EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ
“Esta es la patria de la humanidad, aquí se están
dando las
grandes luchas para garantizar que en todos los países
del mundo
haya una
posibilidad de igualdad”. Dicen lo que sea.
De cualquier manera. Aunque sea absurdo.
Aunque sea inverosímil. Aunque sea increíble. No
importa.
Siempre quieren conejear a todo el mundo.
17 de septiembre 2017).
Considero que es una de las frases
mejor logradas sobre el discurso y la oralidad del movimiento político chavista
que sustenta la administración bolivariana. Alberto Barrera T. la estructura
después de citar palabras del canciller Jorge Arreaza en el encuentro reciente
“Todos somos Venezuela”.
Es pertinente para nuestro interés en
esta nota, sobre una afirmación del presidente Nicolás Maduro –ya repetida
varias veces en variados contextos y de interrelaciones con otras ideas- sobre
que estemos en paz, aprovechemos la
Constituyente y el hecho de que el chavismo haya vuelto a ser mayoría para poder regresar al período de
prosperidad y bienestar que tuvimos y que hemos perdido. Esto es, el
Presidente Maduro ha dicho la impresionante afirmación que hay un periodo de
felicidad dentro de la administración de más de 18 años que merece el regreso
no como una tierra prometida sino como una tierra perdida.
Como los ejecutores de la
administración bolivariana (el fallecido presidente Chávez, el actual
presidente Nicolás Maduro y la camarilla circundante) siempre han hecho gala en
economía, desarrollo, ni que decir en asuntos sociales o políticos, de una
abstracción intrascendente y de un facilismo grandilocuente para sus intereses,
debería uno tratar de entender a qué tiempo o período se refiere el actual presidente aunque en parte lo haya dicho.
Debe pensar el presidente NM que, dados
los grandes esfuerzos que según las afirmaciones del oficialismo hizo el
presidente Chávez para que aumentaran los precios del petróleo, pudo Venezuela
disfrutar de algunos años de buenos precios del petróleo desde finales de los
años dos mil donde pasaron a ser muy buenos (alrededor de 100 dólares el
barril) hasta 2014, generando eso una especie de rentismo feliz (que ahora critica el mismo chavismo), pudiéndose
ejecutar las misiones y aquel no necesariamente tangible gran monto de
inversiones en el área social (según ellos más de 70% de los ingresos
petroleros) que habrían llevado a la población a una gran disminución de la
pobreza y a la correspondiente alza en el bienestar económico y social.
Esta economía de burbujas, habría fenecido
–realmente- a la par de la disminución de los precios del petróleo y del inicio
de un conjunto de ficticias conspiraciones nacionales e internacionales que se
resumen en la idea de la guerra
económica.
LA POBREZA, EL EMPOBRECIMIENTO Y EL DETERIORO DEL SALARIO REAL
A comienzos de los noventa, producto
de políticas y acumulación de problemas se comenzó a desarrollar en Venezuela
una especie de miseria violenta,
agresiva y que no se observaba en la previa evolución de la nación. A algún
autor pudimos leerle, su acertada y premonitoria afirmación de que de ahí en
adelante debíamos prepararnos para observar el regreso a tallas bajas, nuevas
enfermedades y el resurgimiento de viejos padecimientos. Efectivamente, eso ha
sucedido y hoy se presenta, con ampliación creciente durante los 18 años de
administración bolivariana y con una aguda aceleración, pues a los deterioros
en el salario real se le suma la escasez de alimentos, divisas y medicamentos.
El hambre y la escasez viajan en las personas, en el Metro y transportes y se
desplazan en las calles; en su delgadez, en la permanencia de enfermedades sin
solución y atención estatal -por el
agudo también deterioro de los servicios públicos-, pero igualmente en las
deformaciones físicas y la presencia de aspectos e imágenes desconocidas -o no
tan manifiesta y agudamente presentes- en la vida urbana e incluso rural en la
Venezuela anterior a la administración bolivariana.
