sábado, 28 de agosto de 2021

VENEZUELA ES UNA MORTADELA

 

 

 

VENEZUELA ES UNA MORTADELA




                                                                                             Enrique Viloria Vera

“Comiendo pan y morcilla, nadie tiene pesadilla”. “Muchas manos en la hornilla, no dejan probar morcilla”. “Todo lo prieto no es morcilla”.



La mortadela (mortadella en italiano y  mortadelle en francés) es un embutido como el jamón o el salami, elaborado, en su mayoría, con carne de cerdo finamente picada (cerca de un 60 % de magro) originario de la ciudad italiana de Bolonia (capital de Emilia-Romaña). Es una especialidad de la cocina italiana que se consume en países donde la inmigración desde ese país fue importante, procede  de  varias regiones italianas , tales como: Emilia-Romaña, PiamonteLombardía y gran parte de la provincia de Trento. Se condimenta este fiambre con especias, tradicionalmente con pimienta en grano, aunque hay variantes que contienen: pistacho, bayas de mirtonuez moscada molida, coriandroajo, pimiento o aceitunas.

La mortadela junto con el jamón, las salchichas, el salchichón y su pariente el salami, la morcilla o los chorizos forman parte importante de la larga y diversa familia de embutidos. Su creciente consumo evidencia la importancia que juega en las mesas familiares o en los carritos de comida rápida. No es posible concebir a Alemania sin su diversidad de salchichas, a los Estados Unidos de América sin sus hot dogs, a España sin sus jamones, chorizos y morcillas y, por supuesto, a Italia tan orgullosa de su mortadela y de su Boloña.

Incluso en los países árabes el embutido juega un papel relevante en la dieta de sus habitantes: el merguez, elaborado con cordero, destaca en los cous - cous del Magreb. América Latina, por su parte, registra un creciente consumo de embutidos en todas sus variantes. Venezuela no se queda atrás.

En la malhadada República Bolivariana se ha incrementado - vertiginosamente - , el consumo de este alimento, es verdad que no con la variedad de los que se consumían en la Venezuela punto - fijista: jamón de York o serrano, morcillas de variado cuño, chorizos nacionales o importados, chistorras, entre otros. La malhadada Venezuela socialista es de mortadela.

Este muy económico embutido es el rey de los menús de los que menos tienen y por razones de la creciente pobreza no pueden - aunque quisieran -, manducar carne res o de cerdo, incluso el solidario pollo es inaccesible. La impuesta dieta socialista de subsistencia incluye: harina de maíz precocida a precios crecientes, pasta y arroz y sardinas, sin embargo, la mortadela de carne o de pollo es la reina indiscutible de la mesa. Sola, frita o en revoltillo, aporta las muy necesarias proteínas animales requeridas por el ser humano.

 ¡Lástima que las irrisorias y menguadas bolsas CLAP no la incluyan!

    

 

 

Alberto Adriani y el petróleo

 


Alberto Adriani y el petróleo

Es probable que Alberto Adriani, si hubiera vivido en los años 40, se habría vinculado a varios eventos importantes de esa década.


 

JESÚS E. MAZZEI ALFONZO

26/08/2021

 


            Con este artículo, concluyó los trabajos dedicados a este insigne venezolano, con motivo de conmemorar los 85 años de su fallecimiento hoy tocaremos el tema petrolero. Alberto Adriani, fue un político en el estricto sentido de la palabra, busco en todas las iniciativas que llevó a cabo, tratar de crear un orden institucionalizado y de modernización de las finanzas públicas y como poseedor de una gran auctoritas pudo emprender las tareas que llevo a cabo para tal fin. En su obra reflexiono también, sobre el Petróleo, poco pero lo hizo abriendo paso a la literatura en esta materia en los años por venir. El Presidente López Contreras lo designa para formar parte de la comisión que elaborará el Programa de Febrero, allí da una muestra, de las dotes del hombre de estado, que será él, en el breve plazo, pero fructífero año 1936 (febrero- agosto).

