Economía y
política una relación indisoluble en el siglo XXI
Observamos que la economía no es sólo una construcción
de una constelación de ideas, sino que ellas son un hecho concreto en el actuar
de las relaciones humanas y del poder de la sociedad
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JESÚS E. MAZZEI ALFONZO
04/04/2024 05:00 am
Hoy más que nunca estas ciencias sociales están entrecruzadas e interdependientes más que nunca, sea en el caso de la economía global, regional o la venezolana. Y en el caso de desempeño económico más aún. Pues sí, tres ideas en el caso venezolano se han extraviado desde hace 25 años en el quehacer de nuestros decisores políticos, en materia económica y en su vinculación con la política. Por un lado, el nombramiento de individuos que no poseen la experticia de la económica política sobre todo para producir seguridad y estabilidad, otra, una inadecuada cosmovisión del manejo económico (la mayoría formados en la escuela marxista-leninista del pensamiento económico) y son nombrados y ubicados finalmente, en cargos donde no conocen las características y la dinámica de los organismos públicos y no tienen visión de estado, sino partidista-ideológica, y entonces se producen los desajustes institucionales, en las políticas públicas formuladas e implantadas, porque la coalición de poder tiene al interno diversos grupos ideológicos, que coexistentes y sirven de muro de contención a una política económica con sentido común y que genere confianza, que son los pilares de cualquier política económica que se desee implementar, por ello los magros resultados de inicio de este año que unido a una concierto internacional con alta incertidumbre, complejiza aún más la implementación de políticas económicas.
Por otra parte, han dejado una impronta importante no sólo en el pensamiento,
en su desarrollo intelectual, en la praxis, en la realidad donde les toca
actuar. Hoy estamos en un proceso de reinterpretación de ideas y del cómo
actuar en la realidad en la interrelación humana, por los fantásticos cambios
en la sociedad postindustrial y en proceso de un nuevo tiempo de cambio
tecnológico e industrial y global que está en pleno avance de desarrollo, que
tiene como proceso de desarrollo, una economía global que se debate en crisis
de las cadenas de valor y suministro, una alta inflación en ciernes, una
recesión que podría presentarse y una transformación de reinterpretación de la
última fase la globalización de la economía, las finanzas, lo comercial y lo
tecnológico, que están más entrecruzadas. Estamos pues, en lo que definiría
Carlota Pérez, en un intervalo de reacomodo del capitalismo a nivel mundial.
Este es el desafío en estas primeras décadas del siglo XXI, para los decisores
políticos en la esfera económica, sean o no economistas.
En el caso particular de Venezuela, ha tenido desde el campo de las ideas hacia
el campo de la acción pública que se plasman en políticas públicas de carácter
económico-político que dan una satisfactoria combinación del pensar y actuar en
forma virtuosa en el pasado tenemos por ejemplo a: Ramón Cárdenas, Alberto
Adriani Mazzei, Manuel R. Egaña, José Antonio Mayobre, Andrés Germán Otero,
Luís Enrique Oberto, unos economista como Adriani o Mayobre y otros políticos
de primer nivel, que reflexionaron sobre la interconexión entre ambas esferas
del pensamiento en forma profusa que sin ser economistas y otros también como
Rómulo Betancourt y Rafael Caldera. En el campo de la academia, también tenemos
casos en una acertada combinación como es el caso de D. F. Maza Zavala,
Asdrúbal Baptista, Ignacio Purroy, Teodoro Petkoff, y en el ejercicio público y
político, Freddy Rojas Parra, Luís Matos Azocar, Eglee Iturbe de Blanco, Héctor
Hurtado, Haydee Castillo, Maritza Izaguirre, esta última socióloga pero con
amplia experiencia gubernamental entre otros. Todos ellos, han influido en la
creación y sistematización de ideas, que, puestas en práctica en funciones de
gobierno, le dan a la economía un intensa, compleja, vinculación con el cómo
hacer políticas públicas de carácter económico, y en el juego político al seno
de una sociedad plural y diversa, en vista desde la perspectiva de las
relaciones de poder, interacciones que se producen en una sociedad que construye
y estimula la creación de círculos de intelectuales y conocimiento en una
interesante lucha, intercambio de construir una sociedad moderna en materia de
una estructura económica sólida.
En esta circunstancia, podemos observar a la economía siguiendo la guía que nos
diera ese gran maestro de la ciencia política como fue Manual García-Pelayo,
quien define claramente dos tipos de fenómenos políticos, los que son como tal
eminentemente políticos y los politizados, para entender la clara relación
entre estas dos esferas. En este último caso, tenemos a los políticamente
condicionantes, es decir aquellos que no siendo políticos en sí mismos, tienen
efectos decisivos sobre la política y los políticamente condicionados que son
determinados y condicionados por motivaciones políticas para la implementación
de políticas públicas en sus diversas dimensiones cambiarias, fiscales,
monetarias comerciales. (aquí juega ampliamente la economía política)
En el caso venezolano se ubican seis períodos decisivos en su devenir
económico-político determinantes. Observamos que la economía no es sólo una
construcción de una constelación de ideas, sino que ellas son un hecho concreto
en el actuar de las relaciones humanas y del poder de la sociedad.
