miércoles, 26 de junio de 2019

EL CERO: SIMBOLO DEL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI


EL CERO: SÍMBOLO DEL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI

                                                                                       Enrique Viloria Vera

Vivimos en la mentira y, si sabes que te mienten, debes vivir instalado en la sospecha.
                                                                                                                             Umberto Eco



Queridos hermanos y camaradas:

Acá en esta bolivariana patria, vamos cada vez más de cero en cero. Cero azúcares, cero pollos, cero carnes, cero sales, cero pan y PAN, cero futuros claros, y hasta le quitan a cada rato 3 ceros al Bolívar para hacerlo más fuerte y soberbio.

Propongo pues que el cero, la nada, la ausencia, lo nulo, la carencia, se convierta en símbolo inequívoco de estos tiempos bolivarianos, donde todo pasa para que nada pase o pueda seguir pasando. El cero, la ausencia de unidad, puede evidenciar con claridad los índices de nuestra ineficiencia gubernamental.

 Mercal se acerca revolucionariamente al cero bolivariano, Barrio Adentro Cero Adentro ya lo es, La EDC, RCTV, PDVSA Y CANTV ceros también fueron y van siendo, y cualquier otra empresa positiva que se atreviese en mi proceso, cero también será.

PDVSA con angustia se acerca al cero, no en accidentes, sino en producción. ¡Vamos todos hacia el cero!, a los minístraidos de ocasión, esta vez, no les pondré dos ceros como a todos los que ya no están, con uno solo bastará para echarlos del gobierno a silbato de pito revolucionario que para eso seguimos en permanente Carnaval.

El cero, en su simbolismo, ilustra muy bien nuestra realidad: cero comentario, cero hablar, cero crítica, cero chiste, cero humor, porque toda acción en positivo es, de ahora en adelante, golpista, desestabilizadora, imperialista y contra revolucionaria.

 El cero, lo negativo, lo nulo, el NO, se está adueñando pronta e insondablemente de nuestra cotidianidad revolucionaria, el cero es flojedad, antipatía, tedio, desgano, echarle la culpa al otro, sacarle el culo al asunto, sacarle el cuerpo a las personas involucradas y a las cosas hechas, anteponer la razón ideológica o de Estado a cualquier otra razón.

Cero el trabajo legislativo, cero el judicial, cero el educativo, cero el policial, cero el habitacional ¿para qué tanto esfuerzo ajeno? Si lo que más quiero en este proceso sinigual, es un país de ceros a la izquierda para YO ser el Celebrado, el Incomparable, el único y efectivo cero a la derecha.

Saludos mis ceros, ceros.

YO EL PRESIDENTE DE CEROLANDIA          

martes, 25 de junio de 2019

Socios con problemas: Colombia

             


