jueves, 25 de abril de 2024

La globalización es un tema de las relaciones internacionales, de la economía mundial y otras esferas del conocimiento humano.

 

Revoluciones y Globalización

La globalización es un tema de las relaciones internacionales, de la economía mundial y otras esferas del conocimiento humano.

 


JESÚS E. MAZZEI ALFONZO

25/04/2024 05:00 am

 


La perspectiva que debe buscarse para entender hoy en día la contemporaneidad de la globalización, que se adentra en una nueva fase a raíz de los cambios tecnológicos recientes en donde resalta la inteligencia artificial, debe basarse en su carácter multidimensional y complejo (político, económico, social, ecológico-ambiental, social, científico, militar, deportivo). A nuestro entender es un proceso y una tendencia, irreversible, con repercusiones en diferentes campos de la vida humana, acentuada desde los años 80, cuando a finales de esta década se empieza a hablar de este término. En el seno de la evolución del capitalismo, se dan cambios institucionales de carácter sistémico, es decir, de modos de crecimientos sucesivos y distintos dentro del capitalismo, concepto definido por la economista venezolana Carlota Pérez, neoshumpeteriana y la globalización se ha adaptado a los cambios y ha evolucionado en ese sentido que se ha dado al interno de la evolución del capitalismo, hoy en la sexta etapa de la globalización contemporánea, que se ve constreñida en primer lugar, por la etapa de la postpandemia y en segundo lugar, por los conflictos geopolíticos recientes como la guerra de Rusia contra Ucrania y el conflicto del medio Oriente, focalizado en la guerra de Israel contra el grupo terrorista como Hamás y las escaramuzas entre Israel e Irán, que indudablemente influenciara en su evolución en los próximos años y eso que no hemos hablado de la rivalidad EE.UU y China entre otros.

El proceso de globalización viene extendiéndose en forma intensa desde el siglo XV, y con mayor vigor, primero por la influencia de la expansión europea, por el descubrimiento y el desarrollo del comercio entre las colonias, y posteriormente, con el rol e impulso de Estados Unidos como superpotencia, a partir a partir del siglo XX, luego de 1945, sobre todo después de finalizada la segunda guerra mundial y profundizado luego, de la caída del muro de Berlín y hoy con China, que es un actor fundamental de ese proceso y es parte de él.

Ante ello, el paso a una sociedad globalizada, como la del presente, tiene una diferencia sustancial con anteriores procesos globalizadores, el cual ha evolucionado dentro del sistema capitalista industrial y es el componente diría fundamental que caracteriza este sistema globalizado, es el conocimiento intensivo aparentemente evolucionado hacia un capitalismo donde los servicios tendrán un rol fundamental. Por otro lado, cada revolución tecnológica trae no sólo la reorganización de la estructura productiva, una transformación profunda de las instituciones gubernamentales, la sociedad, la cultura. El paradigma tecno-productivo se readapta a las nuevas condiciones de esa revolución tecnológica e industrial. Por lo tanto, cada revolución combina bienes, productos, servicios nuevos con los preexistentes.

Se puede afirmar que, habido cinco grandes revoluciones tecnológicas e industriales, siguiendo la conceptualización de Carlota Pérez. La primera, tiene que ver con la maquina hiladora de algodón desde 1771, aparece la mecanización de bajo coste en textiles y otras industrias, se empieza a trabajar con maquinarias y hierro forjado, hay infraestructuras en canales, vías fluviales que se redefinen. Se empieza a utilizar la energía hidráulica, el país núcleo es Inglaterra.

La segunda revolución surge más menos, luego de 1829, es la era del vapor y los ferrocarriles. Hay máquinas de vapor y máquinas de hierro, movida con carbón. Construcción de ferrocarriles, producción de locomotoras y vagones, se utiliza la energía del vapor para diversas industrias, incluyendo la textil. Empiezan las infraestructuras de servicio postal estandarizado de plena cobertura, telégrafo, gas urbano entre otros. El país eje sigue siendo Inglaterra, pero difundiéndose hacia Europa y Estados Unidos.

La tercera revolución industrial y tecnológica, se inicia aproximadamente en 1875, es la era del acero y la electricidad y la ingeniería pesada. Se desarrolla efectivamente la ingeniería civil y química. Se inicia la industria de equipos eléctricos, se empieza a utilizar el cobre y cables. Alimentos enlatados y embotellados. La navegación mundial se efectúa en veloces barcos de acero, redes trasnacionales de ferrocarriles, grandes puentes y túneles, telégrafo mundial, se inicia el uso del teléfono a nivel local. Redes eléctricas para uso doméstico e industrial. Los países ejes son Estados Unidos, rivalizando e iniciando su irrupción en la economía mundial Alemania, pasando al Reino Unido.

La cuarta revolución se inicia en 1908 es la era del petróleo y el automóvil y la producción en masa. Se inicia el uso de los productos sintéticos, motor de combustión interna para carros transporte de carga, aviones, tanques, se empiezan a usar los electrodomésticos. Redes de caminos y aeropuertos, redes de oleoductos. Electricidad de plena cobertura. Telecomunicación analógica mundial alámbrica e inalámbrica. Estados Unidos es el país eje, Alemania rivaliza fuertemente y se difumina al resto de Europa, los cambios tecnológicos.

La quinta revolución mundial, se inicia en 1971, para los entendidos cuando el microprocesador es inventado, la revolución de la información, microelectrónica barata, desarrollo por computadoras entre otras. Comunicación digital mundial, internet, redes eléctricas de fuentes múltiples y de uso flexible, transporte de alta velocidad por agua, tierra y mar. Estados Unidos, es el país eje difundiéndose a Europa y Asia.