Visto así, los pobres de hoy se
comenzaron a impulsar en los ochenta y los noventa, debido a las ejecutorias de
políticas sin consenso, sectarias, no inclusivas y sin rostro humano, como se
señaló en varias oportunidades, pero se han ampliado y extendido desde 1999 a
pesar de los períodos de emotividad y populismo por los altos precios del
petróleo.
No se podía prever que una
administración que alcanzase a más de 18 años, cuyos pronunciamientos eran y
siguen siendo eliminar la pobreza, redistribuir la riqueza y encaminar el país
hacia el desarrollo podía abonar el terreno y encaminar la nación hacia mayor
miseria, enfermedades y pobreza. La administración bolivariana que comenzó
ilusionando a muchos con las ideas de adecentar el país, eliminar la corrupción
y enrumbar con consenso al mismo por el camino del desarrollo, ha terminado
funcionando, conviviendo y ampliando las enfermedades, la pobreza, miseria y
corrupción. Ha terminado
gestionando una “revolución” larga,
vieja, sin frutos y fracasada.
El escenario, aunque siempre se puede
empeorar, es ya bastante problemático. La administración bolivariana hoy día se
presenta contraria al rentismo – pues ha asumido su crítica como señalamos-
pero es de las que más lo ha apuntalado y ha convertido el erario público en escenario de buscadores de renta y
corrupción. No perfila ninguna posibilidad de cambio en política económica, por
sus compromisos políticos nacionales e internacionales que, curiosamente, se
presentan como de izquierda y revolucionarios. Ha tratado de crear un hombre nuevo pero ha convertido su idea
del socialismo en la dependencia más crasa de los ingresos y apoyos estatales,
en condiciones de una promesa de bienestar que solo logran materializar los
corruptos, los articulados a los apoyos estatales o los sectores que nacieron
con altos niveles de vidas o son los mejores ubicados en la distribución del
ingreso. De resto, clases medias y sectores populares diversos, han ido siendo
afectados por la hiperinflación, la escasez y la falta de oportunidades y que
perciben que cada día las cosas no
continúan igual, sino que están peor; siendo la base de los impulsos
migratorios. Todo esto es más que evidente en lo acumulado hasta 2017 y no
puede encontrarse ni en cifras, ni en ideas ni en bienestar, el periodo de alta
felicidad económica y social hacia el cual quiere regresar el presidente Nicolás
Maduro. Lo visto hoy, no es solo su responsabilidad, es la acumulación de
inadecuadas políticas, ideologización exacerbada y facilismo en la
administración del ingreso petrolero durante toda la administración
bolivariana.
Es este el escenario donde la
distribución espacial de ciudades como Caracas, ha ido perfilando, en base al
deterioro de los servicios, desorden y pérdida de valores desde la escuela y la
familia, o permite observar, la extensión de la miseria que ya han venido
destacando varias universidades o institutos nacionales como la UCV, UCAB, USB,
CENDES e IESA, en registros y estudios
diversos. En este sentido, el triángulo que sobre Caracas marcan Los valles del
Tuy; Guarenas–Guatire; Las adjuntas, zonas cercanas y los Teques, marca una
pauta de alta preocupación para el equilibrio urbano regional. Con estas
dimensiones, la pobreza no está estable, cada día crece más.
Contrario a lo que afirma el
Presidente Nicolás Maduro, no es un milagro económico lo que se tiene en
Venezuela, es casi lo que se requerirá para que -en otras condiciones políticas
y administrativas- la nación y sus
ciudadanos vuelvan a encontrar una ruta.
Consenso, unión sector público sector privado, desarrollos de exportaciones
alternativas que solo se logran en contextos favorables con la inversión y la
producción, fortalecimiento institucional, mejores o particulares prácticas y
otros elementos, son parte de lo trajinado para estructurar políticas
diferentes y más adecuadas que las que se siguen -sin ningún éxito- aplicando
en Venezuela. Tampoco será tan fácil como creen algunos contrarios a la
administración bolivariana, pero el trazo en el que esta persiste es
suficientemente equivocado, distorsionante y generador de pobreza. Es de allí
de donde sigue saliendo pobreza y miseria
violenta. Y ello está expresado claramente en la evolución y agudización
del deterioro del salario real. Indicadores
más, indicadores menos, la pobreza no ha dejado de crecer en los últimos 30 o 40
años. El salario real que en los setenta
comenzó una caída, no ha dejado de tenerla.