Socios con problemas: Colombia, 

por Félix Arellano



Felixarellano50@yahoo.com
En un escenario de salida dura para lograr el restablecimiento de la democracia en Venezuela, de eventual alcance militar, que algunos grupos plantean, una de las variantes que se presentan tiene que ver con la posible conformación de una coalición de países. Tal planteamiento, que no es imposible y podría ser trabajable, en estos momentos no encuentra mayor viabilidad en la realidad.
Dos de los países mencionados para la organización de la coalición, que están enfrentando serias consecuencias de la diáspora venezolana, como son Colombia y Brasil; no obstante lo incipiente de sus gobiernos, no gozan de las mejores condiciones para asumir una decisión política tan compleja; por el contrario, las dificultades con sus órganos legislativos van creciendo y en general no evidencian solida gobernabilidad.
El Presidente Iván Duque de Colombia, que apenas se encuentra en el primer año de gobierno, desde sus primeros días en el poder ha enfrentado una importante arremetida de los sectores sociales críticos y, en estos últimos días, se ha tornado más complicada su relación con el Congreso, que no controla y, que no obstante su heterogeneidad, se ha coordinado para rechazar algunos de sus proyectos fundamentales, en particular, en rechazo al radicalismo de su partido, el centro democrático y su principal líder el expresidente Álvaro Uribe, lo que no ofrece buenas perspectivas para su labor de gobierno.
En efecto, en los primeros días en la presidencia Iván Duque enfrentó fuertes protestas estudiantiles; luego, las protestas de las comunidades indígenas en el sureste del país; más recientemente, en el mes de abril del presente año, un paro nacional de los sectores sindicales, organizados en el Comando Nacional Unitario que agrupa a: la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la Confederación General de Trabajadores (CGT) y la Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC); opuestos al proyecto de reforma laboral y del sistema de pensiones.
En el plano económico la situación tampoco es prometedora ya que, entre otros, han caído los precios de las materias primas y en particular del café, uno de los productos estrellas de exportación colombiana; los precios del petróleo están volátiles, el desempleo ha crecido, la creciente diáspora venezolana representa una enorme presión en términos sociales y, en general, el proyecto de la “economía naranja” se ha estancado.
El plano internacional, uno de los preferidos del Presidente, también se va complicando. El tema venezolano se agudiza, sin soluciones rápidas y sencillas como se esperaba, y grupos de oposición cuestionan la estrategia o la falta de estrategia.
Tampoco las relaciones con Estados Unidos, que se presentaba como el gran aliado, están funcionando muy bien, en parte, por el carácter impredecible del Presidente Donald Trump, quien ha cuestionado públicamente la labor del gobierno colombiano en el tema de las drogas.
Ahora bien, el tema que podríamos definir como el más sensible es de carácter político y tiene que ver con relaciones con el Congreso y, en general, con los partidos de oposición, piezas fundamentales para la construcción de la acción de gobierno y la gobernabilidad. En este plano se presentan importantes retos al Presidente Duque, para definir su personalidad y autonomía como estadista, pues si bien ha dado señales positivas como conciliador y prudente; los radicales de su partido, el centro democrático y, en particular, su mentor político el expresidente Álvaro Uribe, no bajan la guardia y han propiciado la coordinación de posiciones de la diversidad de partidos que hacen vida en el Congreso colombiano, para enfrentar los proyectos de reforma del Presidente.
Uno de los temas de mayor debate es el relativo a la aplicación del acuerdo de paz con las FARC, que aún cuestiona duramente su partido. En esta línea rígida, el Presidente Duque presentó unos reparos al jurisdicción especial para la paz (JEP), parte del esquema de justicia transicional de los acuerdos de paz; reparos que han sido rechazados, tanto por el Congreso, como por la Corte Constitucional de Colombia. La dura posición del centro democrático en este tema, ha facilitado el trabajo coordinado de la organización de la oposición colombiana, pero también comunidad internacional rechaza un retroceso en el proceso de pacificación y, observa con preocupación, el incremento de asesinatos de miembros de la guerrilla pacificada, lo que retrotrae a los lamentables incidentes que vivió la Unión Patriótica.
Con un panorama complicado no resulta viable considerar que el Presidente Duque podría incorporar a Colombia en una coalición bélica, que además rechaza la gran mayoría de la comunidad democrática internacional
Sobre las complicaciones del gobierno brasileño reflexionamos anteriormente en esta columna Visión Glocal (28/05/2019). Adicionalmente, son evidentes las contradicciones que sobre este punto se presentan en el alto gobierno de los Estados Unidos, de tal forma que un escenario duro, de implicaciones militares, pareciera inaplicable.
Por lo pronto, debemos hacer nuestro mejor esfuerzo de coordinación y creatividad para apoyar y fortalecer nuestra estrategia en los escenarios pacíficos y democráticos, Noruega es una opción, Suecia puede complementar.

ADIÓS A BACHELET, EN BASE A SENSACIONES Y COSAS OBSERVADAS. Venezuela ante la desesperanza del mediano y largo plazo.


ADIÓS A BACHELET, EN BASE A SENSACIONES Y COSAS OBSERVADAS. Venezuela ante la desesperanza del  mediano y largo plazo.


EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ


Suficientemente claro que se diga que el hecho de que Bachelet, la Alta Comisionada de ONU (denominación de cargo que, a su manera, le es llamativa a ella misma, según su alocución de despedida[1] de la visita de tres días que hizo al país recientemente) para el tema que se sabe, visitara a Venezuela, es expresivo de los problemas que tiene esta última en cuanto a violación de derechos humanos. La otra parte en relación a la visita, conforma la conjetura que expresa esta nota sobre que, a partir de la misma,  la funcionaria del caso dejará no de hacer su trabajo sino que pasará a dedicarse de otra manera al caso  Venezuela[2].

Eso último, si fuese verdad, seria tremendamente grave, pues abonaría en el letargo y la desesperanza a que tanto le temen hoy día los venezolanos, cuya expresión extrema sería la agudización de la anomia y se convertiría, correspondientemente, en un insumo para el mantenimiento de una administración que propende y actúa –crecientemente- con resultados atinentes a la destrucción de la economía y el país. Y debe ser enfocado a la luz de reacciones mas activas y no porque fueran favorables a la oposición las acciones o pronunciamientos que tuvo Bachelet  en tiempos recientes y antes de venir al país.

La figura de Bachelet no se equipara a la de los otros funcionarios y ellos no son ella, lo cual es un Perogrullo, aunque no intrascendente. Es ella la que ha tenido definiciones, simpatías, apoyos con la izquierda latinoamericana. Con Fidel Castro, con HC y más reciente y novedosamente, con esa pléyade de seguidores o continuadores herederos del legado de aquel, que no es más que el socialismo fracasado del siglo XXI. Reencontrarse con ellos, debe haberle removido esa sensibilidad novelera que tienen los izquierdistas, más aun los de tipo pastiche de tiempo reciente, que les permite creer que solamente ellos la tienen por los pobres y de donde derivan esta serie de políticas fracasadas que se han puesto en práctica en Venezuela, que hoy día no solo es que está destruida y empobrecida sino que está estancada  y en un círculo vicioso que atañe a una verdadera trampa de la pobreza y a una administración que ya no haya que hacer con la economía. ¡Ya ni siquiera lo intenta!

