VENEZUELA: VENCIERON LOS
BONOS, EN UNA POLÍTICA SALARIAL PARTICULAR
EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ
El camino se había trazado, sobre todo desde 2018, cuando se planteó tener el salario mínimo como rasero, en un contexto de uso del Petro, precio del $, petróleo y otra serie de consideraciones en aquel plan de ajuste de 2018[1]. A partir de allí se distorsionaron, más aun precios y salarios relativos. Y pensar que algunos analistas y consultores, junto a empresarios, consideraron y siguen considerando el contexto de dolarización informal[2] como un tejido favorable o adecuado.
Aquellos analistas simpatizantes o
adaptativos, señalaban que se había logrado alcanzar parámetros y referencias.
Mientras, la administración nacional seguía su curso con lo ya trazado en el
momento referido. Después vinieron los ajustes de hace dos años y no sabe uno
de donde, más allá de lógicas y justicia social, algunos pensaban que la administración
del país podía fijar el 1 de mayo de
2024 un salario mínimo de 200
dólares. Pensemos en un sector público que puede tener dos o tres millones
de empleados y similar cantidad de pensionados.
Claro, algotros tienen el optimismo encendido en la esperanza lógica
de nuevas políticas (que podrían por
lo demás ser ya viejas en nuestros
contextos nacionales y regionales). Los problemas estructurales acumulados por
Venezuela, vienen de varias décadas y sobre todo de las últimas y pasarán
algunos años para poder resetear y
reestructurar variables.
El salario mínimo, con las últimas medidas, ha terminado perdiendo su sentido para los
equilibrios económicos y para las programaciones personales y familiares. Podría,
en el extremo, incluso eliminarse, y seguirse funcionando con bonos.
Todo ello en el extremo, pues el salario mínimo, apartando cualquier tipo
de bonificación que tenga la fuerza de
trabajo (un concepto curiosamente muy marxista y que debería considerarlo
una administración que no colida con ello), sigue siendo fundamental para
estructurar actividades laborales en los
proyectos de crecimiento, incluso considerando cluster, cadenas de valor,
startups y cualesquiera otras formas productivas u organizativas como
maquiladoras, zonas libres de exportación o zonas económicas especiales.
Uno podría pensar: ¿se trata de insensibilidad,
despreocupación, mal manejo de información, comodidad o en fin cualquier otra
particularidad o desviación que pueda llevar a los administradores y a los
sectores políticos, productivos o de empresas de análisis, que apoyan o siguen,
a seguir cometiendo los mismos errores? No es fácil precisarlo. En este sentido
es claro el rumbo que seguirá teniendo la economía, pero la acumulación de
problemas ha aumentado y factores que han fundamentado distintas acciones,
siguen estando allí para cualquier administración de años próximos en Venezuela[3].
Para unos y otros las consecuencias no son muy halagüeñas y menos aún para los sectores
menos favorecidos en la distribución del ingreso.
2 de mayo de 2024
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com
[1] Eduardo
Ortiz Ramírez https://www.academia.edu/37257589/AJUSTE_M%C3%81S_ALL%C3%81_DEL_FOSO_Recibiendo_nuevas_distorsiones_de_precios_y_salarios_en_Venezuela_18_agosto_2018_Eduardo_Ortiz_Ramirez
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