Para algunos, la sexta revolución tecnológica, está surgiendo del acelerado desarrollo y perfeccionamiento de la biotecnología, la bioelectrónica y la nanotecnología y su fuerte incidencia en la revolución del conocimiento intensivo en el sector los servicios como eje de un nuevo modo de crecimiento en el capitalismo y la capacidad de que se profundice la “destrucción creativa”. Se presenta hoy la hipersegmentación de todos los mercados, funcionamiento en redes, empresas especializadas intensivas en conocimiento, el desarrollo cada vez más veloz de las tecnologías de la información y su relación con el acceso al internet, en síntesis, la globalización está en un rediseño, hay que pensar en términos estratégicos.

Algunos autores hablan del paso de una sociedad globalizada segmentada a una sociedad global integradora y más equitativa. Por ello, la globalización es un tema de las relaciones internacionales, de la economía mundial y otras esferas del conocimiento humano. Otros hablan de una poliglobalización, veremos como se entrecruzan estos dos procesos y tendencias contemporáneas

jesusmazzei@gmail.com

 

lunes, 22 de abril de 2024

LATINOAMÉRICA, OBJETIVOS SOSTENIBLES 2030 Y LENTO AVANCE DEL DESARROLLO.

 

LATINOAMÉRICA, OBJETIVOS SOSTENIBLES 2030 Y LENTO AVANCE DEL DESARROLLO.

EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ

 


Impresionante lo que se encuentra en la región al revisar 40 o 50 años atrás, e independientemente de avances puntuales por casos de países o dentro de ellos. La región en particular ha pasado por los
Objetivos del milenio (2015) y por los que se encuentran en curso como Objetivos sostenibles para 2030. De base hay, se  puede decir varios problemas permanentes del desarrollo, que interactúan con frecuencia con la macroeconomía[1].

Esta nota la estimula la muy valiosa información contenida en un reciente informe de CEPAL[2] así como como a la, en varios momentos, refulgente, situación y evolución de  asuntos trascendentales para variados países de la región o dentro de ellos,  en cuestiones cambiarias, financieras, de niveles de crecimiento, de institucionalidad o ausencia de ello, e incluso dimensiones políticas entre variadas dimensiones a tener presente.

Para la región en su conjunto, se perfila un crecimiento de 1,9 % en el producto para 2024, en un contexto de alta Informalidad en varios casos junto a Brechas de Género y altos costos en los financiamientos dados las altas tasas en los mercados financieros internacionales. Adicionalmente, ya para este año, el panorama es que para 2030 no se alcanzarán muchas metas de las pautadas para tal año.

 El contexto general es que, a pesar de las ejecutorias en las cuatro décadas previas, las políticas han resultado insuficientes para impulsar el Desarrollo Sostenible. Adicionalmente, el  contexto general ha permitido el impulso de una especie de Poliglobalización constituida por el fortalecimiento de los polos regionales que, aunque están en relacionados con los llamados Bloques Económicos[3] de hace más de 30 años, en Europa, Norte de América y Asia se han diversificado y presentado variaciones que, en momentos, representan nuevos desafíos y a veces ilusiones para la región latinoamericana. En razón de ello, CEPAL señala con pertinencia que se deben instrumentar políticas públicas y políticas de Estado, pero también la mejor dinamización de las relaciones entre Gobierno y Sociedad Civil. Todos, por lo demás, temas viejos y algo trajinados en la región. Igual pasa con el uso de la Prospectiva y la Planificación estratégica que, a pesar de recientes modernismos, presentan similares presencias en la región. Total: la evolución de los procesos económicos, políticos y sociales ha revalorizado también los conceptos de Geopolítica y Geoeconomía.

Es esencial así que la región ejecute políticas y estrategias de  desarrollo, después de haber pasado lo que alguna vez llamamos la Trampa de los planes de Ajuste y Estabilización[4], muy en boga en los años 80´s y los 90´s. Que se impulse el Crecimiento y la Productividad, junto a los Cambios Estructurales Virtuosos y al desarrollo institucional. Ello, junto al desarrollo de Clusteres claves, podrá permitir aumentar la Relación Inversión/Producto, que como se sabe ha bordeado en la región el 20%, mientras en otros lugares ha superado el 25%.

Para 2023, ya era claro que no se había alcanzado convergencia entre trayectoria y objetivos y ya se había previsto solo llegar a un 22% para la región en 2030. Pero, además, para el momento del caso se habrá acumulado un conjunto de problemas atinentes al Multilateralismo, a la Arquitectura financiera internacional, a la Energía, al Cambio Climático, a la Protección Social y a Migraciones, entre otros tantos problemas regionales. Ello por lo demás caerá en la cancha de la Cumbre del Futuro pautada para septiembre 2024.

Crisis política, necesidades de reimpulsar y redimensionar el sector energético o el de nuevas áreas como las asociadas a tecnología/servicios, junto a crisis en sectores/áreas como construcción/infraestructura, condiciones de vida, ámbitos monetarios/financieros, son dimensiones de variado interés, en países  varios de la región y según los casos. Todo ello es el contexto de metas como las de 2030.