Una precisión de interés la presenta
Humberto García al comparar el salario mínimo
integral del último año de Caldera, Chávez y lo más reciente en el contexto
del nuevo conjunto de medidas presentado por
el presidente Nicolás Maduro en setiembre 2017. El cálculo de 367% de
inflación en 2017 hasta el 31 de agosto, realizado por la Asamblea Nacional “…sirve
para ajustar, con base en el poder adquisitivo que tenía el bolívar para
finales de agosto, los montos del bono de alimentación y del salario mínimo a
finales del gobierno de Rafael Caldera, como del de Hugo Chávez, y compararlo
con el decretado el 7 de septiembre por Maduro. Se aprecia que la remuneración
mínima integral se mantuvo más o menos igual de Caldera a Chávez (disminuyó un
5,5%). Pero con el ajuste recién de Maduro se gana menos de la mitad, en
términos reales, de lo que se ganaba en el último año de Caldera (o el de
Chávez). Se evidencia que para los asalariados el desbordamiento inflacionario
ha tenido un costo terrible” (Humberto García Larralde, Hiperinflación. http://masterecointerucv.blogspot.com/2017/09/hiperinflacion.html).
LOS PLANES QUE PERMITIRÍAN EL REGRESO QUE PROPONE EL PRESIDENTE
Las medidas de marzo de 2017
Ha sido recurrente en la
administración bolivariana la formulación y comunicación de nuevos planes y
formulaciones de política, buscando la corrección de la aguda problemática
económica y social, y teniendo en ellas una focalización relevante para el área
cambiaria. Presentándose,
correspondientemente, el cotejo y evaluación del lado de quienes perciben una
problemática coyuntural y estructural, tanto en la realidad como en las
concepciones y modelos que se proponen en tal administración. Así, el
presidente Nicolás Maduro, avanzado marzo 2017, ya estaba convencido que la
economía había entrado a un nuevo modelo
económico y, es más, había abandonado –el año 2016- el modelo rentista; encontrándose con los resultados de un supuesto milagro económico (www.vtv.gob.ve Cadena nacional 27 de marzo
2017).
La finalización de la Expo Venezuela potencia -27 de marzo
2017- permitió recibir un nuevo conjunto de medidas que en el plano económico
pasaría a ejecutar la administración bolivariana. Debe advertirse que, este
nuevo conjunto de medidas, se presentó en un contexto de una escasez de divisas
altamente pronunciada, evolución intensa en el mercado del dólar paralelo[1],
continuado bajo nivel relativo de los precios del petróleo (bordeando los 40 $
para el momento de la formulación del conjunto de políticas), proximidad de pagos
de compromisos, renuencia de sectores prestamistas externos a facilitar
recursos, cajas vacías de $ a pesar de los cuantiosos recursos ingresados a la
nación en más de 18 años de administración bolivariana, agudización de las
controversias políticas internas y externas en relación a Venezuela, entre
otros elementos. El contexto es, para el momento en cuestión, el de una
administración altamente necesitada de $ y que, en razón de ello y otros
aspectos, formuló nuevas políticas e
instrumentos para la captación de dólares. Actividad hotelera con posibilidades
de actuar en $, ventas de autos o pasajes en $, exportadores pudiéndose quedar
con una porción alta de los $ obtenidos; en fin, una economía que de tener al
sector público como el principal oferente de $ busca, para este nuevo contexto,
obtener $ desde el área privada , la cual fue tradicionalmente el oferente
minoritario (ver Orlando Zamora, Ahora se profundiza la tragedia de un gobierno
sin dólares. www.konzapata.com 30 de
marzo de 2017).
Son cuatro los lineamientos que se
desprendieron para la política pública y/o económica. En primer lugar, estructuración de un plan económico para 2017 y 2018
que afianzara el nuevo modelo existente a partir de 2017, según el presidente.
En segundo lugar, atraer inversión extranjera, adecuando y flexibilizando las
normativas; lo cual estimularía su entrada y el correspondiente ingreso de
divisas[2].