Hasta el informe presentado hace unos meses Bachelet hacia algo. Ahora vino –o por lo menos se observa preliminarmente como resultado- a suavizar las relaciones con la administración bolivariana y a decirle a los de la oposición algo así como: …sabemos que ustedes existen, vamos a conversar, a programar y negociar: ese es el camino. En eso se les podrán pasar a los venezolanos muchos años. Mientras, unos podrán desesperarse porque se cambie el CNE y otros más optimistas y exasperados dirán: ganamos en el 2015, ganemos como sea.

El transfondo es grave. Bachelet se reunió con toda la grandilocuencia,  con artífices de la corrupción y del desmadre del país, violadores de derechos humanos y de acciones violatorias de la autonomía de los poderes; no siendo eso lo trascendental sino que se fue confiando y expresando la mayor seriedad, como corresponde a un funcionario de su cargo, en que el gobierno se comprometió a rectificar y sobre todo a respetar los derechos humanos. Este es uno de los elementos fundamentales del Adiós a Bachelet, el otro es el concerniente a que dada la alta preocupación y atención que se tiene para el caso de Venezuela se deja una especie de Delegación permanente. Claro, a nadie le es difícil pensar que si se hace algo con Bachelet, vayan los integrantes de la comisión o delegación permanente a tener más fuerza que ella, por muy profesionales que sean estos últimos. Y por último, un tercer elemento del Adiós a Bachelet, digno de un buen detenimiento de manejo internacional de problemas fue la insistencia de Bachelet en los problemas que tiene Centroamérica y el mismo México, en cuanto a derechos humanos. ¡Qué bueno! Salieron a relucir hasta las decenas de estudiantes mexicanos desaparecidos (6 muertos y 43 desaparecieron) en Iguala/Guerrero la noche del 26 de septiembre de 2014 y que nunca se ha informado de manera completa su paradero o destino en un proceso violatorio de la vida y los derechos humanos (www.bbc.com 23 de octubre 2014).  A venezolanos preocupados e informados eso les interesa. Pero ahorita en el ahora aquí les interesan muchos problemas de Venezuela.

Bachelet tenía información y oyó  a familiares de alrededor de 100 presos políticos (los cuales suman a más de 700) así como a víctimas de la violencia de los opositores, expresado por ella con la ternura con la que a la administración le gusta tratar este asunto y que no la usa en uno de los tantos asuntos que no termina de aceptar y que los valientes y trabajadores activistas del Foro Penal Venezolano conocen muy bien: los alrededor de 140 fallecidos en el movilizaciones del año 2017.

Como pasa siempre con gobiernos de toda laya, llenos de intriga y autoritarismo, mientras se hablaba y se recibía a la alta comisionada se programaban detenciones, incluso de militares. O el presidente preparaba su oralidad para estimular a las fuerzas armadas a estar dispuestos  desde cualquier lugar  a luchar contra santanderistas dirigidos, refugiados o apoyados en Colombia. Pero también se actuaba para impedir salida del país de activistas políticos o se preparaban más acciones en contra de la Asamblea Nacional o sus miembros. ¡Válame Dios! ¿Estos no son derechos humanos o condiciones democráticas de vida que protejan aquellos? ¿Cómo es el país después de la venida de Bachelet? ¿Qué podrán encontrar los venezolanos, sean víctimas o migrantes (que siguen aumentado y con tendencia a distanciarse o a superar los más de 4 millones que se han destacado como migrados del país en años recientes), en el informe que presentará la alta comisionada? ¿Alguien podría afirmar que va a ser igual de fuerte o realista – o mayor- que el anterior? ¿O es que acaso alguien duda que vaya a ser más suave y dúctil?

Todo puede pasar a la luz de los tres elementos del Adiós a Bachelet.



25 de junio 2019
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com



[2] Un enfoque muy particular puede apreciarse en:
Es fundamental que la Alta Comisionada de Derechos Humanos de Naciones Unidas @UNHumanRights @MBachelet traslade los testimonios y las denuncias recibidas en #Venezuela a la Corte Penal Internacional en el marco de las denuncias realizadas sobre crímenes de Lesa Humanidad.


viernes, 21 de junio de 2019

From Versailles to the Euro


Hulton-Deutsch Collection/Corbis via Getty Images

From Versailles to the Euro
Jun 20, 2019 ROBERT SKIDELSKY

The agreement that ended World War I, signed in June 1919, imposed a ruinous debt burden on Germany. A century later, Germany has assumed the role of the eurozone’s self-righteous creditor, fretting about “moral hazard” and ignoring the destabilizing, contagious effects of making debtor countries poorer.
LONDON – This month marks the centenary of the Treaty of Versailles, one of the agreements that brought World War I to a close. In a sense, the tables have turned. Whereas the treaty imposed huge reparations on Germany, today’s Germany has taken the lead in imposing a large debt obligation on its fellow eurozone member Greece.