 

22 de abril 2024

@eortizramirez

eortizramirez@gmail.com

 

 



[2] CEPAL. América Latina y el Caribe ante el desafío de acelerar el paso hacia el cumplimiento de la Agenda 2030. Transiciones hacia la sostenibilidad. Séptimo informe sobre el progreso y los desafíos regionales de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en América Latina y el Caribe. Abril 2024.

[4] Eduardo Ortiz Ramírez. La trampa de los planes de Ajuste y Estabilización. Economia hoy, 18/12/96, Caracas.

domingo, 14 de abril de 2024

Venezuela se mueve hacia el futuro

 https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion/venezuela-se-mueve-hacia-el-futuro/#google_vignette

Venezuela se mueve hacia el futuro



El crédito es un valioso instrumento para estimular el crecimiento de la actividad económica. La economía venezolana, gracias al programa económico que progresivamente se ha venido instrumentando, ha visto resultados positivos que avizoran tiempos de oportunidades y grandes retos para los agentes que asumen estos tiempos.

Así, un sector privado que históricamente ha basado su estrategia de negocio en comprar barato en el resto del mundo para vender caro en el mercado interno, con dólares subsidiados provenientes de la renta petrolera, debe migrar a una nueva visión que lo lleve a producir para exportar y, con ello, garantizar los ingreso en divisas para la nación.

Este escenario ha promovido el surgimiento de un conjunto de iniciativas: Ridery, Cashea, Yummy Rides, Folionet, Apetoi, Coderhouse, que, en el contexto de la postpandemia, se abren paso de forma disruptiva en la sociedad venezolana generando cambios en la concepción del hecho económico de un país rentista.

Casos como Cashea, una plataforma digital que se convierte en un vehículo financiero para estimular la demanda agregada de los comercios asociados, ha registrado un éxito importante ante un mercado que registra dificultades en el consumo en virtud del deteriorado poder adquisitivo del consumidor venezolano que ha determinado la guerra económica emprendida contra el país.

El sector privado que apostó por Venezuela está asumiendo un rol transformador que, bajo los parámetros del Estado, permiten construir una economía diversificada donde la política económica demanda acciones concretas y reglas de juego dirigidas a velar por los intereses colectivos de todo el pueblo venezolano que, de manera estoica, ha venido superando progresivamente los estragos de amenazas, agresiones y ataques externos e internos para dilapidar los importantísimos avances en materia social alcanzados con el presidente Hugo Chávez.

A este punto, no queda duda que el éxito de toda política económica y social descansa sobre el enfoque humanista y antropocéntrico, de profundo respeto por las diferencias y particularidades, con premisas clave como la autodeterminación, independencia y libertad para una práctica liberadora y responsable de la gobernanza, como la que se lleva a cabo en la República Bolivariana de Venezuela desde tiempos de la Revolución. Con Maduro el país se mueve hacia el futuro.

jueves, 11 de abril de 2024

Economía y política una relación indisoluble en el siglo XXI

 

Economía y política una relación indisoluble en el siglo XXI

Observamos que la economía no es sólo una construcción de una constelación de ideas, sino que ellas son un hecho concreto en el actuar de las relaciones humanas y del poder de la sociedad

·         JESÚS E. MAZZEI ALFONZO

04/04/2024 05:00 am




Hoy más que nunca estas ciencias sociales están entrecruzadas e interdependientes más que nunca, sea en el caso de la economía global, regional o la venezolana. Y en el caso de desempeño económico más aún. Pues sí, tres ideas en el caso venezolano se han extraviado desde hace 25 años en el quehacer de nuestros decisores políticos, en materia económica y en su vinculación con la política. Por un lado, el nombramiento de individuos que no poseen la experticia de la económica política sobre todo para producir seguridad y estabilidad, otra, una inadecuada cosmovisión del manejo económico (la mayoría formados en la escuela marxista-leninista del pensamiento económico) y son nombrados y ubicados finalmente, en cargos donde no conocen las características y la dinámica de los organismos públicos y no tienen visión de estado, sino partidista-ideológica, y entonces se producen los desajustes institucionales, en las políticas públicas formuladas e implantadas, porque la coalición de poder tiene al interno diversos grupos ideológicos, que coexistentes y sirven de muro de contención a una política económica con sentido común y que genere confianza, que son los pilares de cualquier política económica que se desee implementar, por ello los magros resultados de inicio de este año que unido a una concierto internacional con alta incertidumbre, complejiza aún más la implementación de políticas económicas.


Por otra parte, han dejado una impronta importante no sólo en el pensamiento, en su desarrollo intelectual, en la praxis, en la realidad donde les toca actuar. Hoy estamos en un proceso de reinterpretación de ideas y del cómo actuar en la realidad en la interrelación humana, por los fantásticos cambios en la sociedad postindustrial y en proceso de un nuevo tiempo de cambio tecnológico e industrial y global que está en pleno avance de desarrollo, que tiene como proceso de desarrollo, una economía global que se debate en crisis de las cadenas de valor y suministro, una alta inflación en ciernes, una recesión que podría presentarse y una transformación de reinterpretación de la última fase la globalización de la economía, las finanzas, lo comercial y lo tecnológico, que están más entrecruzadas. Estamos pues, en lo que definiría Carlota Pérez, en un intervalo de reacomodo del capitalismo a nivel mundial. Este es el desafío en estas primeras décadas del siglo XXI, para los decisores políticos en la esfera económica, sean o no economistas.