En una excelente obra publicada hace más de 30 años por los Drs. Asdrúbal Baptista y Bernard Mommer, en el IESA El Petróleo en el Pensamiento Económico Venezolano, están esbozadas algunas ideas de él, sobre esta materia y de otros ilustres venezolanos como Gumersindo Torres, Uslar Pietri, Rómulo Betancourt, Juan Pablo Pérez Alfonzo, entre otros. Libro que estimo debe releerse a la luz de la paupérrima situación económica y en particular de la petrolera en la venezolana actual.



Por otra parte, a pesar de que veía y era fiel creyente en la necesidad de contar con un vital sector agrícola y de cría, como un sector fundamental de la economía, consideraba que era un sector rudimentario que debía tecnificarse, para mejorar su productividad y en particular al café como industria.



No es por causalidad, en una jugada maestra del presidente López Contreras, reorganiza el Gabinete y lo nombra y se da el paso fundamental de inicio de funcionamiento del Ministerio de Agricultura y Cría dando a la luz este novísimo Despacho, en una reorganización ministerial importante (sugiero a los amigos lectores consultar la Gaceta Oficial N° 18.894 del 2 de marzo de 1936) que va a regir las políticas públicas en materia agrícola y pecuaria del país. Nos es de extrañar que Adriani, sea el escogido y asuma Agricultura y Cría, ya que viene de tener una rica experiencia internacional y gerencial en la Organización Panamericana, como Primer Jefe de la División de Cooperación Agrícola, desde 1928 hasta enero de 1930 y en las empresas de la familia Adriani-Mazzei de carácter agrario.



Así las cosas, al petróleo lo observará en primer lugar como una industria en manos extranjeras y segundo lugar, enclavada en la economía nacional y con poca capacidad multiplicadora en términos productivos y económicos para aquellos años 30, sin embargo, esa percepción la va a modificar al final de su vida,por su experiencia de gobierno. La veía como algo que no tenía vínculos orgánicos con la agricultura y como mera industria extractiva y si se quiere precaria.

La economía rentística petrolera todavía en ciernes le da a Adriani la no comprensión del todo del negocio petrolero, debido a su mentalidad agroproductora. Antes de estar en Agricultura formo parte, luego de la muerte de Juan Vicente Gómez, designado por López Contreras, como miembro de la Comisión que él preside que estudiaría el problema de las primas de exportación (para los productos agropecuarios compuesta e integrada además, por Alfredo Jahn, Luis Monsanto, y Ramón León). Adriani, maneja la tesis de la devaluación del bolívar y se envuelve en un intenso y rico debate, con Vicente Lecuna y Pérez Dupuy, entre otros. La tesis de Adriani no triunfa, el bolívar no se devaluó. Este debate enfrentó a los productores y exportadores agropecuarios del país con los nuevos intereses rentísticos del petróleo vinculados a las exportaciones petroleras. El desarrollo y modernización del país se basará por el peso de esta industria naciente, que fue la opción ganadora a fin de cuentas y que moldeará el desarrollo de Venezuela en los próximos años.



La auctoritas en el manejo de estos temas demostró que Adriani aunque no convenció a importantes sectores de la sociedad de aquél entonces, alcanza su más plena expresión cuando se sigue a alguien no tanto por lo que dice, sino por quién lo dice. La auctoritas no necesita razonar, ni convencer a cada momento: hay o hubo un convencimiento previo derivado de la certeza del argumento o de la eficiencia de los actos, a partir del cual opera la confianza, en cuya virtud se presume la razonabilidad o la eficiencia del portador de la auctoritas.

De aquí se entiende que la auctoritas deriva la capacidad efectiva y moral para dirigir, orientar o aconsejar. Y esto lo alcanzo Adriani, en un intervalo de poco de tiempo, fue un venezolano adelantado a su momento histórico.