Although the creditor-debtor cards have been reshuffled since 1919, the game remains the same. Creditors want their pound of flesh, and debtors want to avoid giving it. Debtors want their debts forgiven, while creditors fret about “moral hazard” and ignore the destabilizing, contagious effects of making debtor countries poorer. Sadly, the eurozone has not learned the debt lessons of Versailles, or heeded the warnings of John Maynard Keynes.
When World War I ended, the victorious allies were determined that Germany should make “reparation” for the damage it had caused in the war, partly to pay off the debts they owed one another. But they failed to agree at Versailles on a final figure for the indemnity, instead tasking a Reparations Commission to determine the amount by 1921.
The nub of the issue was how much Germany could pay without an allied military occupation. In his 1919 polemic The Economic Consequences of the Peace, Keynes said that if Germany restricted its consumption, it could probably run an annual trade surplus of $250 million, or 2% of its national income, which over 30 years would add up to $7.5 billion.
In May 1921, the Reparations Commission fixed Germany’s indemnity at $33 billion. But the capital sum was effectively reduced to only $12.5 billion, requiring annual repayments of $350 million. This trick was accomplished by requiring Germany to issue three sets of bonds, but to pay interest and principal on only the first two (Classes A and B), consigning repayment of the “C” bonds to never-never land.
The charade of maintaining a large fictional German debt while trying to extract repayment of a smaller “realistic” one continued through the 1920s. In fact, Germany wasn’t prepared to repay the realistic debt, either, and only did so following fresh loans. In 1926, Keynes commented scathingly, “The United States lends money to Germany; Germany transfers the equivalent to the Allies, the Allies pay it back to the United States government. Nothing real passes.”
Then came the Wall Street crash and the Great Depression, and foreign loans to Germany dried up. By raising taxes and cutting public spending, Germany generated the required surplus to meet its annual debt payments between 1929 and 1931, but at the cost of intensifying the slump. The German economy shrank by 25%, and unemployment soared to 35%. The policy of “fulfillment” under Chancellor Heinrich Brüning paved the way for Adolf Hitler, who simply repudiated the debt.
Today’s debt charade in the eurozone has many parallels with post-World War I Europe.
In the run-up to the 2008 global financial crisis, southern European countries steadily accumulated debt by borrowing from northern banks, mainly German, to finance risky construction projects. As long as the boom continued, money kept pouring in. But when the crisis that began in the US hit the eurozone, northern European banks refused to extend new loans – forcing southern European governments to bail out their own banking sectors.
Greece was the most conspicuous victim of this reversal. In 2009, the country’s budget deficit shot up to 15% of GDP, national debt exceeded 100% of GDP, and ten-year Greek bond yields soared above 35%.
In 2010, the Greek government threatened to default. The northern banks agreed to partial debt restructuring – mainly by extending the repayment period – in conjunction with a €240 billion ($269 billion) credit line from a “troika” of the International Monetary Fund, the European Central Bank, and the European Commission.
This funding enabled the Greek government to meet interest payments, but it came with strict austerity conditions: higher taxes, cuts in public spending (particularly pensions), the abolition of the minimum wage, sale of assets, and curtailment of collective bargaining. In theory, these measures would yield a trade surplus that would enable Greece to repay its debt.
Between 2010 and 2015, Greece’s government, like Brüning’s in Depression-era Germany, pledged itself to a policy of “fulfillment.” In January 2015, voters finally revolted, electing a left-wing government headed by the Syriza party, which had promised to fight the cuts. But by August that year, Greece had capitulated to its creditors, enacting the necessary austerity measures in exchange for a new €85 billion loan.
Since 2010, Greece has borrowed over €300 billion. As of January 2019, it had repaid €41.6 billion, with a repayment schedule stretching beyond 2060. Official creditors are unlikely to get any of their money back because the bulk of the Greek bonds are fictional, like the German “C” bonds of the 1920s. Instead, taxpayers in creditor countries will pick up the tab in the form of higher taxes and reduced public spending.
The orthodox view is that austerity worked in Greece. Deprived of private loans, the country balanced its budget and moved in six years from a trade deficit to a surplus.
But austerity has imposed horrendous costs. Some 300,000 Greek civil servants were laid off, the economy shrank by 25%, and the jobless rate rose to 25% (and youth unemployment to over 60%). Homelessness, emigration, and suicide all increased. Greece’s debt-to-GDP ratio rose from 100% to 170%, and the creditors’ cartel will continue to control the country’s economic policy until the debt is repaid.
As Keynes wrote in 1919 “The policy of degrading the lives of millions of human beings, and of depriving a whole nation of happiness should be abhorrent and detestable.” Later, he argued that austerity was also theoretically wrong: cutting incomes in one country causes incomes to fall elsewhere, spreading a depression and ensuring that any recovery will be delayed and feeble.
The moral of these two stories, a century apart, is that countries should avoid getting locked into creditor-debtor relationships. If they cannot, then a fair bargain between creditors and debtors is necessary to preserve social and political peace. The eurozone is having to learn this lesson all over again.