Por un lado, en los años 1958-1974 hubo un manejo sensato, prudente y
coordinado de las diferentes variables macroeconómicas y las políticas fiscal,
monetaria, cambiaria, estables que dieron un largo período de crecimiento
virtuoso del PIB, sin embargo, luego, entre 1974-1983, se produjeron una serie
de decisiones que ampliaron el espectro de acción empresarial del estado
venezolano, del gasto fiscal, el endeudamiento público descentralizado que tuvo
un importante impacto en las finanzas públicas. Aquí reflexionaron venezolanos
de la talla de venezolanos desde el campo de la ciencia política Allan Brewer
Carias, Juan Carlos Rey y como Mauricio García Araujo, en el campo de la
economía, entre otros haciendo serias y concretas observaciones sobre el tipo
de políticas públicas implementadas, en materia económica en los años de la
Venezuela del Ta barato. Recuerdo en la revista Resumen, las
clarividentes advertencias de Mauricio García Araújo, sobre el rumbo de la
economía venezolana en los años del primer boom petrolero, en el primer período
del presidente Pérez, y los efectos perniciosos que se produjeron al seno de la
economía venezolana.
El otro ejemplo es el 18 de febrero de 1983, que marca el fin de una época
que era imposible mantener y se producen las primeras decisiones que buscan reorientar
el gasto fiscal, el debate político y económico, entre un control de cambio o
una devaluación lineal, entre Arturo Sosa y Leopoldo Díaz Bruzual, al seno del
gabinete económico del momento y luego éste se trasladó al consejo de ministros
de la época y fomentar aún más un sector exportador no tradicional, llegamos
así a 1989, que produce un verdadero viraje en el tipo de visión intelectual
entre la política y la economía, que se va a materializar en un conjunto de
políticas y medidas que ignoraron el elemento del timing y el acuerdo,
negociación política y fue apartado y despreciado por completo, el consenso
político, por parte de los economistas de aquel entonces, liderizados por
Miguel Rodríguez. Hubo una acción ortodoxa, asumiéndose que los mecanismos del
mercado podían corregir, por sí solo las debilidades de un estilo de desarrollo
llevado a cabo por el país a lo largo de un extenso tiempo histórico. Aquí se
beneficiaron ciertos grupos financieros y lo más grave se puso en juego la
gobernabilidad del sistema político.
La siguiente fase es abril de 1996, con el denominado cuerpo de políticas
públicas de la Agenda Venezuela, que buscaba mediante un prudente equilibrio
entre los mecanismos institucionales de la política y el mercado, llevar a cabo
no sólo un sano balance macroeconómico, sino, además, hacer eficiente el sector
industrial y potenciar, los sectores donde tenemos ventajas competitivas como
son el sector petrolero, de servicios y de esparcimiento (turismo) y de
exportaciones no tradicionales. Todo enmarcado en la búsqueda de reformas con
consenso como en lo laboral y la seguridad social, una política de
privatizaciones prudente.
El siguiente período es signado por el más alto boom petrolero en décadas 1
trillón de dólares entre el año 2002 y el año 2014, que se despilfarraron en
políticas públicas inadecuadas y atrasadas. El Producto Interno Bruto (PIB) de
Venezuela cayó casi 80% en un período que abarca desde el 2013 de ocho años, el
cual representa el período más largo en recesión que pasó el país, e igualmente
sufrió de cuatro años de hiperinflación en el cual pulverizó los ingresos de
los venezolanos y hoy todavía con una inflación crónica, es un problema no
resuelto del todo.
Hoy, pues, estamos en una nueva etapa, aparentemente está última, donde se
trata de implementar una política económica, más pragmática y realista, pero
tiene decisores no plenamente convencidos e identificados de sus beneficios y
un peso muy fuerte de falta de sentido común y crear confianza, que son los
pilares de una sana y prudente política económica. Además, que sigue
prevaliendo actores con una cosmovisión marxista-leninista, de carácter
autoritario en el gabinete económico, lo que es una pared de contención, para
seguir políticas modernas en materia económica.
El desafío que encaramos como sociedad es inmenso, en un proceso de
globalización imparable, que busca combinar un sentido de equidad y justicia
social. He allí lo fantástico y lo intrincado de la vinculación de la economía
y la política, en los tiempos de hoy. La política consiste en decidir en
condiciones en las que no hay una evidencia incontrovertible. La economía se
mueve al ritmo de las reglas que diseña la política. Por eso hemos tenido un
desempeño tan mediocre en lo económico, en los últimos 25 años. Se requiere una
visión de estado económica-política, con sentido de propósito y coherente que
es lo que adolecemos hoy, si queremos definitivamente enrumbar a buen puerto a
la economía venezolana.
jesusmazzei@gmail.com
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