En el caso particular de Venezuela, ha tenido desde el campo de las ideas hacia el campo de la acción pública que se plasman en políticas públicas de carácter económico-político que dan una satisfactoria combinación del pensar y actuar en forma virtuosa en el pasado tenemos por ejemplo a: Ramón Cárdenas, Alberto Adriani Mazzei, Manuel R. Egaña, José Antonio Mayobre, Andrés Germán Otero, Luís Enrique Oberto, unos economista como Adriani o Mayobre y otros políticos de primer nivel, que reflexionaron sobre la interconexión entre ambas esferas del pensamiento en forma profusa que sin ser economistas y otros también como Rómulo Betancourt y Rafael Caldera. En el campo de la academia, también tenemos casos en una acertada combinación como es el caso de D. F. Maza Zavala, Asdrúbal Baptista, Ignacio Purroy, Teodoro Petkoff, y en el ejercicio público y político, Freddy Rojas Parra, Luís Matos Azocar, Eglee Iturbe de Blanco, Héctor Hurtado, Haydee Castillo, Maritza Izaguirre, esta última socióloga pero con amplia experiencia gubernamental entre otros. Todos ellos, han influido en la creación y sistematización de ideas, que, puestas en práctica en funciones de gobierno, le dan a la economía un intensa, compleja, vinculación con el cómo hacer políticas públicas de carácter económico, y en el juego político al seno de una sociedad plural y diversa, en vista desde la perspectiva de las relaciones de poder, interacciones que se producen en una sociedad que construye y estimula la creación de círculos de intelectuales y conocimiento en una interesante lucha, intercambio de construir una sociedad moderna en materia de una estructura económica sólida.


En esta circunstancia, podemos observar a la economía siguiendo la guía que nos diera ese gran maestro de la ciencia política como fue Manual García-Pelayo, quien define claramente dos tipos de fenómenos políticos, los que son como tal eminentemente políticos y los politizados, para entender la clara relación entre estas dos esferas. En este último caso, tenemos a los políticamente condicionantes, es decir aquellos que no siendo políticos en sí mismos, tienen efectos decisivos sobre la política y los políticamente condicionados que son determinados y condicionados por motivaciones políticas para la implementación de políticas públicas en sus diversas dimensiones cambiarias, fiscales, monetarias comerciales. (aquí juega ampliamente la economía política)

En el caso venezolano se ubican seis períodos decisivos en su devenir económico-político determinantes. Observamos que la economía no es sólo una construcción de una constelación de ideas, sino que ellas son un hecho concreto en el actuar de las relaciones humanas y del poder de la sociedad.

Por un lado, en los años 1958-1974 hubo un manejo sensato, prudente y coordinado de las diferentes variables macroeconómicas y las políticas fiscal, monetaria, cambiaria, estables que dieron un largo período de crecimiento virtuoso del PIB, sin embargo, luego, entre 1974-1983, se produjeron una serie de decisiones que ampliaron el espectro de acción empresarial del estado venezolano, del gasto fiscal, el endeudamiento público descentralizado que tuvo un importante impacto en las finanzas públicas. Aquí reflexionaron venezolanos de la talla de venezolanos desde el campo de la ciencia política Allan Brewer Carias, Juan Carlos Rey y como Mauricio García Araujo, en el campo de la economía, entre otros haciendo serias y concretas observaciones sobre el tipo de políticas públicas implementadas, en materia económica en los años de la Venezuela del Ta barato. Recuerdo en la revista Resumen, las clarividentes advertencias de Mauricio García Araújo, sobre el rumbo de la economía venezolana en los años del primer boom petrolero, en el primer período del presidente Pérez, y los efectos perniciosos que se produjeron al seno de la economía venezolana.

El otro ejemplo es el 18 de febrero de 1983, que marca el fin de una época que era imposible mantener y se producen las primeras decisiones que buscan reorientar el gasto fiscal, el debate político y económico, entre un control de cambio o una devaluación lineal, entre Arturo Sosa y Leopoldo Díaz Bruzual, al seno del gabinete económico del momento y luego éste se trasladó al consejo de ministros de la época y fomentar aún más un sector exportador no tradicional, llegamos así a 1989, que produce un verdadero viraje en el tipo de visión intelectual entre la política y la economía, que se va a materializar en un conjunto de políticas y medidas que ignoraron el elemento del timing y el acuerdo, negociación política y fue apartado y despreciado por completo, el consenso político, por parte de los economistas de aquel entonces, liderizados por Miguel Rodríguez. Hubo una acción ortodoxa, asumiéndose que los mecanismos del mercado podían corregir, por sí solo las debilidades de un estilo de desarrollo llevado a cabo por el país a lo largo de un extenso tiempo histórico. Aquí se beneficiaron ciertos grupos financieros y lo más grave se puso en juego la gobernabilidad del sistema político.

La siguiente fase es abril de 1996, con el denominado cuerpo de políticas públicas de la Agenda Venezuela, que buscaba mediante un prudente equilibrio entre los mecanismos institucionales de la política y el mercado, llevar a cabo no sólo un sano balance macroeconómico, sino, además, hacer eficiente el sector industrial y potenciar, los sectores donde tenemos ventajas competitivas como son el sector petrolero, de servicios y de esparcimiento (turismo) y de exportaciones no tradicionales. Todo enmarcado en la búsqueda de reformas con consenso como en lo laboral y la seguridad social, una política de privatizaciones prudente.