Writing for PS since 2003 
Robert Skidelsky, a member of the British House of Lords, is Professor Emeritus of Political Economy at Warwick University. The author of a three-volume biography of John Maynard Keynes, he began his political career in the Labour party, became the Conservative Party’s spokesman for Treasury affairs in the House of Lords, and was eventually forced out of the Conservative Party for his opposition to NATO’s intervention in Kosovo in 1999.


miércoles, 19 de junio de 2019

Pronunciamiento de la Escuela de Economía de la UCV en torno a las Acciones del Tribunal Supremo de Justicia contra el Profesor Universitario y Diputado de la Asamblea Nacional José Guerra





Pronunciamiento de la Escuela de Economía de la UCV en torno a las Acciones del Tribunal Supremo de Justicia contra el Profesor Universitario y Diputado de la Asamblea Nacional José Guerra

La Escuela de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UCV se dirige a la opinión pública y al país, para expresar enfáticamente su rechazo a lo que hasta ahora se conoce como una pretensión del Tribunal Supremo de Justicia de promover un conjunto de infundadas y muy peligrosas acciones contra el Profesor Universitario y Diputado a la Asamblea Nacional, José Guerra, despojándolo de la protección legislativa que le otorga la Constitución.

Queremos dejar claramente sentado que el Profesor José Guerra, quien es docente activo de nuestra Escuela de Economía y  se desempeñara como Director de la misma, no sólo es uno de los profesionales más destacados de las ciencias económicas en Venezuela, con una trayectoria profesional impecable y una obra académica prestigiosa y conocida a nivel nacional e internacional, sino además damos fe de su integridad ética y moral y de su elevada condición ciudadana sustentada en intachables principios y valores democráticos.

Alertamos a la comunidad académica nacional e internacional, a las organizaciones de defensa de los derechos humanos, a los parlamentos de la región y del mundo, y a las delegaciones diplomáticas de los gobiernos asentadas en Venezuela, sobre la posibilidad de que partiendo de infundadas acusaciones y un proceder de claro origen político y persecutorio, se pretenda ahora usar una justicia acomodaticia contra un destacado académico y servidor público venezolano, para luego quizás aplicar procedimientos y acciones que afecten arbitraria e injustamente su integridad física, intelectual y profesional.

Vemos con mucha preocupación como por motivaciones políticas, y en acciones claramente contrarias al respeto del debido proceso, el Gobierno Nacional ha venido utilizando al Tribunal Supremos de Justicia para desmantelar al poder público más representativo de la voluntad popular, como es la Asamblea Nacional. Este atentado contra la democracia se expresa hoy en sentencias sucesivas contra diecisiete (17) parlamentarios, a quienes se les ha despojado de la inmunidad que otorga la Constitución Nacional, con la intención de “sembrarles” causas arbitrarias, inmerecidas e improcedentes. Hacemos un llamado a quienes ejercen un poder de facto en medio de la terrible crisis política que sufre que Venezuela, a rectificar y promover soluciones institucionales a la crisis.

Consejo de Escuela de Economía, FaCES, UCV
Ciudad Universitaria de Caracas,  15 días de junio de 2019


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DIRECCIÓN de ESCUELA de ECONOMÍA

La Enfermedad Holandesa y la Agricultura Venezolana


La Enfermedad Holandesa y la Agricultura Venezolana

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Junio de 2019




Se puede aseverar que Venezuela fue un país rural hasta el descubrimiento de grandes yacimientos de petróleo e inicio de su explotación. Esto trajo como consecuencia inmediata la movilización de muchas personas hacia las zonas donde había petróleo, se fueron desarrollando esos poblados y se fue descuidando el campo en las regiones agrícolas.

Por supuesto, las mejores condiciones salariales, y en general, de beneficios socio económicos, se convirtieron en un imán para atraer trabajadores, para atraer mano de obra hacia las zonas petroleras. Desde la época colonial, Venezuela se caracterizó por exportar café y cacao como base de su economía. Los “Grandes Cacao” eran familias que se enriquecieron con la producción y exportación de cacao hacia Europa, con lo cual lograron excelentes condiciones de vida, y en esa época, todo aquel que acumulaba riquezas y adquiría un elevado nivel de vida era llamado “Gran Cacao”. Aún en la Venezuela del siglo XXI, algunos viejos ciudadanos utilizan esta expresión para identificar a las familias ricas.

Con el incremento de las exportaciones petroleras, cuando Venezuela llegó a ser el primer país exportador de petróleo del mundo, poco a poco la “Enfermedad Holandesa” fue carcomiendo la economía del país. Esta enfermedad, que es un término utilizado en economía, también es conocido como “Mal Holandés” o “Síndrome Holandés”, y se refiere a los efectos negativos que provoca en la economía de un país un repentino y desmedido incremento del ingreso de divisas, ocasionado por la exportación de algún recurso natural como minerales preciosos, hidrocarburos, café, etc, o por algún crecimiento importante de la inversión extranjera directa.

El nombre deriva de lo ocurrido en los Países Bajos en los años sesenta del siglo XX, cuando se incrementó violentamente el ingreso de divisas luego del descubrimiento y explotación de grandes yacimientos de gas natural hacia el Mar del Norte. Consecuentemente, el florín, que es la moneda holandesa, se apreció y aumentó su cotización en el mercado de divisas afectando negativamente la competitividad de las exportaciones de otros bienes o recursos del país.