En tercer lugar, estructurar un
nuevo Dicom vía ejecución de subastas de
$, para el mejor manejo y disponibilidad de divisas (subastas que ya han sido aplicadas
–como se señaló- y que solo se indicó serian dos veces por semana)[3]. Y,
en cuarto lugar, desarrollar un
Centro de investigación y desarrollo tecnológico donde alrededor de 10.000 investigadores
pudiesen adaptar tecnologías, generar innovaciones, articular universidades al
mismo fin de impulsar la sustitución de importaciones dentro de otras numerosas
actividades.
A pesar del escenario cambiario, de
financiamiento externo y del contexto económico observable, el presidente, para
formular este nuevo conjunto de medidas destacó a Venezuela como un país de
pujante desarrollo de la productividad y la industrialización. Aunado a todo
esto, se le superpuso, al escenario de escasez, la formalización y extensión de
una manera de hacer las cosas que remite a bolsas CLAP MATERNALES Y DE HIGIENE PERSONAL. Mas discrecionalidad y
extensión del control estatal a pesar de lo observado en las de alimentos –las
cuales no llegaban, no se veian, o muy poco, según zonas y parcialidades- y
siendo una ampliación del populismo y contradictorio con formas modernas de
organización y dinamización de la sociedad. Esto, a pesar de la presencia de
empresas internacionales en sus versiones nacionales -en las llamadas por la
administración bolivariana Alianzas
Estratégicas-, como NESTLE, HEINZ, COLGATE PALMOLIVE, PROCTER AND GAMBLE.
Llama la atención el conjunto de
acuerdos y cartas de intención firmadas, cuando se observan sectores y aunque
en estos casos no se hicieron mayores precisiones de fondos. En el caso del
sector automotriz donde estuvieron presentes representantes de algunas de las
empresas tradicionales y organizaciones de productoras de partes, se ofreció en
líneas generales pasar a producir tres tipos de vehículos (particular, de carga
y motos). Este sector alcanzó ventas según CAVENEZ de solamente 3.008 vehículos
durante 2016 y las empresas -tanto ensambladoras como productoras de partes- se
encontraban a inicios de 2017 a punto del colapso[4],
por razones de ausencia de divisas y contexto económico y de demanda en general[5].
Otros sectores de los abarcados por
acuerdos y cartas de intención presentaban situaciones altamente problemáticas,
pero en la interpretación transmitida el 27 de marzo de 2017 por el Presidente,
otros funcionarios y los beneficiarios, quedaron ubicados a la luz de un
optimismo rampante y exagerado. Es el caso del sector turismo. Igual sucede con
aquellos donde se han detectado problemas agudos y la administración
bolivariana no ha considerado advertencias o críticas como es el caso del
minero con proyectos en curso como el del arco
minero.
Nada nuevo a otros actos, ofertas,
cambios de política o superposiciones de las mismas, en una secuencia donde la
administración bolivariana ha mantenido el mismo modelo, estilo y conjunto de
políticas y más aún en el área cambiaria, donde a los problemas del control de
cambios se le sumó, para 2016 e inicios de 2017, la aguda escasez de divisas.
Las medidas de septiembre de 2017
En un contexto más pronunciadamente
recesivo, inflacionario (hiperinflacionario incluso), y con mayores problemas
de financiamiento y de funcionamiento como con el caso de la escasez de efectivo[6], y a
la par que como mínimo manteniéndose los elementos de contexto señalados al
comunicarse las medidas del 27 de marzo del mismo año 2017 previamente
señaladas, el presidente Nicolás Maduro comunicó el 7 de septiembre de 2017un
nuevo conjunto de medidas económicas que resumiremos a continuación, señalando
previamente que no se presentó en el mismo ningún cambio fundamental en la
orientación de la política económica de la administración del presidente Nicolás
Maduro.
Entre las medidas de septiembre de
2017 deben destacarse las siguientes: 1.
Nuevo aumento salarial[7]. 2. Estimular el uso de divisas
distintas al dólar (Yen, Yuan, Rupia, otras) en base a gestiones y actos
diversos. 3. Desaparición de
subastas de dólar a través de DICOM II[8].
