SOCIALISMO
DEL SIGLO XXI: ARMA DE DESTRUCCIÓN MASIVA
Enrique Viloria Vera
De acuerdo con la
ONU: “las armas de destrucción masiva son armas
diseñadas para matar a una gran cantidad de personas, dirigidas tanto contra
civiles como contra militares. Estas armas no se utilizan generalmente en un
objetivo muy específico, sino más bien sobre un área extendida más allá del
radio de una milla, con efectos devastadores en las personas, infraestructura y
medio ambiente”. Estas armas pueden ser biológicas, químicas o nucleares. Ejemplo de estos artilugios- que demuestran
fehacientemente que el hombre es verdaderamente lobo para el hombre -,
encontramos: el ántrax, el napalm, los misiles de sensores fusionados, el misil
balístico intercontinental, las municiones a base de uranio. Pero sin lugar a
dudas las más mortíferas y peligrosas son las armas nucleares, sólo una
puede destruir una ciudad entera, además de potencialmente matar a millones de
personas, y poner en peligro tanto el medio ambiente como la vida de las
generaciones futuras, ya que sus efectos a largo plazo resultan devastadores.
La
historia reciente de la humanidad es prolija en lo referente al uso extendido
de estas armas a lo largo de todo el siglo XX, grandes han sido los esfuerzos
de los organismos internacionales por impedir o limitar el uso de estas
devastadoras e inhumanas armas, en especial las nucleares, los resultados no
son tan halagüeños como esperábamos, aún algunos países porfían en preservar
sus inventaros nucleares o en construir nuevas bombas para poner en jaque a sus
enemigos y a la paz mundial.
A esta cruenta
realidad, hay que sumar hay que añadir las millonarias cifras de muerte y
destrucción que se registran en países gobernados por socialistas de izquierda
o llamados nacionalistas, y por el nefasto e indolente comunismo. Alemania,
China, Camboya, la extinta Unión Soviética, etc. En América Latina contamos con
el aporte que la Revolución cubana ha realizado para engrosar las cifras de
este genocidio universal.
En Venezuela, la
Revolución Bolivariana, patrocinadora del depredador Socialismo del siglo XXI
no se queda atrás. La deliberada y progresiva destrucción de las instituciones
de todo tipo, de las universidades, del sistema de salud, de las relaciones
internacionales, son más que evidentes, ya clara y tajantemente lo afirmó una
connotada dirigente del proceso revolucionario: Nosotros no vinimos a gobernar
bien…sino a hacer la Revolución.
En lo concerniente a
las muertes derivadas de esta búsqueda obcecada de la Revolución, la UCAB
señala:” Las
últimas cifras de violencia y crímenes sitúan a Venezuela como el país más
inseguro y peligroso de América Latina y del mundo. Entre 1999, año en el que
llegó Hugo Chávez al
poder, hasta 2018, se han registrado 333.029 muertos por violencia. De media,
perdieron la vida 40 personas por día, y en su mayoría jóvenes en condiciones
de pobreza.”
Ni la Alta Comisionada de la ONU para los
Derechos Humanos pudo ocultar las lágrimas de dolor al constatar tanta saña,
tanta maldad.
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