viernes, 29 de septiembre de 2017

Onirismo oficialista de una soberanía alimentaria



Pedro Raúl Solórzano Peraza
Septiembre de 2017

Vamos a referirnos solamente a cuatro cultivos de importancia en Venezuela para evaluar cómo marcha la ruta hacia la Soberanía Alimentaria, proclamada por el gobierno socialista del siglo XXI desde el año 1999, cuando comenzó lo que han llamado revolución bolivariana. Estos cultivos son arroz, maíz, caña de azúcar y soya.

Venezuela necesita producir al menos 1.000.000 de toneladas de arroz paddy por año, lo que se convierte en unas 700.000 toneladas de arroz blanco que para una población de 30 millones de habitantes significa un consumo per cápita de 23,3 kg. Éste es un consumo bastante modesto si lo comparamos con los 40 y con los 54 kg/por persona/año de colombianos y peruanos respectivamente.

En cuanto a maíz (o en cuanto a maíz y sorgo granífero) se requiere producir unos 2.500.000 toneladas de granos forrajeros, entre maíz amarillo y sorgo granífero, para satisfacer la demanda de las fábricas de Alimentos Balanceados para Animales (ABA), y al menos 1.400.000 de toneladas de maíz blanco, para que la población disfrute de las tradicionales arepas.

Los requerimientos de azúcar se ubican aproximadamente en 1.200.000  toneladas, y los de soya rondan 1.400.000 toneladas de granos por año.

Para cubrir la modesta demanda de 1.000.000 de toneladas de arroz por año, se deben sembrar alrededor de 200.000 hectáreas con un rendimiento promedio estimado de 5 toneladas/ha, lo cual se ha logrado en el pasado cuando incluso se producían excedentes que eran exportados. Pero el gobierno tiene planes, el “Plan de Siembra y Cosecha Venezuela Cultiva” a nivel de lo que han denominado “Unidades de Producción Socialista (UPSA)”, en las cuales recientemente iniciaron la cosecha de arroz en 414 has ubicadas en 2 UPSAS en Turén, estado Portuguesa, con la “Empresa Socialista de Riego Río Guárico (ESRRG)”, que con un rendimiento estimado de 3.600 kg/ha esperan “contribuir con la soberanía y la seguridad alimentaria de la población venezolana”. En total, este plan comprende 7 UPSAS que de ser de iguales dimensiones a las señaladas deben cubrir un total de 1.449 ha (414x3,5). Con este rendimiento, para cubrir la demanda nacional se requerirían 278.000 ha (1.000.000 ton/3,6 ton/ha), es decir, con este plan y estas empresas de rimbombantes nombres, se tiene cubierto el 0,52% de los requerimientos.

Para el suministro de granos forrajeros, se estima que se tienen que sembrar unas 375.000 ha de maíz amarillo con un rendimiento promedio de 4 ton/ha y unas 335.00 ha de sorgo granífero con un rendimiento promedio de 3 ton/ha. Mientras que para cubrir la demanda de maíz blanco se deben sembrar unas 350.000 ha con un rendimiento promedio de 4 ton/ha. En total, se deben sembrar 1.060.000 ha entre maíz y sorgo granífero.

Para cubrir la demanda de azúcar se debe moler en los centrales más de 10.000.000 de toneladas de caña al año, las cuales se producirían en unas 120.000-200.000 ha dependiendo de los rendimientos promedio oscilando entre 50 y 83 ton/ha; consideremos entonces, que con un buen manejo del cultivo se requieran unas 160.000 ha de caña de azúcar. Paralelamente se deben mejorar los centrales azucareros, ya que si con la insuficiente cosecha de este año se dejaron de moler más de 300.000 toneladas de caña por limitaciones para su recepción, el problema se agravaría al aumentar la producción a los niveles requeridos.

Finalmente, la soya, cuyo grano contribuye a suplir concentrados proteicos para los ABA y aceite para consumo, con un rendimiento promedio de 2 ton/ha, se requeriría la siembra de unas 700.000 ha. Si se considera los logros de los programas oficiales con soya en el estado Anzoátegui, donde se han realizado inversiones millonarias en un moderno complejo agroindustrial pero donde los rendimientos de la soya apenas rondan los 500 kg/ha, para cubrir la demanda de 1.400.000 toneladas se requeriría sembrar 2.800.000 ha con soya.

Si sumamos estos cuatro rubros, con los rendimientos promedio previamente estimados, obtenemos un total de 2.120.000 ha que se deben sembrar anualmente. Si consideramos que en el cultivo de arroz se pueden lograr dos ciclos al año, su requerimiento de área a sembrar baja a 100.000 ha/año y el total de la superficie requerida bajaría a 2.020.000 ha. Tanto para arroz como para caña de azúcar, la superficie total sería de 260.000 ha que deben estar dotadas con riego.

El militar al frente del despacho de agricultura, mencionó que van hacia la siembra de 800.000 ha de maíz y 1.000.000 de ha de soya (cifras que deberían ser al contrario ya que se requiere mayor superficie para maíz que para soya), además que con el “Plan de Contingencia de Agricultura Soberana 2017-2018” van a reducir el uso de insumos tales como plaguicidas y fertilizantes, y también van orientados hacia la sustitución de híbridos por variedades (particularmente en el caso maíz, me imagino). Ante estos anuncios, sin ningún soporte técnico, estimo que los rendimientos promedio disminuirán significativamente y, por lo tanto, la superficie requerida por estos cuatro rubros considerados se incrementaría a más del doble de lo que estamos calculando.

Ahora bien, la gran pregunta para estos planes es: dónde están esos  2.000.000 de hectáreas o más acondicionadas para la siembra; dónde están los insumos, la maquinaria, la infraestructura de recepción y almacenamiento de cosecha y la de procesamiento (centrales azucareros suficientes y operativos para que no quede caña sin moler, plantas para la extracción de aceite del grano de soya en forma oportuna para evitar su deterioro). Los agricultores están a la expectativa de obtener recursos suficientes, tanto financieros como de bienes y servicios por parte del gobierno, de una verdadera y justa revisión de los precios de sus productos, para proceder a la siembra, a crecer en superficie y en productividad, a invertir en sus unidades de producción, y así contribuir verdaderamente con la soberanía y la seguridad alimentarias de la población venezolana.

Solamente con una sincera planificación agrícola sobre la base de acertadas políticas que consideren qué debemos sembrar, cuánto, dónde, con qué y con quién producir, se logrará disminuir la importación de alimentos baratos, excedentarios, que debilitan la producción agrícola y la estabilidad de la población campesina. O sea, planificar a corto, mediano y largo plazos sobre la base de los recursos naturales, financieros y humanos disponibles. Se lograría también, que la población tenga una disponibilidad inmediata y sostenida de alimentos nutritivamente adecuados y seguros de una manera socialmente aceptable, es decir, sin necesidad de depender de suministros alimenticios de emergencia, hurgando en la basura, robando o utilizando otras estrategias de afrontamiento, tal como lo expresa la FAO y tal como ocurre actualmente en Venezuela.