4. Mantener y profundizar controles
de precios, extendiendo la fuerza de las Comunas y los CLAPS como mecanismos
fiscalizadores[9]. 5. Impuesto al patrimonio de los ricos.
6. Profundizar y dinamizar la
significación del arco minero buscando obtener por sus actividades un tercio de
las divisas que se obtenían (en los tiempos del rentismo feliz del petróleo a
100$) por exportaciones petroleras. 7.
Apoyo a productores del campo a través de Agrosur (Nicolás Maduro, Cadena
nacional del 7 de septiembre 2017. www.vtv.gob.ve)[10].
Como se señaló, las medidas no fueron
nada novedosas y retrotraen al poco éxito de las medidas de marzo señaladas. El
aumento salarial fue nuevamente inflacionario. El finiquito del DICOM resumió
nuevamente el fracaso de una política de control de cambios de más de catorce
años, que ahora buscó incorporar otras divisas, algunas de ellas difíciles de
ser atractivas como activos de reserva
o no fáciles para que los agentes que las gestionan tengan confianza en una economía
en crisis profunda como la venezolana. Controles de precios y actuación de
comunas y CLAPS, mientras en ello no han hecho más que ampliar y mantener los
problemas de escasez y extensión de focos de favoritismo y corrupción como en
el agudo problema de la producción, del precio y distribución del pan. Por su
parte, el impuesto a las grandes fortunas y los nuevos enriquecimientos durante
la guerra económica no es más que
una medida difusa de poca aplicabilidad, pues a quienes primero afectaría serían
a grupos y camarillas cercanos a personalidades y grupos de poder político de
la administración bolivariana. En cuanto a la atracción a la inversión
extranjera, igual que en marzo se busca estimular un factor que de manera
importante no se ve atraído –para convertirse en un flujo regular y permanente-
por las alteraciones a los derechos de propiedad, las limitadas condiciones de
confianza y tranquilidad de inversiones productivas.
OBSERVACIÓN FINAL
No hay dimensión temporal específica,
que fácilmente le permita a uno precisar de qué trata la afirmación del presidente
Nicolás Maduro en cuanto a regresar a un período que perdimos, donde el presidente
Chávez había ubicado a Venezuela. Ninguna transformación o cambio ha transitado
la nación durante la administración bolivariana, que amerite tales expresiones.
Lo que sí ha sucedido es una gran pérdida patrimonial en divisas, recursos económicos
y humanos, además del proceso de desinstitucionalización por el cual ha
transitado y continua transitando la nación. A la par de la desindustrialización
y descalabro agrícola, se ha apuntalado en ciertos sectores una crisis moral y
de valores que hacen pensar en una gran destrucción en instituciones formales e
informales.
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com
[1]
El mercado cambiario, receptor inmediato de la concentración en exportaciones
petroleras -y de la históricamente casi nula oferta de agentes privados en el
mercado de divisas-, no ha podido ser contenido por los variados regímenes
cambiarios ni por la endilgación de la culpa -por parte de la administración
bolivariana- a páginas en internet como Dólar
Today, que son resultado del desorden, la escasa información y el férreo y
creciente control de cambios.
[2]
Los
niveles de atracción de Inversión extranjera logrados por Venezuela en años de
los últimos tres lustros anteriores a 2017 son bastante bajos, al compararlos
con otros países de la región; el ambiente de inseguridad institucional ha sido
de los factores influyentes en ello. Grandes proyectos no exitosos, han formado
parte de la cultura de más de 18 años de administración bolivariana. El área de
divisas con la estructura del Control de Cambios desde el 2003 se ha, por su
parte, atiborrado de superposiciones no exitosas. No es fácil apreciar la
solución solamente en la unificación cambiaria. Asuntos institucionales, distorsión
de precios relativos, mecanismos de corrupción, necesidad de instrumentar
consensos y concertaciones con fines de volverle a dar valor a la moneda local
en su cotejo con el $, forman parte del conjunto de elementos a considerar con
el fin alcanzar la debida alineación,
eliminando la pertinaz e intensa volatilidad
asociada al mercado negro y a su asociado el control de cambios.