Aún cuando el nombre de esta distorsión en la economía de un país se relaciona con Holanda y es de reciente cuño (1960), este modelo se ha utilizado para explicar los efectos que tuvo en la España del siglo XVI el ingreso de los tesoros enviados desde América, o los efectos perniciosos que tuvo sobre la economía australiana el descubrimiento de oro por allá por el año 1850, y más recientemente, las distorsiones de la economía venezolana derivadas de los altos precios del petróleo.

El “Síndrome Holandés” ha originado en Venezuela, por muchos años, la apreciación del bolívar que es la moneda nacional; además, reducción significativa de la producción interna en sectores tradicionales de la economía como es el caso de la agricultura y las industrias manufactureras. Estos productos para el consumo interno han tenido que enfrentar una desproporcionada competencia con productos importados de menor precio; y los productos para exportación, se ubican en desventaja por la elevada apreciación de la moneda local.

La situación de bonanza petrolera ha promovido la inyección interna de elevados recursos, elevando el circulante, que sin una adecuada contrapartida en la oferta de bienes y servicios provoca continuos incrementos en los índices de inflación. Actualmente, Venezuela ha alcanzado la mayor distorsión económica de su historia, y a pesar de sus riquezas, se encuentra en una situación crítica de pobreza, además de haber contraído altísimos niveles de endeudamiento externo.

La “Enfermedad Holandesa” agobia a la población venezolana y ha afectado profundamente la agricultura. Para 2018 se estimó que apenas se produjo 20% de los requerimientos alimenticios de los treinta millones de venezolanos, y las expectativas para el 2019, son aún peores. Con la renta petrolera se sigue importando alimentos en lugar de promover y apoyar la producción interna. Las divisa parece que se están agotando complicando estas importaciones, por lo que el futuro que se le presenta a la población es de mayor escasez de alimentos cada día. Tenemos que “sembrar el petróleo” y superar el “Síndrome Holandés”, tal como lo han logrado otros países como Finlandia, Australia, Holanda, Noruega, Chile y otros.

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Junio de 2019.

Impacto y naturaleza real de las sanciones económicas impuestas a Venezuela


Impacto y naturaleza real de las sanciones económicas impuestas a Venezuela

Manuel Sutherland

Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (PROVEA) Director del Centro de Investigación y Formación Obrera (CIFO)


martes, 11 de junio de 2019

Venezuela: ¿demasiada geopolítica?

             


Venezuela: ¿demasiada geopolítica?,

 por Félix Arellano

felixarellano50@gmail.com


Como bien sabemos, nuestra grave crisis se ha internacionalizado profundamente, situación que nos inserta en el marco de los conflictos geopolíticos mundiales, lo que incide, tanto en el curso de nuestros acontecimientos, como en la construcción de las posibles soluciones. Con todas sus consecuencias, el caso venezolano se presenta como una ficha en el tablero de las grandes potencias, una realidad que nuestra oposición democrática debería atender con especial atención, a los fines de propiciar una coordinación eficiente de la diversidad de actores, agendas y estrategias.
En este contexto podríamos interpretar que, la dura posición de Rusia y, en alguna medida de China, en respaldo al proceso bolivariano, forma parte del juego de las potencias en el tablero global frente a Donald Trump. En el caso de China, que ha mantenido posiciones más prudentes, concentrando la relación en el marco económico comercial, se podría esperar que, de culminar satisfactoriamente las negociaciones económicas actualmente en curso con los Estados Unidos, su posición frente al caso venezolano podría flexibilizarse y facilitar el escenario de la negociación.
Rusia, por el contrario, mantiene una posición más agresiva, con mayor participación del tema militar, tanto en la venta de armamentos, como en la presencia de asesores militares en territorio venezolano. Tal postura, que no tiene una clara fundamentación racional, dados los serios problemas económicos que enfrenta Rusia, la distancia geográfica, la baja importancia del tema venezolano en su compleja agenda de política exterior; se podría justificar en la búsqueda de un mayor liderazgo a escala global y su tradicional enfrentamiento con los Estados Unidos.