El siguiente período es signado por el más alto boom petrolero en décadas 1 trillón de dólares entre el año 2002 y el año 2014, que se despilfarraron en políticas públicas inadecuadas y atrasadas. El Producto Interno Bruto (PIB) de Venezuela cayó casi 80% en un período que abarca desde el 2013 de ocho años, el cual representa el período más largo en recesión que pasó el país, e igualmente sufrió de cuatro años de hiperinflación en el cual pulverizó los ingresos de los venezolanos y hoy todavía con una inflación crónica, es un problema no resuelto del todo.

Hoy, pues, estamos en una nueva etapa, aparentemente está última, donde se trata de implementar una política económica, más pragmática y realista, pero tiene decisores no plenamente convencidos e identificados de sus beneficios y un peso muy fuerte de falta de sentido común y crear confianza, que son los pilares de una sana y prudente política económica. Además, que sigue prevaliendo actores con una cosmovisión marxista-leninista, de carácter autoritario en el gabinete económico, lo que es una pared de contención, para seguir políticas modernas en materia económica.
El desafío que encaramos como sociedad es inmenso, en un proceso de globalización imparable, que busca combinar un sentido de equidad y justicia social. He allí lo fantástico y lo intrincado de la vinculación de la economía y la política, en los tiempos de hoy. La política consiste en decidir en condiciones en las que no hay una evidencia incontrovertible. La economía se mueve al ritmo de las reglas que diseña la política. Por eso hemos tenido un desempeño tan mediocre en lo económico, en los últimos 25 años. Se requiere una visión de estado económica-política, con sentido de propósito y coherente que es lo que adolecemos hoy, si queremos definitivamente enrumbar a buen puerto a la economía venezolana.

jesusmazzei@gmail.com

 

“DEMOCRACIAS” LATINOAMERICANAS, SOLUCIONES “FINALES” Y OPCIONES POLÍTICAS TIPO MILEI.

 

“DEMOCRACIAS” LATINOAMERICANAS,

SOLUCIONES “FINALES” Y OPCIONES POLÍTICAS TIPO MILEI.

EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ

 


El contexto económico social latinoamericano sigue repitiendo, en varios países, los mismos o ya similares problemas. Se siguen así refrendando conocidos problemas en cuanto al desarrollo y la inserción internacional. Venezuela, en particular, ha dejado de tener figuración en el grupo de países de delantera de la región y se encuentra actualmente en necesidad de definir caminos y rutas, que le permitan recuperar el desarrollo perdido y solucionar problemas permanentes de desarrollo que, igualmente presentan otros países de la región[1].

Como hemos destacado en otras notas, existe discrepancia entre lo que se ofrece en campañas políticas y lo que se logra o se puede lograr ya en las ejecutorias. Pero también, nadie llega a la presidencia señalado que lo va a hacer mal, o, al final de las misma, serle fácil o factible indicar que lo hizo mal. Así, la casi totalidad de los mandatarios terminan resaltando grandes logros de su gestión, o magnificándolos. En el caso de Milei, ha destacado este presidente Argentino, su gran labor de luchar contra 100 o 20 años de resultados de populismo; mayormente enfatizando de inicios de los dos mil en adelante.

A pesar de expresiones en contrario Milei señala tener 50% y, para próximo tiempo, un 70% de opinión favorable en el país. Sus enfáticos planteamientos e instrumentos los abarca con “decimos lo que pensamos” “y hacemos lo que  decimos”.

No haber logrado más en el control de las variables macroeconómicas y de lo que se había ofrecido responde, en un ritornelo,  al conjunto de acciones que no se han podido tomar, con los correspondientes logros que no se han podido alcanzar. De todo este verbo, no niega Milei cualquier interés que pudiera darse en la reelección (cosa bastante deseada y trajinada en la región, incluidos variados sentidos políticos de administraciones de derecha o izquierda).

Como pasa en la región  con políticos de variada inclinación, el verbo y la adjetivación de Milei es implacable. Sin ninguna acotación sobre excepciones Milei cataloga a políticos y economistas –se entiende que no los que están con él- de deshonestos, estúpidos, torpes, delincuentes; y, a las políticas que él lleva a cabo, aunque en casos no sean tan claras en sus resultados, de políticas, mecanismos y resultados  nunca vistas o vistos en el mundo. Hemos escuchado fraseologías parecidas en gobiernos de distinto tilde en México, Nicaragua, Venezuela, Chile y otros; sin poderse encontrar mayores diferencias en la adjetivaciones. De allí concluye Milei en una perspectiva altamente optimista sobre sus resultados (con la culpa asignada totalmente a las anteriores administraciones) y sus inclinaciones por Países como EE.UU. y algunas de sus figuras políticas como D. Trump[2].

Esto forma parte del contexto y dinámica de las inestables “democracias” de la región  y que tiene altas repercusiones en la estructuración de consensos y ejecutorias, que podrían abonar en alcanzar mejores logros en cuanto al crecimiento y desarrollo.