[3]
Después de casi dos meses de espera se dio inicio a las experiencias del Dicom
a través de subastas. La primera de ellas se llevó a cabo el día 31/05/17 por
un monto de 24 millones de $ de los cuales alrededor de 23 millones fueron para
personas jurídicas y alrededor de 1millon para personas naturales (las
jurídicas indicaron insumos, repuestos y otros, como destino de las
divisas; y las naturales ahorros,
compras internet, otros). El nivel de cotización fue de 2.010 Bs por 1$. Este
nivel puede considerarse considerablemente alto, con los respectivos efectos
inflacionistas y de perfil devaluacionista,
cuando se precisa el dólar Dipro de 10 Bs por 1$ y el Simadi que, en
líneas generales para la fecha del caso superaba los 700 Bs por 1$, e
independientemente de que para el momento de la primera subasta el dólar libre
o paralelo -para la fecha del caso- casi triplicaba el nivel de cotización del
concerniente a esta subasta (ver www.globovision.com
31/05/17). En la segunda subasta del Sistema de Divisas de Tipo de Cambio
Complementario Flotante de Mercado (Dicom) se adjudicaron un total de 23,8
millones de dólares a una tasa de 2.161 bolívares por dólar; 20.682.952
de dólares destinados a 604 personas jurídicas y 3.118.245 de
dólares a 8.384 personas naturales. Para la tercera subasta Dicom,
aumentó el monto de divisas asignadas, pues superó los 26 millones de $: se
entregaron así 4.702.004 dólares a las personas naturales y $22.151.366 a
las jurídicas; vendiéndose un total de USD 26.853.370 a un tipo de cambio de Bs
2.200 por $ (ver www.globovision.com
140617). Para las cuatro primeras subastas, se terminaron asignando un total
de 99 millones 922 mil dólares (90% para las personas jurídicas) con un
crecimiento en el tipo de cambio, con el máximo nivel en el usado en la cuarta
subasta (ver www.eluniversal.com
21/06/17). En las nueve primeras
subastas se adjudicaron solamente 244,5 millones de dólares, lo cual no puede
catalogarse como una cifra alta para lo que son distintas necesidades de
divisas por parte de empresas y ciudadanos; por otra parte, ello expresa la
alta escasez y penuria de divisas que presenta una economía que en 18 años de
administración bolivariana le ingresó sobre un (1) billón de $ por concepto de
exportaciones petroleras. Hasta la décima subasta, el sistema de subastas DICOM
II adjudicó 267 millones de $ (www.ultimasnoticias.com.ve
28 julio 2017). Hasta la décima quinta –la última para subastar $, según
expresiones gubernamentales y el nuevo conjunto de medidas de septiembre 2017-
se adjudicaron 387 millones de $, habiéndose presentado tendencias más o menos
similares en las restantes subastas, desde la décima a la décima quinta; cifra
no alta según lo indicado, pero además insostenible para una economía con
problemas agudos de pagos internacionales y de financiamiento, además de la
convulsiones institucional y política manifiestas en 2017, e intensificadas por
cuatro meses desde abril. El DICOM comenzó como un sistema de banda inferior y
superior, pero debe señalarse que a medida que evolucionaron las subastas, se
fue estableciendo para las personas naturales un tipo de cambio que superaba
con creces el de la banda superior; en la penúltima y ultima, tal tipo de
cambio estuvo sobre los 9 y 11 por $
respectivamente, con innegables efectos inflacionarios y en el dólar paralelo
que, en principio, el sistema eliminaría
(algunas interrelaciones pueden verse en: www.elmundo.com.ve
7 setiembre 2017). Todo lo contrario, al final del DICOM, ya en septiembre
2017, el dólar paralelo ha superado los 20.000 Bs por $.
[4]
En el propio transcurso de 2017 se registraron varias manifestaciones de esta
situación. En tal sentido, el informe de Cavenez para el mes de mayo, destacó,
como, en tal mes apenas se ensamblaron 154 unidades, cifra que si se compara con las armadas en
mayo de 2007 (17.592 unidades) representa una caída de 99,2%; para tal mes
solo dos empresas lograron sacar alguna unidad de sus líneas de
producción: FCA (antigua Chrysler), que produjo 4 unidades –cantidad que en tiempos mejores despachaba en una
hora- y Toyota que ensambló
150 unidades (ver www.elestimulo.com
160617).