Le repito a los representantes del gobierno bolivariano responsables de las políticas agrícolas del país, que tienen que dejar la improvisación, que tienen que planificar con honestidad para el bien de la agricultura, que tienen que tomar en cuenta a los agricultores de valiosa trayectoria en esta actividad, que el manejo de millones de hectáreas de cultivo requieren un verdadero apoyo científico y tecnológico para poder salir adelante. Tienen que dejar de utilizar sus planes oníricos, llenos de fantasías, sin sentido de la realidad, para mentir en algo tan delicado como es la alimentación de la gente, para hacerles creer que van a implementar soluciones a la hambruna que hoy padece la población, todo esto como mecanismo de proselitismo político que al parecer durante las más recientes elecciones no les ha dado resultado, ni les resultará en el futuro con una sociedad saturada de promesas y mentiras.

Recordemos que: SIN FERTILIZANTES es imposible producir la cantidad de alimentos que necesitamos para satisfacer los requerimientos de la población.

En Amazon está a la venta el libro del autor: “Fertilidad de suelos, su manejo en la agricultura venezolana”. Tiene información muy útil para mejorar la práctica de fertilización de los cultivos, con miras a una mayor productividad y a un mejor trato a los suelos y al ambiente en general.

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Septiembre 2017.


martes, 26 de septiembre de 2017

La coordinación es la divisa

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Felix Arellano
Ante ejercicios manipuladores, como le gustan al gobierno, se debe asistir para rechazarlos enfáticamente y, de inmediato, ratificar al mundo su disposición a participar en una negociación seria y resaltar sus propuestas orientadas al restablecimiento del ordenamiento democrático

La grave situación venezolana en materia de violación de los derechos humanos y progresiva destrucción de la institucionalidad democrática se está transformando en un tema de especial importancia en el ámbito internacional, lo que conlleva una creciente participación de múltiples actores. Situación también compleja en el ámbito interno, por la diversidad de fuerzas que conforman nuestra oposición democrática, lo que convierten temas como organización y coordinación en retos decisivos que se deben enfrentar para lograr resultados concretos y eficientes.

Podríamos asumir que los fines fundamentales están claros y son compartidos por la variedad de participantes, en particular, el restablecimiento del orden democrático; empero, el cómo lograrlo puede generar divergencias de estilo e intensidad, que si no son trabajadas oportunamente pueden transformarse en obstáculos paralizantes.

En el marco de la actual Asamblea General de las Naciones Unidas, se está apreciando el interés de un importante número de gobiernos democráticos del mundo, por la solución de la situación venezolana. Pero también contamos con una amplia gama de instituciones del mundo que están participando, como órganos legislativos, partidos políticos, organizaciones no gubernamentales, instituciones empresariales, gremiales, académicas y medios de comunicación que han levantado su voz de crítica contra la deriva autoritaria del proceso bolivariano.

La situación en el plano interno puede resultar más compleja. En el marco de la Mesa de la Unidad conviven una diversidad de partidos y grupos políticos; adicionalmente, en la oposición democrática participan muchas instituciones con diversas orientaciones. La coexistencia en la heterogeneidad es una de las virtudes de la democracia. En ese contexto complejo lograr efectivamente inclusión, organización, coordinación, coherencia son retos que se deben enfrentar con voluntad y disciplina.

Para avanzar en materia de coordinación en el plano internacional, pareciera conveniente que el Grupo de Lima (conformado originalmente por doce gobiernos soberanos de nuestro hemisferio), que se perfila como el epicentro de la acción en el caso venezolano, constituya algún mecanismo de coordinación reducido, flexible y dinámico; que pueda conducirse activamente con los otros actores, entre otros, el gobierno de los Estados Unidos, el Vaticano, la Unión Europea; y con organizaciones como las Naciones Unidas, la OEA en particular el Secretario General el Sr. Luis Almagro y el Mercosur, entre otros. Por otra parte, resulta fundamental la coordinación del Grupo de Lima con las instituciones democráticas venezolanas, que no parecieran muy eficientes en lo que respecta a organización y coordinación, particularmente en los temas internacionales.

Conviene resaltar que el esfuerzo que está realizando la comunidad internacional se concentra en la promoción de una negociación seria y concreta. Al respecto, el Grupo de Lima en su segunda reunión efectuada en Nueva York ha destacado que la negociación debería cumplir con los siguientes requisitos: “buena fe, reglas, objetivos y plazos claros, así como garantías de cumplimiento, para lo que resulta esencial el acompañamiento internacional de este esfuerzo”. Ahora bien, el gobierno menosprecia las alertas que presenta la comunidad internacional y pareciera que juega a negociar, con el objeto de quemar tiempo y tratar de fragmentar a la oposición. En este sentido, y conscientes del comportamiento irresponsable del gobierno bolivariano, que ya manipuló al Vaticano y ahora parece que también lo hace con el Presidente de República Dominicana, la comunidad internacional ha decido tener activo un mecanismo gatillo, pues frente a las malas intenciones del gobierno, se activarán e incrementarán las sanciones. Esta posición cuenta con el respaldo del Grupo de Lima, el gobierno de Estados Unidos y la Unión Europea.

La oposición democrática por su parte, consciente de la complejidad del problema que enfrentamos y de la importancia del apoyo internacional; debería trabajar más exhaustivamente los aspectos relativos a la organización y coordinación. La negociación con el gobierno es inexorable, no se le debe tener miedo, y se debe enfrentar con posiciones claras y contundentes. Ante ejercicios manipuladores, como le gustan al gobierno, se debe asistir para rechazarlos enfáticamente y, de inmediato, ratificar al mundo su disposición a participar en una negociación seria y resaltar sus propuestas orientadas al restablecimiento del ordenamiento democrático.

El mecanismo de coordinación que defina el Grupo de Lima debería trabajar activamente con el grupo de articulación de la oposición democrática venezolana. Tal coordinación debería ser dinámica, flexible, prudente y creativa. En lo que respecta a temas que podrían ser abordados con prioridad en la coordinación podríamos destacar, por una parte, la conveniencia de presionar a la Unión Europea para que defina acciones más contundentes para el restablecimiento de la democracia en Venezuela y, por otra, la urgente atención y seguimiento del proceso electoral que se avecina. Las elecciones regionales se pueden convertir en un punto de inflexión o explosión para la actuación de la comunidad internacional, en el caso, factible por cierto, de su posible suspensión o manipulación de los resultados. Un escenario como ese podría acelerar sanciones más duras de la comunidad internacional contra el gobierno bolivariano.

sábado, 23 de septiembre de 2017

Coincidencias y discrepancias de dos Nicolás



Pedro Raúl Solórzano Peraza
Septiembre 2017

La última dinastía en gobernar el Imperio Ruso fue la Dinastía Románov, la cual finalizó con la abdicación de Nicolás II, el último zar. El zarismo es un sistema político que gobernó a Rusia desde 1547 hasta 1917, es decir, 370 años, durante los cuales desfilaron cerca de 30 zares. Zar era el título del gobernante o emperador y es una palabra que proviene del latín caesar (César), lo cual se considera muy apropiado ya que los zares eran autócratas, por lo tanto, dueños de todo el poder político y económico de su imperio.

En Venezuela desde 1999 se está tratando de instaurar una especie de sistema monárquico, donde el poder se hereda si hubiera una descendencia adecuada, o simplemente se designa el sucesor. Los gobernantes de este sistema son una especie de zares, ya que son autócratas, y dueños de todo el poder político y económico del país.

