MARGARITA: LA ISLA DE LOS TORMENTOS
Enrique Viloria Vera
Y matar con tormento es
mayor delito que matar simplemente.
El título de este
artículo es tributario de la novela de espionaje la Isla de las Tormentas, escrito por Ken Follet, cuyo argumento versa
sobre una operación de contraespionaje llevada a cabo por los aliados en la Segunda Guerra Mundial.
El objetivo de la operación era
desviar a las tropas alemanas de Normandía. Si el alto mando alemán se
convencía de que la invasión tendría lugar en Calais, los
recursos utilizados en defender ese punto no podrían alcanzar el punto de
batalla. Para ello, los aliados crearon un ejército ficticio
posicionado al sureste del Reino Unido. Desde el
aire parecía un ejército real, pero desde tierra era un fiasco. En esta
novela, Ken Follett explora
la posibilidad de que un espía alemán lograra fotografías desde tierra de este
ejército irreal. Si esas fotos llegasen a poder de Hitler, el rumbo
de la guerra podría cambiar.
La novela desarrolla varias
relaciones que, en principio, son independientes, pero a medida que transcurre
el relato estos personajes comienzan a interactuar. Por un lado, se encuentra
Henry Faber un espía alemán que descubre un secreto vital para los intereses
alemanes en la guerra. Por otro lado, Percival Godliman
un historiador que es reclutado por el servicio de inteligencia inglés para
ubicar e impedir por todos los medios que Faber logre su objetivo. Y por último
tenemos a un joven matrimonio inglés (David Rose y Lucy Rose) que se encuentran
en la Isla de las tormentas esperando el final de la guerra. Este triángulo se
estrecha cuando Faber naufraga en la isla y despierta la pasión en Lucy
mientras intenta comunicarse por radio para transmitir el secreto que puede
cambiar el destino de la guerra.
En nuestro caso, vamos a referirnos
a Margarita la antigua perla del Caribe, que, por desidia de los dirigentes del
malhadado Socialismo del siglo XXI, se ha convertido en una verdadera Isla de
los tormentos, donde sus habitantes y visitantes, sobreviven atribulados y atormentados por situaciones inauditas que
se han convertido en cotidiana calamidad.
En efecto, los prolongados y diarios
corte de electricidad los someten a un permanente sopor y bochorno, tanto para
los que no pueden dormir como ara aquellos impedidos de trabajar, la Internet,
por supuesto, también se oscurece; el agua llega mensualmente cuando llega,
generando protestas y cierre de vías por parte de los sedientos
habitantes. No hay empleo, la inflación,
a pesar de la exoneración del IVA, golpea el bolsillo de empleados y
desempleados, las autopistas están descuidadas.
Escuelas y hospitales descuidados y
sin insumos evidencian el impacto de la ineficiencia e ineptitud revolucionaria;
largas y calurosas colas deben hacer sus habitantes para surtirse de gasolina: los cuida puestos hacen su agosto todos los
meses. Nada que decir de los niños y adolescentes pasando hambre, malnutridos,
pululan pidiendo una empanada. El ornato público es prácticamente desconocido.
El trueque y el cambalache de alimentos es cotidiana modalidad de
abastecimiento.
Margarita, la abandonada y
atormentada, también sufre tormentas rojitas y mareas rojas que arrasan con
todo a su paso.
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