[5]
Debe señalase que cercano a este evento, para el 20 abril 2017, se conoció el
cierre de actividades por parte de General Motors por, según la empresa, “una
confiscación judicial ilegal”. Debe indicarse que esta destacada empresa es de
las más larga experiencia en la economía venezolana en cuanto a su área
automotriz (inició en 1948 su actividad, con una planta en las afueras de
Caracas fabricando un modelo 'pick-up', y convirtiéndose en empresa "pionera"
en el sector del automotriz en Venezuela), aunque la planta de montaje situada
en la ciudad de Valencia, no había producido vehículos desde 2015 debido a
dificultades de importar componentes para su funcionamiento (ver www.eluniversal.com 20 de abril 2017; y www.bancaynegocios.com 20 de abril
2017). No es de dudar que esta decisión haya estado consustanciada con la aguda
crisis económica y social ya señalada para la economía del momento.
[6]
El que haya mucho o poco efectivo –como en la Venezuela 2016 y más aún 2017-
remite, primeramente, a los desempeños institucionales del BCV o de la
Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario (Sudeban), según
suministros, facilidades o restricciones que deriven de sus políticas o su
desatención de la economía, en sus variables macroeconómicas o monetarias,
según los casos. La misma emisión de billetes cuando se convierte en monetización del déficit o el alto gasto público al que por razones de
populismo o demagogia puedan recurrir gobiernos, forma parte de las
responsabilidades o los desatinos en las políticas económicas. El acceso a la
actividad bancaria en cuanto al dinero
digital, no elimina el agudo y violento proceso de desvalorización del dinero. Nuestra desvalorización o pérdida de la
capacidad de compra de la moneda, remite al proceso donde el billete de 20.000 –el
de mayor valor en el nuevo cono monetario- no alcanza para comprar algunos
productos muy normales en el consumo diario de una familia (un quilo de queso o
carne o un cartón de huevos). Por su parte, las restricciones en el suministro
del efectivo están bien graficadas en las veces que una persona debe ir al
banco para retirar dinero para comprar comida o retirar su pensión. El déficit
de efectivo o billetes fue aumentando en 2017 pues el efectivo mismo (llamado
tradicionalmente M1) solo representa un 7,5 u 8% de la liquidez monetaria (llamada
tradicionalmente M2), cuando ha representado entre 10 y 13%. Los billetes
nuevos se perfilaron insuficientes por número y por capacidad de compra y, en
los viejos, el más alto el de 100 bolívares es poco representativo. A pesar de
ello, sigue representando todavía al final del 3er trimestre 2017 un 26 % del
circulante. Cuatro elementos, entre otros, son fundamentales para enmarcar este
agudo problema de la moneda en la Venezuela de los años recientes. Primero, el contexto ya
hiperinflacionario en la dinámica de los precios y en la actitud de los agentes
económicos (Para el año 2015, la inflación, según la cifra suministrada por el
BCV –último año que suministró tal cifra- ascendió a alrededor de 180%. Para
2017, los registros que lleva la Asamblea Nacional la ubicaron con un acumulado
de 366,1% hasta agosto (ver www.eluniversal.com
7 de septiembre 2017). Las proyecciones de algunos organismos la ubican en
cuatro dígitos para 2018). Segundo
la ya señalada desvalorización y pérdida de capacidad de compra del bolívar. Tercero, las políticas de gasto público
y de monetización del déficit que además de los efectos en la liquidez
monetaria han desatendido la disponibilidad del efectivo (un año se tiene de pronunciamientos públicos de la
administración a finales de 2017, sobre regularizar el nuevo cono monetario). Cuarto, la manifiesta distorsión de
salarios y precios relativos que han creado un escenario realmente complejo
para cualquier regularización monetaria en cuanto al efectivo mismo y a su
interrelación con los precios relativos (ver Eduardo Ortiz Ramírez, La escasez
de efectivo https://www.academia.edu/34452193/LA_ESCASEZ_DE_EFECTIVO_EN_VENEZUELA
3/9/17).