Nikolái Aleksándrovich Románov (1868-1918), conocido como Nicolás II, gobernó el Imperio Ruso desde la muerte de su padre en 1894 hasta su abdicación en 1917. Durante sus 23 años de gobierno llevó a Rusia a la debacle económica y militar, y protagonizó tantos episodios sangrientos que lo apodaron Nicolás El Sanguinario.

Por supuesto, el Zar Nicolás tenía el linaje de los Románov, era descendiente de zares, reyes, reinas y princesas; fue educado por tutores que le enseñaron idiomas (francés, alemán e inglés) y llegó a dominar el inglés a la perfección que decían que podía hacerse pasar por un profesor de Oxford. Además, estudió geografía y otras materias importantes. Viajó por Egipto, India y Japón para completar su educación formal. Su padre, el Zar Alejandro III, muere repentinamente de un problema renal a los 49 años, por lo que Nicolás tiene que sucederlo de forma imprevista sin tener la fuerte personalidad de su padre, ni la preparación mínima requerida para una Rusia convulsionada, y ese pobre dominio de la política acabó por llevar al caos a la Rusia Imperial.

Sabiendo Nicolás que iba a suceder a su padre, dijo: no estoy preparado para ser zar, nunca quise serlo. No sé nada del arte de gobernar, ni siquiera sé la forma en que debo hablar a los ministros. Sabía que carecía de la formación política y lo ignoraba todo acerca del gobierno del imperio, incluso su propio padre dudaba de su habilidad para administrar y mantener un territorio tan extenso.

Esas debilidades de Nicolás II facilitaron que fuera fácilmente manipulado por sus tíos y por el Kaiser Guillermo II, quienes se aprovecharon del nuevo e incapaz gobernante para sacar partido en favor de sus conveniencias. Los desastres de la I Guerra Mundial y las instigaciones de los Bolcheviques, provocaron una situación que Nicolás II fue incapaz de controlar y abdicó sus derechos y los de su hijo, terminando con la dinastía Románov en 1917.

En Venezuela, en 1999, comienza un nuevo gobierno con base democrática porque fue electo por una considerable mayoría de ciudadanos que lo apoyaron en aquel momento; sin embargo, este gobierno poco a poco comienza a desviarse del camino de respeto a los diferentes poderes, lo cual se afianzó con un holgado triunfo en unas elecciones con poca competencia para dominar, con inmensa mayoría, el Poder Legislativo. Con esto, progresivamente se fueron adueñando de los demás poderes, el Poder Moral, el Poder Judicial y el Poder Electoral, para convertirse en lo que tenemos hoy, un gobierno autocrático dominado por el chavismo, que al igual que el zarismo, es dueño del poder político y económico del país, apoyado y sustentado por el “Poder Militar” representado por los jefes de los diversos componentes de las fuerzas armadas.

Al zar venezolano le llega la muerte inesperadamente y el poder no es heredado porque no hubo un descendiente adecuado, por consiguiente, se designa un sucesor y el escogido es Nikolái Aleksándrovich Madúrov. Aquí tenemos la primera gran coincidencia, ambos Nicolás tienen exactamente el mismo nombre bautismal. Las coincidencias continúan cuando Madúrov tiene que suceder de manera imprevista al moribundo zar venezolano sin tener la fuerte personalidad de su predecesor, ni la preparación mínima requerida para una Venezuela convulsionada y esta falta de dominio en la política, esta marcada ignorancia de todo lo relativo al arte de gobernar, terminó llevando al caos a la Venezuela “Chavista”, donde la gente muere de hambre porque no hay alimentos, muere por la falta de medicinas o muere porque una bala o un puñal ciegan sus vidas impunemente. Terminó arruinando a uno de los países más ricos del mundo en cuanto a sus recursos naturales, con la inflación más alta de todo el planeta, y un indetenible porcentaje de pobreza extrema en la población.

Otra coincidencia entre los dos Nicolás es que además de llevar al país a una debacle económica y militar (el desprestigio de los militares, especialmente los de alto rango, es abrumador), en los años más recientes Madúrov, al igual que Románov, se ha convertido en un sanguinario al provocar los más absurdos enfrentamientos entre la Guardia Nacional y otras fuerzas de “orden público” y la población desarmada y desesperada por la situación de pobreza, que han resultado en la muerte de muchos compatriotas manchando de sangre nuestras calles.

La ineptitud de Madúrov también ha permitido, como ocurrió con el último zar de la Rusia imperial, que sea fácilmente manipulado por personas cercanas, pero muy especialmente por el Kaiser Castro II, quien desde una miserable isla del Caribe lo ha guiado para convertir a Venezuela en el más miserable país de América.

Por supuesto existen profundas discrepancias entre los dos Nicolás comenzando por la educación, ya que Románov hablaba varios idiomas a la perfección y Madúrov habla español de vaina, con un verbo muy limitado y repetitivo de expresiones vulgares y ofensivas. De geografía conoce poco, porque cree que la tierra tiene cuatro latitudes y cinco puntos cardinales (aunque creo que esto último es a propósito una manera de tratar de esconder su ignorancia). Románov fue sincero al reconocer que no estaba preparado para ser zar, mientras que Madúrov cree que gobernar consiste en las barbaridades que él está haciendo en lo social, económico, diplomático y demás áreas donde debe intervenir el gobierno.

Los venezolanos estamos a la espera de una pronta coincidencia entre los dos Nicolás, referida a que las instigaciones de los nuevos libertadores, de esa resistencia que lucha contra esta dictadura que avanza en Venezuela con un golpe de estado continuado, provoque una situación tal que Nikolái Madúrov sea incapaz de controlar y tenga que abdicar terminando con el chavismo en nuestro país. Tenemos la esperanza también, que al igual que el zarismo terminó en el año 17 del siglo pasado, el chavismo también termine en el año 17 de este siglo con la salida del último zar chavista.

Pedro Raúl Solórzano Peraza
Septiembre de 2017



martes, 19 de septiembre de 2017

Espejismos revolucionarios

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Felix Arellano

Resulta fundamental debatir exhaustivamente las experiencias revolucionarias que hemos vivido para comprender sus errores, manipulaciones, soberbia, fanatismo e irracionalidad destructiva

Pareciera que en América Latina no queremos abandonar el síndrome revolucionario, dando vueltas sobre “Las venas abiertas” (Eduardo Galeano) o como lo presentó muy acertadamente Carlos Rangel: “Del buen salvaje al buen revolucionario”. El colosal fracaso cubano y venezolano, no está sirviendo de escarmiento y nos encontramos con los ideólogos de oficio y sus cantos de sirena y ante la posibilidad que nuevos movimientos radicales asuman el poder por la vía democrática, con perspectivas muy inciertas para esos países y para la región en su conjunto.