Es probable que Alberto Adriani, si hubiera vivido en los años 40, se habría vinculado a varios eventos importantes de esa década. Por ejemplo, la dimensión que adquiría la Industria Petrolera: por una parte, la creación del Banco Central donde fue un pionero en la realización de los primeros estudios para crear una Banca Central, además, en la fundación de la escuela de economía de la Universidad Central de Venezuela y por consiguiente, hubiera sido un actor político de primer orden, en la transición venezolana de 1945, gracias a varias condiciones que reunía era andino (importante activo para la Venezuela de aquél entonces), bien formado intelectualmente y conocía, y había tratado a los emergentes líderes de aquel momento encabezados por Rómulo Betancourt, y tenía experiencia de gobierno, lamentablemente el destino fue otro, pero su legado esta allí. Si se quiere era un puente entre dos épocas de aquel momento.
jesusmazzei@gmail.com

 

miércoles, 25 de agosto de 2021

MARGARITA: LA ISLA DE LOS TORMENTOS

 

 

 

MARGARITA: LA ISLA DE LOS TORMENTOS

                                                                                          Enrique Viloria Vera

Y matar con tormento es mayor delito que matar simplemente.

 Thomas Hobbes



El título de este artículo es tributario de la novela de espionaje la Isla de las Tormentas, escrito por Ken Follet, cuyo argumento versa sobre una operación de contraespionaje llevada a cabo por los aliados en la Segunda Guerra Mundial.

El objetivo de la operación era desviar a las tropas alemanas de Normandía. Si el alto mando alemán se convencía de que la invasión tendría lugar en Calais, los recursos utilizados en defender ese punto no podrían alcanzar el punto de batalla. Para ello, los aliados crearon un ejército ficticio posicionado al sureste del Reino Unido. Desde el aire parecía un ejército real, pero desde tierra era un fiasco. En esta novela, Ken Follett explora la posibilidad de que un espía alemán lograra fotografías desde tierra de este ejército irreal. Si esas fotos llegasen a poder de Hitler, el rumbo de la guerra podría cambiar.

La novela desarrolla varias relaciones que, en principio, son independientes, pero a medida que transcurre el relato estos personajes comienzan a interactuar. Por un lado, se encuentra Henry Faber un espía alemán que descubre un secreto vital para los intereses alemanes en la guerra. Por otro lado, Percival Godliman un historiador que es reclutado por el servicio de inteligencia inglés para ubicar e impedir por todos los medios que Faber logre su objetivo. Y por último tenemos a un joven matrimonio inglés (David Rose y Lucy Rose) que se encuentran en la Isla de las tormentas esperando el final de la guerra. Este triángulo se estrecha cuando Faber naufraga en la isla y despierta la pasión en Lucy mientras intenta comunicarse por radio para transmitir el secreto que puede cambiar el destino de la guerra.

En nuestro caso, vamos a referirnos a Margarita la antigua perla del Caribe, que, por desidia de los dirigentes del malhadado Socialismo del siglo XXI, se ha convertido en una verdadera Isla de los tormentos, donde sus habitantes y visitantes, sobreviven atribulados y   atormentados por situaciones inauditas que se han convertido en cotidiana calamidad.

En efecto, los prolongados y diarios corte de electricidad los someten a un permanente sopor y bochorno, tanto para los que no pueden dormir como ara aquellos impedidos de trabajar, la Internet, por supuesto, también se oscurece; el agua llega mensualmente cuando llega, generando protestas y cierre de vías por parte de los sedientos habitantes.  No hay empleo, la inflación, a pesar de la exoneración del IVA, golpea el bolsillo de empleados y desempleados, las autopistas están descuidadas.

Escuelas y hospitales descuidados y sin insumos evidencian el impacto de la ineficiencia e ineptitud revolucionaria; largas y calurosas colas deben hacer sus habitantes para surtirse de gasolina:  los cuida puestos hacen su agosto todos los meses. Nada que decir de los niños y adolescentes pasando hambre, malnutridos, pululan pidiendo una empanada. El ornato público es prácticamente desconocido. El trueque y el cambalache de alimentos es cotidiana modalidad de abastecimiento.

Margarita, la abandonada y atormentada, también sufre tormentas rojitas y mareas rojas que arrasan con todo a su paso.