[7]
Se decretó un alza de 40% del salario
mínimo, y se llevó la base de cálculo del bono de alimentación de 17 a 21
unidades tributarias. Con el incremento, el ingreso mínimo integral ascendió a
325.544 bolívares (www.el-nacional.com
9 de septiembre 2017).
[8] Se
trata más arriba en este trabajo.
[9]
“La lista de los productos a los que se les fijará el precio incluye:
leche en polvo y líquida pasteurizada, margarina, mayonesa, mortadela, trigo
panadero, pastas alimenticias, algunas especies de pescado, pollo, mantequilla,
sardina enlatada, queso blanco duro, jamón de cerdo, jabón en panela y de baño
y aceites, entre otros productos sobre los cuales el gobierno volvió. No
obstante, varios de esos alimentos o bienes ya tienen el
precio regulado por la Superintendencia para la Defensa de los Derechos
Socioeconómicos. Sin embargo, sí hay una “novedad”: la
incorporación de los fiscales a los Comités Locales de Abastecimiento y
Producción con la finalidad de supervisar a las empresas y a los
establecimientos.” (www.epmundo.com septiembre
11, 2017).
[10] Resumidas
las medidas como leyes consignadas ante la Asamblea Nacional Constituyente por parte
del presidente Nicolás Maduro se presentan así: “1.- Ley de
Abastecimiento Soberano y Precios Acordados del Plan 50, a través de la
cual se fijarán precios “acordados” por los sectores distributivos, productivos
y consumidores para 50 productos y servicios. 2.- Ley de Comités Locales de
Abastecimiento y Producción, con la que se establecerá un nuevo sistema de
fiscalización. El jefe de Estado propuso a la ANC crear una nueva figura: los “fiscales
de los Clap” y otorgarles poder para imputar “con toda la fuerza de la ley”
a quienes cometan delitos económicos. “Nombren autoridades especiales para que
estos fiscales populares tengan al lado a un fiscal de oficio
que meta preso a quien tenga que meter y (cuente con) su respaldo policial y
militar para que puedan actuar”, manifestó. 3.- Ley de Promoción
y Protección de Inversión Extranjera, “que dinamice el desarrollo integral
de la inversión extranjera en el marco constitucional para el nuevo sistema de
captación de divisas”. El mandatario reveló que están trabajando en la
concreción de inversiones para la explotación del coltán y
otros minerales en el Arco Minero del Orinoco. 4.- Ley
de Régimen Tributario para Desarrollo Soberano del Arco Minero. 5.- Ley
de Regulación y Funcionamiento para las Casas de Cambio en todo el territorio
nacional. “Considero autorizar el funcionamiento de casas de cambio en todo
el territorio nacional (…) y que permita complementar el sistema de divisas
convertibles en el mercado real de la economía venezolana (…) pido la mayor
celeridad”, dijo Maduro. 6.- Ley de Impuestos a las grandes
fortunas y patrimonios creados por la guerra económica. “Hay gente que ha
creado empresas y ha exportado con la ayuda de nosotros (el Gobierno) y no paga
impuestos”, aseveró el Jefe de Estado. “Pido que sea en 30 días una
investigación sumarísima, profunda, para establecer el origen y la existencia
de las grandes fortunas generadas durante la guerra económica. Dónde están,
quiénes son los poseedores de las grandes fortunas”, solicitó el Presidente,
quien achacó estas riquezas “al robo y la especulación”, 7- Ley
para crear régimen especial tributario “para la protección social del pueblo
y los delitos de la economía”. Se creará la “unidad tributaria punitiva (…)
para que persiga a todos los delitos que se cometen en el campo de la economía
contra el pueblo (…) y les cobre hasta la forma de caminar a aquellos que se
han detectado bachaqueando, especulando, al nivel que sea”, expresó
el mandatario. 8.-Ley para crear un Gran Consorcio AgroSur para
conducir la batalla del desarrollo económico del campo.” (www.efectococuyo.com 7 de septiembre
2017).
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