Los cambios políticos ocurridos en los últimos años en Paraguay, Argentina, Brasil; la derrota de la consulta promovida por Evo Morales para modificar la constitución; el avasallante triunfo de la oposición democrática venezolana en la Asamblea Nacional; generaron la imagen de un cambio de paradigma en la región. Se podría pensar que el falso discurso, el fracaso de las políticas y la enorme corrupción borraban en el electorado la tesis populistas de los movimientos autoritarios, en su mayoría de izquierda; empero, pareciera que las tendencias son más complejas y el discurso radical, no obstantes sus negativos resultados, sigue resultando atractivo y podría avanzar en nuevos escenarios como México o Colombia; o inyectar nuevas fuerzas en Brasil o Argentina. Por eso algunos radicales debaten sobre la tesis del: “fin de un ciclo o repliegue temporal” (Celag, 2016).

El discurso radical encuentra condiciones objetivas en los altos índices de pobreza, marginalidad y exclusión que han caracterizado a muchos de nuestros países. La magnitud de la pobreza puede resultar en un voto seguro para los espejismos revolucionarios. Con hambre, sin mayor educación y formación sobre los procesos políticos, nuestra población es presa fácil del falso discurso. En muchos casos no llega a los sectores populares la información sobre los fracasos históricos de los movimientos revolucionarios y los movimientos radicales juegan con los discursos sincréticos, una mezcla irracional de ideas atractivas para los necesitados. Los ideólogos de oficio manipulan los hechos y los resultados.

La experiencia populista radical y autoritaria en la región presenta diversidad de matices, intensidad y resultados. Evidentemente, los casos más radicales e irracionales los representan Cuba y Venezuela, pero entre esos movimientos también podemos encontrar importantes coincidencias en la formulación de un falso discurso que estimula pasiones nacionalistas para generar votos. Los movimientos radicales coinciden en llegar al poder por la vía democrática, las FARC se ha sumado a la tendencia; luego, inician esfuerzos formales y autoritarios para tratar de perpetuarse en el poder, como se puede apreciar en Venezuela, Nicaragua y Bolivia.

En los últimos años la mayoría de los gobiernos democráticos de la región se han tomado en serio la erradicación de la pobreza, pero la realidad es muy compleja y profunda; décadas de exclusión han generado fuertes cordones de miseria, que difícilmente pueden apreciar como el falso discurso revolucionario les manipula para tomar el poder y, luego, incrementa la pobreza para perpetuar su hegemonía. En las recientes experiencias radicales en la región podemos apreciar que también coinciden, entre otros, en el discurso antisistema, en la exclusión de los críticos, en sataniza del mercado, el comercio y la inversión. Un discurso y una práctica que tiende a estimular el aislamiento de la comunidad internacional, para evitar controles y límites.

En la mayoría de nuestras experiencias radicales encontramos una gran corrupción, un marcado personalismo y autoritarismo, en algunos casos una tendencia militarista como plataforma de sustento en el poder; un progresivo deterioro de los valores e instituciones democráticas; un marcado rechazo tanto a la libertad de expresión como a los derechos humanos. Cuando los movimientos radicales están en campaña, los derechos humanos son una bandera fundamental, buscando respeto a sus propuestas, al llegar al poder, quienes se oponen a sus ideas son considerados como traidores y no merecen el respeto de sus derechos. Este libreto ya se vislumbra en el nuevo partido de la FARC (fuerza alternativa revolucionaria del común) y se percibe en el grupo radical de Manuel López Obrador (MORENA) en México.

En el 2018 tenemos elecciones presidenciales en México y en Colombia. Las encuestas señalan a López Obrador como potencial ganador. La FARC no ganará en el 2018, pero su discurso puede empezar a crecer. También Brasil tendrá elecciones en ese año y parece que las encuestas benefician a Lula, no obstante el daño que generó en su país. Cristina Kirchner, con varios expedientes de corrupción, también se perfila como líder nacional argentina. Todos estos proyectos autoritarios poco benefician a la sociedad democrática y, como se ha podido apreciar, en el mediano plazo constituyen un fracaso en la generación de bienestar social estable.


Resulta fundamental debatir exhaustivamente las experiencias revolucionarias que hemos vivido para comprender sus errores, manipulaciones, soberbia, fanatismo e irracionalidad destructiva. Frente a ellos resulta fundamental cultivar los valores democráticos. En Venezuela tenemos una gran oportunidad y un gran reto, pues estamos viviendo la cruda experiencia del radicalismo autoritario y podemos, trabajando unidos, construir una mejor democracia, aprendiendo de este lamentable error bolivariano.

LA ECONOMÍA Y EL PRESIDENTE: ¿A QUE DEBERÍA REGRESAR VENEZUELA?


EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ

“Esta es la patria de la humanidad, aquí se están dando las
grandes luchas para garantizar que en todos los países del mundo
 haya una posibilidad de igualdad”.  Dicen lo que sea.
De cualquier manera.  Aunque sea absurdo.
Aunque sea inverosímil. Aunque sea increíble.  No importa.
Siempre quieren conejear a todo el mundo.
(Albert Barrera Tyszka. Conejos. www.prodavinci.com
17 de septiembre 2017).

Considero que es una de las frases mejor logradas sobre el discurso y la oralidad del movimiento político chavista que sustenta la administración bolivariana. Alberto Barrera T. la estructura después de citar palabras del canciller Jorge Arreaza en el encuentro reciente “Todos somos Venezuela”.

Es pertinente para nuestro interés en esta nota, sobre una afirmación del presidente Nicolás Maduro –ya repetida varias veces en variados contextos y de interrelaciones con otras ideas- sobre que estemos en paz, aprovechemos la Constituyente y el hecho de que el chavismo haya vuelto a ser mayoría para poder regresar al período de prosperidad y bienestar que tuvimos y que hemos perdido. Esto es, el Presidente Maduro ha dicho la impresionante afirmación que hay un periodo de felicidad dentro de la administración de más de 18 años que merece el regreso no como una tierra prometida sino como una tierra perdida.

Como los ejecutores de la administración bolivariana (el fallecido presidente Chávez, el actual presidente Nicolás Maduro y la camarilla circundante) siempre han hecho gala en economía, desarrollo, ni que decir en asuntos sociales o políticos, de una abstracción intrascendente y de un facilismo grandilocuente para sus intereses, debería uno tratar de entender a qué tiempo o período se refiere  el actual presidente aunque en parte lo haya dicho.

Debe pensar el presidente NM que, dados los grandes esfuerzos que según las afirmaciones del oficialismo hizo el presidente Chávez para que aumentaran los precios del petróleo, pudo Venezuela disfrutar de algunos años de buenos precios del petróleo desde finales de los años dos mil donde pasaron a ser muy buenos (alrededor de 100 dólares el barril) hasta 2014, generando eso una especie de rentismo feliz (que ahora critica el mismo chavismo), pudiéndose ejecutar las misiones y aquel no necesariamente tangible gran monto de inversiones en el área social (según ellos más de 70% de los ingresos petroleros) que habrían llevado a la población a una gran disminución de la pobreza y a la correspondiente alza en el bienestar económico y social.

Esta economía de burbujas, habría fenecido –realmente- a la par de la disminución de los precios del petróleo y del inicio de un conjunto de ficticias conspiraciones nacionales e internacionales que se resumen en la idea de la guerra económica.