 

 

martes, 24 de agosto de 2021

Afganistán: ¿un agujero negro?


Régimen de Fuerza: el corsé ideológico

 Régimen de Fuerza: el corsé ideológico

 

Humberto García Larralde, economista, profesor (j), Universidad Central de Venezuela, humgarl@gmail.com

 



Como toda dictadura, la venezolana descansa en militares dispuestos a emplear la violencia para sostenerse en el poder, contrariando el ordenamiento constitucional. Se ha dedicado a expoliar el país, destruyendo su economía. Junto con las sanciones impuestas por violar derechos humanos, tráfico de drogas y por otros ilícitos, necesita el apoyo externo de países cómplices para mantener sus aparatos represivos. Asimismo, al haber desmantelado el marco institucional sobre el que legitimó inicialmente su mandato, se arropa con una narrativa “revolucionaria” para reducir su vulnerabilidad ante la crítica, tanto interna como externa. Pero ante su desgaste en el poder, el chavismo se vio en la necesidad de ir modificando su sentido. Para fines de exposición, diremos que ha habido dos grandes momentos de la narrativa chavista: 1) un momento inicial, de cosecha; y 2) un momento de atrincheramiento.  

 

La prédica de Chávez cumplió inicialmente con los fines clásicos de toda ideología: aglutinar voluntades en torno a unos valores y sueños compartidos, para avanzar objetivos políticos destinados a tomar y conservar el poder. Muy probablemente, él y sus partidarios creyesen en lo que estaban pregonando.  En todo caso, su retórica cosechó valores y creencias que formaban parte de la cultura política existente. Su discurso se alimentó de la misma matriz de aspiraciones que habían sembrado AD y COPEI. Cabalgó sobre el PetroEstado dispendioso para prometer que haría realidad lo que éstos habían ofrecido, pero no cumplido. Siendo Venezuela un país bendecido por recursos naturales que le deparaban una fabulosa renta, tal incumplimiento era señal de que los gobiernos anteriores estaban al servicio de una oligarquía corrupta y no del “Pueblo”. Chávez, redentor; acabaría con tales inconsecuencias.

 

En su cruzada, introdujo tres elementos que alteraron la dinámica política existente: 1) se proyectó como un “outsider”, colmado de las mejores intenciones e incontaminado por las triquiñuelas de los cogollos partidistas; 2) Se erigió en auténtico heredero de Simón Bolívar, cuyo sueño para con Venezuela había sido traicionado por la oligarquía que dominó la “cuarta república”, incluyendo a la democracia representativa adeco-copeyana; y 3) Lo anterior lo tradujo en la presencia de enemigos del “Pueblo” que él ofrecía combatir. Contaba con los militares, supuestos “herederos del ejército libertador”. En fin, ofreció refundar la república, rescatando sus propósitos originarios.

 

Chávez desató una ofensiva populista contra la institucionalidad democrática que marcó una ruptura con los gobiernos anteriores. Pero, al descansar su proyecto en un Estado paternalista y protagónico, nutrido de rentas petroleras que él pensaba inagotables, también hubo continuidad con éstos. A pesar del sesgo abiertamente fascista de su prédica, repleta de proclamas patrioteras y militaristas, invocaciones épicas, llamados al combate contra los enemigos y descalificación de sus opositores como “apátridas”, su prédica tuvo acogida en un pueblo acostumbrado a esperar todo del Estado rentista y formado en el culto a Bolívar; el hombre providencial, salvador. Ello se facilitó, además, por una historia oficial que, lamentablemente, siempre acentuó las batallas y no los esfuerzos civiles por construir una república. Alimentó, así, una disposición a poner nuestro destino en manos del hombre fuerte a caballo.