El tema venezolano está ocupando creciente atención en las relaciones entre Estados Unidos y Rusia, como se puede apreciar del número de reuniones que se han efectuado al más alto nivel, al respecto, cabe destacar: la reunión de Elliot Abrams con el Sr. Sergei Ryabkov Vicecanciller ruso, en Roma el 19 de marzo. Luego, los Cancilleres de ambos países Mike Pompeo de Estados Unidos y Serguéi Lavrov de Rusia también han discutido el tema, tanto en el marco de las Naciones Unidas, como en dos reuniones especiales, la primera efectuada en el marco de la reunión del Consejo Ártico en Finlandia el 06 de mayo y, la segunda, en la visita oficial de Pompeo a Rusia el 14 de mayo.
Una clara señal sobre el carácter geopolítico global de nuestra situación se puede apreciar, al constar la presencia del tema venezolano en la agenda de la reciente reunión de los Presidentes Xi Jinping de China y Vladimir Putin de Rusia, en Moscú (05/06/2019), en el marco de la reunión del Foro Económico Internacional y la Cooperación Asia Pacífico. La compleja agenda de la reunión contemplaba temas como: Irán, Siria, Corea del Norte; pero también la situación venezolana.
Otro elemento que ilustra la dimensión geopolítica del caso venezolano tiene que ver con el reciente choque de opiniones entre Estados Unidos y Rusia, sobre el retiro de personal de la corporación rusa Rostec del territorio venezolano, difundido por twitter por el Presidente Trump, también el Wall Street Journal circuló la información, que ha sido negada por el gobierno ruso
Adicionalmente, debemos recordar que la Unión Europea asigna tal importancia a la situación venezolana que ha creado un grupo especial, el Grupo Internacional de Contacto (GIC), formulado inicialmente para 90 días de duración, pero recientemente se ha extendido sin fecha definida. Otro actor importante en este escenario es el Estado del Vaticano y las diversas visitas de algunos de los involucrados a las oficinas del Secretario de Estado, el Cardenal Pietro Parolin, lo confirman.
El papel que está jugando las Naciones Unidas, en particular el Consejo de Seguridad, es otra manifestación de la relevancia internacional de la crisis venezolana. En efecto, el tema fue inicialmente abordado de manera informal, mediante la llamada “formula Arria”, según la cual el Consejo invita a diversas representaciones del país afectado para conocer más de cerca el problema, pero en no se toman decisiones. Luego, en el presente año se registran nuevas reuniones formales: el 26 de enero y el 28 de febrero, en la que circularon dos proyectos de resolución, uno presentado por Estados Unidos, que recibió el veto de Rusia y China y, otro presentado por Rusia, que fue vetado por los Estados Unidos.
Como se puede apreciar la diversidad de actores e intereses puede complicar la situación venezolana. Ya el Secretario General de la OEA, Luis Almagro alertó: “en el caso de Venezuela existen demasiadas agendas”; de allí la urgente necesidad de lograr la mayor coordinación posible.
Conviene construir una hoja de ruta que aborde estrategias y actores y mantener su seguimiento, este es otro gran reto para nuestra oposición democrática. Necesitamos una oposición coordinada y que coordine las estrategias internacionales

lunes, 10 de junio de 2019

¡¡Y TODAVÍA sigue ahí!!


¡¡Y TODAVÍA sigue ahí!!