LA POBREZA, EL EMPOBRECIMIENTO Y EL DETERIORO DEL SALARIO REAL

A comienzos de los noventa, producto de políticas y acumulación de problemas se comenzó a desarrollar en Venezuela una especie de miseria violenta, agresiva y que no se observaba en la previa evolución de la nación. A algún autor pudimos leerle, su acertada y premonitoria afirmación de que de ahí en adelante debíamos prepararnos para observar el regreso a tallas bajas, nuevas enfermedades y el resurgimiento de viejos padecimientos. Efectivamente, eso ha sucedido y hoy se presenta, con ampliación creciente durante los 18 años de administración bolivariana y con una aguda aceleración, pues a los deterioros en el salario real se le suma la escasez de alimentos, divisas y medicamentos. El hambre y la escasez viajan en las personas, en el Metro y transportes y se desplazan en las calles; en su delgadez, en la permanencia de enfermedades sin solución y atención estatal  -por el agudo también deterioro de los servicios públicos-, pero igualmente en las deformaciones físicas y la presencia de aspectos e imágenes desconocidas -o no tan manifiesta y agudamente presentes- en la vida urbana e incluso rural en la Venezuela anterior a la administración bolivariana.

Visto así, los pobres de hoy se comenzaron a impulsar en los ochenta y los noventa, debido a las ejecutorias de políticas sin consenso, sectarias, no inclusivas y sin rostro humano, como se señaló en varias oportunidades, pero se han ampliado y extendido desde 1999 a pesar de los períodos de emotividad y populismo por los altos precios del petróleo.

No se podía prever que una administración que alcanzase a más de 18 años, cuyos pronunciamientos eran y siguen siendo eliminar la pobreza, redistribuir la riqueza y encaminar el país hacia el desarrollo podía abonar el terreno y encaminar la nación hacia mayor miseria, enfermedades y pobreza. La administración bolivariana que comenzó ilusionando a muchos con las ideas de adecentar el país, eliminar la corrupción y enrumbar con consenso al mismo por el camino del desarrollo, ha terminado funcionando, conviviendo y ampliando las enfermedades, la pobreza, miseria y corrupción.  Ha terminado gestionando  una “revolución” larga, vieja, sin frutos y fracasada.

El escenario, aunque siempre se puede empeorar, es ya bastante problemático. La administración bolivariana hoy día se presenta contraria al rentismo – pues ha asumido su crítica como señalamos- pero es de las que más lo ha apuntalado y ha convertido el erario público  en escenario de buscadores de renta y corrupción. No perfila ninguna posibilidad de cambio en política económica, por sus compromisos políticos nacionales e internacionales que, curiosamente, se presentan como de izquierda y revolucionarios. Ha tratado de crear un hombre nuevo pero ha convertido su idea del socialismo en la dependencia más crasa de los ingresos y apoyos estatales, en condiciones de una promesa de bienestar que solo logran materializar los corruptos, los articulados a los apoyos estatales o los sectores que nacieron con altos niveles de vidas o son los mejores ubicados en la distribución del ingreso. De resto, clases medias y sectores populares diversos, han ido siendo afectados por la hiperinflación, la escasez y la falta de oportunidades y que perciben que cada día las cosas no continúan igual, sino que están peor; siendo la base de los impulsos migratorios. Todo esto es más que evidente en lo acumulado hasta 2017 y no puede encontrarse ni en cifras, ni en ideas ni en bienestar, el periodo de alta felicidad económica y social hacia el cual quiere regresar el presidente Nicolás Maduro. Lo visto hoy, no es solo su responsabilidad, es la acumulación de inadecuadas políticas, ideologización exacerbada y facilismo en la administración del ingreso petrolero durante toda la administración bolivariana.

Es este el escenario donde la distribución espacial de ciudades como Caracas, ha ido perfilando, en base al deterioro de los servicios, desorden y pérdida de valores desde la escuela y la familia, o permite observar, la extensión de la miseria que ya han venido destacando varias universidades o institutos nacionales como la UCV, UCAB, USB, CENDES e IESA,  en registros y estudios diversos. En este sentido, el triángulo que sobre Caracas marcan Los valles del Tuy; Guarenas–Guatire; Las adjuntas, zonas cercanas y los Teques, marca una pauta de alta preocupación para el equilibrio urbano regional. Con estas dimensiones, la pobreza no está estable, cada día crece más.

Contrario a lo que afirma el Presidente Nicolás Maduro, no es un milagro económico lo que se tiene en Venezuela, es casi lo que se requerirá para que -en otras condiciones políticas y administrativas-  la nación y sus ciudadanos vuelvan a encontrar una ruta. Consenso, unión sector público sector privado, desarrollos de exportaciones alternativas que solo se logran en contextos favorables con la inversión y la producción, fortalecimiento institucional, mejores o particulares prácticas y otros elementos, son parte de lo trajinado para estructurar políticas diferentes y más adecuadas que las que se siguen -sin ningún éxito- aplicando en Venezuela. Tampoco será tan fácil como creen algunos contrarios a la administración bolivariana, pero el trazo en el que esta persiste es suficientemente equivocado, distorsionante y generador de pobreza. Es de allí de donde sigue saliendo pobreza y miseria violenta. Y ello está expresado claramente en la evolución y agudización del deterioro del salario real.  Indicadores más, indicadores menos, la pobreza no ha dejado de crecer en los últimos 30 o 40 años. El salario real que en los setenta  comenzó una caída, no ha dejado de tenerla.

Una precisión de interés la presenta Humberto García al comparar el salario mínimo integral del último año de Caldera, Chávez y lo más reciente en el contexto del nuevo conjunto de medidas presentado por  el presidente Nicolás Maduro en setiembre 2017. El cálculo de 367% de inflación en 2017 hasta el 31 de agosto, realizado por la Asamblea Nacional “…sirve para ajustar, con base en el poder adquisitivo que tenía el bolívar para finales de agosto, los montos del bono de alimentación y del salario mínimo a finales del gobierno de Rafael Caldera, como del de Hugo Chávez, y compararlo con el decretado el 7 de septiembre por Maduro. Se aprecia que la remuneración mínima integral se mantuvo más o menos igual de Caldera a Chávez (disminuyó un 5,5%). Pero con el ajuste recién de Maduro se gana menos de la mitad, en términos reales, de lo que se ganaba en el último año de Caldera (o el de Chávez). Se evidencia que para los asalariados el desbordamiento inflacionario ha tenido un costo terrible” (Humberto García Larralde, Hiperinflación. http://masterecointerucv.blogspot.com/2017/09/hiperinflacion.html).

LOS PLANES QUE PERMITIRÍAN EL REGRESO QUE PROPONE EL PRESIDENTE

Las medidas de marzo de 2017

Ha sido recurrente en la administración bolivariana la formulación y comunicación de nuevos planes y formulaciones de política, buscando la corrección de la aguda problemática económica y social, y teniendo en ellas una focalización relevante para el área cambiaria.  Presentándose, correspondientemente, el cotejo y evaluación del lado de quienes perciben una problemática coyuntural y estructural, tanto en la realidad como en las concepciones y modelos que se proponen en tal administración. Así, el presidente Nicolás Maduro, avanzado marzo 2017, ya estaba convencido que la economía había entrado a un nuevo modelo económico y, es más, había abandonado –el año 2016- el modelo rentista; encontrándose con los resultados de un supuesto milagro económico (www.vtv.gob.ve Cadena nacional 27 de marzo 2017).