 

11 de abril 2024

@eortizramirez

eortizramirez@gmail.com

lunes, 1 de abril de 2024

El psicólogo que puso patas arriba el mundo de las inversiones

https://www.latercera.com/pulso/noticia/el-psicologo-que-puso-patas-arriba-el-mundo-de-las-inversiones/VQPR5ARGBJAJZH3UN7LNBDSAWM/ El psicólogo que puso patas arriba el mundo de las inversiones Jason Zweig de The Wall Street Journal HACE 13 HORAS Tiempo de lectura: 10 minutos Daniel Kahneman, fotografiado en su departamento de Manhattan en 2021. BENEDICT EVANS PARA EL WALL STREET JOURNAL Daniel Kahneman ayudó a comprender qué impulsa las decisiones financieras. Psicólogo de la Universidad de Princeton y Premio Nobel de Economía, falleció el pasado 27 de marzo a los 90 años. ________________________________________ Daniel Kahneman explicaba a los inversores. Psicólogo de la Universidad de Princeton y Premio Nobel de Economía, Kahneman falleció el pasado 27 de marzo a los 90 años. Playvolume00:06/01:00laterceraTruvidfullScreen Lea el artículo Antes del trabajo pionero de Kahneman y su compañero de investigación, Amos Tversky, fallecido en 1996, los economistas daban por sentado que las personas éramos “racionales”, es decir, que teníamos interés propio, utilizábamos toda la información disponible para tomar decisiones imparciales y nuestras preferencias eran coherentes. El psicólogo que puso patas arriba el mundo de las inversiones Kahneman y Tversky demostraron que eso no tiene sentido. Sus hallazgos inspiraron, directa o indirectamente, cambios en el mundo empresarial, como el rediseño de los programas de donación de órganos y mejoras en la planificación de proyectos de infraestructuras multimillonarios. Kahneman fue pionero de lo que se conoció como economía del comportamiento, aunque siempre se consideró a sí mismo un psicólogo. Los inversores que se toman en serio las lecciones de Kahneman y Tversky pueden minimizar las comisiones, las pérdidas y los remordimientos. Es muy posible que Kahneman haya influido más en la inversión que cualquier otra persona que no fuera inversor profesional. Conocí a Danny, como todo el mundo le llamaba, en una conferencia sobre economía conductual en 1996. Durante años, como periodista especializado en inversiones, me había preguntado: ¿Por qué la gente inteligente es tan estúpida con el dinero? A los cinco minutos de la presentación de Danny, me di cuenta de que tenía las respuestas, no sólo a esa pregunta, sino a casi todos los misterios del comportamiento financiero. ¿Por qué vendemos demasiado pronto nuestras acciones ganadoras y nos aferramos demasiado tiempo a las perdedoras? ¿Por qué no nos damos cuenta de que la mayoría de las rachas positivas son pura suerte? ¿Por qué decimos que tenemos una alta tolerancia al riesgo y luego sufrimos los tormentos de los condenados cuando el mercado cae? ¿Por qué ignoramos las probabilidades cuando sabemos que están en nuestra contra? Danny se paseaba suavemente de un lado a otro de la sala, con sus ojos azules y verdes chispeantes de diversión, mientras documentaba estos comportamientos y echaba por tierra la teoría económica convencional. Durante décadas, él y Tversky habían realizado experimentos, casi infantiles en su simplicidad, para ver cómo piensa y se comporta realmente la gente. No, dijo Danny, el dinero perdido no es lo mismo que el dinero ganado. Las pérdidas son al menos el doble de dolorosas que las ganancias. Preguntó a los asistentes a la conferencia: si pierdes US$ 100 al lanzar una moneda al aire si sale cruz, ¿cuánto tendrías que ganar si sale cara para aceptar la apuesta? La mayoría respondió que US$ 200 o más. No, la gente no incorpora toda la información disponible. Creemos que las rachas cortas en un proceso aleatorio nos permiten predecir lo que vendrá después. Creemos que los premios mayores son más frecuentes de lo que son, lo que nos hace confiarnos demasiado. Creemos que las catástrofes son más frecuentes de lo que son, lo que nos hace creer en planes que pretenden protegernos. Pregúntale a la gente si quiere asumir un riesgo con un 80% de posibilidades de éxito, y la mayoría dice que sí. En cambio, pregúntales si correrían el mismo riesgo con un 20% de posibilidades de fracaso, y muchos dirán que no. El psicólogo que puso patas arriba el mundo de las inversiones Observando que las acciones que la gente vende superan a las que compran, Danny bromeó diciendo que “el costo de tener una idea es del 4%”. No sólo me sorprendieron sus ideas, sino que me impactaron. Inmediatamente compré los tres libros que había editado. Durante días, me senté en una habitación sin ventanas, leyendo febrilmente, lápiz rojo en mano, garabateando notas, subrayando párrafos enteros, salpicando los márgenes con flechas y signos de exclamación. En 2001, un año antes de que Danny ganara el Nobel, escribí un largo perfil suyo. “La pregunta más importante que hay que hacerse antes de tomar una decisión”, me indicó, “es: “¿Cuál es el tipo básico?””. Quería decir que toda decisión importante debe empezar por calcular las probabilidades objetivas de éxito, teniendo en cuenta la gama histórica de resultados en situaciones similares. Si está pensando en abrir un nuevo negocio, puede que su instinto le diga que es imposible que fracase. Sin embargo, según la Oficina de Estadísticas Laborales, la mitad de las nuevas empresas muere en los cinco primeros años. Esa tasa de base procede de millones de empresas de nueva creación, cada una de las cuales también esperaba tener éxito. Usted, en cambio, es una muestra de una. Saber que el porcentaje base es del 50/50 no debería disuadirte de intentarlo, pero sí debería impedirte ser irrealmente optimista. El psicólogo que puso patas arriba el mundo de las inversiones Danny sabía que los porcentajes base no lo eran todo. Me contó que antes de pedirle matrimonio a su segunda mujer, Anne Treisman, le dijo: “Yo soy judío, tú no. Yo soy neurótico, tú no. Casi la mitad de los matrimonios acaban en divorcio. Los índices de base están en nuestra contra”. “¡Oh, a