promedio supera, en lo que hemos llamado la Dictadura de los portales, los 30 Bs por $.

 

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