La finalización de la Expo Venezuela potencia -27 de marzo 2017- permitió recibir un nuevo conjunto de medidas que en el plano económico pasaría a ejecutar la administración bolivariana. Debe advertirse que, este nuevo conjunto de medidas, se presentó en un contexto de una escasez de divisas altamente pronunciada, evolución intensa en el mercado del dólar paralelo[1], continuado bajo nivel relativo de los precios del petróleo (bordeando los 40 $ para el momento de la formulación del conjunto de políticas), proximidad de pagos de compromisos, renuencia de sectores prestamistas externos a facilitar recursos, cajas vacías de $ a pesar de los cuantiosos recursos ingresados a la nación en más de 18 años de administración bolivariana, agudización de las controversias políticas internas y externas en relación a Venezuela, entre otros elementos. El contexto es, para el momento en cuestión, el de una administración altamente necesitada de $ y que, en razón de ello y otros aspectos, formuló nuevas políticas  e instrumentos para la captación de dólares. Actividad hotelera con posibilidades de actuar en $, ventas de autos o pasajes en $, exportadores pudiéndose quedar con una porción alta de los $ obtenidos; en fin, una economía que de tener al sector público como el principal oferente de $ busca, para este nuevo contexto, obtener $ desde el área privada , la cual fue tradicionalmente el oferente minoritario (ver Orlando Zamora, Ahora se profundiza la tragedia de un gobierno sin dólares. www.konzapata.com 30 de marzo de 2017).

Son cuatro los lineamientos que se desprendieron para la política pública y/o económica. En primer lugar, estructuración de un plan económico para 2017 y 2018 que afianzara el nuevo modelo existente a partir de 2017, según el presidente. En segundo lugar, atraer inversión extranjera, adecuando y flexibilizando las normativas; lo cual estimularía su entrada y el correspondiente ingreso de divisas[2]. En tercer lugar, estructurar un nuevo Dicom vía ejecución de subastas de $, para el mejor manejo y disponibilidad de divisas (subastas que ya han sido aplicadas –como se señaló- y que solo se indicó serian dos veces por semana)[3]. Y, en cuarto lugar, desarrollar un Centro de investigación y desarrollo tecnológico donde alrededor de 10.000 investigadores pudiesen adaptar tecnologías, generar innovaciones, articular universidades al mismo fin de impulsar la sustitución de importaciones dentro de otras numerosas actividades.

A pesar del escenario cambiario, de financiamiento externo y del contexto económico observable, el presidente, para formular este nuevo conjunto de medidas destacó a Venezuela como un país de pujante desarrollo de la productividad y la industrialización. Aunado a todo esto, se le superpuso, al escenario de escasez, la formalización y extensión de una manera de hacer las cosas que remite a bolsas CLAP MATERNALES Y DE HIGIENE PERSONAL. Mas discrecionalidad y extensión del control estatal a pesar de lo observado en las de alimentos –las cuales no llegaban, no se veian, o muy poco, según zonas y parcialidades- y siendo una ampliación del populismo y contradictorio con formas modernas de organización y dinamización de la sociedad. Esto, a pesar de la presencia de empresas internacionales en sus versiones nacionales -en las llamadas por la administración bolivariana Alianzas Estratégicas-, como NESTLE, HEINZ, COLGATE PALMOLIVE, PROCTER AND GAMBLE.

Llama la atención el conjunto de acuerdos y cartas de intención firmadas, cuando se observan sectores y aunque en estos casos no se hicieron mayores precisiones de fondos. En el caso del sector automotriz donde estuvieron presentes representantes de algunas de las empresas tradicionales y organizaciones de productoras de partes, se ofreció en líneas generales pasar a producir tres tipos de vehículos (particular, de carga y motos). Este sector alcanzó ventas según CAVENEZ de solamente 3.008 vehículos durante 2016 y las empresas -tanto ensambladoras como productoras de partes- se encontraban a inicios de 2017 a punto del colapso[4], por razones de ausencia de divisas y contexto económico y de demanda en general[5].

Otros sectores de los abarcados por acuerdos y cartas de intención presentaban situaciones altamente problemáticas, pero en la interpretación transmitida el 27 de marzo de 2017 por el Presidente, otros funcionarios y los beneficiarios, quedaron ubicados a la luz de un optimismo rampante y exagerado. Es el caso del sector turismo. Igual sucede con aquellos donde se han detectado problemas agudos y la administración bolivariana no ha considerado advertencias o críticas como es el caso del minero con proyectos en curso como el del arco minero.

Nada nuevo a otros actos, ofertas, cambios de política o superposiciones de las mismas, en una secuencia donde la administración bolivariana ha mantenido el mismo modelo, estilo y conjunto de políticas y más aún en el área cambiaria, donde a los problemas del control de cambios se le sumó, para 2016 e inicios de 2017, la aguda escasez de divisas.

Las medidas de septiembre de 2017

En un contexto más pronunciadamente recesivo, inflacionario (hiperinflacionario incluso), y con mayores problemas de financiamiento y de funcionamiento como con el caso de la escasez de efectivo[6], y a la par que como mínimo manteniéndose los elementos de contexto señalados al comunicarse las medidas del 27 de marzo del mismo año 2017 previamente señaladas, el presidente Nicolás Maduro comunicó el 7 de septiembre de 2017un nuevo conjunto de medidas económicas que resumiremos a continuación, señalando previamente que no se presentó en el mismo ningún cambio fundamental en la orientación de la política económica de la administración del presidente Nicolás Maduro.

Entre las medidas de septiembre de 2017 deben destacarse las siguientes: 1. Nuevo aumento salarial[7]. 2. Estimular el uso de divisas distintas al dólar (Yen, Yuan, Rupia, otras) en base a gestiones y actos diversos. 3. Desaparición de subastas de dólar a través de DICOM II[8]. 4. Mantener y profundizar controles de precios, extendiendo la fuerza de las Comunas y los CLAPS como mecanismos fiscalizadores[9]. 5. Impuesto al patrimonio de los ricos. 6. Profundizar y dinamizar la significación del arco minero buscando obtener por sus actividades un tercio de las divisas que se obtenían (en los tiempos del rentismo feliz del petróleo a 100$) por exportaciones petroleras. 7. Apoyo a productores del campo a través de Agrosur (Nicolás Maduro, Cadena nacional del 7 de septiembre 2017. www.vtv.gob.ve)[10].

Como se señaló, las medidas no fueron nada novedosas y retrotraen al poco éxito de las medidas de marzo señaladas. El aumento salarial fue nuevamente inflacionario. El finiquito del DICOM resumió nuevamente el fracaso de una política de control de cambios de más de catorce años, que ahora buscó incorporar otras divisas, algunas de ellas difíciles de ser atractivas como activos de reserva o no fáciles para que los agentes que las gestionan tengan confianza en una economía en crisis profunda como la venezolana. Controles de precios y actuación de comunas y CLAPS, mientras en ello no han hecho más que ampliar y mantener los problemas de escasez y extensión de focos de favoritismo y corrupción como en el agudo problema de la producción, del precio y distribución del pan. Por su parte, el impuesto a las grandes fortunas y los nuevos enriquecimientos durante la guerra económica no es más que una medida difusa de poca aplicabilidad, pues a quienes primero afectaría serían a grupos y camarillas cercanos a personalidades y grupos de poder político de la administración bolivariana. En cuanto a la atracción a la inversión extranjera, igual que en marzo se busca estimular un factor que de manera importante no se ve atraído –para convertirse en un flujo regular y permanente- por las alteraciones a los derechos de propiedad, las limitadas condiciones de confianza y tranquilidad de inversiones productivas.