quién le importan las tasas básicas!”, respondió ella. Su matrimonio duró cuatro décadas; Treisman murió en 2018. En 1969, Danny impartía clases en la Universidad Hebrea de Jerusalén cuando pidió a Tversky, psicólogo matemático y colega suyo, que visitara su clase. En su conferencia como invitado, Tversky argumentó que los humanos no son tan malos estimando riesgos y probabilidades. “¡No me lo puedo creer!”, exclamó Danny, que estudiaba percepción visual. Él ya creía que, al igual que las ilusiones ópticas engañan al ojo, las ilusiones cognitivas engañan a la mente. Los dos hombres siguieron debatiendo durante el almuerzo y durante muchos años más. Amos era organizado, seguro de sí mismo y cuantitativamente brillante. Danny era desordenado, desconfiado y asombrosamente intuitivo. Juntos, eran un rayo intelectual en una botella. En 1971, para decidir quién sería el autor principal del primer artículo científico que publicaron juntos, los dos lanzaron una moneda al aire. Durante el siguiente cuarto de siglo, publicaron juntos más de dos docenas de artículos. El psicólogo que puso patas arriba el mundo de las inversiones En 2006, Danny me pidió que le ayudara a escribir un libro. Hice una audición durante unos meses, presentando varias propuestas diferentes sobre cómo estructurar el proyecto. Finalmente empezamos a principios de 2007. Lo que finalmente surgió fue “Pensar, rápido y despacio”, publicado a finales de 2011: unas memorias que fueron un éxito de ventas internacional y que también ofrecían una explicación enciclopédica del funcionamiento de la mente humana. Al principio, Danny me llevó a comer con su mujer cerca del campus de Princeton. Cuando se alejó, le pregunté a Anne: “¿Crees que Danny está loco por querer hacer este libro conmigo?”. “No”, respondió. “Pero puede que tú estés loco por querer hacerlo con él”, agregó. Al principio, yo escribía los primeros borradores de capítulos que nunca veían la luz. Poco a poco, Danny se hizo cargo de la escritura, agonizando sobre cada frase, mientras yo reescribía y editaba. A finales de 2007, mientras pulíamos el capítulo titulado “La ilusión de validez”, me desperté una noche con un sudor helado, el pulso acelerado, jadeando. Mi mujer me llevó corriendo a urgencias. Resultó que no había tenido un infarto; había sufrido un ataque de pánico, el único en mi vida antes o después. Danny estaba aún más alarmado que yo. En 2008 seguí adelante y me incorporé a The Wall Street Journal. Ninguno de los dos hablaría nunca públicamente del divorcio de nuestro libro; Danny terminó el último tercio del libro sin mí. “Las colaboraciones no siempre acaban bien”, me advirtió el primer día que trabajamos juntos, “así que quiero asegurarme de que siempre me consideres un mensch (una buena persona)”. Y así es, el mensch más complicado que he conocido. El psicólogo que puso patas arriba el mundo de las inversiones Trabajar en el libro me expuso a tres de las cualidades de Danny que no había encontrado antes en toda su intensidad. Sólo años después me di cuenta de que las había interiorizado como periodista e inversor. O eso espero. En primer lugar, Danny lo veía todo a través de los ojos de un niño o, como algunos lo llaman, “la mente de un principiante”. Nadie que yo haya conocido se ha preguntado tanto: ¿Por qué? En lugar de dar por sentado que el statu quo es válido, Danny siempre empezaba por preguntarse si tenía algún sentido. También era implacablemente autocrítico. Una vez le enseñé una carta que había recibido de un lector diciéndome -correcta, pero groseramente- que estaba equivocado en algo. “¿Tienes idea de la suerte que tienes de contar con miles de personas que pueden decirte que estás equivocado?”, comentó Danny. Por fin, Danny podía rehacer lo que ya habíamos hecho como si nunca hubiera existido. La mayoría de la gente odia cambiar de opinión; a él nada le gustaba más, cuando la evidencia lo justificaba. “No tengo costos hundidos”, decía. Una de sus palabras favoritas, mientras trabajaba en el libro, era “miserable”. La utilizaba para describir lo que acabábamos de escribir; el proceso de escribir un libro; y, sobre todo, a sí mismo. La miseria de Danny se debía en gran parte a las décadas que él y Amos habían pasado explorando los fallos de la mente humana al analizar sus propios errores de pensamiento y juicio. Mirar todo lo demás desde fuera le había permitido a Danny mirarse a sí mismo desde fuera. Encarnaba la forma definitiva de autoconocimiento: desconfiar de uno mismo por encima de todo. Sabía muy bien lo listo que era, pero también lo tonto que podía llegar a ser. Al darse cuenta de que intuitivamente estereotipaba a un niño con gafas como “el joven profesor”, Danny se dio cuenta de que la gente extrapola el futuro a partir de casi ningún dato. Después de comprar un apartamento caro, se reía al saber que también pagaría de más por amueblarlo. Nacido en 1934 en lo que hoy es Tel Aviv, Israel, mientras su madre estaba allí de visita, Danny se crió en Francia. Pasó gran parte de su infancia escondiéndose de los nazis en graneros y gallineros de la campiña francesa. Insistía en que eso no explicaba mucho de él; después de todo, no todos los supervivientes del Holocausto se habían convertido en psicólogos autocríticos fascinados por el comportamiento financiero. En cambio, atribuyó su éxito al trabajo duro, pero aún más a la suerte, especialmente al encuentro con Tversky. Danny también insistió en que estudiar las trampas y paradojas de la mente humana no le hizo mejor que nadie a la hora de resolver problemas: “Sólo soy mejor reconociendo mis errores después de cometerlos”. A pesar de saber lo tontos que pueden llegar a ser los inversores, Danny no intentaba ser más astuto que el mercado. “No intento ser inteligente en absoluto”, me dijo. La mayor parte de su dinero estaba en fondos indexados. “La idea de que puedo ver lo que nadie ve es una ilusión”, sostuvo. “Todos seríamos mejores inversores”, señalaba a menudo, “si tomáramos menos decisiones”.