Humberto García Larralde, economista, profesor de la UCV, humgarl@gmail.com


Por más increíble que parezca, el monstruo que tanto daño ha infligido a los venezolanos, que es repudiado por la inmensa mayoría, desconocido por los gobiernos de más de 60 países democráticos, acusado de violar sistemáticamente los derechos humanos en foros internacionales, continúa usurpando el poder después de seis meses. Seis meses, tenemos padeciendo de un enfermo sin escrúpulo alguno para proseguir, al costo que fuera, con sus políticas de destrucción y expoliación nacional. Decían que dónde pisaba el caballo de Atila no crecía la hierba, expresión de la saña con que su jinete destruía todo vestigio de civilización (romana). El régimen de Maduro lo ha superado con creces.
Al verlo en la entrevista con el periodista Jorge Ramos, sorprende su empeño en eludir preguntas embarazosas repitiendo sandeces aprendidas de manuales comunistas de los años sesenta. Se presenta al entrevistador como presidente “obrero” (¡!), como si tal farsa confiriera a sus opiniones alguna autoridad. Sumido en la más absoluta estulticia, repite clichés acartonados para despachar a Ramos como de “derecha”, “militante político de la oposición” “agente del imperialismo”. En fin, un personaje de lo más patético, incapaz de abordar el mundo real sin muletillas ideológicas obsoletas, cayéndose repetidamente a embustes en un intento por obviar el juicio demoledor de sus compatriotas. Por si las dudas, se hizo patente que estamos en manos de un energúmeno totalmente ajeno a cualquier posibilidad de compartir salidas a la terrible situación del país.
Pero peor todavía son los militares que lo mantienen en el poder. Sorprende que, durante todos estos años, ninguno haya hecho nada para librar a los venezolanos de tanto sufrimiento. Son resultado de un proceso de “selección adversa” aplicado deliberadamente durante años para promover a los más viles y ruines como encargados de su custodia y para ocupar los cargos de mando de la Fuerza Armada y, en particular, de los cuerpos de seguridad de estado. Proporcionan una medida de las labores de limpieza y desintoxicación que habrá que emprender una vez desalojemos a las mafias del poder. Aun así, asombra que ninguno haya sentido siquiera la más mínima angustia ante los crímenes de Maduro y los suyos como para tomar la determinación de ponerles fin. Parece que estamos ante un núcleo duro y curtido de desalmados, que erradicaron toda sensibilidad o criterio moral ante tanto padecimiento.
Para los investigadores Yates y Farah, constituyen la Empresa Criminal Conjunta Bolivariana[1] que ha esquilmado centenares de miles de millones de dólares del país, extendiendo sus tentáculos a cuentas bancarias y negocios turbios a nivel internacional. El agravante es que, además de la solidaridad intermafiosa para depredar a sus anchas un coto de caza tan lucrativo como ha sido Venezuela, se inviste de una farsa “revolucionaria” para encubrir sus desmanes y legitimarse ante el pensamiento “progre” mundial. Este ardid tiene gran efectividad, no porque la mafia se crea realmente su impostura, sino porque está obligada a hacer de ella una realidad alternativa, inexpugnable, como refugio ante sus crímenes. Busca aislarse en una burbuja autocomplaciente cargada de epítetos con los cuales auto-absolverse y revertir la carga en contra de sus acusadores, como se evidenció con la patética actuación de Maduro con Jorge Ramos. Al haber traspasado todo límite moral, ético y humano en su trato con los venezolanos, los mafiosos se han trasladado a un limbo sin contacto con la realidad, cuyos únicos referentes son aquellos que los eximen de todo cargo de conciencia, Así pueden proseguir, sin remilgos, sus negocios. Representa una necesidad existencial, un asunto de sobrevivencia.
La gran pregunta es, ¿Con estos señores se puede negociar un acuerdo para que se vayan?
Por supuesto, cualquier posibilidad de resolver la grave situación actual sin derramamiento de sangre, es preferible.  Pero hay que tener claro con quién se negocia y para qué. De tratarse de una dictadura militar habría un piso de racionalidad y de intereses definidos, con base en el cual una adecuada combinación de amenazas, concesiones y ofertas de perdón podría generar eventualmente una solución consensuada que abriese las puertas a la recuperación del país. Pero no es una dictadura militar porque los militares dejaron hace tiempo de ser una institución. No existe unidad de mando, respeto por las jerarquías, un cuerpo de valores y/o de directrices que los unifiquen en torno a objetivos compartidos, ni la confianza requerida para coordinar esfuerzos ni el apresto, los repuestos y servicios de apoyo requeridos para ser operativos. La mentida columna vertical del régimen fascista de Maduro está carcomida por la anomia que resulta de apetencias y prácticas mafiosas que se imponen a todo lo demás. Se trata de una mafia militarizada, no de una institución. Con Pinochet se pudo negociar porque detrás de él había una institución capaz de ponderar la gravedad de la situación a que se enfrentaban de desconocer los resultados del plebiscito de 1988.
Y, si se examina el resto de la oligarquía expoliadora, tampoco se consigue piso sólido como para sostener una negociación seria. A pesar de las expectativas creadas ante la imperiosidad de encontrarle salidas a la terrible crisis que está acabando con el país, los venezolanos nos enteramos de que el matrimonio reciente de la hija de Cabello dilapidó la bicoca de 16 millones euros, que el susodicho se fue para la Habana para organizar el Foro de Sao Paulo en nuestro país el próximo mes, que la fraudulenta asamblea constituyente se auto extendió su “vigencia” hasta finales de 2020, y que Maduro quiere elecciones, ¡pero de la Asamblea Nacional! Mientras, unos 33 parlamentarios son perseguidos o presos, habiéndoles allanado arbitrariamente su inmunidad. La vida de los mafiosos sigue como si nada. ¿En qué planeta habitan? Estamos frente a un estado fallido que no respeta a Maduro pero lo mantiene ahí como ”pararrayo” que los ampara ante toda crítica a sus negocitos particulares. ¿Quiénes serán los negociadores, qué garantías ofrecen?
Es erróneo plantearse la negociación como alternativa a una solución de fuerza. Es, más bien, el último paso para evitar una solución de fuerza que, de otra manera, parece inexorable. El apaciguamiento no funcionó con Hitler. Tampoco lo va a hacer con los fascistas venezolanos y sus mentores cubanos. Para eso el blindaje ideológico. Pero la solución de fuerza no parece depender de nosotros, a menos que aparezca el mítico militar institucionalista venezolano dispuesto, como Larrazábal hace 50 años, a liderar el desplazamiento de Maduro. De no ser así, estamos a merced de nuestros aliados internacionales, la mayoría de los cuales son renuentes a una intervención militar. Un desafío de la diplomacia democrática es saber explicar las complejidades del problema que enfrentamos. Y, ante el reproche de que corresponde a los venezolanos resolver nuestros problemas, me remito a los alemanes bajo Hitler.
Dos grandes problemas acotan las posibilidades de una solución negociada factible. Una, que el gobierno de transición que surja sea económicamente viable. Dada la devastación sufrida, ello será imposible sin un generoso financiamiento internacional. Ahora bien, ningún ente va a prestar ingentes cantidades de dinero a un gobierno en que participen representantes de la mafia. ¿Es posible que las mafias accedan a una coalición en la que no estén? El segundo problema es la necesidad de contar con un estamento militar confiable que sirva, en última instancia, como sostén de un principio de autoridad en torno al orden constitucional. ¿Un contrasentido? Muy posible, pero estamos frente a un país que puede dejar definitivamente de ser ante el arrase que han hecho de sus instituciones, normas y valores de convivencia, las mafias y los contingentes de malandros “revolucionarios” empoderados. El demonio de la anomia y la anarquía. ¿Estaremos a la altura de este desafío?