OBSERVACIÓN FINAL

No hay dimensión temporal específica, que fácilmente le permita a uno precisar de qué trata la afirmación del presidente Nicolás Maduro en cuanto a regresar a un período que perdimos, donde el presidente Chávez había ubicado a Venezuela. Ninguna transformación o cambio ha transitado la nación durante la administración bolivariana, que amerite tales expresiones. Lo que sí ha sucedido es una gran pérdida patrimonial en divisas, recursos económicos y humanos, además del proceso de desinstitucionalización por el cual ha transitado y continua transitando la nación. A la par de la desindustrialización y descalabro agrícola, se ha apuntalado en ciertos sectores una crisis moral y de valores que hacen pensar en una gran destrucción en instituciones formales e informales.

@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com



[1] El mercado cambiario, receptor inmediato de la concentración en exportaciones petroleras -y de la históricamente casi nula oferta de agentes privados en el mercado de divisas-, no ha podido ser contenido por los variados regímenes cambiarios ni por la endilgación de la culpa -por parte de la administración bolivariana- a páginas en internet como Dólar Today, que son resultado del desorden, la escasa información y el férreo y creciente control de cambios.
[2] Los niveles de atracción de Inversión extranjera logrados por Venezuela en años de los últimos tres lustros anteriores a 2017 son bastante bajos, al compararlos con otros países de la región; el ambiente de inseguridad institucional ha sido de los factores influyentes en ello. Grandes proyectos no exitosos, han formado parte de la cultura de más de 18 años de administración bolivariana. El área de divisas con la estructura del Control de Cambios desde el 2003 se ha, por su parte, atiborrado de superposiciones no exitosas. No es fácil apreciar la solución solamente en la unificación cambiaria. Asuntos institucionales, distorsión de precios relativos, mecanismos de corrupción, necesidad de instrumentar consensos y concertaciones con fines de volverle a dar valor a la moneda local en su cotejo con el $, forman parte del conjunto de elementos a considerar con el fin alcanzar la debida alineación, eliminando la pertinaz e intensa volatilidad asociada al mercado negro y a su asociado el control de cambios.
[3] Después de casi dos meses de espera se dio inicio a las experiencias del Dicom a través de subastas. La primera de ellas se llevó a cabo el día 31/05/17 por un monto de 24 millones de $ de los cuales alrededor de 23 millones fueron para personas jurídicas y alrededor de 1millon para personas naturales (las jurídicas indicaron insumos, repuestos y otros, como destino de las divisas;  y las naturales ahorros, compras internet, otros). El nivel de cotización fue de 2.010 Bs por 1$. Este nivel puede considerarse considerablemente alto, con los respectivos efectos inflacionistas y de perfil devaluacionista,  cuando se precisa el dólar Dipro de 10 Bs por 1$ y el Simadi que, en líneas generales para la fecha del caso superaba los 700 Bs por 1$, e independientemente de que para el momento de la primera subasta el dólar libre o paralelo -para la fecha del caso- casi triplicaba el nivel de cotización del concerniente a esta subasta (ver www.globovision.com 31/05/17). En la segunda subasta del Sistema de Divisas de Tipo de Cambio Complementario Flotante de Mercado (Dicom) se adjudicaron un total de 23,8 millones de dólares a una tasa de 2.161 bolívares por dólar;  20.682.952 de dólares  destinados a 604 personas jurídicas y  3.118.245 de dólares  a 8.384 personas naturales. Para la tercera subasta Dicom, aumentó el monto de divisas asignadas, pues superó los 26 millones de $: se entregaron así 4.702.004 dólares a las personas naturales y $22.151.366 a las jurídicas; vendiéndose un total de USD 26.853.370 a un tipo de cambio de Bs 2.200 por $ (ver www.globovision.com 140617). Para las cuatro primeras subastas, se terminaron asignando un total de 99 millones 922 mil dólares (90% para las personas jurídicas) con un crecimiento en el tipo de cambio, con el máximo nivel en el usado en la cuarta subasta (ver www.eluniversal.com 21/06/17). En las nueve primeras subastas se adjudicaron solamente 244,5 millones de dólares, lo cual no puede catalogarse como una cifra alta para lo que son distintas necesidades de divisas por parte de empresas y ciudadanos; por otra parte, ello expresa la alta escasez y penuria de divisas que presenta una economía que en 18 años de administración bolivariana le ingresó sobre un (1) billón de $ por concepto de exportaciones petroleras. Hasta la décima subasta, el sistema de subastas DICOM II adjudicó 267 millones de $ (www.ultimasnoticias.com.ve 28 julio 2017). Hasta la décima quinta –la última para subastar $, según expresiones gubernamentales y el nuevo conjunto de medidas de septiembre 2017- se adjudicaron 387 millones de $, habiéndose presentado tendencias más o menos similares en las restantes subastas, desde la décima a la décima quinta; cifra no alta según lo indicado, pero además insostenible para una economía con problemas agudos de pagos internacionales y de financiamiento, además de la convulsiones institucional y política manifiestas en 2017, e intensificadas por cuatro meses desde abril. El DICOM comenzó como un sistema de banda inferior y superior, pero debe señalarse que a medida que evolucionaron las subastas, se fue estableciendo para las personas naturales un tipo de cambio que superaba con creces el de la banda superior; en la penúltima y ultima, tal tipo de cambio estuvo sobre los 9 y 11  por $ respectivamente, con innegables efectos inflacionarios y en el dólar paralelo que, en principio, el sistema  eliminaría (algunas interrelaciones pueden verse en: www.elmundo.com.ve 7 setiembre 2017). Todo lo contrario, al final del DICOM, ya en septiembre 2017, el dólar paralelo ha superado los 20.000 Bs por $.
[4] En el propio transcurso de 2017 se registraron varias manifestaciones de esta situación. En tal sentido, el informe de Cavenez para el mes de mayo, destacó, como, en tal mes apenas se ensamblaron 154 unidades, cifra que si se compara con las armadas en mayo de 2007 (17.592 unidades) representa una caída de 99,2%; para tal mes solo dos empresas lograron sacar alguna unidad de sus líneas de producción: FCA (antigua Chrysler), que produjo 4 unidades –cantidad que en tiempos mejores despachaba en una hora- y Toyota que ensambló 150 unidades (ver www.elestimulo.com 160617).
[5] Debe señalase que cercano a este evento, para el 20 abril 2017, se conoció el cierre de actividades por parte de General Motors por, según la empresa, “una confiscación judicial ilegal”. Debe indicarse que esta destacada empresa es de las más larga experiencia en la economía venezolana en cuanto a su área automotriz (inició en 1948 su actividad, con una planta en las afueras de Caracas fabricando un modelo 'pick-up', y convirtiéndose en empresa "pionera" en el sector del automotriz en Venezuela), aunque la planta de montaje situada en la ciudad de Valencia, no había producido vehículos desde 2015 debido a dificultades de importar componentes para su funcionamiento (ver www.eluniversal.com 20 de abril 2017; y www.bancaynegocios.com 20 de abril 2017). No es de dudar que esta decisión haya estado consustanciada con la aguda crisis económica y social ya señalada para la economía del momento.