 

Chávez encarnó un moralismo maniqueo y voluntarista. Para redimir al noble Pueblo explotado por la oligarquía corrupta, debía desmantelar toda restricción institucional que podía interponerse a estos fines. Asimismo, debía someter al sector privado para que su accionar correspondiese con esta misión. Al sucumbir al tutelaje depredador de Fidel Castro, las ansias de poder de Chávez encontraron un asidero más aplastante en retóricas antiimperialistas construidas en torno a la mitología comunista. Encontró eco en los delirios de partidarios suyos izquierdosos de que estaban haciendo una “revolución”. Aun cuando ello acentuó la ruptura con el discurso político tradicional, la captación de enormes rentas por el alza en los precios mundiales del crudo le permitió acompañar su prédica con un “socialismo de reparto” a través de las misiones sociales, que impidió la erosión de su respaldo. No obstante, sus intemperancias y atropellos dificultaban cosechar nuevos apoyos. Cobraban fuerza opciones políticas opositoras.

 

La sucesión de Chávez por un desangelado Maduro, privado en poco tiempo del portentoso ingreso petrolero que había sostenido a aquél y heredero del desastre económico y de las enormes deudas que había incubado bajo la superficie de su socialismo redentor, obligó a cambiar la funcionalidad del discurso “revolucionario”. Las penurias crecientes de la población llevan a Maduro a apelar abiertamente a la represión, dificultando atraer a nuevos adeptos con la narrativa preexistente, incapaz de competir provechosamente con relatos alternativos de fuerzas pro-democracia. La ruptura del Estado de Derecho dio paso a un régimen de expoliación, base de la complicidad de militares corruptos con la destrucción del país, que había que “justificar”. La ideología se va transformando en un instrumento de guerra que insta a sus partidarios –cada vez más reducidos-- a cerrar filas ciegamente detrás del régimen y a absolver sus atropellos y estropicios. Es el momento del atrincheramiento ideológico, que termina por blindar la acción oficial frente a las críticas crecientes a su gestión, tanto domésticas como foráneas.

 

Chávez, por supuesto, había avanzado mucho en este camino, acosando a periodistas y medios de comunicación independientes y elevando su retórica de odio contra quienes lo adversaban. Los simbolismos invocados y las categorías discursivas empleadas terminaron construyendo una “realidad alterna”, refugio para el contingente decreciente de partidarios de la “revolución”. Metidos en su burbuja, devinieron en secta, inmunes a todo intento de interlocución con base en razones y referentes del mundo externo. Esta retraída rompía, también, con la distinción entre bien y mal que dimana de la ética de convivencia en una sociedad liberal. Ahora privaría una “moral revolucionaria” según la cual lo correcto sería todo aquello que hiciese avanzar los fines del chavismo, es decir, una mayor concentración del poder para aplastar al enemigo. Los enormes latrocinios cometidos, más la violación descarada de derechos humanos, solo eran inventos del imperio y de la “ultraderecha” opositora. Se afianzó, así, la “banalidad del mal”; la capacidad de cometer las mayores crueldades sin pestañear.

 

El espíritu de secta, atrincherado tras verdades reveladas, endurece al núcleo madurista. Asume su misión como un apostolado, una tropa, dispuesta al combate y obligada a creer los disparates que vocifera. La quintaesencia del fascismo. Un asunto de fe. Habiendo conquistado a Venezuela, nadie se los va a quitar. Por otro lado, los simbolismos y clichés blandidos suelen despertar, cual arco reflejo, solidaridades automáticas en sectores académicos y políticos foráneos, consustanciados con visiones primitivas de izquierda. Esa izquierda invertida (¿pervertida?) –pues defiende todo lo que pregona combatir—tiene influencia variada. Dependiendo del país que se trate, contribuye a obnubilar la verdadera naturaleza criminal de regímenes como los de Maduro, Ortega y los Castro.  Puede llevar a quienes se han ofrecido como custodios de que la negociación sea provechosa, a dejarse confundir por los intentos de trampear del fascismo.

 

El éxito de un proceso negociador entre Maduro y la oposición democrática requiere aislar a los fanáticos para poder identificar, con el oficialismo menos alienado, posibilidades de acuerdo. Por tanto, la lucha por la democracia en nuestro país requiere, también, desenmascarar la hipocresía de sus postulados, ante la comunidad democrática y los sectores menos dañados del chavismo.