jueves, 21 de marzo de 2024

Why Have Developing Countries Soured on Multilateralism?

 https://www.project-syndicate.org/commentary/multilateralism-wto-in-crisis-when-developing-countries-dont-see-the-benefits-by-pinelopi-koujianou-goldberg-2024-03

Why Have Developing Countries Soured on Multilateralism?

Mar 19, 2024PINELOPI KOUJIANOU GOLDBERG

While political disputes over specific provisions in trade agreements are typical, developing countries’ recent opposition to an extended digital-tax moratorium is emblematic of a deeper problem. Many have concluded that the World Trade Organization no longer has anything to offer them – and they may have a point.

NEW HAVEN – Multilateralism is waning, and one of the world’s leading multilateral institutions, the World Trade Organization, is in crisis, because the United States has been blocking new appointments to its dispute settlement mechanism’s Appellate Body since 2018. In the run-up to the WTO’s 13th Ministerial Conference last month, some optimists hoped to see progress on specific issues, such as an agreement not to impose tariffs on digital commerce, but expectations were generally low.

The pessimists were right. India led the charge against extending a moratorium on e-commerce tariffs, and only a last-minute deal prolonged it for another two years. After that, it is expected to expire. India and its allies celebrated the outcome as a victory. For the first time in years, the culprit undermining the WTO was not the US but developing countries (including Indonesia, South Africa, Brazil, and others).

True, what happened with digital commerce is characteristic of the usual conflicts that play out during trade negotiations. Free trade always produces winners and losers. Digital commerce may be in the interest of businesses in advanced economies as well as consumers and businesses in low- and middle-income countries; users of an app, game, or other software product made in a different country may pay lower prices in the absence of tariffs. But domestic producers will reliably demand protection from imports, and governments will see tariffs as a promising way to boost revenues.

While these issues are typical, developing countries’ opposition to an extended digital-tax moratorium is emblematic of a deeper problem: namely, the growing impression that the WTO has nothing to offer them anymore. The assumption is that it unilaterally serves the interests of big businesses rather than of the average person in a low- or middle-income country.

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But is this true? In fact, recent research shows that poverty reduction in the past three decades has been more likely in developing countries that are well integrated into the international trade system – as measured by the number of signed trade agreements and access to large, lucrative export markets. In this sense, the multilateral trade system has indeed benefited the developing world.

International integration is particularly important for smaller economies. Unlike India and China, countries such as Thailand, Kenya, and Rwanda cannot fall back on large domestic markets. No wonder opposition to trade deals so often comes from larger developing countries such as India, Indonesia, and Brazil. They can afford to turn their back on international trade if the terms of the proposed deal are not enticing enough.

 

But even these countries appreciate the benefits of participation in global trade. India, for example, used the closing of the Ministerial Conference to reaffirm its commitment to negotiation and multilateralism, in principle. The question, then, is why developing countries have such a negative view of the WTO specifically.

Their dissatisfaction dates back to 1995, when the WTO succeeded the General Agreement on Tariffs and Trade. At the time, developing countries felt that they had just been pressured into signing a trade-related intellectual property rights (TRIPS) agreement that would yield big payoffs for multinational corporations without offering many benefits to their own populations.

Another ongoing source of tension is agriculture, where developing countries traditionally have a comparative advantage. Existing trade agreements continue to permit high-income countries to subsidize local producers and impose tariffs on imports. Various other rules, escape clauses, and notification requirements have created de facto loopholes that only countries with abundant resources are able to exploit.

For example, fishing subsidies (another area of major contention) are permitted under certain conditions. But monitoring fishing stocks to prove that such conditions are being met is prohibitively expensive for most developing countries. They therefore have good reason to complain that international trade rules are biased against them.

Looking ahead, a potentially bigger issue concerns advanced economies’ efforts to link trade agreements to labor and environmental standards, such as through the European Union’s proposed Carbon Border Adjustment Mechanism (CBAM). While well-intentioned, advanced economies must recognize that their efforts to address climate, labor, and human-rights issues could have serious distributional consequences, potentially coming at the expense of many developing countries.

This is especially true of climate change. Low-income countries may have the most to lose from the consequences of climate change, but they are understandably reluctant to impede their own growth to fix a problem caused by richer countries’ past sins. Combine these concerns with high-income countries’ push toward “friend-shoring” (which implies more trade among rich countries, given the current geopolitical map), and today’s world starts to look even more like one where advanced economies are pitted against developing ones.

Ironically, the obvious way to avoid such division is to revive multilateralism. Now more than ever, the challenges we face are global in nature, and thus call for global solutions. But shared objectives, by definition, must account for the concerns of developing countries. That is what successful multilateralism has always demanded.

 

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PINELOPI KOUJIANOU GOLDBERG

Writing for PS since 2019
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Pinelopi Koujianou Goldberg, a former World Bank Group chief economist and editor-in-chief of the American Economic Review, is Professor of Economics at Yale University.