[6] El que haya mucho o poco efectivo –como en la Venezuela 2016 y más aún 2017- remite, primeramente, a los desempeños institucionales del BCV o de la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario (Sudeban), según suministros, facilidades o restricciones que deriven de sus políticas o su desatención de la economía, en sus variables macroeconómicas o monetarias, según los casos. La misma emisión de billetes cuando se convierte en monetización del déficit o el alto gasto público al que por razones de populismo o demagogia puedan recurrir gobiernos, forma parte de las responsabilidades o los desatinos en las políticas económicas. El acceso a la actividad bancaria en cuanto al dinero digital, no elimina el agudo y violento proceso de desvalorización del dinero. Nuestra desvalorización o pérdida de la capacidad de compra de la moneda, remite al proceso donde el billete de 20.000 –el de mayor valor en el nuevo cono monetario- no alcanza para comprar algunos productos muy normales en el consumo diario de una familia (un quilo de queso o carne o un cartón de huevos). Por su parte, las restricciones en el suministro del efectivo están bien graficadas en las veces que una persona debe ir al banco para retirar dinero para comprar comida o retirar su pensión. El déficit de efectivo o billetes fue aumentando en 2017 pues el efectivo mismo (llamado tradicionalmente M1) solo representa un 7,5 u 8% de la liquidez monetaria (llamada tradicionalmente M2), cuando ha representado entre 10 y 13%. Los billetes nuevos se perfilaron insuficientes por número y por capacidad de compra y, en los viejos, el más alto el de 100 bolívares es poco representativo. A pesar de ello, sigue representando todavía al final del 3er trimestre 2017 un 26 % del circulante. Cuatro elementos, entre otros, son fundamentales para enmarcar este agudo problema de la moneda en la Venezuela de los años recientes. Primero, el contexto ya hiperinflacionario en la dinámica de los precios y en la actitud de los agentes económicos (Para el año 2015, la inflación, según la cifra suministrada por el BCV –último año que suministró tal cifra- ascendió a alrededor de 180%. Para 2017, los registros que lleva la Asamblea Nacional la ubicaron con un acumulado de 366,1% hasta agosto (ver www.eluniversal.com 7 de septiembre 2017). Las proyecciones de algunos organismos la ubican en cuatro dígitos para 2018). Segundo la ya señalada desvalorización y pérdida de capacidad de compra del bolívar. Tercero, las políticas de gasto público y de monetización del déficit que además de los efectos en la liquidez monetaria han desatendido la disponibilidad del efectivo (un año se tiene  de pronunciamientos públicos de la administración a finales de 2017, sobre regularizar el nuevo cono monetario). Cuarto, la manifiesta distorsión de salarios y precios relativos que han creado un escenario realmente complejo para cualquier regularización monetaria en cuanto al efectivo mismo y a su interrelación con los precios relativos (ver Eduardo Ortiz Ramírez, La escasez de efectivo https://www.academia.edu/34452193/LA_ESCASEZ_DE_EFECTIVO_EN_VENEZUELA 3/9/17).
[7] Se decretó un alza de 40% del salario mínimo, y se llevó la base de cálculo del bono de alimentación de 17 a 21 unidades tributarias. Con el incremento, el ingreso mínimo integral ascendió a 325.544 bolívares (www.el-nacional.com 9 de septiembre 2017).
[8] Se trata más arriba en este trabajo.
[9] “La lista de los productos a los que se les fijará el precio incluye: leche en polvo y líquida pasteurizada, margarina, mayonesa, mortadela, trigo panadero, pastas alimenticias, algunas especies de pescado, pollo, mantequilla, sardina enlatada, queso blanco duro, jamón de cerdo, jabón en panela y de baño y aceites, entre otros productos sobre los cuales el gobierno volvió. No obstante, varios de esos alimentos o bienes ya tienen el precio regulado por la Superintendencia para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos. Sin embargo, sí hay una “novedad”: la incorporación de los fiscales a los Comités Locales de Abastecimiento y Producción con la finalidad de supervisar a las empresas y a los establecimientos.” (www.epmundo.com septiembre 11, 2017).
[10] Resumidas las medidas como leyes consignadas ante la Asamblea Nacional Constituyente por parte del presidente Nicolás Maduro se presentan así: “1.- Ley de Abastecimiento Soberano y Precios Acordados del Plan 50, a través de la cual se fijarán precios “acordados” por los sectores distributivos, productivos y consumidores para 50 productos y servicios. 2.- Ley de Comités Locales de Abastecimiento y Producción, con la que se establecerá un nuevo sistema de fiscalización. El jefe de Estado propuso a la ANC crear una nueva figura: los “fiscales de los Clap” y otorgarles poder para imputar “con toda la fuerza de la ley” a quienes cometan delitos económicos. “Nombren autoridades especiales para que estos fiscales populares tengan al lado a un fiscal de oficio que meta preso a quien tenga que meter y (cuente con) su respaldo policial y militar para que puedan actuar”, manifestó. 3.- Ley de Promoción y Protección de Inversión Extranjera, “que dinamice el desarrollo integral de la inversión extranjera en el marco constitucional para el nuevo sistema de captación de divisas”. El mandatario reveló que están trabajando en la concreción de inversiones para la explotación del coltán y otros minerales en el Arco Minero del Orinoco. 4.- Ley de Régimen Tributario para Desarrollo Soberano del Arco Minero. 5.- Ley de Regulación y Funcionamiento para las Casas de Cambio en todo el territorio nacional. “Considero autorizar el funcionamiento de casas de cambio en todo el territorio nacional (…) y que permita complementar el sistema de divisas convertibles en el mercado real de la economía venezolana (…) pido la mayor celeridad”, dijo Maduro. 6.- Ley de Impuestos a las grandes fortunas y patrimonios creados por la guerra económica. “Hay gente que ha creado empresas y ha exportado con la ayuda de nosotros (el Gobierno) y no paga impuestos”, aseveró el Jefe de Estado. “Pido que sea en 30 días una investigación sumarísima, profunda, para establecer el origen y la existencia de las grandes fortunas generadas durante la guerra económica. Dónde están, quiénes son los poseedores de las grandes fortunas”, solicitó el Presidente, quien achacó estas riquezas “al robo y la especulación”, 7- Ley para crear régimen especial tributario “para la protección social del pueblo y los delitos de la economía”. Se creará la “unidad tributaria punitiva (…) para que persiga a todos los delitos que se cometen en el campo de la economía contra el pueblo (…) y les cobre hasta la forma de caminar a aquellos que se han detectado bachaqueando, especulando, al nivel que sea”, expresó el mandatario. 8.-Ley para crear un Gran Consorcio AgroSur para conducir la batalla del desarrollo económico del campo.” (www.efectococuyo.com 7 de septiembre 2017).